FUERA DE PELIGRO © ━━ Loki

Oleh LyliaBlackfhy

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━━━Loki o mas conocido en Asgard como: El Dios de las Mentiras, adquiere a Kayra, su nueva esclava. Que con e... Lebih Banyak

𝐒𝐈𝐍𝐎𝐏𝐒𝐈𝐒.
↷✦𝐀𝐍𝐓𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐄𝐄𝐑
↷✦𝐃𝐄𝐃𝐈𝐂𝐀𝐓𝐎𝐑𝐈𝐀
↷✦𝐄𝐏𝐈𝐆𝐑𝐀𝐅𝐄
↷✦𝐆𝐑𝐀́𝐅𝐈𝐂𝐎𝐒, 𝐑𝐄𝐏𝐀𝐑𝐓𝐎 𝐘 𝐏𝐋𝐀𝐘𝐋𝐈𝐒𝐓
𝐈𝐍𝐓𝐑𝐎𝐃𝐔𝐂𝐈𝐎́𝐍
𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏
𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑
𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟒
𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟓
𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟔
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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟖
𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟗
𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟎
𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟏
𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟐
𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟑
𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟒
𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟓

𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐

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Oleh LyliaBlackfhy

-ˏˋ𝐋𝐀 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐑𝐀 𝐃𝐄 𝐔𝐍𝐀 𝐄𝐒𝐂𝐋𝐀𝐕𝐀ˎˊ-

• ────── ◦∞◦ ────── •


Loki se aparta de la joven, dejando atrás la fascinación momentánea que había sentido. Camina con paso firme hacia su padre, quien se encuentra inmerso en la subasta de dos esclavos varones. Observa con indiferencia cómo su padre hace algunas ofertas, sin mostrar ningún interés real en los resultados.

Se acerca a Odín con una sonrisa cínica en el rostro, sabiendo que su padre esperará alguna reacción de él.  

— ¿Esclavos varones, padre? ¿Acaso estás pensando en ampliar tus dominios? —Con voz fría y despectiva, Loki comenta—: No me sorprende tu interés en adquirir más seres humanos para someterlos a tus caprichos.

El soberano mira a su hijo con un gesto impasible, sin dejarse afectar por las palabras. 

—Los esclavos son una valiosa inversión, Loki. Pueden ser útiles en diferentes tareas y contribuir a la prosperidad del reino —responde con calma, sin revelar sus verdaderas intenciones.

El Dios de las Mentiras se limita a soltar una risa burlona y desvia la mirada hacia la joven esclava, todavía cautiva por su belleza. Sabe que hay algo en ella que despierta su interés, algo más allá de su apariencia física. Planea encontrar una manera de liberarla de su cruel destino y, al mismo tiempo, utilizarla en su propio beneficio.

—Padre —susurra el Jötun—. He visto una esclava, y me gustaría tenerla para que sea mi sirvienta —Añade mirando al anciano.

—Puedes tomar cualquier criada del castillo solo para tus servicios —contesta sin tomarle mayor importancia al pedido de su hijo.

—Quiero una esclava nueva. Desde que regresé a mi lugar en Asgard, necesito mucha atención —explica el ojiverde, cruzándose de brazos.

— ¿Recuerdas lo que pasó con la última esclava que se cruzó por tu camino? —pregunta mirando al pelinegro.

—Ella se quito la vida por que no obtuvo mi amor —Loki contesta sin empatía.

—Sabes que los esclavos cuestan y no debemos despilfarrar el dinero. Además, sabes muy bien cómo se pone tu madre cuando toma conocimiento de tus locuras con las criadas —Exhorta a su retoño.

—Prometo ser discreto —Le da una leve sonrisa a su padre.

—Entonces... Toma como tu empleada a una de las que ya tenemos en el castillo.

—No, Padre de Todos. Yo, quiero a esa chica de ahí —explica señalando de lejos a la joven con quien acaba de cruzar palabras.

A regañadientes, Odín accede a la petición de Loki, consciente de que ceder solo perpetuará su comportamiento problemático. Sin embargo, decide que será la última vez que consiente los caprichos de su hijo menor. Ordena la compra apresurada de la esclava, y una vez más el joven se sale con la suya. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, el Padre de Todo siente una mezcla de tristeza y preocupación por el futuro de su hijo y por las consecuencias de sus actos. Sabe que debe tomar medidas más firmes para guiarlo por el camino correcto, antes de que su imprudencia y crueldad se vuelvan incontrolables.

Dadas las circunstancias, Loki se acerca con determinación hacia el vendedor, acompañado de dos imponentes guardias que lo siguen de cerca. El comerciante, distraído en una charla animada con una mujer elegante, levanta la vista sorprendido al percatarse de la presencia del Dios Embustero. La mujer de vestido pomposo observa con curiosidad la escena, sin poder evitar su interés por el repentino cambio de atención.

—Vengo a llevármela —Loki, con su mirada fría y despiadada, fija sus ojos en el comerciante, dejando en claro su autoridad y poder. Los guardias permanecen firmes a su lado, listos para actuar si es necesario.

— ¡Príncipe Loki! —Se alegra la mujer de cabellos pelirrojos y hace una ligera reverencia.

—Madame Lirym, que sorpresa verla por aquí —Apenas logra decir el joven.

—Vengo a ver las hermosas novedades —Esboza una sonrisa—. Y a usted, ¿que lo trae por aquí?

—Vengo a comprar a una esclava —Se voltea a mirar al comerciante y le entrega una bolsa de tela anaranjada con monedas de oro—. Me la llevare.

— ¿La rubia, no es así? —Consulta el mercader y enseguida observa la bolsita colmada de dinero—. Pero aun no le he dicho cuál es su valor.

—No me importa, es más que suficiente por la esclava —Manifiesta irritado el príncipe de Asgard—. Me la llevo, y no se diga más —Exige frunciendo el ceño.

—Fue un placer hacer negocios con su majestad —El mercader hace un reverencia inclinándose.

— ¡Guardias! Escóltenla y regresemos al castillo! —ordena el hijo de Odín—. Hasta luego Madame Lirym —Añade con una sonrisa amplia, pues acaba de ganarle la compra de una sierva.

Loki se une a su padre en el camino hacia donde esperan sus caballos. El Dios de la Travesura no puede evitar lanzar una mirada de desprecio hacia la esclava, dejando en claro su falta de interés por su bienestar. Mientras tanto, Odín monta con elegancia en su magnífico corcel, Svaðilfari, demostrando su posición de poder y superioridad. 

A su lado, Kayra, la joven esclava, permanece con la cabeza agachada, evitando cualquier contacto visual. Siente la intensidad de la mirada de Loki sobre ella y se estremece, sabiendo que se encuentra a merced de su cruel voluntad.

El Dios del Engaño no puede evitar examinar detenidamente a Kayra, deslizando su mirada por cada rincón de su ser. Observa las marcas en su piel, los vestigios de su dolor y sufrimiento, y se deleita en su vulnerabilidad. Para él, ella es solo un objeto más en su colección de juguetes.

Mientras caminan hacia sus caballos, Loki comienza a idear en su mente las diversas formas en las que puede hacer uso de la esclava para sus propios fines retorcidos. Sabe que tiene el poder absoluto sobre ella y disfruta cada momento de esa crueldad que le brinda su estatus divino.

— ¿Loki, te quedaras todo el día ahí? —Inquiere el gobernante de Asgard al percibir la mirada de su hijo hacia la muchacha.

Enseguida el Jötun deja de observarla y responde: —No, padre.

—Bueno. ¡Es hora de irnos! —Indica el anciano agarrando las amarras de su caballo y empieza a andar.

El azabache sube a su caballo blanco y ve que uno de los guardias decide llevar a Kayra.

— ¡Espera! —Lo detiene rápidamente, a lo que el soldado se voltea casi intimidado—. Ella ira conmigo.

—Como desee su alteza —El hombre responde con reverencia y la ayuda a subir al caballo, dejándola en su regazo.

El hijo adoptivo de Odín y Frigg pasa sus brazos por el costado de la cintura de la joven de donde agarra las riendas de su corcel y pone en marcha su trote. El Dios del Caos, por ser más alto que la mujer, al mirar hacia delante no intenta evitar pasear su vista por los grandes senos de su nueva esclava. Al apegarse más a ella, siente el olor de la muchacha de tan cerca que la tiene. Su aroma no es para nada desagradable, es un olor delicioso como almíbar.

Por otro lado, Kayra ha notado el olfateo sutil de su nuevo dueño. Y no evita sentir algo de repulsión por su actitud hacia ella. Incluso cree haber oído un suspiro de volumen bajo. Hasta ese momento había estado mirando al frente, pero sin darse cuenta ya estaba observando las manos pálidas de su comprador cuando escucha: — ¡Cuidado! ¡Baja la cabeza! —Le alerta la voz varonil detrás de ella.

En segundos su cuerpo está pegado con la del caballo y aferra sus manos con fuerza a las manos de Loki, él la siente y luego gruñe removiendo delicadamente sus manos. La muchacha al percatarse de lo que está haciendo, se quita al instante y se remueve incómoda para colocarse en su lugar haciendo que su trasero se frote con la entrepierna del Príncipe Asgardiano, cosa que no fue su intención, pero el ojiverde se ha apegado tanto a ella que es inevitable esos roces.

El Dios ni se ha inmutado al sentir esa pequeña fricción que en vez de disgustarle le hace sentir excitado. Mira sin pudor el cuerpo de la joven que esta entre sus brazos, sus senos que parecían ser perfectamente redondos, sus fuertes piernas, la curva de su espalda, su pequeña cintura y su bendecido trasero. Jamás en su vida había tenido una ninfa como sirvienta, y de tanto pensar en las cosas que haría con ella ni se ha percatado que ya han llegado al frontis del palacio. Tanto así que su padre ya ha entrado.

Loki no podrá bajar del caballo porque notarían algo que sería objeto de burlas durante mucho tiempo entre los soldados. Así que, llama con la mano a uno de los guardias y le pide que escolten a su esclava hasta el corredor de su habitación. El guardia asiente, obediente ayuda a bajar a Kayra y la lleva dentro del palacio de bañado en oro.

El Dios de las Mentiras pone andar a su corcel, esperando que no haya nadie en la caballeriza. Cuando llega a su destino, felizmente no hay signos de haber alguien. Exhala aliviado y baja del caballo. Con una molestia en su pantalón y tratando de calmar sus hormonas decide pensar en la cosa menos excitante que se le pueda venir a la mente para pasar esta sensación un poco dolorosa y humillante.

—Me lo pagaras, esclava —susurra para sí mismo.

Una vez de haberse deshecho de su erección, Loki consigue entrar al palacio y camina directo al gran comedor. Sus tripas empezaban a gruñir y ni bien se sienta su banquete es servido. Mientras saborea el pescado a la piedra que le han servido, piensa en lo bien que se la pasara con su nueva adquisición, su esclava. En ese momento, también se le ocurre ponerle un sobrenombre cuando oye los ladridos de los sabuesos de caza que pasan por el corredor.

Satisfecho tras saborear el último bocado del delicioso pastel de nueces, Loki decide levantarse de la mesa y abandonar el comedor. Sin embargo, justo cuando se encamina hacia su habitación, es interrumpido por la elegante figura de su madre, Frigg; quien se acerca a Loki con paso tranquilo y una mirada que denota preocupación en sus ojos.

Loki detiene sus pasos y gira hacia su madre, preparado para escuchar lo que tiene que decir. Conocedor de la sabiduría y el discernimiento de su madre, sabe que su intervención suele estar llena de significado y previsión.

— ¡Loki! —Llama su atención—. ¿Qué historia es esa, de que compraron una esclava solo para ti? —Interroga acercándose a su hijo—. Ya no bastan aquellas muchachas que tuve que consolar, porque mi hijo les rompió el corazón. ¡Ahora traes otra! —Comenta con enojo en su voz.

Aunque Loki es conocido por su carácter esquivo y su habilidad para evadir responsabilidades, no puede evitar sentir una chispa de genuina preocupación por parte de su madre. Las palabras de Frigg penetran en su corazón, recordándole la importancia de las relaciones familiares y la necesidad de considerar las consecuencias de sus acciones. Aunque sus caminos puedan diferir, el amor materno de Frigg es innegable y, en ese momento, Loki se siente agradecido por su presencia y sabiduría.

—Prometo no romper el corazón de nadie. Ni un solo corazón más —El ojiverde explica sonriendo burlonamente.

— ¡Loki, compórtate! —Le reprende Frigg.

— Prometo que me comportare, madre —Responde sonriéndole y luego besa su frente.

—Eso espero —Acaricia el rostro de su hijo pequeño, aunque para ella aun lo era.

Loki acompaña a su madre hasta el apacible jardín, donde los rayos dorados del atardecer pintan el paisaje con tonos cálidos. Frigg, con una sonrisa serena, agradece a Loki su atención y se sumerge en la tranquilidad del entorno. Loki la observa mientras se aleja, sintiendo un amor profundo y un lazo irrompible con su madre. Una vez que está seguro de que Frigg está a salvo, se dirige hacia su habitación, consciente de que la oscuridad se aproxima rápidamente.

Mientras camina por el corredor, Loki percibe una presencia cercana. Sus ojos ágiles detectan a Kayra, quien espera con las manos detrás de la espalda y la mirada baja. Intrigado, Loki se acerca a ella con cautela, preguntándose qué podría estar pasando por su mente.

— ¡Ven, esclava! —Ordena poniéndose serio.

La joven le sigue hasta llegar a la puerta de la habitación, el azabache saca una llave del bolsillo de su pantalón negro y automáticamente abre la puerta.

—Por lo que puedo observar, aun no te han dado tus implementos de limpieza —Examina alrededor de la muchacha—. Pediré que te los traigan —Comenta saliendo de la habitación unos minutos.

La joven mujer ni se mueve del lugar donde le ha dejado el Dios de las Mentiras, aunque curiosea lentamente solo con los ojos cada centímetro de la alcoba de su nuevo dueño.

— ¿Qué tanto miras? —Se escucha la voz del Dios acercándose a su lado.

—Lo siento, señor —Baja la mirada y varios cabellos corren por su rostro casi tapándolo.

—Ella es Lia —Indica el Jötun señalando con sus manos a una mujer anciana de mirada maternal que se adentra a la habitación—. Lia ella es... ¿Cuál era tu nombre muchacha? —Pregunta con seriedad mirando a la joven que yace a su costado.

—Kayra, su alteza —Contesta de forma apresurada.

—Sí. Lia, ella es Kayra. Desde hoy será exclusivamente solo mi esclava —Explica mirando a la anciana mientras continua hablando—, ¿Trajiste lo que te pedí?

—Aquí está todo lo que necesita, joven Loki —La mujer responde señalando una cesta con ropa, al lado opuesto un balde con trapos y lo que parece ser utensilios de limpieza—. ¿Quiere que acompañe y enseñe los deberes que debe hacer Kayra, joven Loki?

—No, Lia. Supongo que ella ya debe saber lo que tiene que hacer —Sentencia el príncipe de Asgard—. Ahora, tomate el día para ir a ver a tus nietos.

—Gracias, joven Loki —Sonríe agradecida y se retira cerrando la puerta.

Una vez solos en el corredor, él se acerca a Kayra más de lo habitual, su proximidad es palpable. Su expresión cambia sutilmente, revelando un brillo en sus ojos y una sonrisa traviesa que baila en sus labios.

—Te encargaras de ordenar y tender mi cama, pero creo que primero... quiero verte de rodillas fregando todo mi piso —Terminada de decir la orden e intenta apartar los cabellos del rostro de la joven, pero inmediatamente ella se agacha y agarra el balde con los trapos.

—Sí, señor —Responde sin vacilar y comienza a trabajar.


El Dios de las Travesuras se controla a sí mismo en el último momento, dejando escapar un suspiro imperceptible de frustración. En lugar de seguir adelante con su impulso, Loki se retira ligeramente, manteniendo una distancia respetuosa. Aunque su deseo por explorar más allá es evidente, comprende la importancia de respetar los límites y no forzar nada en contra de la voluntad de Kayra.

La observa detenidamente, tomando nota de cada rasgo y expresión en su rostro. Su belleza y delicadeza no pasan desapercibidas para él, y la forma en que se distingue de las demás esclavas lo intriga. No es que las demás criadas sean desagradables, pero ella irradia una actitud y una presencia que se apartan de lo común. Es una peculiaridad que despierta su curiosidad y lo impulsa a descubrir más sobre su historia y personalidad.

Aunque se abstiene de realizar cualquier movimiento inapropiado, su mente inquieta no puede evitar preguntarse qué hay detrás de la fachada de esclava. Se da cuenta de que su curiosidad va más allá de una simple atracción física y se centra en el enigma que representa esta joven. ¿Cuál es su historia? ¿Qué eventos la llevaron a esta posición? Estas incógnitas alimentan el fuego de la intriga de Loki y despiertan en él el deseo de desentrañar los misterios que rodean a Kayra.

—No pareces una esclava. ¿Qué te sucedió? —Indaga el Dios de las Mentiras apoyándose en la chimenea de su habitación.

—No creo que sea adecuado que mi señor mantenga una conversación con una esclava —Dice con la mirada en el suelo, mientras refriega el piso.

Loki se ve afectado por las palabras que ha oído y, en un estallido de ira, se acerca rápidamente a ella. Su semblante cambia drásticamente, mostrando una expresión amenazadora y despiadada. Sin previo aviso, sus manos se aferran al cuello de la chica, levantándola del suelo con fuerza. La presión de su agarre comienza a cerrar el paso del aire, mientras ella lucha por respirar.

— ¡Tú eres mía, eres mi juguete, mi mascota! ¡Para mí, tienes menos valor que un cerdo! Trata de responder a mis preguntas, creo que es lo más apropiado. ¿Oh no? ¡Sucia perra! —El ojiverde manifiesta gritando con furia, apretando aun más el cuello de la muchacha—. Desde hoy te llamare perra, ese será tu sobrenombre.

La escena es desgarradora y la energía en el ambiente se torna opresiva. Loki, impulsado por la ira y la frustración acumuladas, ha perdido el control de sí mismo. Su acto de violencia deja en claro que su reputación como el Dios de las Travesuras tiene un lado oscuro y peligroso. Ella, indefensa bajo el implacable agarre de él, se debate tratando de liberarse y buscar una bocanada de aire.

Su rostro desencajado reflejando un conflicto interno. En un instante de claridad, un atisbo de arrepentimiento aparece en los ojos del Dios. Con un esfuerzo de voluntad, Loki se obliga a soltar su agarre y deja que Kayra caiga al suelo, jadeante y temblorosa. El remordimiento lo invade mientras contempla los estragos de su acción impulsiva.

—Es verdad lo que toda Asgard dice de usted. Mi señor, es más despreciable de lo que se pueda imaginar —La ojiazul apenas escupe las palabras arrugando el ceño.

— ¡Puedo matarte! ¡No eres nada para mí! —Exclama iracundo.

—Entonces mateme, mi señor —Le pide. Loki se queda observándole perplejo.

—Me va encantar jugar contigo hasta que me ruegues que me detenga —El Dios de las mentiras, tiene una sonrisa enferma en su rostro, pero nada intimida a la joven.



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