Las cosas en clase han ido mejor de lo que esperaba, la verdad.
No hemos hablado casi, pero no ha habido miradas raras, y esto a mi me vale.
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Hay un problema.
Pensaba que después de decírselo las cosas iban a cambiar.
Pensaba que me sentiría libre por haberla confesado lo que siento.
Pero no, nada de eso.
Siento como una especie de...¿contradición?
Es como que al habérselo contado a alguien, mi mente se ha dado cuenta de la importancia de ello y está intentando darse marcha atrás.
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Es como si ya no fuese bisexual.
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Pero sigo echándola de menos. Mucho.
Me duele el alma siempre que la pienso.
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