Entramos en la habitación de Jin. Él fue directamente a sentarse en el sofá y yo me quedé de pie con la cabeza agachada cerca la puerta. Estaba avergonzada y sentía el calor en mi cara.
No podía creer que el 'dedeo' se sentía así. Es como una droga, es adictiva.
—Ahhhhh... —gruñó Jin en el sofá y poniéndose bien.
—¿Estas cansado... del... del trabajo?
—Demasiado. Papeleos... —contestó— Ven aquí Soo Eun —hizo un ademán para que me acercara.
Me acerqué como el dijo. Di un paso pero seguía cabizbaja.
—Más cerca —dijo y le miré. Me estaba mirando todo el tiempo. Sus ojos no expresaban ninguna emoción. No sé si me esta dando una orden o me esta controlando porque me acerqué a é
—Qué... eh... J-Jin...¿P-Por qué? —pregunté tartamudeando.
—Satisfáceme, Soo Eun.
—¿Qué? ¿Cómo que satisfacerte? —pregunté mirándole a los ojos y sus ojos también parecen preguntar.
Se levantó de repente y agarró la punta de mi pelo. Acercó su rostro a mi y no apartó su mirada clavado a mis ojos. Parece querer derritirme. Jugó con el dedo la punta de mi pelo.
Jin es más alto que yo por lo que le estoy mirando hacia arriba mientras que el esta agachado hacia mi. No sé que es lo que hay conmigo pero estoy luchando contra su mirada. Me acarició la cara y me agarró en la barbilla.
—Eso es lo que me gusta de ti, Soo Eun. Tan inocente. Tan malditamente inocente —susurró en mi oreja y lo mordió.
Me estremecí por la sensación que me produjo. Como si me hubieran hecho cosquillas pero no. Es tan seductor.
Me acunó la cara y me besó en los labios. Sus labios. Sus deliciosos adictivos labios dulces. No puedo creer que los esté probando de nuevo. No fue como antes que no respondía sus besos, ahora respondía enseguida. Sus manos bajaron hacia mi cintura por lo que jadeé y aprovechó eso para introducir su lengua en mi boca.
Cerré los ojos. ¡Uff! ¡Este sentimiento! Ni siquiera sé porque nos estamos besando. Creo que esto solo lo deberían hacer las personas que se aman pero por qué... ¿por qué quiero besar a Jin? ¿Por qué quiero que me bese? ¿Por qué quiero que me toqué de nuevo?
Inconscientemente mi mano se movió y lo puse alrededor de su cuello. Nuestro beso se profundizó y nuestras lenguas lucharon. Él también me rodeó la cintura y de repente me cargó.
—Hmm... Ji... n —dije zafándome entre el beso pero él caminó y no sé a donde me lleva. Luego sentí algo blando detrás de mí. Abrí los ojos y estábamos en la cama pero seguíamos sin separar del beso.
Traté de levantarme porque entró en mi cabeza que esto esta mal. No nos amamos. Solo estoy atraída hacia él, no estoy enamorada. Pero de repente me acarició por muslo subiendo hasta mi trasero, lo apretó provocando que gimiera.
—Que gemido más inocente y angelical —dijo bajando sus besos hacia mi cuello.
—Hmm... Jin... ahh... no debemos... —Me mordió levemente en el cuello por lo que gemí fuerte.
—¿Qué no debemos? —preguntó y siguió besándome en el cuello. ¿Cómo puede? ¿Por qué me está besando en primer lugar?
—Esto no esta bien. No nos amamos... —dije poniendo bien la falda que llevo puesta. Él me empujo de vuelta y me contempló.
—Me perteneces Soo Eun. Puedo hacer lo que quiera contigo —dijo en tono diabolico y me besó con dureza.
Me rendí por su beso, por lo que no pude hacer nada que besarle también porque quiero. En un día, me ha gustado enseguida. Estoy muy atraída con él.
Escuché algo romperse. Paré de besarle y bajé la mirada hacia mis pechos... El había roto la ropa y me había quitado el sujetador sin darme cuenta. Tenía mis pechos expuestos.
Él lo apretó con fuerza por lo que jadeé. La sensación de sus manos tocándome es tan embriagante, es tan adictivo. ¿Este es el modo de pagarle? ¿Mi cuerpo? ¿Pero por qué parece gustarme? ¿Por qué?
Succionaba mi pecho derecho mientras que me masajeaba la otra. Agarré las sabanas. Lo había desordenado porque no podía más con lo que estoy sintiendo. Quiero decir que no quiero pero quiero lo que hace Jin.
—Jin... Hmm... —gemí y bajo su mano desde mi pecho hasta mi abdomen.
Subió mi falda y deslizó su mano dentro de mi ropa interior. Igual que hizo antes, apartó la tela y introdujo su dedo dentro de mi haciéndolo girar.
No sabía por donde mirar. Mi respiración se hacía pesada y mi mente se estaba peleando. Quiero lo que esta pasando y no.
Miré a Jin y me miró con una sonrisa ladina en la cara. Parezco una presa que finalmente se lo comerá el depredador.
Sentí escalofríos.
—Ahh... Jin... me... —No pude terminar lo que iba a decir porque sentí un flujo de liquido salir de mi feminidad. Solté un suspiró. ¿Acabo de explotar?
—Seductivamente mojada —dijo y lamió el dedo que me había introducido antes.
Se quitó la chaqueta y lo tiró por ahí, luego la camisa y la corbata. Me quedé mirando su cuerpo. Es esbelto, proporcionados bíceps, tríceps y su pecho.
Agarré sus anchos hombros y los tracé con mis manos mientras que nos estábamos besando. Le oí gruñir cuando toqué sus abdominales.
Paró de besarme y bajó mi ropa interior. Él también se quitó el pantalón junto con los bóxers y le vi. Vi su cosa. Vi lo que tiene. Jadeé.
—J-Jin... qué...
¿De verdad lo vamos a hacer? ¿Va a llevarse mi virginidad? ¿Se lo voy a dar?
—No te preocupes, te gustara mas cuando esté dentro de ti —dijo y me guiñó. Él es seductor, caliente, embriagante.
Me abrió las piernas y posicionó su hombría delante de mi entrada. Sólo lo pasaba por encima y no lo introducía. Cada vez que hace eso me sentía más caliente.
¿Me estoy volviendo loca? No debe gustarme esto.
—¿Te gusta Soo Eun? —preguntó seductivamente.
Asentí inconscientemente. Cerré los ojos al sentir que me lo iba a introducir cuando de repente sonó algo. Era el sonido ende un móvil. Abrí los ojos y él me miró como preguntandome.
No es el sonido de mi móvil por eso agité la cabeza. Miré hacia abajo y del bolsillo de su pantalón que se había quitado se podía ver la luz de su móvil.
—Mierda —musitó al ver su móvil.
En un movimiento entró en mi. Me sorprendí por lo que sentí. Me dolió, parece como se me hubiera roto algo por dentro y mis lágrimas cayeron de repente. Es mi primera vez. Es la primera vez que siento esta sensación de dolor.
—Jin... —musité y se sorprendió al verme llorar.
—P-Por qué... No me digas... —Ya no continuó lo que iba a decir porque asentí.
Me limpié las lágrimas y iba a levantarme cuando de repente Jin me empujó acostándome. Su móvil también paró de sonar.
—Jin... por favor... no quiero... —dije. Tengo miedo. No lo quiero hacer.
—Bueno... ya no puedes pararme ahora Soo Eun. Recuerda, me perteneces. Haz lo que diga porque me perteneces. Ahora quédate quieta, se te quitara el dolor —dijo y empezó a moverse. Lo hizo lento, moderado y realmente rápido.
Me agarré a sus brazos fuertemente y mis lagrimas salieron de nuevo. Me hago daño pero me gusta. Duele demasiado pero parece que mi cuerpo no quiere soltar a Jin.
—Hmm... aah... Jiiin... —gemí y él me penetraba tan rápido que le estaba clavando mis uñas en el brazo. Esta sensación es placentera. No sabía que se sentía así.
Estaba apunto de venirme cuando empezó a sonar su móvil otra vez. Miré hacia su móvil y él seguía moviéndose sobre mi.
—¡Jin! ¡Aaah! —grité su nombre cuando me corrí. Él se corrió en mis muslos internos.
Soltamos un suspiro al separar nuestros cuerpos. Su móvil dejó de sonar.
Él se tumbó a mi lado y cerró los ojos. Le miré muy bien. Su cara se ve angelical, piel pálida, ojos rasgados y labios rosados. Me toqué los labios y miré los suyos.
Iba a tocarle el rostro cuando de repente sonó su móvil de nuevo. Abrió los ojos y me miró. Pero luego se levantó y recogió las ropas del suelo.
—Ve a duchar y a cambiarte —dijo antes de contestar el móvil.
—Hola... ¿Nam Joon? ¿Qué pasa? —dijo él caminando hacia el vestidor.
Me quedé tumbada en la cama. Quería esperar a que saliera. Quería preguntarle por qué. Quería decirle que me gusta aunque es la primera vez que nos vemos. Pero como tardaba en salir decidí irme a duchar y cambiar.
Terminé de cambiarme pero Jin seguía sin salir del vestidor. Fui hacia el vestidor y acerqué mi oído en la puerta pero no escuchaba nada. Me asusté cuando de repente abrió la puerta y él me miró extrañado.
¡Qué vergüenza!
—¿Qué? —preguntó.
—Es que... aam... Jin... eh... —No podía acabar lo que estaba diciendo porque mi lengua parecía echarse atrás.
Arqueó la ceja como impacientándose por lo que quiero decir. Solo le miraba los ojos y ya no pude seguir lo que estaba diciendo. De repente se marchó y entró en el baño.
—Luego me lo dices. Voy a ducharme.
Solté un suspiro. Mi situación es tan difícil ahora. Parece que fuí violada pero lo quise así que no fuí violada. Perdí mi honor a la persona que no amo. Mi padre me uso como pago a su deuda a este chico con cara de ángel pero una bestia en la cama a quien pertenezco ahora.
Miré hacia la cama. Estaba mojada y con mancha de sangre.
Miré hacia el techo repitiendo todo lo que pasó antes. Es mi primer día aquí, ¿y me entregué a Jin? ¿Soy una puta por no haberle parado? ¡No! Es que él es tan seductor y sabe muy bien lo que hay que hacer para que me guste.
Solo sé su nombre y su estado en la vida pero no sé quien es en verdad pero me entregué a él.
¡Que estúpida eres Soo Eun!
Me tiré de los pelos cuando de repente se abrió la puerta del baño, por lo que arreglé mi pelo.
Miré hacia Jin. Tenía solo una toalla envolviendo su parte baja del cuerpo y con otra toalla secaba su pelo.
—Sé que te gusta lo que ves pero quiero oír lo que quieres decir —dijo y me sonrió de lado.
Aparté la mirada y recogí valor para hablar.
—Jin, ¿por qué... por qué me has besado? —pregunté. Casi brinco de la felicidad por haber podido preguntarle sin tartamudear pero de repente me puse nerviosa.
—Aah, eso fue solo mi saludo —contestó y continuó secándose el pelo.
—¿Por qué... por qué me has tocado? ¿Cuando comimos?
—Te veías caliente con lo que llevabas puesto.
—¿Por qué me hiciste ponerme eso?
—Porque quiero. Te veías tan inocente con el vestido floral que llevabas puesto cuando llegaste.
—¿P-Por qué has hecho eso?
—¿El qué? —preguntó él poniéndose delante de su ordenador.
—El de la cama.
—Se llama sexo, Soo Eun.
—Lo sé.
—Entonces, ¿por qué no puedes decirlo?
—N-No quiero...
—Dilo, Soo Eun. Es una orden.
—No quiero, Jin.
—Dilo. ¿O quieres ser castigada?
—¿Qué castigo? —pregunté algo desconcertada.
—Ser atada en mi cama y dejarte dolorida -dijo y se levantó de donde estaba sentado. Caminó acercándose a mi.
—S... s... Se... —intenté decirlo. Yo sé que se llama así. Solo que no quiero escucharlo. Leí algo que hacer el amor es mejor que solo sexo.
—Eres demasiado inocente Soo Eun. Sal de tu caparazón.
—S... Se... xo... Sexo —dije y Jin sonrió— ¿Por qué hicimos sexo? —pregunté de nuevo.
—Eso fue solo para marcar mi propiedad. Por supuesto, lo que es mía es solomente mía. Así que te he marcado, Soo Eun. Dejé mi huella en ti... —dijo acercándose más— Me pertenece cada pedazo de ti ahora. Desde tu cabello hasta tus uñas de los pies. Me perteneces So Eun, así que harás lo que yo te diga.
Tuve miedo por lo que ha dicho. ¡Ya no quiero estar aquí! ¡No me gusta esta persona! Que tonta soy por haberme entregado a él. Si el mundo supiera que Jin el negociante famoso es un demonio.
—Sí, ¡solo soy tuya porque mi padre me uso como pago a su deuda! ¡Pero no tienes derecho de aprovecharte de mi por eso!
—¿Qué me aproveché de ti? Tú también lo quisiste, ¿no? ¡Gemiste, abriste las piernas! ¡Te dejaste besar! ¡Y además de todo... dejaste que entrara! Llorabas al principio porque te dolía, pero al final te gustó. ¿Te veniste cierto? ¡Eso fue porque te gustó Soo Eun! Así que...
Le pegué una cachetada por lo que no pudo terminar lo que estaba diciendo. No tiene derecho de enumerarme todo por lo que me he sentido tonta antes. Lloré delante de él.
Salí corriendo fuera de su habitación sollozando. Miré lo enorme que es la casa. Quiero dormir. Estoy muy cansada. Quiero pensar profundamente, sin Jin. Por qué me gustó si es la primera vez que nos vemos. Hemos tenido una relacion sexual pero no nos amamos.
Sentí su puerta abrirse y me fui corriendo a la otra parte de la mansión y entré dentro de una habitación. También es enorme, cerré la puerta y no encendí la luz. Me tumbé en la cama y mis lagrimas salieron de repente.
Este día ha pasado muy deprisa. Mi padre me llevó aquí como pago a su deuda. Jin me atrae. Me gustó el sabor de sus labios. Me rendí por sus caricias. Me rendí por su mirada y por su beso. ¡Que puta soy! Suponiendo que le gusto por eso me ha tocado. Solo me marcó porque le pertenezco.
Me quedé dormida pensado de lo que voy a hacer y hasta dónde voy a soportar esta vida.