Después de seis días en Nueva York ya es hora de volver a la realidad.
No han pasado muchas cosas en estos días, todo a sido normal y para mi buena suerte totalmente increíbles, pase tiempo de calidad con mi hermosa madre a la que no veía hace mucho tiempo y que por desgracia se fue ayer, Robert también estuvo con nosotras en estos días increíbles y vuelve hoy a Los Angeles.
-¿Segura que no quieres venir?- me pregunta Robert antes de comprar su boleto.
-No- respondo sonriendo- ya te dije que iré a Miami
-¿Para que?- pregunta molesto.
-Rich va a dar un seminario y quiero ir.
Rich es un pastor al que conocí hace meses gracias a papá, es una persona totalmente fantástica, llena de vida y de esperanza, es muy famoso en el ámbito religioso gracias a sus seminarios y oraciones que lleva a todos los lugares que puede.
-¿Y vas a ir sola?- pregunta Robert sacandome información.
-Justin ya está allí- respondo, no tengo nada que ocultar.
En estos días, gracias a las charlas de mamá y a las conversaciones con Johnny y Maejor llegue a la conclusión de que dejarlo de intentar sería perder todo lo conseguido.
Justin estuvo hace dos días en Hong Kong con Kendall, en una presentación para Calvin Klein y Kendall me contó todo lo que había hablado con él.
-Hailey, basta ya, basta de culpas, de huir, de herirte, basta de una vez- me regañó Kendall al otro lado del teléfono.
-¿Herirme?- pregunto incrédula.
-Si- bufa- la única que se hace daño eres tu, alejandote de él , cuando lo único que quieres es tenerlo entre tus brazos y a mi no me puedes mentir.
Bueno, si es verdad.
-Entiende que si fueras cualquier otra él ya te abría dejado sin importarle nada y aún así sigue intentando que lo perdones aún que en realidad no tienes nada que perdonarle por que nunca te hizo nada.
Lo está defendiendo.
-Y no me digas que lo defiendo porque no es lo que hago, simplemente digo la verdad, él conoció a esa chica cuando tu no le habías dado alas.
-De todas formas hace dos días que ya no me escribe, creo que ya se canso- respondo rendida, sabiendo que nunca ganaré en contra de Kendall.
-Acaba de irse de mi habitación hace dos segundos y lo último que me preguntó fue por ti- responde encendiendome la vida- prueba a responderle los mil mensajes que te mandó y las quinientas llamadas que no respondiste.
Cuando Kendall quiere puede ser peor que una madre.
-Ok, mamá- respondo bromeando y escucho su risa.
-Quizás en algunos meses me des las gracias- responde.
-Quizás- digo.
Cuando la llamada terminó no perdí nada de tiempo y enseguida le escribí a Justin.
Hails:
A estas alturas quizás ya no quieras saber nada de mi, pero de todas formas voy a escribir este mensaje.
Lo siento, siento haberte ignorado tanto y no haber respondido tus mensajes, pero necesitaba tiempo para darme cuenta de que en realidad nunca hiciste nada malo.
Me dolió mucho escuchar aquello en aquel momento cuando era completamente feliz y quizás no lo entiendas pero siempre voy a tener miedo de que encuentres a alguien y ese alguien haga que me olvides.
Pero bueno, esas son cosas que no puedo evitar, ni yo, ni tu.
Biebs:
Rhode, ¿qué voy a hacer contigo?
Me alegra saber que al final escribiste y que te diste cuenta de que jamás hice nada para hacerte daño, me molesta que hayas tenido que escuchar de boca de muchas personas lo que yo te dije en un principio y jamás creiste, pero ya que, lo importante fue que regresaste.
Me gustaría hablar de esto contigo personalmente y no por mensajes.
¿Cuándo regresas?
Hails:
Pasado mañana viajo a Miami
Biebs:
Quiero llevar a Jaxon de viaje y creo que Miami suena increíble
¿VA A IR A MIAMI A VERME?
-No, lee bien que lo hace por su hermano-me castiga mi subconciente.
Hails:
Suena perfecto, voy al seminario de un amigo que es pastor y quizás te gustaría ir también
Biebs:
Me encantaría
Y desde ese día hablamos a diario y al parecer todo a vuelto a la normalidad, esta mañana me escribió para decirme que ya estaba en Miami y eso sólo me provoca querer teletransportarme para estar a su lado.
-Vamos, te llevaré al aeropuerto- me dice Robert sacandome de mis pensamientos.
Me levanto y juntos bajamos las maletas al Uber.
A las seis de la tarde llego a Miami, me entristece ver a Maejor sólo en el aeropuerto.
-Cambia esa cara, Jaxon no dejaba de llorar por que le dolía el estómago y lo tuvo que llevar al médico- dice y eso me preocupa al instante.
Saco mi teléfono y lo llamo.
-¿Como esta Jaxon?- pregunto en cuanto responde y escucho su hermosa risa.
-Este pequeño demonio se comió dos botes de helado y se empacho- responde y puedo volver a respirar- ¿ya has llegado?
-Si, acabo de aterrizar- respondo.
-Iré a dejar a Jaxon al hotel y te veo en el seminario- responde y estoy de acuerdo.
Salgo con Maejor al calor bochornoso de Miami y enseguida subimos al coche.
-¿Qué tal Nueva York?- pregunta Maejor saliendo del aeropuerto.
-Genial- respondo.
-Me alegra tenerte de vuelta- murmura y le sonrio abiertamente.
-Yo estoy feliz de volver- respondo.
-Cuéntame esto del seminario- me pide concentrado en la carretera.
-Lo da un amigo de la familia que se llama Rich, es pastor y una persona totalmente increíble, el ayuda a la gente con la religión y todo eso, creo que a Justin le va a gustar mucho.
Maejor sonríe como estúpido viendo la carretera.
-¿Y esa sonrisa?- pregunto curiosa.
-No lo se, ustedes me hacen reir- responde y me siento ofendida.
-¿Ustedes?
-Justin y tu
-¿Por qué lo dices?
-Porque juntos se matan y separado se mueren- responde y estoy en total acuerdo.
-Yo si me muero- murmuro.
-No infravalores lo que Justin siente por ti- responde Maejor.
No me he dado cuenta que ya hemos llegado y baja del auto sin decir nada más, dejándome con una mariposa revoloteando en mi estómago.
Bajo del coche y lo sigo desesperada por ver finalmente a Justin.
Entramos a una sala de eventos en el centro de Miami donde varias personas ya están sentadas en las sillas blancas esperando que todo comience, busco ansiosa con la mirada a mi ángel.
-Allí- me señala Maejor al otro lado del lugar, donde veo a Justin hablando justamente con Rich.
-Veo que ya se han conocido- digo al llegar hasta ellos.
Miro a Justin y la respiración se me descontrola, ¿cómo se puede ser tan hermoso?
-Pequeña Baldwin- me saluda Rich con un abrazo, como siempre me a llamado.
-Me alegro tanto de verte- le digo devolviendole el abrazo.
-Hails- me saluda Justin y me abraza dulcemente haciéndome desear quedarme en sus brazos toda la vida.
-Hola- susurro en su cuello y aspiro su aroma, el que había echado tanto en falta.
-Justin me estaba contando que fuiste tu quien lo hizo venir- me dice Rich.
-Bueno, si- respondo- creo que le va a gustar bastante lo que haces.
-Eso espero- responde Rich y luego se disculpa con nosotros para ir a saludar a alguien más.
-¿Qué tal el viaje?- me pregunta Justin y yo observo sus labios más tiempo de lo debido, los ansio.
-Bien- murmuro perdida.
Justin sonríe dándose cuenta de mi estado.
-Calmate, yo también me muero de ganas- susurra en cerca de mi oído erizando cada centímetro de mi ser.
Me lanzo a sus brazos y lo abrazo, como el acto más inocente del planeta pero necesito tenerlo de alguna forma, él rodea mi cuerpo con sus brazos y reposa su cabeza en la mía.
-Basta ya, parejita- nos hace sonreír Maejor- vamos a sentarnos, va a comenzar.
-Totalmente increíble- le dice Justin a Rich cuando nos acercamos para despedirnos.
-Gracias- responde Rich feliz- espero verte más seguido, ya sabes que puedes contar conmigo para cualquier cosa.
-Y lo haré- responde Justin y se adentran en un abrazo fraternal.
Salimos del lugar a la cálida noche de Miami y Justin saca el teléfono en cuando entramos al coche.
-Alisson, ¿Jaxon ya se a dormido?- pregunta a quien quiera que sea Alisson- Ok, iremos a cenar y luego vamos, listo, gracias.
Cuelga y guarda su teléfono.
-¿Qué quieren comer?- nos pregunta.
-Yo conozco un lugar estupendo- dice Maejor.
-Sorprendenos- respondo y pone el coche en marcha.
Comemos en un bonito restaurante muy cerca de la playa y luego vamos directamente al hotel, donde me registro bajo el nombre de Justin.
Justin me acompaña hasta la habitación y dejamos las maletas en la entrada de la suit.
-Lo siento- murmura Justin mirándome.
-¿Por qu...?- voy a preguntar pero cuando lo hago sus labios se abalanzan contra los míos, buscando posesión.
Yo hago lo mismo, me agarró a su cuello intensificando el beso sintiéndome en el paraíso completamente.
-Tienes que dejar de disculparte siempre que me vas a besar- digo sonriendo aún en sus brazos.
-Nunca se de que humor vas a estar- responde soltandome para recoger la gorra que se a caído entre el beso.
-Te extrañe mucho- murmuro con vergüenza y me gano una bonita sonrisa tímida.
-Iré a verte a Jaxon un momento, si quieres que regrese escribeme- dice y me guiña un ojo antes de salir.
Maldición, ese gesto me prende totalmente.
¿Qué hago?
-Al diablo- responde mi subconciente y por primera vez en algún tiempo estoy de acuerdo.
Al diablo.
Desbloqueo mi teléfono y le escribo.
Hails:
Te voy a estar esperando.
Dejo el teléfono encima de la mesa y voy directa al baño, donde me quito la ropa y me meto en la ducha.
¿Cómo hacemos las personas para olvidar el daño cuando se trata de quien amas?
Es difícil ponerte a pensar en eso, en realidad creo que no existe respuesta porque cada persona actúa de forma diferente, porque somos idiotas normalmente, ahora imaginen cuando nos enamoramos.
Estoy tan sumergida en mis pensamientos debajo del agua caliente que no me doy cuenta que Justin a entrado, no hasta que siento sus manos tocar mi espalda sobresaltandome.
-Que diablos- murmuro tapandome el cuerpo con las manos.
Me enfrento a Justin y veo su hermosa sonrisa observandome.
Esta totalmente desnudo dentro de mi ducha.
¿Desde cuando tengo tanta suerte?
-Deja de taparte- susurra acercándose y yo doy dos pasos atrás hasta que choco con la fria baldosa.
-Justin- murmuro- sal de aquí
-Hailey, creo que hace falta recordarte que tu ya has sido mía- responde encendiendo mis mejillas de la vergüenza.
Lo miro a los ojos, avergonzada de mirar algo más.
-¿Qué estas haciendo?- pregunto ganando confianza.
-No lo se- responde moviendo su cabello que comienza a gotear por el vapor- sólo se que no vamos a hacer nada que no quieras.
Al diablo.
Agarro su mano y lo jalo hacia mi, para que sea su cuerpo el que cubre el mío y en ese momento me doy cuenta de que lo deseo como a nadie, lo deseo en cuerpo y en alma, lo deseo totalmente.
-Hails- murmura en mis labios- calmate
-Si me detengo ahora, no lo voy a volver a iniciar- lo amenazo y el sonríe aún basándome.
-No aquí- dice y lo noto crecer en mi cuerpo.
-Aquí- susurro exigente.
Suelta una carcajada que me hace reír a mi también.
-Quien iba a decir que la inocente Hailey- dice.
-Oh, cállate Bieber- respondo golpeando su pecho desnudo.
-No tengo condones aquí- dice y me tapo la cara de la vergüenza, él toma mis manos y me las aparta para que lo mire.
Tiene las pupilas dilatadas y gotas de sudor caen por su frente, haciendo de el un Adonis enloquecedor.
-Bieber, existe algo que tomamos las mujeres llamadas pastillas- le digo sonriendo.
-¿Y por qué diablos tomas eso si no tienes pareja?- responde más celoso de lo normal.
-¿Y tu para que tienes condones en tu habitación?- pregunto dejándolo en blanco.
No dice nada, se lanza de nuevo a mi y me besa, me besa con pasión y deseo, acariciando todo mi cuerpo y yo también disfruto del suyo.
No es nuestra primera vez pero yo lo siento como tal, siento cada centímetro de su cuerpo pegado al mío, su respiración sobre mi cuello, sus manos en mi cuerpo.
Y me pierdo totalmente en él y así es como quiero estar siempre.
-Hails- susurra llegando a su punto máximo en el que yo también me pierdo y antes de caer a la deriva me besa, absorbiendo todo mi éxtasis.
Después de respirar por varios minutos recuperando la compostura, me carga en brazos y me lleva totalmente desnudos hasta la gran cama blanca de la habitación.
-¿Quieres algo de beber?- me pregunta levantándose.
Asiento con una sonrisa y lo veo caminar desnudo hasta el otro lado de la habitación donde se encuentra el minibar.
-Eres una maldita suertuda, Baldwin- murmura mi subconiente y si que lo soy.
Justin regresa con un vaso de whisky y una botella de agua.
-Espero que el whisky sea para mi- digo tapandome con las sábanas.
Justin sonríe como sabe que me mata y me entrega la botella de agua.
-¿Qué tal te he parecido?- pregunta y yo creo atragantarme con el agua.
-Es muy descortes preguntar eso- respondo fingiendo sorpresa.
-Me tomare eso como un "eres un Dios del sexo"- responde haciendo soltar una carcajada.
Que creído se lo tiene.
-Tiene razones- responde mi yo interno.
-¿A sido esa risa una difamación, Baldwin?- me pregunta Justin acercándose lentamente.
-Quizás- respondo juguetona.
-¿Segundo Round?
-Sorprendeme- respondo y se lanza hacia mi.