Llenaré Tus Días De Vida (V...

By JackieValand

158K 9.1K 6.1K

Una escritora en busca de historias. Una abogada en busca de riesgos. Un viaje en tren, a través de la vida... More

Prólogo
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
Capítulo 4 (P.1)
Capítulo 4 (P.2)
Capítulo 4 (P.3)
Capítulo 5 (P.1)
Capítulo 5 (P. 2)
Capítulo 6
Capítulo 7 (P.1)
Capítulo 7 (P. 2)

...Cinco Años Después...

15.5K 1K 1.3K
By JackieValand




Es muy posible que se me haya dormido la mano por escribir tantas veces seguidas las mismas palabras. Siento un cosquilleo que recorre todas mis articulaciones. Trato de sacudirla, intentando que la sangre vuelva a circular, pero no hay manera... En estos momentos, pienso seriamente la idea de inventar un sello que diga:

"Con cariño, Lauren Jauregui" o "Gracias por venir, Lauren J."

Así solo tendría que llenarlo de tinta y plasmarlo sobre el papel. 

Vale... sé que la idea no es muy buena y muchos de ustedes pensaran que mi humildad se desvaneció con los años, cualquiera pensaría que soy una famosa actriz de Hollywood. Pero les propongo que se pasen dos horas, sentados en una silla, plasmando su firma miles de veces sobre alguna hoja del interior de un libro. Al principio comienza siendo tu firma perfecta, tantas veces ensayada. Después de una hora pasa a ser algún garabato propio de una receta médica. Y ahora... Ahora se parece más a un tipo de jeroglífico egipcio indescifrable para los arqueólogos actuales. Bueno, si algo no he perdido es la capacidad de exageración. Y lo cierto es que me encanta ¿Para qué nos vamos a engañar? La sensación de tener frente a ti a todas esas personas que vienen con ilusión, para darte un beso, tomarse una foto contigo o llevarse de recuerdo tu garabato sobre este libro, que por una u otra razón llegó hasta sus manos y probablemente a sus corazones... Es una sensación única. Puedo verlo en sus ojos, cuando levanto la vista para recibirlos con una sonrisa. Personas de todas las edades, adolescentes, adultos, ancianos. Mayores o más jóvenes... no importa. Todos ellos vienen sosteniendo mi historia entre sus manos. Una historia que por algún motivo, consiguió conquistarlos, de la misma manera que me conquistó a mí, hace cinco años.

─Uno más y se acabó, Lauren ─escucho como advierte la voz de mi editor, desde atrás.

Levanto un momento la vista para cerciorarme y me sorprendo al ver que aún hay muchas personas en la fila. Trato de lanzarle una mirada interrogante. A pesar de estar a punto de solicitar un brazo mecánico, no me gusta la idea de dejar a todos estos lectores sin lo que vinieron a buscar. Pero antes de que mi mirada llegara hasta Carlos, me vi obligada a detenerla bruscamente sobre la persona que tenía frente a mí.

Una niña de aproximadamente quince años, con el pelo castaño oscuro y extremadamanente largo, una sonrisa inocente adornando sus labios y una mirada color chocolate llena de ilusión. Me ofreció su ejemplar con las manos temblorosas y mucha timidez, mientras yo no podía evitar mirarla con cariño.

─Tienes una mirada muy bonita ¿Sabes? ─la afirmación fue expulsada antes de que mi cerebro pudiera impedirlo –Me recuerdas mucho a alguien.

─¿A ella? ─preguntó señalando el libro que tenía entre mis manos con la intensión de firmar.

Miré un momento el ejemplar, con aquella portada celeste y las grandes letras que formaban el título: "Llenaré Tus Días De Vida" acompañado por otras más pequeñas, encargadas de constituir mi nombre y apellido como autora. Y seguidamente me dirigí de nuevo a la niña que esperaba sonrojada una respuesta.

─Si... ─acepté con un suspiro de nostalgia ─A ella...

La pequeña adolescente me dedicó una tímida sonrisa tras la cual continué la tarea de firmar el ejemplar.

                    "Conserva siempre la ilusión que expresan tus ojos"

                                                                        -Lauren Jauregui-


Cerré la portada y se lo entregué sin dejar de sonreír.

─Gracias... ─fue lo último que dijo antes de que mi editor irrumpiera de nuevo.

─¡Lo sentimos mucho! –Habló en voz alta dirigiéndose a las decenas de personas que aún esperaban ansiosos –Nuestro tiempo terminó por hoy.

Los múltiples cuchicheos y sonidos de decepción se hicieron eco de aquella sala. Así que me vi obligada a intervenir.

─Muchas gracias a todos por haber venido... Siento no tener más tiempo para firmar uno a uno cada ejemplar. Pero prometo que en breve nos volveremos a ver. Les agradezco a todos y cada uno que hayan leído esta historia y se encuentren hoy aquí... Espero haber llegado a sus corazones. Por último, solo me queda decir, que están todos invitados asistir a la rueda de prensa que tenemos a continuación y si desean formular alguna pregunta, no lo duden.

La mirada inquisidora de mi editor, se clavó sobre mí en cuanto dije esto último. A pesar de lo raro que me resulta el hecho de que aún no se acostumbre a que haga lo que me parece, mi respuesta fue una sonrisa seguida de un encogimiento de hombros, al cual, contraatacó rodando los ojos.

Los hombres y mujeres de las diferentes revistas y televisiones del país, se encontraban sentados frente a mí. Algunos con cuadernos, dispuestos a escribir y otros con cámaras fotográficas, completamente preparadas para avasallarme con sus flashes. Si me han llegado a conocer un poco, seguramente está de sobra decir que esta parte, es la menos agradable que me resulta. Pero bueno... como se suele decir, "Gajes del oficio"

─¡Podemos empezar! –Indicó Carlos a todos los presentes.

Automáticamente los flashes comenzaron a dispararse en mi dirección, mientras numerosos brazos se alzaban, ansiosos de reservar su turno de preguntas. Carlos, mi ya nombrado editor, fue el encargado de seleccionar.

─¡Buenas tardes, señorita Jauregui, del "New York Time"! ─dijo una voz en la lejanía. ¿El "New York Time"? Debo estar soñando... ─¿Cómo se siente al darse cuenta del repentino éxito que está teniendo su libro?

¡Venga, tu turno, Lolo! Activa el modo de respuestas automáticas y concretas.

─Pues la verdad es que estoy muy agradecida y contenta de que esta historia haya llegado a tanta gente.

─De la revista "Magazine España", Lauren. ¿Esperaba que su novela tuviera tanta trascendencia?

─Ni si quiera me detuve a pensarlo, si soy sincera. Pero desde luego, es todo un honor.

─Si no me equivoco, esta historia transcurrió hace cinco años ¿Por qué esperó usted tanto tiempo para publicarla?

─Bueno... Han sido cinco años difíciles, todo tiene su proceso y su momento. Y el momento llegó ahora.

─Todos sabemos que ese libro trata una historia verídica, algo que usted misma tuvo que vivir. El final de la novela es muy romántico y aspira a cuento de hadas, pero imaginamos  que después de eso, las cosas no fueron tan bonitas. ¿Se ha planteado la posibilidad de escribir una segunda parte, una continuación que nos muestre cómo fue el verdadero final?

─La esencia de "Llenaré tus días de vida" es contar una historia real, sobre dos chicas que se conocen por causas del destino y se enamoran. Lamentablemente, hay una gran tragedia con la que tienen que aprender a vivir y creo que el libro trata de eso. Terminó justo cuando ambas decidieron que el miedo no iba a superar al amor. Lo que haya sucedido después de eso... seguramente permanezca en mi intimidad para siempre.

─¿Nunca tuvo miedo de la repercusión que podría tener escribir una historia sobre dos mujeres en un país que aún no tiene la mente tan abierta?

─¿Por qué iba a tener miedo? La novela trata de mostrar un claro mensaje a todo el mundo que quiera y esté preparado para que se lo muestren. El hecho de que las protagonistas sean mujeres u hombres creo que es lo de menos. Quien no estuviera preparado para leer algo así, con no comprar el libro estaba solucionado.

─Se ve un claro cambio en la Lauren como protagonista del libro y en usted, como autora en este momento ¿A qué es debido?

─Bueno, creo que el cambio, o mejor dicho, el descubrimiento de Lauren, comenzó en las primeras páginas de esa historia, cuando vio por primera vez esa mirada llena de vida.

─¿Es posible superar algo así con el paso del tiempo? ¿Olvidar? ¿Seguir adelante?

─Seguir adelante no es una opción, sino una obligación. Pienso que nadie debe intentar olvidar algo que en un momento le otorgó tanta felicidad... Si seguimos caminando en vez de gastar nuestras fuerzas en olvidar, el dolor se convierte en nuestro aliado llenándonos de bonitos recuerdos.

─¿Entendemos con eso que Camila sigue estado en su corazón?

Mi corazón... Mi corazón acaba de dar un fuerte pálpito con el simple hecho de escuchar su nombre y ahora late nervioso mientras todos esperan ansiosos una respuesta.

─Por supuesto... Camila siempre estará en mi corazón.

─¡Muy bien, vamos terminando! ─interrumpió Carlos, al notar mi incomodidad cuando las preguntas se encaminaban hacia lo personal.

─¡Una pregunta más, Lauren! ¿Qué tiene pensado hacer a partir de ahora? ¿Cuáles son sus próximos proyectos?

─Yo vivo el día a día sin planearlo... Si una mañana me despierto con ganas de hacer algo, simplemente lo hago. Ahora mismo estoy centrada en que esta novela llegue a todas partes del mundo que quieran recibirla. Pero si la vida tiene otros planes para mí... ya se encargará de hacérmelo saber.

─Por último, sabe usted que actualmente es una referencia para muchas personas y miles de adolescentes leyeron su historia. ¿Hay algún mensaje que quiera transmitirles desde aquí?

─Simplemente quiero agradecer a cada persona que ha leído este libro, ya sea porque llegó a sus manos, porque se lo regalaron o porque llamó su atención en alguna librería, sea cual sea el motivo... Espero que esta historia haya llegado a su corazón y les haya hecho reír, llorar, enojarse... y sentir cualquier tipo de emoción. Si fue así, mi objetivo está más que conseguido. Soy una simple chica, que hace cinco años, conoció a alguien que en tan sólo unos días le cambió completamente la vida, no soy la más adecuada para dar consejos. Pero ese alguien, me enseñó a vivir cada momento de la vida cómo si no hubiera un mañana... Si tuviera que aconsejar algo, sería que absolutamente todo lo que hagan, lo hagan con intensidad... Si tienen que besar, háganlo despacio. Si tienen que reír, rían a carcajadas. Si desean llorar, lloren hasta que se sequen las lágrimas y si tienen que amar... háganlo con todo su corazón y grítenselo al mundo, aunque ese mundo no quiera escucharlo. Nunca se guarden un te quiero por orgullo y salgan en busca de sus sueños... puede que un día lleguen a un tren y conozcan en él, al amor que siempre esperaron.

Con una sonrisa de agradecimiento, finalicé mi discurso, mientras los aplausos invadían la sala y los flashes se disparan contra mí, casi consiguiendo cegarme.

Cinco minutos más tarde, me encuentro en el estacionamiento del edificio, escuchando como mi editor habla por teléfono con no sé qué editorial de no sé qué país, mientras algunos directivos del lugar y otras personas que ni si quiera sé quiénes son, charlan animadamente, creyendo que escucho algo de lo que dicen.

─¡Lauren! –dijo Carlos caminando hacia mí. ─¿Lista para irnos?

─Completamente lista para IRME... ─corregí enfatizando la última palabra ─en singular. "Irnos" me sonó a manada.

─¿Cómo que irte? ─preguntó confundido, señalando su teléfono ─Acabo de concretar una reunión con una editorial española, el libro está arrasando y quieren llevarte muy pronto para allá.

─Uhm, ya... ─dudé fingiendo que me interesaba el tema –Pues creo que van a tener que esperar, porque mi día de trabajo termina en este momento.

Los ojos de mi editor, pasaron a expresar una mezcla entre miedo y querer matarme, que no sé muy bien cómo explicar.

─No puedes hacer eso, Lauren. Quedaremos muy mal ante ellos.

Con una sonrisa, apreté el control que automáticamente consiguió encender las luces de mi coche y me dirigí hacia él.

─¡Di que tenía un asunto importante! ─sugerí abriendo la puerta de mi auto.

─¡Así no puedes ir por la vida, Lauren Jauregui! ¡Estás perdiendo una gran oportunidad!

─Sobreviviré... ─susurré mientras ponía en marcha el motor y salía definitivamente de aquel edificio, viendo por el espejo retrovisor como a mi editor le salía humo por las orejas.

Una vez llegué a la autopista principal, recorrí el camino que ya haría incluso con los ojos cerrados. Me detuve un momento a comprar las doce rosas en mi floristería favorita y me encaminé de nuevo hacia mi destino.

Aproximadamente diez minutos después, me encontraba entrando en el, ya tan conocido cementerio de Miami, donde me bastaron apenas unos minutos para encontrar el lugar exacto.

No pude evitar, detenerme unos segundos frente a esa inscripción, mientras intentaba sacar de algún lugar las fuerzas que me hacían falta.

─Feliz cumpleaños... ─susurré cómo si realmente me estuviera escuchando.

De pronto, una ráfaga de viento pasó a mi alrededor, acariciando mi rostro y elevando en el aire las secas hojas que habían esparcidas por el suelo arenoso. Una sonrisa automática se instaló en mis labios mientras mi corazón latía sintiendo esa presencia que me había otorgado la fuerza que estaba suplicando.

Agarré el pequeño frasco que transportaba unas flores casi marchitas y después de vaciar el agua para reponerla, coloqué las nuevas rosas que daban un aspecto completamente diferente al lugar.

A continuación, me senté sobre la hierba y disfruté del silencio unos instantes, observando esa lápida mientras millones de recuerdos invadían mi mente.

─Aquí estoy... ─me atrevo a decir tras un suspiro acompañado por unos segundos más de silencio –Un día más, de estos cinco años... ¿Cómo pretendían que estuviera hoy en cualquier otro lugar? ¿No puedo fallar, verdad? ¡Tenemos una cita inquebrantable! ─sonrío al escuchar mis propias palabras, mientras siento unas lágrimas cristalizar mis ojos ─Te extraño mucho, ¿sabes?... Ojalá estuvieras aquí... Ojalá pudieras ver todo lo que he logrado... Desearía tanto poder compartirlo contigo. Ya sé... ya sé que te prometí que sería fuerte y seguiría adelante, pero a veces... A veces me gustaría devolver el tiempo, para verte aunque sea una vez... para abrazarte... y decirte cuanto te quiero... No te soltaría, no permitiría que te marcharas ─No pude evitar acariciar las letras inscritas en la lápida, como si la estuviera acariciando a ella misma ─Estás bien, ¿Verdad? Quiero decir... ¿Todo te va bien allá arriba? ¿Estás cuidando de mí como prometiste? Si... Estoy segura de que tú tienes mucho que ver en algunas de las cosas que me han sucedido... ─seco las lágrimas que caen por mi rostro y sonrío ─Gracias... Gracias por todo lo que hiciste por mí y por lo que aún sigues haciendo... ¡Por favor... nunca me dejes ¿Vale?! Sigue permitiendo que te sienta viva, en cada detalle, en cada recuerdo, dentro de mí... no me abandones...

De pronto, siento unos brazos rodear mi pecho, fundiéndome en un abrazo desde atrás... Su mentón queda apoyado sobre mi hombro y la brisa trae hasta mí, el olor de su cabello recién lavado... Nunca me cansaré de ese olor.

─Ella está muy orgullosa de ti... ─susurra en mi oído, consiguiendo que cada centímetro de mi piel, se erice igual que la primera vez.

Permanezco en silencio unos segundos, mientras cierro mis ojos y me aferro fuertemente a sus brazos, disfrutando de la intensidad y calidez con la que me envuelve. Después de tanto tiempo, su cuerpo es el único capaz de conseguir que cualquier tristeza o miedo, desaparezca. Mientras estoy entre sus brazos no hay nada que temer, el mundo no existe, puedo afrontar y desafiar cualquier obstáculo.

Después de esos instantes disfrutando del único sonido que hace su respiración cerca de mi oído, volteo. Y al levantar su mentón apoyado en mi hombro, me encuentro con la sonrisa más hermosa que he visto en mi vida... Mi estomago comienza a revolotear nervioso, exactamente igual que hace cinco años, cómo una adolescente que acaba de encontrar al amor de su vida. Y mi corazón... Ese, tantas veces mencionado músculo, no puede evitar desenfrenarse, cuando mi mirada se cruza con esos ojos chocolate que consiguen desnudarme al instante.

─Te extrañé... ─consigo decir después de unos segundos hipnotizada.

Con su sonrisa iluminando cada espacio, acaricia suavemente mi rostro, tratando de secar algunas de las lágrimas que habían decidido escapar.

─Yo también a ti y a tus hermosos ojos verdes... ─los acarició con dulzura  ─Pero sólo llevamos tres horas separadas, mi amor.

─¡¿Te parece poco?! ¡En tres horas casi tienes que visitarme en el manicomio!

Su carcajada contagiosa se escuchó por todo el lugar y mi corazón sintió una liberación inmediata... ¿Cómo es posible que tenga tanto poder?

─¿Tan espantosa fue la presentación?

─No... ─acepté con una sonrisa ─¡La presentación fue increíble! ¡Como siempre! Pero Carlos... ya sabes que es difícil librarse de él. Pretendía llevarme a una reunión con no sé qué editorial española.

─Apuesto a que, con su sonrisa triunfante, mi chica se subió en el coche y lo dejó con la palabra en la boca mientras salía humo de sus orejas...

La miré entrecerrando los ojos unos instantes y al ver el brillo de los suyos, no pude evitar reírme.

─¿Tan predecible soy?

─Te conozco, cariño. Y eres una rebelde.

Me encojo de hombros ante tan cierta afirmación.

─¿Por qué será? ─pregunto desafiándola.

─¡Oh no, no! ─se defendió levantando los brazos –Yo no tengo nada que ver en eso...Venías así de fabrica.

Mi boca se abrió enormemente al igual que mis ojos, y justo iba a responder cuando atrapó mis labios con un beso. Un beso más apasionado de lo que esperaba, como si realmente lleváramos días sin vernos. Igual de intenso que la primera vez en aquel tren, cuando por fin acepté este deseo incontrolable que me hacía sentir y sigo sintiendo a día de hoy... incluso mayor, me atrevería a decir.

Instantes más tarde, nos vimos obligadas a detenernos por falta de aire.

─Bonita forma de callarme la boca... ─susurro con fingida indignación.

─Es que ya son muchas horas sin besarte...

Sonrío de acuerdo y aparto un mechón de pelo que el viento acababa de interponer en su rostro.

─¿Cómo te fue con tu papá?

─Cómo siempre... ─exhala un suspiro de resignación –Está empeñado en que regrese al bufete.

─¿Y tú qué quieres hacer?

─Eso ya no es lo mío, Lolo... Ahora que mis fuerzas físicas regresaron, no quiero malgastarlas en ese trabajo que un día decidí abandonar. Además ya sabes cómo es mi papá, empieza por el bufete y después querrá que vuelva a su casa y te olvide para siempre.

─Eso ya no me entusiasma tanto... ─digo con una sonrisa. ─Camz, hablando de esto... quería contarte algo ─su mirada permanecía expectante ante mi inseguridad –He estado pensando las últimas semanas...

De pronto, comenzó fingir que buscaba algo con mucha ansiedad alrededor de mi cabeza.

─¿Qué haces? ─le pregunto extrañada.

─Asegurándome de que tu cerebro sigue intacto... eso de que lleves semanas pensado habrá causado algún daño.

─¡Payasa! ─sentencié entrecerrando los ojos.

─Pero así  me quieres...

No  hace falta repetir, que su chulería me derretía igual o más que hace años.

─¡Bueno ya¡ Deja de entretenerte mirándome con esa cara de enamorada y cuéntame en qué has estado pensando.

─Definitivamente nunca cambiarás... ─rodé los ojos mientras una sonrisa de satisfacción adorna su cara.

Depositó un pequeño beso en mi mejilla tras el cual, la sonrisa de satisfacción ahora era de inocencia... como si fuera un angelito bajado del cielo. Esa era la forma en la que siempre trataba de compensarme después de picarme o molestarme. Y... pues sí, lo conseguía.

¡Ya sé... ya sé que me he vuelto una blanda con los años! ¿Pero a ver quién puede resistirse a esa mirada de no romper un plato?

─En fin... ─continuo mientras sacudo ligeramente mi cabeza, tratando de que mis neuronas espabilen –Como te iba diciendo, llevo semanas barajando una idea.

─¿Qué idea? ─preguntó seria e intrigada.

─Llevamos cinco años entre doctores y hospitales, de un lado para otro... has estado recibiendo muchos tratamientos y como dijiste antes, a penas es ahora cuando empiezas a encontrarte recuperada físicamente... ¿No te gustaría comenzar a trabajar?

─¿Quieres que acepte la oferta de mi papá?

─¡No, no! ─me apresuré a corregir –Bueno, a menos que eso sea lo que tú quieres... Lo quiero decir, es que... ¿Por qué no grabas un disco?

La noticia, o más bien, la pregunta, pareció llegar a ella como un cubo de agua fría y al ver su cara de póquer, me vi obligada a continuar con la explicación

─El libro se está vendiendo de maravilla, tenemos dinero suficiente para contratar expertos y producir nosotras mismas un buen disco. Estos cinco años hemos tenido tiempo suficiente para componer canciones juntas... ¡Imagínatelo! Siempre ha sido tu sueño dedicarte a la música ¿Qué tal si ahora es el momento?

De pronto, noté un brillo que se instalaba en el interior de sus ojos. Un brillo igual al de un niño cuando le informas de que las próximas vacaciones serán en Disneyland.

─Pe... pero mi amor... ese dinero es tuyo... Yo, mis ahorros ya sabes dónde quedaron y...

─Shh ─interrumpí tapando sus labios con un dedo y frunciendo el ceño ─Punto número uno; todo lo mío es tuyo... Y punto número dos; te recuerdo que tú escribiste gran parte de ese libro junto a mí. Por no mencionar, que si no llega a ser por ti, nunca hubiera habido tal libro... ¿Quieres que siga?

─No, no, no... así está bien ─aceptó sonriendo –Me gusta...

─¿El qué te gusta?

─Que todo lo tuyo sea mío y todo lo mío sea tuyo.

Permanecimos unos segundos en silencio, observándonos fijamente. Disfrutando de ese instante en el que teníamos el poder de aislarnos completamente del mundo, ese momento en el que nuestras miradas eran el único refugio y conseguíamos detener el tiempo.

─Gracias... ─no pude evitar decir, muy sinceramente ─Por no rendirte y enseñarme a no rendirme.

─Si hay alguien que tiene que agradecer aquí, soy yo... Porque me has regalado los cinco años más felices de toda mi vida, a pesar de todo. A pesar de verme en una cama, demacrada y sin fuerzas... nunca me dejaste sola. Me levantaste cuando quise caer y me llenaste de vida cada segundo... ¿Cómo sigues teniendo fuerzas, Lauren? ¿Cómo? Después de todo lo que hemos pasado...

─Si no recuerdo mal, una vez me dijiste que yo era tu fuerza ¿No es así? ─pregunté viendo como asentía –Pues tú también eres la mía y no vas a caer mientras yo pueda levantarte...

Acarició mi rostro con cariño y una expresión algo extraña en su mirada. 

─Ya llegaron los últimos análisis desde Houston.

─¡¿Qué?! ─pregunté sorprendida por esa información ─¡¿Cómo lo sabes?!

─Porque antes de venir para acá, tuve que pasar por casa y estaba la carta en el buzón.

─¡¿Y me lo vienes a decir ahora?! ¡¿Cuales son los resultados?!

─No lo sé... Aún no la he abierto ─reconoció con timidez.

─¿Por qué no?

─Porque quiero que estés conmigo... Me da miedo saberlo, Lauren. No quiero que después de leer eso, todo sea como volver a empezar.

─Ei... ─levanté ligeramente su rostro ─Diga lo que diga esa carta, vamos a seguir luchando, Camz. Sabemos que esto es una lucha eterna. Si el tumor sigue ahí... seguiremos haciéndole frente, como hasta ahora... Y si no, tendremos que seguir peleando para que no vuelva.

─¿Nunca te vas a cansar de luchar?

─No, mientras mi recompensa sea el amor que veo en tu mirada...

Sus ojos se humedecieron ligera y claramente emocionados mientras besaba la mano con la que acaricio su rostro. Entonces, siento como una sonrisa se apodera de mí, creando mucha confusión en su mirada.

─¿De qué te ríes?

─Perdón... ─traté de disculparme pero sin poder controlar la sonrisa ─Es sólo que a veces, tengo unos pensamientos muy cursis, y no puedo hacer más que reírme.

─¿Qué cursis pensamientos son esos, a ver?

─Es que... A veces me cuesta creer que seas tan bonita ¿Sabes? O que me gustes tanto... No sé, pero me quedo tonta mirándote, Camila y cualquier gesto que haces, me enternece. Estaría todo el tiempo observándote, besándote, abrazándote... ¡Dios! ─grité exageradamente ─¿Qué hiciste conmigo?

─¿Ah sí? ─preguntó con una mirada seductora y acercándose peligrosamente a mis labios ─¿Sólo te parezco tierna?

─N... no... no ─balbuceé nerviosa por su cercanía –Por supuesto que me pareces muchas otras cosas.

─¿Sexy? ─besó mi cuello consiguiendo erizarme de pies a cabeza.

─A...ajá...

─¿Sensual? ─preguntó mientras su lengua jugueteaba por el mismo lugar.

─Tam... también...

─¿Y qué más?

Para este momento, y no pregunten, porque no consigo recordar cuando fue exactamente, que terminó subida a horcajadas sobre mí, rodeándome el cuello y con sus labios tan cerca de los míos, que podía sentir su respiración mucho más pausada que la mía, que estaba comenzando a desesperarse.

─Bipolar... también me pareces bipolar. ─dije consiguiendo una carcajada por su parte.

─¿Y eso por qué?

─No soy yo la que hace dos minutos tenía carita de cordero degollado y en cuestión de segundos se convirtió en el lobo feroz...

─¿No te gusta el lobo feroz? ─pregunto acercándose cada vez más.

─Me... me encanta...

Sin darme tiempo a decir una sola palabra más, unió nuestros labios con pasión. Enredando sus dedos en mi cabello para acercarme a ella lo máximo posible. Pronto sentí su lengua tratando de abrirse paso y no se lo impedí. Nuestras lenguas juguetearon mientras mordía mi labio inferior con desesperación. La temperatura del ambiente iba aumentando... sentía unas ganas desesperadas de hacerla mía aquí mismo, olvidándome completamente donde estaba.

Sentí sus manos introducirse por debajo de mi camiseta y acariciarme el estomago.

─Camz, Camz... ─traté de decir con la respiración entre cortada.

─¿Uhm? ─preguntó sin abandonar su tarea.

No podía resistir ni un segundo más, así que, antes de que las cosas empeoraran y no pudiera parar, separé cuidadosamente su rostro anclado a mi cuello, recibiendo una mirada de desaprobación por su parte.

─Yo sé que te gusta el peligro, los sitios raros, etc... Pero un cementerio nunca ha sido una fantasía sexual que quisiera cumplir... Y menos aún, delante de mi mamá.

Por un momento, miró a nuestro alrededor, pareciendo haber recordado enseguida dónde nos encontrábamos. Nuevamente dirigió su mirada hacia mí, haciéndome notar un ligero sonrojo en sus mejillas.

─Mi suegra me debe odiar por pervertir a su pequeña.

─Estoy segura de que te adora ─le dije con una sonrisa tranquilizadora ─Pero sí... mejor vámonos antes de que cambie de opinión.

Antes de levantarme, recibí un ligero golpe en el hombro de su parte.

─¡Oye! No pues si además de pervertir a su hija, también la golpeas... creo que terminaras encabezando su lista negra.

Mi sonrisa aumentó en cuanto vi la expresión de terror instantáneo que había invadido sus ojos.

─¡Es broma! ─dije estrujando sus mejillas como si fuera un bebé.

─Eres idiota... ─sentenció frunciendo el ceño como una niña berrinchuda.

─¡Te amo!

El tono de esa confesión fue más alto del que había planeado, consiguiendo que algunas miradas allí presentes se dirigieran hacia nosotras.

─¡¡Te amo!! ─repetí más fuerte.

─Dios... ¿Y tú me llamabas loca a mi?

─¡¡¡Te amo!!!

─¡¡¡¡Yo también te amo!!!!

Nuestras risas y gritos se habían escuchado por todo el cementerio y un hombre algo mayor, con pinta de guardia, se acercaba directo a nosotras. Nos miramos un momento y después de agarrar su mano echamos a correr como dos niñas pequeñas que acababan de cometer una travesura... Cómo ven, algunas cosas no cambian.

─¡¡Te quiero, mamá!! –Fue lo último que grité, antes de salir definitivamente de allí, siendo observadas como completas dementes.

Llegamos al auto prácticamente sin aire debido a la carrera y las incontrolables risas.

─No sé cómo no has conseguido aún que me metan presa ─le dije mientras me sentaba en el asiento del conductor.

─¡Oye, que esta vez tu empezaste, eh!

─Ya sé... Definitivamente, Camila Cabello, es usted una muy mala influencia.

─Pues esta mala influencia, Lauren Jauregui, es la causante de su felicidad.

─Eso no se lo puedo negar ─acepté con una sonrisa de medio lado.

De pronto, su mirada se dirigió a la nada, abriéndose enormemente como si hubiera recordado algo.

─¿Qué pasa?

─Qué te pasas la vida entreteniéndome y tenemos que volver a casa.

─¡Ah! ─exclamé incrédula ─¿Yo te entretengo? ¿Por qué tenemos que volver a casa?

─¡Ahora lo verás! ¡Arranca el coche!

─¡¿Una sorpresa?! ─dije emocionándome pero tratando de desesperarla.

─¡¡Lauren!! ¡O arrancas ya, o yo conduzco!

─Está bien, está bien ─acepté introduciendo la llave en el contacto –Que carácter se te ha puesto con los años.

Tras otro ligero golpe en el hombro, que me causo una sonrisa triunfante, puse en marcha el auto y salimos en dirección a la que durante los últimos cinco años, se había convertido en nuestro hogar.

Quince minutos más tarde, nos encontrábamos abriendo la puerta de nuestro acogedor departamento. Estaba muy acostumbrada al olor a café que siempre desprendía nuestra casa y a la irradiante luz que alumbraba la sala, nada más entrar. Pero sin duda, esta vez fue algo diferente... El aroma a café había sido sustituido por un ligero olor a... a... a algo muy extraño que aún no sé descifrar.

─¿Se nos echó a perder alguna comida en el refrigerador? ─pregunté con una mueca de asco. 

─Ups...

Esa fue su última respuesta antes de que una diminuta bola peluda apareciera corriendo y jadeando sobre sus pies. Mi cara de asombro debió ser obvia, ya que rápidamente agarró en brazos al pequeño cachorro y se dirigió hacia mí, que aún no procesaba lo que veían mis ojos.

─¡¡Hola mami!! ─dijo con voz de bebé, fingiendo ser el propio perrito el que hablaba –¡Soy... soy... Bueno, aún no tengo nombre, pero soy tu primer hijo!

─¿Esto es enserio? ─pregunté aún incrédula observando semejante imagen.

─¿No te gusta? ¿A que soy muy guapo?

El pequeño cachorro, parecía agradecer sus palabras dando lametones por todo su rostro, mientras ella lo abrazaba como un muñeco de peluche.

Definitivamente... aunque aún no haya salido de mi asombro, esta es la imagen más bonita que he visto en mi vida. Al notar mi estado de incredulidad, Camz acercó al pequeño y me lo puso en los brazos antes de que pudiera darme cuenta.

─Es un Husky Siberiano ─dije emocionada, acariciando a la bolita de pelo que trataba de darme besos por todas partes.

─¿Te gusta?

─¿Sabes que uno de mis sueños siempre ha sido tener un Husky?

Su sonrisa de satisfacción era casi tan grande a la felicidad que en estos momentos sentía, teniendo al pequeño juguetón entre mis brazos mientras ella nos miraba como una madre orgullosa.

─¡Tenemos que ponerle un nombre!

─¡Siber! ─afirmé como si llevara horas meditándolo.

─¿Siber? ¿Por qué, Siber?

─Porque es un hermoso Husky siberiano y porque sus mamás se conocieron en un tren también siberiano...

Dudó unos segundos observando la imagen del inquieto cachorro tratando de lamerme las orejas.

─Siber... ─dijo con una sonrisa acercándose a nosotros –Me gusta.

─Hola, Siber... ─alcé al cachorro consiguiendo que quedara frente a mí, para observarlo con detenimiento ─Bienvenido a esta familia de locas, donde se te cuidara y se te dará mucho amor todo el tiempo... Oye mamá ─me dirigí a Camila, percatándome de un hecho ─¿Por qué nuestro hijo tiene los ojos azules? Yo los tengo verdes, tú marrones... ¿Con quién me engañaste?

Así era, el pequeño cachorro gris y blanco, tenía unos ojos azul celeste preciosos. Camila lo observó con detenimiento después de la risa que le había provocado mi pregunta.

─Pensé que tenía que haber variedad de colores en nuestra familia. Nos faltaba el hijo de ojos azules, para ser la familia perfecta. Somos una familia de guapos ¿A que sí, pequeñín? ─preguntó haciéndole carantoñas al cachorro como si realmente fuera un bebé.

Pobre perrito... aún no sabe donde vino a caer.

─Mi amor, siento interrumpir este momento familiar ─me disculpé dejando al cachorro en el piso ─Pero... ¿No tenemos algo que abrir?

Su mirada cambió automáticamente de la absoluta felicidad a un terrible miedo. El cachorro, rápidamente echó a correr hacia algún lugar y yo me dispuse a coger la carta que estaba en el recibidor. Se la entregué con una sonrisa tranquilizadora y antes de que pudiera darse cuenta, la había sumergido entre mis brazos. Tratando de transmitirle con mi cuerpo, la fuerza necesaria para afrontar lo que hubiera que afrontar.

Después de unos segundos nos separamos y me aparté un poco para darle espacio, aunque no por eso, dejé de notar sus manos temblorosas tratando de abrir el sobre. Ahora sí, desdobló el primer papel y comenzó a leer en voz alta, las instrucciones del doctor.

"Señorita Cabello,

Le adjunto en este sobre, el resultado de los últimos análisis efectuados hace prácticamente dos meses. Sé que interpretar unos análisis médicos es algo complicado, por eso en esta carta trataré de explicar cuál es su situación actual; Bien sabe, que llevamos muchos años con tratamientos de radio y quimio terapia, además de algunas operaciones, tratando de combatir el complicado tumor que se había instalado en su cerebro. Cómo ya le dijimos en un primer momento, no tenía usted un tumor incurable, el principal problema es que cuando lo descubrimos ya estaba bastante avanzado y eso dificultaba las operaciones. Camila, antes que nada, quiero expresarle mi profunda admiración por la lucha que ha demostrado usted en los últimos años. Es usted un claro ejemplo de superación y constancia. Siendo tan joven, afronta la vida de una manera que muy pocos hacen ya.

Pase lo que pase y sea cual sea el resultado... Nunca pierda esa vida que la caracteriza. Ahora si... me permito informarle que...

Detuvo un instante la lectura en el momento clave para mirarme, sus ojos estaban cristalinos y sentí que necesitaba mi presencia. Así que, no dudé un momento en acercarme y darle un pequeño beso en los labios, seguido de una sonrisa.

─¿Puedes leérmelo tú por favor? ─preguntó entregándome el papel.

Acepté la carta con una mano, mientras con la otra acariciaba sus dedos que se aferraban fuertemente a mí. Suspiré tratando de eliminar la tensión de mi voz y busqué entre aquellas palabras, la última frase para continuar...

Ahora si... Me permito informarle, que en los últimos análisis efectuados hace dos meses... no hay rastro del tumor.

En ese momento, mi interior se deshizo, haciéndome sentir por fin que el oxigeno reprimido conseguía llegar a mis pulmones como es debido y mis ojos se humedecieron de la emoción, casi llegando a impedirme continuar leyendo. Pero tenía que hacerlo... no podía caer ahora.

Exacto, Camila, no hay rastro del tumor. Pero esto no quiere decir que esté curada para siempre, todos sabemos que siempre hay posibilidad de que las células se vuelvan a formar. Pero me siento completamente satisfecho de darle mi más sincera enhorabuena, porque lo consiguió. Su gran esfuerzo, lucha y constancia, han sido recompensados. Ahora lo único que queda es continuar luchando... Y eso, usted sabe hacerlo a la perfección.

Esto no es un milagro, Camila. No lo he conseguido yo, ni los tratamientos, ni las operaciones... todo eso es simplemente una ayuda. Esto lo ha conseguido usted, con sus ganas de vivir, con su amor y su forma de aferrarse a esta vida. Nunca deje de hacerlo.

Pronto estaremos en contacto para seguir dándole instrucciones en su mantenimiento. Por ahora no tengo más que decirle, disfrute de esta noticia y de su vida.

Un cordial saludo."


Un silencio sepulcral se adueñó del departamento al terminar de leer las palabras del doctor. Camila me miraba fijamente. Pero por mucho que traté de averiguar lo que quería expresar, me resultó imposible. Simplemente me observaba, completamente estática, como si estuviera en estado de shock.

Hasta que unas ligeras lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, demostrándome que no se había congelado.

─Estoy curada, Lauren... Estoy curada...

Las lágrimas que llevo prácticamente diez minutos reprimiendo, se rebelaron en cuanto escuche su voz quebrada por la emoción... Nunca podré explicar la felicidad que siento en este momento... Cinco años... cinco años luchando por sumar días a la vida de esta hermosa chica. Cinco años de lágrimas, hospitales, tristezas, risas, alegrías, aventuras... Cinco años de miedo y superación, de caer y levantarse... Cinco años de auténtica y pura vida...

Sentí su cuerpo abalanzarse sobre el mío de pronto, haciéndome despertar de esos pensamientos. Ni siquiera dudé un segundo. Subí ligeramente su cuerpo para que sus piernas pudieran abrazar mi cintura y comenzamos a girar por toda la casa, gritando y riendo, mientras las lágrimas de emoción no cesaban.

─¡Lo conseguimos, mi amor! ─dijo pegando su frente a la mía, tratando de recuperar la respiración cuando me detuve. ─Lo conseguimos... Y... ¿Y ahora qué?

─Ahora toca vivir exactamente igual que lo hemos hecho hasta hoy... Luchando contra el tiempo... disfrutando cada día como si no hubiera otro... amándote a cada instante... Porque te amo, Camila Cabello ¡¡Te Amo!! ¡¡Y jamás voy a dejar de llenar tus días de vida!!

─¡¡¡¡¡Te Amo!!!!!!

Tras ese grito de felicidad y desahogo, nos besamos... Con pasión y desenfreno, con dulzura y tranquilidad. Con la intensidad del primero y el amor del último... Como si no hubiera nada fuera de este departamento, como si el tiempo ya no fuera importante.

El tiempo ya no era importante. Desde el preciso momento en que nuestras miradas se cruzaron por primera vez, el tiempo quiso ir en nuestra contra y lo convertimos en nuestro aliado. Vivimos la vida sintiendo que cada día podía ser el último y eso creó un amor intenso como ningún otro, una lucha inquebrantable, una amistad envidiable... ¿Qué podía separarnos ahora?

Seguramente, seguiremos viviendo momentos difíciles, momentos en los que sintamos que ya no podemos más... Pero entonces, bastará con mirarnos a los ojos y recordaremos cómo el destino nos puso un día cualquiera, en un vagón cualquiera de un tren cualquiera... Para que supiéramos que todo sucede por alguna razón. Y para que juntas, aprendiéramos a vivir como jamás vivimos y a amar como jamás amamos.

Seguiremos luchando...Seguiremos soñando...Seguiremos creyendo.

¿Qué cosa tan poderosa existiría, para acabar con este amor, que había superado a la mismísima muerte?

Nada...Absolutamente nada podrá impedir, que continuemos... llenando nuestros días de vida.


"La vida es solo un respiro; hay que reír hasta que duela, soñar sin límites, perdonar rápido, besar despacio, amar sin frenos, dejar huella... Pero mira que bella es la vida, te sorprende cuando menos crees"


-FIN-


Continue Reading

You'll Also Like

503K 51.5K 129
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
2.9M 183K 35
Desmont James es un hombre que se repite a sí mismo que lo perdió todo cuando la mujer que amaba dejó de existir , aun cuando ella dejó como recuerdo...
149K 17.5K 76
- ¿En verdad es la primera vez que besas a un chico?- Preguntó el moreno, mirando al joven con el ceño fruncido, quien asintió tímidamente. - Me gus...
534K 27.8K 32
Salvar (Del lat. salvāre). 1. tr. Librar de un riesgo o peligro, poner en seguro. - Real academia española de la lengua. Salvar. Conseguir qu...