Phantom [h.s] •Completa•

Por chxneldope

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La trágica historia de amor entre una chica con problemas y un chico asesinado, los cuales deberán trabajar j... Más

Phantom
uno
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doce
trece
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quince
dieciséis
diecisiete
dieciocho
diecinueve
veinte
veintiuno
veintidós
veintitrés
veinticuatro
veinticinco
veintiséis
veintisiete
veintinueve
treinta
treinta y uno
treinta y dos
treinta y tres
treinta y cuatro
treinta y cinco
treinta y seis
treinta y siete
treinta y ocho
treinta y nueve
cuarenta
cuarenta y uno
cuarenta y dos
epílogo

veintiocho

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Por chxneldope

Las nubes llenan el cielo de la noche, por lo que su color azul oscuro es casi negro. Las estrellas son invisibles hoy, debido a la gruesa capa de nubes que seguramente retienen una tormenta dentro de ellas. Para confirmar mi hipótesis, el sonido de un trueno resuena en el cielo y veo un destello de luz. Las gotas de lluvia golpean mi ventana, una detrás de la otra. Más y más gotas resuenan contra el cristal hasta que el cielo cae en una tormenta real, como si estuviera ahogando sus penas en la tierra para que el sol pueda brillar al día siguiente.

La lluvia siempre me ha relajado. Especialmente las tormentas. Nunca le he tenido miedo a los truenos o relámpagos, desde que era pequeña. Mis padres siempre se han preguntado el por qué. Para un niño, las tormentas deben ser algo que les provoque miedo. Los truenos y destellos de luz parecen ser un acto de magia inexplicable para un niño pequeño. ¿De dónde vienen? ¿Por qué sucede? Un niño no puede explicarse racionalmente tal cosa. Pero de alguna manera, yo lo hice. Mi madre siempre me preguntaba si quería ir a dormir a su habitación cuando aparecía una tormenta, pero yo rechazaba la oferta y me envolvía entre las mantas de mi habitación, durmiendo plácidamente. Por supuesto, mi padre siempre trató de explicarme científicamente lo que era un trueno y un relámpago el día después de la tormenta, cuando el sol salía de detrás de las nubes.

Esta tormenta no es diferente para mí. Son las diez de la noche y me encuentro sentada en silencio en mi habitación, mirando las gotas que se deslizan por el cristal de la ventana helada. Los destellos aparecen y forman la sombra oscura de una persona fuera, y juro que casi me hago pis encima en ese momento.

Harry entra riendo a mi habitación, con pequeñas gotas de agua sobre su piel.

—Oh, Dios mío—digo, recuperando el aliento, presionando una mano contra mi pecho, tratando de frenar mi corazón de latir con fuerza—. Santo Dios, estuve a punto de morir por un ataque al corazón.

Harry continúa riendo, sacudiendo el agua de su cabello y me brinda una sonrisa perpleja.

—Deberías haber visto tu cara. ¡No tenía precio!

Le lanzo una mirada asesina antes de negar con la cabeza y empezar a reír con él.

—Está bien, me has asustado hasta la muerte.

—¿Te he quitado el aliento?

—Me has ahogado.

Nos reímos de nuevo.

—Debemos parar con los chistes de estrangulación, en serio—digo.

—Tienes razón—toma un descanso.

Lo miro vacilante.

—¿Qué?—lo pongo en duda.

—¡Esa debería haber sido otra mala broma! Era una oportunidad perfecta.

—¿Por no decir chistes? ¿Me estrangularás?

—Hasta la muerte.

Harry cierra los ojos y mueve su cabeza, riendo. Me río con él debido a nuestro humor negro.

—Claro, realmente están lloviendo perros y gatos por ahí—dice una vez termina de reír y ambos dirigimos la mirada hacia la ventana.

—Me he dado cuenta.

—Estás muy irónica hoy, ¿verdad?

—Exactamente.

Harry me sonríe, moviendo la cabeza.

—Mira, sé que no puedes sentir la fría lluvia o lo que sea, pero, ¿no vas a cambiarte la camisa? Estás todo mojadito.

Él levanta una ceja.

¿Mojadito?

—Sí. Mojadito—me levanto y camino hacia él—. Tu suéter está todo empapado y mojadito.

Él me mira, confundido.

—Ciertamente, Jane. Si te hace feliz.

—Estoy segura de que mi padre tendrá una camisa que te quede hasta que tu suéter se seque—digo, moviéndome hacia la puerta. ¿Cómo diablos le explicaré a mi padre?

—No, no hay necesidad—dice Harry—. Mis padres no se llevaron a Vancouver una caja de mi ropa vieja. Voy a tomar algo de allí.

Alzo una ceja.

—¿Por qué no te haz cambiado antes, entonces? Quiero decir, ¿Por cuánto tiempo has usado ese suéter?

Frunce el ceño.

—Me gusta este suéter.

Me río un poco.

—No me había dado cuenta.

—¿No te gusta?

—Sí, me gusta. Es demasiado tierno.

—Me gustan las cosas de peluche.

—Bueno, tu haz alcanzado un nivel de peluche.

—Bien. Era mi objetivo el ser tierno—me brinda una sonrisa—. Por otra parte—empieza a decirme, tornándose serio—. A la población del intermedio... no nos gusta cambiar nuestra ropa. En cualquier caso, no se ensucia, ya que no sudamos ni nada de eso. Es como una regla no escrita. Quedarte con la ropa con la que moriste es como aferrarte a otra pieza de vida. Después de morir, eres fiel a ti mismo, no hay nadie para impresionar. Por consiguiente no podemos exactamente llevarnos la ropa... que nuestros padres no nos han dejado de nuevo—frunce el ceño.

—Bueno, una vez que tu suéter se haya secado, puedes volver a ponértelo—digo—. Sólo hasta que deje de llover.

Él sonríe.

—Está bien.

Lo golpeo ligeramente en el hombro.

—Iré a buscar algo de ropa seca, fantasma mojadito.

Se ríe en dirección a la puerta.

—La caja debe estar en uno de los armarios de las habitaciones, caminaré a través de las paredes un poco hasta que la encuentre.

—¿De verdad gozas tanto esa cosa de atravesar paredes?

—¿Puedes culparme?

—En realidad no.

Me vuelvo a sentar en mi cama cuando desaparece a través de una de mis paredes, riendo ligeramente. Sabiendo que ni siquiera dejó que una sola gota de agua cayera en el suelo como lo haría una persona con vida, después de haber estado en la lluvia durante tanto tiempo. Bueno, por supuesto, respondí en mi mente. Él está muerto, idiota.

Me alegro de que mis padres se hayan ido a la cama temprano y que su habitación esté al otro lado de la casa, en comparación con la mía, que está en el ala oeste. La enormidad de la casa es útil en casos como este. No pueden oír voces en mi habitación desde el punto en que ellos se encuentran.

Antes que me de cuenta, Harry camina de vuelta a través de la pared con una caja de ropa. Sin haberse cambiado todavía el suéter blanco húmedo.

—¿Por qué no te has cambiado?—pregunto.

—No he sido capaz de elegir qué camisa llevar—confiesa, colocando la caja en el suelo.

Me levanto de la cama y me dirijo hacia él, volviendo los ojos a la ropa. Hay una gran cantidad de camisetas de todos los colores.

—Elige una—me dice.

Levanto una ceja y comienzo a buscar entre las camisas, mirando los diversos logotipos impresos en ellas, acariciando la tela en mis manos. La mayoría de éstas pertenecen a varias bandas, algunas que conozco muy bien, y otras de las que nunca he oído hablar.

Rolling Stones, Queen, The 1975—leo en voz alta, mirando a través de ellas—. Arctic Monkeys, Fall Out Boy...

—¿Qué puedo decir? me gustan las bandas—se encoge de hombros.

Le lanzo una camisa de Arctic Monkeys.

—Me gusta esa banda, ponte esta.

Él sonríe.

—Buena elección.

Espero a verlo moverse hacia el armario para cambiarse, pero estoy totalmente sorprendida cuando empieza a quitarse el suéter justo en frente de mí, arrojándolo a un lado.

Mis ojos se trazan sin pudor en el abdomen de Harry. Sus músculos están definidos y su piel es suave como una muñeca de porcelana. Con la delicada sonrisa en sus labios, parece un ángel, al cual solamente le faltan las alas.

Empujo lejos el pensamiento cuando él comienza a ponerse la camiseta, para luego recoger el suéter mojado del suelo.

—Lo colgaré en la barra de la ducha—dice, obviamente satisfecho por el hecho.

Maldición.

Me siento sobre mi cama y doy un largo suspiro. Harry vuelve a la habitación, tomando asiento junto a mí.

—Tu funeral se llevará a cabo el miércoles, sabes—digo—. Esta vez tus padres realmente enterrarán tu cuerpo.

—Hmm.

—Me invitaron.

—¿En serio?

—No iré a menos que tu quieras que vaya.

—No importa. En cualquier caso, yo iré. Hay un punto entre los árboles donde todos veremos el funeral.

—¿Me estás diciendo que...

—¿Me sentaré con todos mis amigos fantasmas para ver el funeral como si se tratara de una película? Sí, eso es exactamente lo que quería decir.

Dejo escapar una ligera risa.

—Wow.

—Si deseas unirte a nosotros, tenemos un excelente punto que nadie puede ver.

—Voy a pensar en ello.

Nos quedamos en silencio por un tiempo, escuchando la lluvia.

—Hey, Jane.

—¿Sí?

—Háblame de ti.

Lo miro con el ceño fruncido.

—¿Qué quieres decir?

—No te conozco tan bien como debería, digo, ya que estás ayudándome a ir al más allá.

—¿En serio?

—Sí, entonces comienza—se recuesta en la cama, apoyando los brazos detrás de su cabeza—. Habla.

—No sé por dónde empezar.

—Comienza con...—hace una pausa, pensando—. ¿Por qué te mudaste aquí?

—Ya lo sabes, intenté suicidarme.

—¿Por qué?—abro la boca para contestar, pero rápidamente me silencia, levantando una mano—. Y no me digas porque querías morir. Dime, ¿por qué razón lo hiciste?

Suspiro. Jugando con el borde de los pantalones de mi pijama.

—¿Tengo que decirlo?

—Jane—casi se echa a reír, ocultando una sonrisa—. ¿A quién diablos podría decirle? ¡Estoy muerto!—sonríe.

—Podrías decirle a todos tus amigos fantasmas.

—Jane, aparte todos te quieren. Si les dijera, lo cual no haré, no pueden juzgarte, ni importaría tanto—se sienta, levantando sus cejas hacia mí y tratando de ocultar una sonrisa.

Me muerdo el labio inferior, observándolo. ¿Qué resultado tiene el que le diga? Confío en él. Ha sido como un mejor amigo para mí más que cualquier otra persona aquí en Castle Hill.

—Está bien—digo, y Harry se mueve para sentarse con las piernas cruzadas, apoyando su barbilla en la palma de su mano como un bebé.

Me muerdo el labio, luchando por encontrar un punto donde comenzar.

—Bueno—digo antes de empezar a decirle—. Supongo que todo comenzó hace aproximadamente un año. Tenía a mis amigos y habían comenzado a cambiar. Así que creo que cambié con ellos. No fue un cambio positivo. Fue como los cambios que se ven en las películas donde la chica se convierte en la chica mala y se comporta como una zorra, sin hacer nada, pero con experiencia en el coqueteo continuo y beber. No es que fuera tan mala como los demás, pero mis padres estaban demasiado molestos por lo que me estaba convirtiendo. Llegaba a casa muy tarde, borracha cada fin de semana, me regañaban y yo les respondía. Era horrible. Hice llorar a mi madre muchas veces, pero en ese momento no me importaba. Yo era tan impasible como una piedra. Hacia enero del año pasado, conocí a un chico—tomo un descanso—. Aquí es donde la historia se torna cliché.

Harry se encoge de hombros.

—Un poco de cliché no es tan malo.

—En cualquier caso—digo—. Salimos durante un tiempo. En realidad, era sólo una imagen. A mis amigos les agradó, así que empezamos a salir más. Me habían aspirado a ese mundo en que... la popularidad y ser una persona hermosa y famosa era una prioridad. Poco tiempo después, me cansé de todo eso y mis amigos comenzaron a ignorarme y hablar detrás de mis espaldas. Se volvió cada vez peor, pero no hice nada para cambiar la situación. Era tan ingenua, muy ingenua. Entonces, un día, se detuvieron frente mío y comenzaron a burlarse de mí en mi cara—alzo mi hombro—. Actuaba como si se tratara sólo de una broma. Ellos pensaron que era divertido. Terminé con el chico con quien salía y es precisamente en ese punto que todo comenzó a ir cuesta abajo. Mis amigos me cuestionaron y se mantuvieron persistentes, queriendo saber por qué razón le había dejado y les repetí que no era mi tipo, pero no dejaron de torturarme. Decían que no tenía valor y muchas otras mierdas que ni siquiera recuerdo, y empecé a creer sus palabras. Mis padres no entendían por qué estaba enojada a todas horas del día. No tenía nadie con quien hablar o poder confiar. Me sentía sola, muy, muy sola. Sentí que tenía que decirle a mis padres que esa gente me estaba destruyendo, pero era difícil. Realmente difícil. Estuve a punto de decirle algo a mi madre un par de veces, pero nunca pude escupirlo. Era una cobarde. Tenía una excusa estúpida para suicidarme. Odiaba el hecho de que lo tenía en cuenta para terminar todo, pero cuanto más tiempo pasaba, las cosas con mis amigos empeoraban, y la idea se me hizo más y más atractiva.

Harry me mira con ojos curiosos, su barbilla todavía está descansando en su palma. Es casi natural verlo vistiendo algo que no sea su suéter blanco, pero no puedo mentir y decir que la camisa no le queda muy bien. Es de mangas cortas cerradas, y el color oscuro de ésta hace un bonito contraste con su piel pálida.

—Adelante—me invita suavemente.

—Bien—digo—. Mi vida era cada vez peor y al final decidí lo que quería hacer. Todo parecía tan estúpido, sólo parecían razones estúpidas. Lo odiaba tanto. Había perdido mi motivación para todo. No sabía lo que me estaba pasando. Me había convertido en alguien que no me gustaba ser. No recuerdo cuando es que comencé a cortarme. Era sólo un poco al principio, luego se convirtió en algo peor. Fue como si hubiera pasado a depender de una manera enferma e irracional de ello. Recordar es doloroso y en definitiva algo que no me gusta hacer—frunzo el ceño—. Mi madre me encontró en el cuarto de baño poco tiempo después de que había tratado de terminar todo. Estaba casi muerta. Había una gran cantidad de sangre por todas partes. Ella comenzó a llorar, pero yo no entendía por qué, pensé que estaría mejor si muriera. 'Oh, Dios mío, Jane', siguió diciendo, una y otra vez. 'Oh, Dios mío, Jane, ¿qué has hecho?' después de eso perdí el conocimiento y me desperté en el hospital.

Los ojos de Harry están abiertos. Miro hacia abajo en mis piernas y continuo.

—Ese fue mi punto más bajo. Después de eso, me diagnosticaron depresión y me recetaron unas medicinas que aún debo tomar todas las mañanas. Mis padres tuvieron una larga discusión sobre ello, y finalmente, decidimos alejarnos y mudarnos a Castle Hill. Mi padre dijo que sería un buen comienzo, fresco para todos nosotros. Además recibió una oferta de trabajo. Ha sido una lenta recuperación, y durante mucho tiempo fue difícil para mí no llevar pensamientos suicidas. Sin embargo las cosas han mejorado. Puedo seguir tomando la medicación, y la inestabilidad de mi cerebro empieza a ser estable, tal vez. Las cosas son mejores ahora.

Me encojo de hombros.

—Eso es todo, esa es mi historia.

Él asiente con la cabeza lentamente, con el ceño fruncido.

—Wow.

—Sí—un trueno resuena con fuerza fuera.

Sacude la cabeza ligeramente.

—Nunca he conocido a una persona como tu—dice—. Crecí en torno a estos niños ricos que siempre han tenido todo. Yo era uno de ellos. Todo lo que lamenté parece tan estúpido ahora.

—Eso no es cierto—replico—. Me refiero, por supuesto, algunas de las cosas que nos quejamos en nuestras vidas son estúpidas, pero porque nuestros problemas no sean tan terribles y complicados como son los problemas de otras personas, no significa que no tengamos nuestros propios.

Harry me mira.

—Tienes razón.

Me encojo de hombros.

—Tienes razón en muchas cosas, ¿sabes, Jane?

—¿En serio?

—Sí.

Un flash ilumina la habitación con luz pálida por menos de medio segundo. La lluvia comienza a caer con más fuerza, golpeando la casa sin gracia.

Miro las gotas que se deslizan por la ventana.

—Supongo que no hay mucho que saber sobre mí ahora—digo, soltando una risa seca.

—No es cierto—dice Harry—. Todavía no se cuál es tu color favorito, o tu sabor favorito de helado. No sé cuál es tu estación preferida o cuál tu banda favorita, o tu dulce favorito o tu animal preferido. No sé cuál es tu película favorita y ni siquiera sé lo que no te gusta de ti misma. Lo cual define quien realmente eres.

—En cualquier caso, ¿a quién le gustaría saber esas cosas?—pregunto, arrugando la nariz—. Estoy aburrida.

—Quiero saber todas estas cosas—Harry dice, encogiéndose de hombros—. Y estoy seguro que a nuestro pequeño amigo Wesley le gustaría conocerlas también—estallo en una sonrisa, ruborizándome. Él sonríe también.

—Maldita sea. ¿Por qué tienes que estar muerto?—exclamó.

Se encoge de hombros, observando el color de mis mejillas y brindándome una media sonrisa.

—Alguien decidió que mi tiempo de permanencia expiró

—Grave situación.

Ríe, tapándose la boca con una mano para no reírse demasiado fuerte. Me río con él, y nuestros hombros se tocan ligeramente.

Nuestra risa silencia después de un momento y sólo el ruido de la tormenta suena en la habitación.

—Jane, quiero hablar de algo—Harry me dice serio.

Lo miro.

—Sé que has tenido un encuentro cercano con la muerte antes y sé que estás mejor ahora—dice lentamente—. Pero desde que te conozco, siento que la muerte se ha convertido de alguna manera en algo apegado a ti. Sé que con el paso del tiempo nos hemos acercado mucho y quiero que me prometas que no pensaras más en la muerte como respuesta a algo futuro. Puede parecer como un lugar de paz y tranquilidad, pero tal vez eso es lo que sea el más allá, la vida es bella. La vida y la muerte son diferentes versiones de belleza, pero no hay que llevarlo a los extremos. Por desgracia, yo no estuve de acuerdo hasta estar muerto.

Oigo la lluvia contra el cristal de mi ventana y mi corazón late en contra de mi caja torácica. Siento el peso y el significado de las palabras de Harry entrando en mí con ráfagas de viento frío cuando mueve un brazo para envolverlo alrededor de mis hombros. Me apoyo contra él, procesando sus palabras.

—Siempre queremos lo que no podemos tener—dice—. Cierto, ¿no?

—Sí—estoy de acuerdo—. Es realmente así.

Descanso mi cabeza sobre su hombro, inhalando el olor a ropa limpia emitido por la camisa que no había usado desde que estaba vivo, sintiendo el frío que lo rodea haciendo temblar mi piel. Recuerdo lo sorprendente frío que fue su toque la primera vez que lo toqué, y ahora se ha convertido en algo tan habitual y normal para mí. Aquí estamos, juntos, escuchando la misma tormenta, pensando en la vida y la muerte, sentados lado a lado.

Y veo cómo Harry tiene razón, la muerte se ve hermosa desde lejos y tal vez trae paz y la tranquilidad al más allá, pero ¿cómo vamos a saber qué es la paz en la muerte si en realidad nunca vivimos? La vida es hermosa, llena de energía y no es algo que haya que tirar como si no fuera nada.

Escuchando la lluvia contra el cristal de la ventana y sintiendo los dedos de Harry acariciar mi cabello suavemente, me enamoro de él, suspirando en mi mente. Estoy enamorándome de alguien que ha muerto.

—¿Qué estás pensando?—pregunta Harry, su voz rompe el sonido melódico de la lluvia.

—En ti—suspiro con sinceridad.

Me siento casi sofocada, con sus dedos corriendo por mi brazo. Si al menos estuviera vivo, si su corazón latiera. Lo miro, admirando su mandíbula y su maravillosa sonrisa.

—Jane—dice.

—¿Sí?

Muevo mi vista para mirar sus ojos. Me mira por un momento antes de acercarse, de manera que nuestros labios ligeramente se tocan.

Me siento mareada por la helada que producen sus labios contra mi calor, y mi corazón late rápidamente. A pesar de su proximidad por el frío, mi piel es tan caliente como si estuviera hirviendo. Apenas nos tocamos, sus ojos se mueven a los míos.

—Bien—hablo en voz baja contra sus labios—. ¿Vas a besarme o no?

Él me dedica una gran sonrisa, sus hoyuelos aparecen antes de acercarse a mí y besarme. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y el frío de su piel es un alivio para el calor que emana de mí. Siento la euforia que crece en la parte inferior de mi abdomen por estar tan cerca de él, y me maravilla el hecho de que es capaz de hacer que me sienta tan feliz como yo no he estado por un largo tiempo. En un momento egoísta, me olvido de que no puede sentir nada de esto; él no siente nada parecido a lo que estoy sintiendo. Sin embargo, cuando este momento egoísta termina, rápidamente me alejo.

—Espera—digo, alejándome un poco. Miro hacia él, mis brazos están todavía alrededor de su cuello—. No sientes nada.

—Lo sé—dice, apoyando su frente contra la mía—. Pero lo vale.

Y me besa de nuevo, envolviendo suavemente mi cabello alrededor de sus dedos, su helada aura contrasta con el calor de mi cuerpo en vida, y la lluvia aún golpea contra el cristal de mi ventana.

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Parte 3/3 del mini maratón.

Lamento el haberles subido el cap. hasta ahorita, me atrase pero aquí está. Espero lo hayan disfrutado. Voten y comenten.

Les juro que yo muero de amor con esta nove<3

Liv.

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