The Last Virgin Standing / Ti...

By Blakeisavampire

218K 11.6K 1.7K

Charlotte Summers es la última virgen en su escuela; una escuela donde tomar la virginidad es un deporte. El... More

Sobre la autora - The Last Virgin Standing by laughterandjynx
Capítulo 1. Mi manzana es verde, pero su envidia lo es más
Capítulo 2. Sé como Alice y acósame
Capítulo 3. ¡Boxers, Calzoncillos, y Oh-Mi-Biología!
Capítulo 4: Linguine y Luke el Desagradable
Capítulo 5: Un libro, Dos libros, Un chico, Tres chicos.
Capítulo 6: Bolas a la canaleta, Bolas de bolos y Bolas de Newton.
Capítulo 7: ¿Apunta a los desagradables clásicos y no a los pétalos de rosa?
Capítulo 8: Llévame al juego - Eso también funciona.
Capítulo 9: Cualquiera puede tener talento con las chicas
Capítulo 10: En Walmart puedes encontrar cosas exóticas
Capítulo 11: Humpty Dumpty
Capítulo 12: Comida Post-Sexo
Capítulo 13: Club de Fans de Luke: Parte de Uno
Capítulo 14: Cuatro por cuatro: Cuatro al cubo
Capítulo 16: La curiosidad mató al gato y el gato atrapó al ratón
Capítulo 17: Abrazos
Capítulo 18: Los ogros son como las cebollas
Capítulo 19: Juegos de palabras
Capítulo 20. No me dijeron que jugar a Cupido tenía sus consecuencias
Capítulo 21. Una olla de Jambalaya revuelta, por favor.
Capítulo 22. Balanceándose con el enemigo
Capítulo 23. De corazón a bragas con Sr. Chico Malo
Capítulo 24. Choux à La Crème, Escargort, y encantos de príncipe
Capítulo 25. Pavo para el pensamiento; tal vez Benjamín estaba en el camino
Capítulo 26. Más terca que un demócrata y más brillante que un flamingo
Aclaraciones y reclutamiento de staff
Capítulo 27. Fe, confianza y polvo de hadas.
Capítulo 28. A las doce en punto

Capítulo 15: Los condones son las nuevas cincuenta sombras

7.7K 419 28
By Blakeisavampire

Banner hecho por Jpmponce.

---

Capítulo 15: Los condones son las nuevas cincuenta sombras

–Bien, ¿recuerdas lo que me prometiste? –mencionó Ian, colgando su brazo en mis hombros y sentándose delicadamente en el asiento vacío a mi lado.

Sonreí y negué con la cabeza. –No. ¿Te importaría refrescarme la memoria?

–La noche del 31 de octubre.

Di golpecitos con mi dedo en mi barbilla, pretendiendo pensar en lo que me decía. Lo sabía, por supuesto. –Iré a jugar dulce o truco esa noche. ¿Quieres venir conmigo?

–No seas tonta, Charlotte. Eso es para niños. Nosotros, los adultos maduros que somos, debemos ir a una fiesta de disfraces.

–Muy mal que yo no tenga dieciocho todavía, pero estoy segura que si le pides a otra chica estará encantada de acompañarte.

Frunció los labios. Esperé a que me diera alguna de sus ingeniosas respuestas para convencerme de ir, pero no lo hizo. Una única palabra me hizo ceder, algo que no esperé que dijera jamás. –¿Por favor?

–Bien, iré.

Lanzó un puño al aire. –¡Dijo sí!

Me reí. –No es como si te estuvieras proponiendo.

–Tal vez lo hacía. ¿Quién pensaría que decir "por favor" podría llevarte a alguna parte?

Rodé mis ojos y me volví hacia la hoja de trabajo en la que se suponía estábamos trabajando mientras el Sr. Smith hacía copias o algo. Probablemente estaba en la sala de profesores hablando con quien estuviera ahí sobre nuestra horrible clase mientras tomaba café. –Regresa a tu asiento, Ian.

–Bien... pero solo si vienes conmigo.

–Necesitado.

–Hermosa.

–Jódete.

–Linda.

–Imbécil.

–Encantadora.

–Cara de trasero egoísta.

–Increíble cara y trasero.

–¡Ian!

–Gatita. –Sonrió, disfrutando nuestro pequeño juego.

–Ya vete –me quejé. De verdad necesitaba terminar mis asignaciones en clases. Mis calificaciones estaban bajando, no hasta el punto en el que papá se preocuparía, pero estaba llegando allí.

–Quiero un beso primero.

–Estamos en clase.

–Calvito no está aquí.

–¡Pero sí todo el mundo!

Miró alrededor. –No les importa.

–¡Pero a mí sí!

–Un besito rápido y te dejaré hacer tus cosas de nerd.

Suspiré, pensando que esto era chantaje, y rápidamente presioné mis labios en los suyos. Quise apartarme, pero su mano apareció en la parte de atrás de mi cabeza, manteniéndola en su lugar. ¡Me engañó! Solo tenía dos opciones: devolverle el beso o dejarlo besarme. Era incómodo solo sentarse ahí, así que naturalmente escogí la primera opción.

Escuché una garganta aclarándose y aparté mi cabeza para que Ian perdiera el agarre. Aparentemente ya había quitado su mano, así que salí disparada hacia un lado. Caí al piso, tirando de mi enagua para no ser indecente durante mucho tiempo. Me dolía el trasero y mi cara estaba roja. Ian todavía estaba sentado en su asiento, tratando de no reírse.

El señor Smith estaba en la puerta, no mirándome. Miré a todos rápidamente. Oh Dios. ¿Qué hice? Volví a mi asiento, mirando mis manos que temblaban por el nerviosismo. –Señorita Summers, señor Jameson, a la oficina del director, por favor.

Escuché las risitas y los murmullos de mis compañeros, pero el sonido de humillación era demasiado fuerte y resonante en mis oídos. Si iba a la oficina del director, la probabilidad de que llamaran a mi papá eran altas. Puse mi bolso en mi hombre, recogí los libros e inicié mi camino de la vergüenza.

Mantuve mi cabeza gacha durante todo el tiempo. –Entonces, ¿los mirarás a ellos y no a mí? –soltó Ian divertido, moviéndose a mi paso acelerado.

Lo miré de frente. –Te odio.

Rodó los ojos. –Claro que sí.

–Bien, tal vez no, pero aun así. Ahora mismo no te quiero.

–¿Esto quiere decir que te gusto el resto del tiempo?

–Cállate, Ian.

–Sí, señora.

La secretaria parecía conocer a Ian bastante bien. –¿Vienes mucho por aquí? –susurré mientras esperábamos a que el señor Ritz terminara su reunión con alguien.

–Lo suficiente. –Sonrió.

Mi corazón golpeaba fuerte, mis palmas sudaban, y estaba muy nerviosa. Yo no era alguien que se metiera en problemas, así que esta era la primera vez que venía aquí. ¿Él se apiadaría de mí por ser la primera vez, no? ¿Cómo estaba Ian tan calmado? Ugh, ridículo.

La puerta prohibida se abrió y nos llamaron. Su oficina era un poco oscura, excepto por la lámpara que de alguna forma iluminaba la habitación. Estaba lleno de muebles para carpetas, estantes de libros, y toneladas de papeles.

–Ah, Ian, has regresado.

–Aquí estoy, señor.

–Creí que habíamos acordado no volver a vernos en esta oficina. –Era aterrador e intimidante, pero Ian se mantenía relajado. Era como si esta fuera una conversación normal para él. No podía solo sentarme y dejar que Ian fuera regañado cuando había sido parcialmente mi culpa; mayormente era suya, pero supongo que yo lo empecé–. También es mi culpa, señor –hablé.

–Generalmente se necesitan dos para demostraciones públicas de afecto.

–¡No pasará de nuevo!

Agitó la cabeza y se rió suavemente para sí mismo. –¿Qué tan tonto piensa que soy, señorita Summers? No nací ayer.

–Obviamente –tosió Ian.

Él ignoró el comentario sarcástico de Ian. –Probablemente sucederá de nuevo, solo tienen que ser más cuidadosos. Pero como esta es su primera infracción, la dejaré ir con una semana en detención.

Supongo que eso era mejor que llamara a mi papá. –Gracias, señor.

–No quiero verte aquí de nuevo, ¿de acuerdo? –Asentí. Miró a Ian–. Parece que amas los problemas, ¿no?

Ian sonrió y me envió un pequeño guiño que el señor Ritz no vio. –O los problemas me aman a mí.

–Como sea, tienes que empezar a comportarte como un buen ciudadano. El dinero de papá no te va a sacar de problemas el resto de tu vida, señor Jameson. Si cometes otro error, me temo que no dejaré que te gradúes.

–Estás bromeando.

–Nunca bromeo, señor Jameson. Mantengan sus manos para ustedes. No quiero que la reputación de mi colegio se vea manchada solo porque no puedes mantenerla en tus pantalones. Ahora, váyanse.

Un gran peso se levantó de mis hombros en cuanto salí de ahí. La secretaria me sonrió simpáticamente. Ian salió casualmente detrás de mí, como si acabara de salir de un spa. Su tranquilidad empezaba a volverme loca.

–No puedo creer que ahora tengo una detención –gemí, andando por los pasillos.

–Por lo menos estaremos juntos –dijo Ian.

–No es como si pudiéramos hablarnos.

–Estarías sorprendida de lo que podemos hacer con eso.

–¿No es el señor Smith quien se encarga de la detención?

–Sí, pero tiene una vejiga pequeña y una adicción al café.

–Es raro que lo sepas.

Se encogió de hombros. –¿Qué puedo decir? Soy un chico malo.

Me reí. Él no era absolutamente como Tyler. Era más bien... cómico. –Síp, porque Ian Jameson es un completo rebelde.

–Será mejor que lo creas, gatita. ¿Qué te parece si vienes a conocer a mis paps(1)?

–¿Tus paps? –Me reí–. Bonita gramática. No suenas como un nativo en lo absoluto.

–No me respondiste.

Mi boca se abrió un poco. –¿Estás bromeando, verdad?

Él negó con la cabeza. –Mis padres quieren conocerte.

–¿Cómo siquiera saben de mí?

–Supongo que monitorean con quién salgo. Aparentemente, fumar marihuana una vez es un no–no gigante para la compañía de papá.

–¿Y quieren asegurarse de que no soy una drogadicta o algo?

–Qué bueno que lo entiendas. Así que... ¿qué dices? ¿Sí?

–¿En serio tengo alternativa?

–¿Bonita, inteligente y una virgen? Eres el paquete completo, gatita.

Suspiré. –Solo dime cuándo y ahí estaré.

***

Me di cuenta de que pude haber dicho eso y deshacerme de él, pero estoy bastante segura de que sus padre no me permitirían estar cerca de él si lo hacía. No podía hacerlo; extrañaría su presencia. Ya me había acostumbrado a tenerlo cerca. Sería raro si ya no lo tuviera.

Estaba en mi porche caminando, mis palmas sudaban mientras esperaba a que Ian llegara a recogerme. No sabía cómo comportarme en lo que se refería a conocer padres –en realidad nunca había hecho algo así. Todo lo que sabía era que tenía que dejar una buena impresión. Espera, eran ricos, lo que quiere decir que tengo que llevar alguna clase de regalo, ¿verdad? No estábamos saliendo así que no importaba... ugh. ¡Todo era tan confuso! Incluso si llevaba un obsequio, no podía comprar algo lujoso, algo que estuvieran acostumbrados a recibir.

Su pulcro, auto negro llegó. Salió, luciendo como un modelo, por supuesto. ¿Qué más esperarías de él? –¿Estás lista para esto?

Le dediqué una media sonrisa. –Tan lista como siempre estaré.

–No te preocupes, gatita. Te amarán.

Me llevó hacia el carro y partimos. Aquí voy.

Me gustaba ser aceptada, razón por la que mi corazón latía treinta billones de veces por segundo y me sentía mareada. Ian me dio un apretón de manos para calmarme en cuanto entramos a la casa. La última vez que estuve aquí, además del incidente en la piscina, la casa se había convertido en una fiesta. Pero ahora se veía normal, una casa rica y aristorcrática.

Todo estaba bellamente decorado. No había prestado atención antes, había preciosas pinturas de óleo adornando las paredes doradas. Los muebles se veían caros, clásicos y, al mismo tiempo, contemporáneos.

Escuché pasos suaves, haciéndose más fuertes en cuanto se acercaban. Su padre tenía su brazo alrededor de la cintura de su madre. La mujer me dio una sonrisa débil, como si me diera la bienvenida a su casa. A juzgar por su apariencia, y su casa, era una mujer sofisticada. Llevaba su cabello oscuro en un moño recogido, su piel era limpia, y su maquillaje profesional. A diferencia de Ian y su padre, ella tenía brillantes ojos azules.

Ian era la exacta imagen de su padre; la misma estructura facial, cabello oscuro y ojos grises. Su parecido era aterrador. Estaba ahí con su estoica cara de póker, extremadamente serio. Supongo que necesitabas esa actitud si querías ser un exitoso hombre de negocios.

–Madre, Padre, ella es Charlotte. Charlotte, estos son mamá y papá.

Sonreí y ofrecí una mano. –Hola.

El señor Jameson agitó mi mano firmemente. –Un placer conocerte, –dijo ásperamente.

La señora Jameson también agitó mi mano, pero con delicadeza. –Un placer.

Nos quedamos ahí mirándonos entre nosotros hasta que el señor Jameson sugirió que debíamos ir a un lugar más cómodo –el salón familiar. Una mesa de vidrio para café nos separaba a Ian y a mí de sus padres. –Pareces una chica simpática –dijo el señor Jameson.

Mis ojos se abrieron, esperando por el "pero" que seguía. Cuando no lo dijo, yo lo hice. –¿Pero...?

La señora Jameson negó con la cabeza. –No hay un "pero". Pareces una jovencita decente para nuestro Ian.

Si otra persona me hubiera llamado "decente", me sentiría ofendida. Pero viniendo de la señora Jameson, fue un cumplido que acepté felizmente. –Gracias.

–Iré a asegurarme de que la cena esté lista –dijo la señora Jameson, levantándose y alisando su vestido. Dejó la habitación, su esposo detrás de ella.

Ian tomó mi mano de nuevo (la había soltado cuando nos sentamos) y me llevó hacia las escaleras. –¿A dónde vamos? –pregunté.

–Mi cuarto.

Me congelé. –Amm... Ian. Tus padres están en casa...

Echó la cabeza hacia atrás, riendo. –Nunca haría algo así con mis padres aquí, Charlotte. –Entonces me miró con una expresión seria en su rostro–. Espera, estás diciendo que si mis padres no estuvieran en casa quisieras...

–¡No!

–Vaya forma de aumentar mis esperanzas –murmuró.

Sonreí y palmeé su espalda. –Es para lo que sirvo.

Seguimos el camino hacia su habitación, que era mucho más moderna que el resto de su casa. En el medio de todo, había una enorme cama king. A su alrededor había un montón de consolas de videojuegos y puñados de juegos. Ian era un gamer consumado, ¿quién lo hubiera imaginado?

–Wow, Ian...

–Sé que es fabuloso, pero intenta no ponerte celosa, gatita.

–Doy mi mejor esfuerzo, porque ya sabes, quisiera tener todos estos videojuegos.

–¿No lo quiere todo el mundo?

–Así que, ¿esto es lo que haces cuando no estás tomando la inocencia de las chicas?

–Últimamente menos de lo usual. –Le dirigí una mirada interrogativa–. Eres mucho trabajo, gatita –explicó–. Conquistarte es un trabajo en sí mismo.

–Entonces no lo hagas.

–¡Eso va contra mi religión! Darse por vencido no es la forma en que la familia Jameson hace las cosas.

–¿Tu familia es tu propia religión?

–¡Precisamente!

Hubo un toque en la puerta, y luego el señor Jameson asomó la cabeza por un espacio. –Disculpa la interrupción, pero me gustaría hablar con mi hijo.

Ian me envió una mirada de disculpa. –Siéntete como en casa, Charlotte.

Abandonó la habitación y yo me senté cuidadosamente en su casa, jugando con mis dedos. Era raro e incómodo estar sola en un lugar desconocido. No estaba segura de qué hacer, solo deseaba que la conversación de Ian fuera rápida.

Podía oír los susurros apagados del pasillo; sonaba acusadores. Sabía que estaba mal escuchar, pero no pude evitarlo. Perdí el control y dejé que mi curiosidad sacara lo mejor de mí. palmeé la puerta y presioné mi oreja en ella.

–Lo sé, lo siento –se disculpó Ian, sonando triste.

–Sabes que no puedes hacer esto, ¿verdad?

–Pero papá...

–Esta compañía significa todo para mí y más vale que signifique todo para ti. Cuando esté listo para retirarme, más te vale tener una buena educación y una vida estable, Ian. No dejaré que lo eches a perder porque no puedes controlar tus urgencias. Los negocios son todo sobre...

–Estrategia, lo sé.

–Tienes que dejar de arruinar tu vida, Ian. No quiero que embaraces a una chica o que se te pegue alguna asquerosa ETS(2).

–No lo haré –suspiró Ian.

–Hablo en serio, Ian. No te di todo este lujo para que tú te aproveches.

–Sí, señor.

–Me gusta esta Charlotte, sin embargo, prefiero...

–¡Suficiente, papá! Ya entendí. Dejar de dormir con chicas y buscar un futuro.

¡No, Ian! ¡Déjalo continuar! –Perfecto, la cena estará lista en diez minutos. No llegues tarde.

Corrí hacia la cama, agarrando lo primero que me encontré y estudiándolo para que Ian no sospechara que estaba escuchando su conversación. Sonaba muy serio y estresado cuando hablaba con su papá, tan poco–Ian.

La puerta se abrió, Ian entró sin prisa. –Lo siento por eso.

Sonreí. –Está bien.

–Y... ¿qué tanto escuchaste?

Me congelé, sangre golpeando en mis oídos, mis palmas sudando. Había sido atrapada. ¿Debería parecer inocente o simplemente dejarlo ir? –N-No sé de qué estás hablando.

Él torció una sonrisa. –Entonces, ¿estás leyendo una caja de condones solo por diversión?

Miré hacia mis manos. Debería empezar a poner atención en las cosas que tomaba. –¿Sí?

–No eres una fisgona silenciosa, gatita. No te conviertas en espía.

Sonreí con inocencia. –Me atrapaste.

Él rodó los ojos. –Una forma de decir lo obvio. Así que, ¿lista para cenar?


~~~~~~~~~~~~~~ 

(1) En la oración original dice 'rents refiriéndose a parents que significa padres. Lo que intenta hacer Ian es sonar como un nativo americano.

(2) Enfermedad de Trasmisión Sexual.

Continue Reading

You'll Also Like

5.6K 218 21
La inmortalidad no lo es todo hasta que consigues a tu verdadero amor. [Saga Olympia] ______________.... TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS©
5.3K 304 35
Inés,una chica perfeccionista,euforica y optimista. Conoce a un chico,pero son muy diferentes y a la vez muy iguales. La idea más ilógica que tuvo en...
93.3K 5.6K 18
LIBRO TRES DE LA SAGA ÁMAME. Summer ha estado enamorada de Nikolai desde que tiene memoria, ella siempre ha estado consciente de que nunca pasaría a...
72.1K 4K 33
Tu alma gemela es alguien que no vendrá a tu vida silenciosamente. Es alguien que vendrá a cuestionar tus convicciones, a cambiar tu cotidianidad, al...