Él me miró. Yo también lo hice. Hicimos contacto visual, nadie se movía. Fleur, Rya, Lin Bo, Nevbe, Andrew, Thompson, de mi lado junto a mis amigos. Lo mismo con Max, pero yo no los pude reconocer. Siguió el contacto visual. Miré hacia abajo, apenada.
– Esperé mucho tiempo para esto – interrumpió el silencio.
Tomó de mi mano, me impulsó y me llevó. No tengo idea de que estoy haciendo, ¿se nota? Siguió su camino, hasta llegar a un auto. El cual reconocí perfectamente. Me subió al auto, y fue hacia el asiento de piloto. Yo seguí callada, giré mi cabeza para ver a Ramiro corriendo tras el auto, junto los demás. Miré por el retrovisor, él me estaba sonriendo. Toqué los asientos y en los mismos el Aston Martin todavía tenía rasgos de sangre desde el día del accidente, hace quince años.
– Está loca, pero la sigo queriendo – mencionó Ramiro deteniéndose detrás del auto, que siguió su recorrido. Salió la misma lágrima loca desde mi ojo izquierdo.
– ¿Reconoces este Aston Martin? – preguntó sonriente por el retrovisor.
– Sí – reí incómodamente.
– Mi padre nos sigue – aclaró nervioso – tal como la última vez.
– Pensé que eras un chico malo – Hablé mirando el piso del auto.
– Lo soy – dijo decidido.
– Sobre, ¿Cómo sabes la ruta que usaron mis padres? Y ¿Cómo es que tienen su auto? – Inquirí un poco asustada, ya que no voy a sufrir lo mismo que ellos y menos a los dieciséis.
– Con mis amigos juramos que cuando tengamos dieciséis tendríamos que hacer esto con una chica con el auto de tus padres – Me explicó Max - Sobre el a Aston Martin, en el testamento te ha quedado a ti, pero como eres una niña que no sabe conducir, me quedó a me. Hasta que aprendas a conducir, claro – Se dió vuelta mirándome sonriente.
Así fue como se distrajo,perdimos el control y por el colmo estaba un tren pasando por la vía. Todo se tornó negro unos minutos después...