AntebelluM - 30 Seconds to Ma...

By SGabrielaD

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¿Alguna vez te has preguntado cómo nace un copo de nieve? . . . #TomoMilicevic, #JaredLeto & #Shanno... More

INTRO
Prólogo
Capítulo 1 - El Festín
Capítulo 2 - Esa Alma
Capítulo 3 - Rosas nocturnas y aterciopeladas
Capítulo 4 - Dulce Caos
Capítulo 5 - ¿Zorro o Pomerano?
Capítulo 6 - Artificios
Capítulo 7 - Lazos Consanguíneos
Guia Multimedia de Personajes
Capítulo 9 - Gacelas y Depredadores
Capítulo 10 - Combustible Negro
Capitulo 11 - El Desafío del Ángel
Capitulo 12 - Nuestros propios dioses
Capitulo 13 - Las voces del mañana
Capitulo 14 - Amo esta Vida
Capitulo 15 - Bajo Presión
Capitulo 16 - Esos Cuatro Muros
Capitulo 17 - Ella era Diferente

Capitulo 8 - ¿Olvidar o recordar?

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By SGabrielaD


¿Olvidar o recordar?

"Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espada la magia: es allí a donde voy" ―Clarice Lispector




¡Ding! ¡Dong!

El timbre volvió a sonar y Valentina seguía detrás de la puerta, maquinando una forma eficaz de escapar que no implicara lanzarse por el balcón sin un paracaídas.

El zorro, extrañado por la repetición de tan insoportable ruido, salió del baño a medio vestir para ver que sucedía y no tardó en encontrar a la fotógrafa más pálida que un papel.

― ¿Qué pasó?

― ¡Jared Leto está del otro lado! ―susurró esta, cada vez más nerviosa, mascando nuevamente la uña de su pulgar sin quererlo.

Si seguía con aquel asqueroso hábito terminaría con el dedo redondo y plano.

― ¡Eso es genial! ―le emuló el zorro acercándose― Podrás darle la poción y hacer que olvide todo.

― ¡¿Y cómo se supone que haré eso?! Lo primero que ÉL hará es interrogarme, si es que no está allí con otras personas esperando a que abra para llevarme y quemarme en una hoguera.

― Pues dejándolo entrar ―expresó con sorna, como si fuese tan obvio que hasta un niño de cinco años podía entenderlo― Lo espero detrás de la puerta y ¡BANG! Un trastazo en la cabeza, asunto arreglado.

― No dejaré que lo golpees...es probable que la poción lo ahogue si se la doy estando inconsciente. ―dijo considerando la idea, imaginándose la escena también. Rápidamente negó para sí, su guardián podía ser muy sádico en ese tipo de cosas.

― Quien sabe, es posible que la recalibración cognitiva baste para borrarle la memoria.


¡Ding! ¡Dong!

¡Ding! ¡Dong!


― Joder, pero que insistente es este sujeto ―de una rápida mirada fulminó su puerta con molestia.

― Esa es una señal Valentina, para que lo dejes entrar. Piénsalo, mientras más rápido entre al departamento más rápido terminará todo, incluso puedes volver a ser su fotógrafa y llegar como si nada a trabajar mañana a su casa.

Ella saboreó la idea, quizás funcionaba y estaba siendo negativa a las posibilidades que se presentaban. ¿Qué podía ser peor? Ya la había visto hacer magia, nada más podía empeorar ¿Verdad?

Miró de arriba abajo a su guardián, ya se había quitado el disfraz de gánster y lo remplazó con unos simples jeans azules. Se detuvo un segundo en su abdomen desnudo y suspiró antes de tomar la decisión. 

― Muy bien, pero te quiero transformado en zorro ya. 

― ¿Y por qué? ―se quejó, cruzándose de brazos con una mueca que reflejaba las posibles intensiones de una pataleta― Él sabe que un amigo de Italia se está quedando en tu casa. ¿Recuerdas?

― Porque tú harás todo más incómodo de lo que ya es. Así que vamos, transfórmate, vamos.

Macklix rodó los ojos por enésima vez aquella mañana, pero le hizo caso a su protegida y en segundos estaba dos metros más pequeño que antes, con pelaje rojizo y orejas entre el amasijo de tela que formaba su jean azul.

Valentina asintió satisfecha y se armó de valor antes de abrir la puerta, al hacerlo Jared volvía acercar el dedo índice al timbre.

― Ni te atrevas. ―le amenazó la bruja― Un repique más de esa campañilla y te hago polvo.

Jared bajó la mano rápidamente y la metió en el bolsillo de su pantalón con colores psicodélicos. Por su expresión, Valentina pudo jurar que le había creído lo de hacerlo papilla y hasta le pareció divertida la situación, porque le daba poder ante una situación que se venía incierta.

También estaba segura que era por la cara de trasnocho que llevaba. ¿Pero que esperaba? Entre la compra de ropa para el zorro y el fallido intento de los disfraces la mañana anterior, la fiesta en su casa por la noche y luego el Samhain en la ciudad de Ónix era un milagro que no estuviese de peor humor.

Valentina podía soportar hambre, frío y malos tratos, pero la supresión del sueño la ponía de malas.

― Vengo en paz, solo quiero que hablemos. ―se defendió rápidamente el vocalista con tono plano, manteniendo su espalda rígida como si se fuese tragado un palo de escoba.

― ¿Estás...solo? ―Jared asintió ligeramente en respuesta y esperó― Muy bien, pero te advierto que será una conversación corta, tengo cosas que hacer. 

«Entre las cuales debo planear un escape a New York si todo me sale mal» pensó abriendo la reja que los dividía.

Valentina se hizo a un lado y lo dejó pasar, cerrando la puerta luego.

Jared invadió rápidamente el espacio como si fuese una efigie sacada de algún cuento mitológico flotando sobre un lago, demasiado alto, delgado y con un esplendido aroma a canela. Acción que la hizo sentirse extraída por su parte de Los viajes de Gulliver con su poca altura, que a pesar de los zapatos de tacón que aun llevaba apenas si le alcanzaba el hombro, su cansancio y su perfume de sudor. ¡Todo un partidazo nene! 

Después se arrepintió por completo el dejarlo pasar adelante, al ver el jean de su guardián en el suelo. Por suerte el zorro no estaba allí. 

Avanzó con prisa y medio empujó al vocalista en el brazo para llegar primero a ese punto y recogerlo, luego se tropezó con el pequeño escalón que dividía el pasillo de la entrada y su sala/comedor. 

Jared simplemente se limitó a observarla como si de un espécimen extinto del Paleolítico se tratase. 

Quizás también evitando que la torpeza de la fotógrafa se le contagiará.

― Me gusta tu decoración ―dijo detallando con curiosidad el mobiliario pintoresco y moderno que adornaba el departamento.

Era pequeño, si, pero las paredes blancas y los muebles de colores vibrantes con esquinas redondeadas le daban ese toque divertido. 

Su vista se detuvo en algunos puntos específicos que capturaron su atención: el amplio librero negro al fondo junto al comedor de dos plazas, una mesa de trabajo blanca en una esquina con herramientas de arte, un tocadiscos crosley naranja, jarrones con flores y por supuesto, las fotografías y pinturas sin marco colgadas en las paredes.

― A los dueños de IKEA también. ―respondió la fotógrafa cortando el aura hogareña que sentía él en ese momento. 

Jared la miró con recelo, ¿acaso no podía aceptar un simple cumplido de su parte y ser feliz como el resto de las personas que le idolatraban? 

― No todo parece de esa compañía ―le replicó una vez que estuvo parado entre la sala y la cocina― ¿Esos cuadros los pintaste tu? ―le preguntó señalando los retratos y paisajes.

― Así es, cuando no estoy huyendo de fiestas pinto. ―se encogió de hombros y luego le hizo una seña para que tomara un asiento en su sala. Tenerlo allí de pie la ponía mas nerviosa que de costumbre. 

― Parece que has ido a otra después que saliste de mi casa ―le comentó recostándose en el mueble amarillo mientras apoyaba un pie sobre su otra rodilla, confirmando lo mullido que era. 

― Tal vez, pero dudo que estés aquí para hablar de fiestas.

― Tal vez sí. Tal vez quiero conversar sobre bebidas espirituosas y sus posibles maneras de servirlas.

Muy bien, aquello sí que era directo pero Valentina no se podía esperar menos de Jared.

― Puedes ir a refrescarte, darte un baño y volver. ―continuó con un ademán― No tengo prisa.

Valentina le miró, entrecerrando los ojos y cruzándose de brazos. Acción que por un instante fue confundida por Jared como un coqueteo, por la forma en que apretó sus pechos bajo la tela del vestido negro.

― ¿Estás diciendo que estoy sucia? 

La respuesta lo descolocó. No, su fotógrafa no estaba coqueteando, estaba molesta― Solo fue una gentil manera de decirte que ese maquillaje de calavera ya parece de cuervo. Pero si tú estás cómoda, no tengo problemas. ―respondió con tranquilidad.

― Y yo no tendré problemas en patearle el trasero "gentilmente" hasta la calle si no es más amable con las palabras que usa al dirigirse a mi persona señor Leto ―replicó serena, tratando de ignorar su frase para no iniciar el Armagedón. 

― ¿Siempre estás a la defensiva Valentina? ¿O es solo por lo que te vi hacer anoche? ―ella estuvo a punto de replicarle con un sentido "no es problema tuyo", pero una figura peluda ocupó el mismo mueble en el que estaba Jared capturando su atención― Ey, no sabías que tenías un... ¿zorro?

― Es raza CRACRI, callejero ligado con criollo.

Macklix gruñó por lo bajo en respuesta, Jared solo lo observó con el ceño fruncido tratando de descifrar el verdadero linaje del animal.

― Parece un zorro y créeme, he visto un par en mis excursiones de escaladas.

― Tiene ascendencia de pomerano, es eso. 

― Ah ―Jared parecía satisfecho con aquella respuesta, Valentina simplemente suspiró aliviada, aunque no le duró mucho. El vocalista extendió su mano en dirección a la cabeza del zorro para acariciarle, recibió un ladrido y el indicio de una mordida― ¡MY LORD! ¡Se parece a su dueña! ―balbuceó retirando su mano con prisa, no deseaba perder los dedos ese día.

― ¡Buen chico! ―apremió ella aplaudiendo, ahora se podía ir más tranquila dejándolo allí sentado― Voy a cambiarme, no toques nada. ―anunció alejándose, aprovechando la excusa para buscar la poción.

Como era de esperarse en cuanto la joven se perdió de vista Jared se puso de pie con intenciones de husmear por allí.

― No me vayas a ladrar, voy a estirar mis piernas nada más. ―le advirtió a la mascota de Valentina.

«No te preocupes niño bonito, no pienso ladrar. Quizás hincarte mis colmillos en una vena principal, solo eso» pensó el zorro siguiéndolo con la mirada.

Jared permaneció en el pequeño espacio que formaba la sala y rápidamente se acercó al tocadiscos anaranjado, luego se puso a revisar los discos de vinyl que Valentina tenía organizados en una repisa inferior. 

Para su sorpresa a la chica le gustaban los clásicos y no cualquiera, de los buenos, de los que él mismo escuchaba algunas veces. AC/DC, Sting, Stevie Wonder, Pink Floyd, Led Zeppelin, Bon Iver, Ah-Ha. Todos grandes clásicos de los 70's 80's y 90's.

La tentación fue demasiado grande y en segundos sacaba el disco del cantante Chet Baker y con extrema delicadeza lo posicionaba en el plato giratorio, presionó el interruptor para encenderlo y en cuanto colocó la aguja encima, las notas de la canción Daybreak invadieron el espacio.

El zorro ladeó la cabeza y prestó atención; era la primera vez que escuchaba aquel tipo de sonido pero no le desagradaba en lo absoluto.

― ¿Te gusta verdad? ―Jared comenzó a danzar como un viejito de ochenta años siguiendo el ritmo― No existe mejor música para un día lluvioso que el Jazz mi amigo.

El vocalista siguió ojeando las cosas del lugar mientras danzaba, al parecer a Valentina no solo le gustaban los discos de vinyl sino los compactos también; clásicos y no tan clásicos figuraban la lista y ¡Asombro! Cuatro álbumes de la banda 30 Seconds to Mars estaban allí.

― Así que tenemos un Echelon en la casa ¿eh? ―murmuró con una sonrisa de ojera a oreja, debía sacarle provecho a ese descubrimiento como fuera, pero luego― ¿Tu dueña ya comió? ―le preguntó a zorro nuevamente, el aludido seguía allí estoico sin moverse― ¿Si? ¿No? ¿Tal vez? Muy bien, vamos a comernos lo que tenga en la nevera ¿tú comiste? Puedo prepararte comida si quieres.

Macklix dio un brinco desde el mueble y lo siguió, no perdería esa oportunidad y menos teniendo una protegida tan errática como Valentina.

Quince minutos después Jared tenía todo listo y acomodado en el pequeño comedor de dos puestos. No era el mejor desayuno del mundo pero tenía buena pinta y eso le bastaba para sentirse orgulloso. 

Cuando colocó la jarra de jugo sobre la mesa Valentina reapareció en la estancia con un atuendo más casual: un pantalón de lino holgado beige, una camisa blanca de mangas tres cuartos, unas zapatillas negras y el pelo húmedo. 

El maquillaje había desaparecido y en su lugar un rostro juvenil pero cansado tomaba su puesto, uno que no tardó en contorsionarse por la sorpresa.

― ¿Jugo o café? ―le preguntó Jared, indicándole con una seña que se sentara.

Valentina lo miró perpleja, ver al cantante con aquella aura de amo de casa le perturbaba de una manera extraña; en especial por el delantal floreado que llevaba puesto en ese instante amarrado al cuello. Era como ver a Dita Von Teese vestida con unos de sus vestidos Pin-up primaverales pero en una versión masculina.

― Café ―pidió y se sentó con cuidado en su puesto, detallando el plato frente a ella con dos sándwiches cortados a la mitad que parecían estar rellenos de vegetales con mermelada.

Su alma suspiró aliviada de que no fuese una de sus pancakes vegetarianas que solía mostrar en Instagram y Snapchat, unas para nada apetecibles por cierto.

― Lo sabía ―le dijo victorioso, ocupando un puesto frente a ella. 

― ¿Cómo? 

― Tienes reservas en tu alacena como para tres años. ―explicó, dando un mordisco furioso a su pan― Uno puede deducir muchas cosas con solo ver el contenido de una cocina, la tuya me dice que no pasas mucho en casa pero cuando lo haces te gusta comer sano. 

― Y por lo que veo estás acostumbrado a ello ¿no es así? ―él se encogió de hombros y mientras degustaba su primer triangulo, reparó en que el tocadiscos estaba sonando― ¿Quién te dio permiso de poner música? ¿Y dónde está mi perro? ―una rápida inspección y daba con el guardián encima del mueble, echado con las patas hacia arriba y adormilado sobre un cojín― ¿Por qué mi pomerano está en coma? 

― Dios Valentina, si haces preguntas ―se quejó de vuelta, tomó un poco de jugo y después se tomó el tiempo de responder a sus interrogantes― Uno, yo me auto di el permiso de poner música y de prepararte el desayuno como ves. Dos, tu perro está descansando porque acaba de comer y no, los animales no caen en coma si los alimentas apropiadamente ¿sabes? De todas formas ¿por qué le llamas pomerano? ¿No tiene nombre acaso? 

Le dijo molesto, con lo mucho que él deseaba tener una mascota y la gente que las tenía no les apreciaba como debían. 

«Si supieras qué es el pomerano en realidad no dirías eso, incluso respaldarías mi idea del descuido», luego recordó «¡La poción!» 

― Se llama Macklix. ―dijo con voz baja, tenía el frasquito en el bolsillo de su pantalón pero no estaba segura de cómo dársela. La idea de prepararle algo para tomar se esfumó en el instante que Jared decidió hacer el desayuno― Cuando cocinaste ¿viste algo de postre en la nevera?

― Un quesillo creo, ¿Por qué? ¿No te gusta lo que te hice? 

― Me encanta ―sonrió, dando otro mordisco― Pero tengo ansiedad de algo dulce. Serias tan amable de traerme un pedazo por favor, y disculpa la molestia.

Jared estaba pasmado, tanta amabilidad de su parte lo dejaba catatónico.

― Seguro. 

Si veía un dejo de dulzura en ella debía aprovecharla y sin replicar un instante se puso en pie y fue en dirección a la cocina. 

Valentina aprovechó el momento, era ahora o nunca. Sacó el frasco, quitó la tapa y se inclinó hacia adelante para verter el contenido violeta en su vaso lleno de naranja, cuando se regresó a su puesto estaba que lloraba, la mezcla se notaba a kilómetros. 

Donde antes estaba un vaso lleno de líquido amarillo ahora se tornaba lila y lo peor era que Jared venía de regreso.

― Aquí tienes, un pedazo de quesillo. ―dejó un pequeño plato a un lado de ella con cuidado y se sentó― Ahora, me gustaría hablar de lo que sucedió anoche en mi casa, si no te molesta.

Valentina apretó los labios formando una línea, un banal intento de sonrisa mientras su corazón bombeaba a toda máquina en su cavidad torácica. Jared aun no bajaba la mirada, ni se daba cuenta de que su jugo cambió misteriosamente de color.

Si tenía suerte y lo distraía lo suficiente, bebería sin darse cuenta. 

― ¿De qué quieres que hablemos? ―«eso Valentina, se amable con él y síguele la corriente» 

― Podemos comenzar por quién eres, después de horas de meditación y llegar al Nirvana no puedo llegar a una mejor explicación que una fantástica, una donde tienes relación con algún súper poder parecido al de la mujer maravilla. ¿Eres la hija de la mujer maravilla?

Valentina soltó una carcajada― Ya quisiera. Pero antes de responder ¿qué ganaré yo a cambio?

― No te delataré si es lo que piensas, estoy aquí, hablando contigo primero.

― Eso no me asegura nada Jared. Después que salgas de mi departamento nada te detiene para ir a exponer cualquier cosa que te diga. Dime ¿Cuánto dinero pagan por este tipo de información? 

― No necesito dinero, ya tengo suficiente. Además, no creo que exista algo más valioso que el conocimiento. Por años he creído que existe algo más allá afuera, quizás no un Dios pero algo más, algo que percibimos pero que no podemos ver; luego llegas tu ―extendió ambas manos al frente para señalarla y luego las bajó con pesadez― Ya no se qué pensar Valentina. ―expresó abatido. 

― Soy una bruja. 

Rápido. Impredecible. Directo al clavo. No tenia caso seguir extendiendo lo inevitable.

― Bien...eso...eso no está nada mal ―lo consideró― Te ves un poco distinta a como las pintan en los cuentos infantiles pero en líneas generales. Ok, eres una bruja.

― ¿Eso es todo? Te revelo mi más grande secreto y es así como reaccionas. "Ok, eres una bruja" ―le emuló, actuando como si fuese alguna hippie― ¡Estoy exponiendo toda mi raza por un cantante de rock! ―chilló. 

― Quieres que grite y corra en círculos, porque puedo hacerlo. ―hizo el intento de ponerse en pie, Valentina rápidamente lo jaló de un brazo para regresarlo a su puesto.

― Bien ¿Qué piensas hacer ahora? ¿Qué precio tengo que pagar para que mantengas la boca cerrada? ―le preguntó con fastidio. 

― Solo dos cosas simples: que vuelvas a trabajar como mi fotógrafa. 

Aquella primera petición no estaba tan mala, eso evitaría irse a New York― ¿Y? 

― Que me enseñes todo sobre tu mundo mágico. 

― Ah no ―ahora la que se levantaba era Valentina, iniciando un frustrado paseo con los brazos cruzando por el lugar― Ya sabía que existía un truco bajo disfrazado en tu cordialidad y simpatía; todos los humanos son así, es parte de su naturaleza. ―espetó, un segundo más y se transforma en su peor pesadilla: su abuela Isabel. 

― No veo nada malo, quiero saber cómo es tu mundo ¿Qué tiene de malo en ello? Tú has estado en el mío por mucho tiempo y no digo nada. 

― No te ha pasado por la mente que quizás mi presencia sea peligrosa para ti, si fuese una excelente bruja no me habría dejado ver en primer lugar. Porque esa es la realidad Jared Leto, soy la peor bruja que has conocido. 

― Eres la única bruja que conozco, así que puedo decidir que eres la mejor. Después de todo aun no me dejas verte en "acción" como dicen, ya me tomaré la libertad de juzgarte.

― ¿No me has visto en acción? Porqué mejor no me cuentas cómo quedó tu cocina. 

― Te sorprendí, eso no cuenta, ni hace gran diferencia.

― Oh si, si la hace, de lo contrario no estarías aquí molestándome. 

― No dejas de mencionar tus errores ¿es eso? Temes aceptar quien eres y hacer magia por temor a que descubran tu verdadera personalidad. ―Valentina se calló un instante y lo observó― ¡Es eso! Pues aquí te va una tercera oferta con el paquete, te ayudaré a convertirte en la mejor bruja. ¿Qué dices?

La fotógrafa soltó un bufido cargado de ironía― Seguro, simplemente explícame cómo harás eso. Al menos que tú también tengas poderes, que no creo.

― Seré tu conejillo de indias. ―dijo poniéndose de pie y extendiendo los brazos a ambos lados, ofreciéndosele. 

― ¡Aceptemos la propuesta del niño bonito! 

Apremió Macklix pasando de zorro a humano en segundos para susto del vocalista, que dio dos pasos hacia atrás, se llevó la silla por delante y cayó de culo en el suelo.

― El...el...el ―a Jared se le estancaban las palabras, simplemente no se esperaba aquello y mientras intentaba recodar cómo hablar le señala desde dos metros más abajo, aun sentado.

― Si...si...si...―tartamudeó el zorro con burla, la cara del ojiazul era todo un poema para diversión de su persona― Soy sensualmente irresistible en esta forma. Lo sé.

― Antes era un...―hizo una forma de esfera con sus manos, luego lo señaló― y ahora es. 

― Es mi guardián Jared, siempre lo ha sido pero se transforma en zorro. Un kitsuné. ―Valentina le extendió su mano y Jared la tomó como ayuda para levantarse.

Al tomarla, la fotógrafa sintió sus dedos fríos y húmedos, el pobre cantante temblaba de la impresión. 

― ¿Siempre aparece desnudo como humano? ―observó mientras alisaba el delantal con estampados florales que llevaba.

― Por desgracia si, este zorro no tiene ningún pudor, ten cuidado. 

― Lo tendré. 

― Bueno, basta de discusión ―Macklix se acercó a la mesa, tomó dos vasos con jugo que luego les pasó a Jared y Valentina, para después él agarrar una taza de café― Brindemos porque Jared Leto será parte del clan y tu nueva pera de boxeo mágica. 

Los tres alzaron sus bebidas y casi Valentina es convencida de ello por la confusión, cuando vio el vaso que Jared se acercaba a los labios no era otro que aquel con contenido color lila, el de la poción. 

Bandeó su mano en el aire y de un manotón mandó lejos el cristal, que terminó estrellándose contra el suelo y haciéndose añicos al impacto. 

― ¿Por qué hiciste eso? ―inquirió un Jared perplejo, mirando el vaso roto y luego a ella. 

Macklix pasó un brazo alrededor del cuello de Valentina y le sonrió al vocalista― Porque tu querida fotógrafa ha decidido aceptar tu propuesta y no borrar tu memoria como lo planeó. ¡Salud! 

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