The Last Virgin Standing / Ti...

By Blakeisavampire

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Charlotte Summers es la última virgen en su escuela; una escuela donde tomar la virginidad es un deporte. El... More

Sobre la autora - The Last Virgin Standing by laughterandjynx
Capítulo 1. Mi manzana es verde, pero su envidia lo es más
Capítulo 2. Sé como Alice y acósame
Capítulo 3. ¡Boxers, Calzoncillos, y Oh-Mi-Biología!
Capítulo 4: Linguine y Luke el Desagradable
Capítulo 5: Un libro, Dos libros, Un chico, Tres chicos.
Capítulo 6: Bolas a la canaleta, Bolas de bolos y Bolas de Newton.
Capítulo 7: ¿Apunta a los desagradables clásicos y no a los pétalos de rosa?
Capítulo 8: Llévame al juego - Eso también funciona.
Capítulo 9: Cualquiera puede tener talento con las chicas
Capítulo 10: En Walmart puedes encontrar cosas exóticas
Capítulo 11: Humpty Dumpty
Capítulo 12: Comida Post-Sexo
Capítulo 14: Cuatro por cuatro: Cuatro al cubo
Capítulo 15: Los condones son las nuevas cincuenta sombras
Capítulo 16: La curiosidad mató al gato y el gato atrapó al ratón
Capítulo 17: Abrazos
Capítulo 18: Los ogros son como las cebollas
Capítulo 19: Juegos de palabras
Capítulo 20. No me dijeron que jugar a Cupido tenía sus consecuencias
Capítulo 21. Una olla de Jambalaya revuelta, por favor.
Capítulo 22. Balanceándose con el enemigo
Capítulo 23. De corazón a bragas con Sr. Chico Malo
Capítulo 24. Choux à La Crème, Escargort, y encantos de príncipe
Capítulo 25. Pavo para el pensamiento; tal vez Benjamín estaba en el camino
Capítulo 26. Más terca que un demócrata y más brillante que un flamingo
Aclaraciones y reclutamiento de staff
Capítulo 27. Fe, confianza y polvo de hadas.
Capítulo 28. A las doce en punto

Capítulo 13: Club de Fans de Luke: Parte de Uno

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By Blakeisavampire

Collage de Lucas Till como Lucas Chandler(1).

Estoy al tanto de que la bienvenida es la temporada de fútbol americano, pero vamos a pretender que es la temporada de béisbol, ¿de acuerdo?

---

Capítulo 13: Club de Fans de Luke: Parte de Uno

–Todavía no puedo creer que Alec Jennings te pidió ir al baile de bienvenida con él –suspiró Emma, rodando el pequeño cepillo del esmalte de uñas.

Estábamos acostadas en la cama de Emma, chismorreando y ella nos estaba pintando las uñas de un hermoso rojo cáscara de huevo(2). Era nuestro color de primavera y verano, pero me gustaba tanto que la convencí de que lo usáramos en lugar del beige o el borgoña, algo más inverno-otoñal. Además, combinaba con su esponjoso edredón. Pensé robarlo, pero se daría cuenta de que fui yo. Como que tenía una obsesión con él.

–¿Es tan difícil de creer?

–Deja de evadirlo. Tendrán abrigos desiguales –regañó, meneando su cabeza en desaprobación–. Am... ¡sí! Si el año pasado te hubiera dicho que iría al baile de bienvenida con Alec Jennings, te hubieras reído en mi cara.

Ella no estaba mintiendo; yo probablemente hubiera hecho eso. Éramos de dos grupos sociales completamente diferentes. Él era popular, y yo era como del grupo neutral o invisible. –Pero eso fue el año pasado. Y ahora, de hecho, tengo una cita que no está en el equipo de ajedrez.

No tenía nada en contra del equipo de ajedrez; pero no eran mis primeros candidatos para ir a un baile escolar, un evento formal. Okay, semiformal, pero aun así. Los nerds no gritaban diversión exactamente, no literalmente, por supuesto. Estoy segura de que sí gritaban "diversión" cuando cantaban canciones de Bob Esponja o algo.

–Greg no tenía nada de malo.

–Él creía que tomar un peón con otro peón era lo más chistoso del mundo(3).

–Saliste con Beckett.

Estuve a punto de decirle que Beckett era gay, pero no sabía si él quería que alguien más supiera. Si él quería decirle, entonces se lo diría. Ni siquiera estaba segura si iba a pedirle que fuera con él. Incluso si lo hacía, no sabía si Emma aceptaría o no.

–Es diferente.

–¿Cómo? –retó, entrecerrando los ojos.

–Bueno para empezar, es caliente. –¡Se sentía tan raro decir eso sobre un chico gay!

–Presumido –desprestigió–. ¿Qué me dices de su personalidad?

–Era tan seca como un pedazo de tostada vieja abandonada en medio del Sahara. Así que básicamente, no tiene una personalidad.

–¡Qué grosera!

–¿Por qué te importa? ¿A alguien le gusta Greg?

–No, solo digo que no es amable clasificar a la gente.

–¡Tú empezaste!

Suspiró y terminó de poner la última capa. –Quiero helado. ¿Quieres helado?

–Claro, ¡siempre estoy lista para el helado!

Emma sonrió aprobatoriamente y sopló sus uñas. –Esperemos que sequen nuestras uñas.

Gruñí y la miré. –¿No podías sugerirlo hasta que se hubieran secado?

Se encogió de hombros y sonrió inocentemente. –Oops, mi error.

–Te odio. Quiero helado.

–Llama a uno de tus novios y pídeles que nos traigan un poco. De Italia.

–¿Italia?

–Ya sabes, como gelato(4).

–Quieres que llame a Ian, ¿verdad?

–A menos que Alec tenga un avión... ¡espera! Ian puede simplemente llevarnos a Italia.

–¡No voy a pedirle eso! ¡Eso es aprovecharse de su dinero!

–Si él va a aprovecharse de ti, por lo menos diviértete con ello.

–No voy a pedirle eso, es raro.

Ella suspiró. –Bien, tal vez algún día podamos ir a Italia.

–Quizá si empezamos a ahorrar ahora, podríamos ir al final de nuestros treinta.

–Sí... ¡pero entonces no podremos salir a la caza de preciosos chicos italianos!

–Creo que tienes razón. Para ese momento, estaremos casadas y con hijos –me estremecí con el pensamiento. No podía imaginarme con esa edad. O yo siendo una madre.

–¿Con Channing Tatum?

Me reí y asentí. –Sí, con Channing Tatum.

–Me encanta Channing tatum. ¡Bien, nuestras uñas están secas! ¡Vamos por ese helado!

–¿Puedo conducir?

Negó con la cabeza. –Eres una conductora horrible.

–¡No soy tan mala!

Se aclaró la garganta. –Y Michael Jackson es asiático.

–Bien, ¡pero yo escojo lo que vamos a comer!

–¡Podríamos conseguir esos que son como barras de diferente sabor de Ben and Jerry's!

–¡Oh, mierda! Emma, ¡olvidé buscar el vestido!

Me miró como si estuviera loca. –Tienes que estar bromeando.

Negué firmemente. –No estoy bromeando. Se me olvidó por completo.

–¿Sí sabes que es este fin de semana, verdad?

Enterré mi rostro en mis manos, inhalando el aroma del esmalte fresco. ¿Cómo se me pudo olvidar el vestido? Eso es lo que toda chica hace primero para el baile de bienvenida. –Supongo que podría usar el vestido de segundo año.

Ella agitó su cabeza. –No vas a ponerte eso, fue una horrible elección. No sé cómo no pude disuadirte de usarlo. Y además, probablemente quieres uno nuevo para Alec, ¿no?

–Pues sí, pero es demasiado tarde.

–Nunca es demasiado tarde. En lugar de helado, vamos a comprar vestidos. Prepárate para desvestirte. Mucho.

–¡Emma! –Me reí. Tenía la mejor amiga del mundo.

***

–¡Oh por Dios! ¿Esa es la chaqueta de Alec? –soltó una chica random de mi grado.

–Amm... sí.

–Eres tan afortunada. Desearía que me lo hubiera pedido a mí.

–Es solo una chaqueta –dije restándole importancia y al mismo tiempo, tratando de parecer modesta. Era algo grande que yo tuviera puesta.

–No entiendo por qué te escogió para que la usaras. Soy más linda que tú.

Wow, eso no era para nada agradable. –Bien, fue a mí a quien le pidió ir al baile de bienvenida, no a ti...

–En realidad debe querer meterse en tus pantalones. Probablemente serás horrible en la cama –dijo como si fuera un hecho, retorciendo su cabello–. Pero si me lo hubiera pedido, podríamos estar en ello toda la noche–

–Tanto como me gustaría sentarme aquí para hablar contigo, preferiría ser parte del sector estudiantil y animar a mi cita.

Sus labios dibujaron una línea delgada en cuanto arrugó su nariz y se fue, probablemente tratando de lucir atractiva para los chicos que andaban detrás de mí. ¿Era tan malo que ni siquiera supiera su nombre? ¿Siquiera ella sabía el mío? ¿A quién le importa?, no es como si nos fuéramos a volver a ver.

Alec apareció en el campo y el montón de gente se volvió loca al ver al jugador estrella. Alec se posicionó, una mirada orgullosa y determinada en su rostro, sus ojos fijos en la pelota que pronto le lanzarían. El pitcher tenía esta mirada engreída en la cara, como si fuera a ponchar a Alec. Obviamente no sabía a lo que se enfrentaba.

Vi el cabello rubio de Emma rebotando mientras se abría campo hacia mí. Tenía dos botellas de agua en las manos. Le hice un gesto para que se apresurar. –¡La fila era demasiado larga! ¿Quién se imaginaría que habría tanta gente hambrienta?

Me encogí de hombros y tomé mi botella. –Es el turno de Alec.

–Oh, bien –dijo emocionada, levantándose en las graderías.

El juego terminó rápido, y todavía éramos los campeones invictos. Esperé a Alec en la puerta, estaba cubierto de sudor. Demasiado metida en el momento, corrí hacia él y enredé mis brazos a su alrededor. Él se rió y me devolvió el abrazo. –¡También me alegra verte!

–Oops, lo siento. Es increíble lo rápido que puedes correr ahí. ¡Quiero decir, ese tipo estuvo siguiendo tu polvo todo el tiempo!

–¿Siguiendo mi polvo?

–¡No sucede solo con autos!

–Bien, bien. Y bien, ¿vas a rechazarme o iremos a cenar esta vez?

–¿Iremos a McDonalds?

–De hecho estaba planeando ir a Red's por una sopa y emparedados, pero si prefieres ir a McDonalds...

–Nunca he ido a Red's –admití. Había escuchado del lugar, pero nunca había ido.

–¿Nunca has ido? Esta es tu oportunidad. Iremos ahora mismo.

–¡Vamos! Espera... ¿quieres quedarte un rato con tus fanáticas o...?

Me acercó a él. –Tengo a la número uno conmigo.

Me reí y recliné mi cabeza en su pecho. Vi cómo el tumulto se separaba dejándonos el espacio –me sentí como Moisés. Era increíble. Bueno, casi. Las chicas me lanzaban miradas de envidia y algunas lucían como si de verdad estuvieran pensando matarme. Y todo por Alec. Quien era, por el momento, mío... más o menos. Aún no sabía cómo llamarle a lo que teníamos.

–¿Tallarines con pollo o brócoli y queso? –le pregunté a Alec, tratando de decidir entre las opciones.

–¿Estás enferma?

–No.

–¡Entonces ve por el brócoli y el queso!

El argumento parecía válido. Cerré mi menú y lo dejé en medio de la mesa. –Bien, creo que he cambiado de parecer. Un emparedado de pollo asado, cortado en dos triángulos, y sopa de brócoli y queso.

–¡Qué coincidencia, yo también!

–¿Estás seguro?

–Hace que ordenar sea más fácil.

Agité mi cabeza, sonriendo. –No es una buena excusa. ¡Espera! ¡Me hiciste escoger ambos!

Sonrió con inocencia. –¿Son muy buenos?

–Espero que sí.

El servicio fue rápido. Como si tuvieran la comida lista, pero sabía fresca. Tenía que venir aquí más seguido. Cuando la cuenta estuvo cancelada y la comida terminada, y vejiga estaba haciéndose cada vez más pequeña. –Tengo que ir al baño de chicas. Discúlpame.

Él asintió. –Claro.

Le dediqué una sonrisa y me dirigí hacia el fondo. El baño estaba brillantemente iluminado, lo cual era demasiado para un baño. Mientras hacía lo mío, noté unos garabatos en la puerta. "Lucas Chandler" estaba rodeado de corazones y trazos. A un lado, había un mensaje hacia su nombre, "Yo lo hice". Aparentemente, Luke tenía un club de fans. Cuando empezáramos a hablar, le diría para que se volviera loco, alardeando sobre como chicas medio desnudas pensaban en él.

Alec esperaba pacientemente junto a la puerta. Levantó la cabeza y me miró con una sonrisa. Mi corazón dio un salto mientras caminaba hacia él. Esa chaqueta lucía realmente bien en él. Juraría que sus ojos tenían una chispa especial.

–Oh, olvidé mencionar esto, pero mi papá quiere muchos autógrafos tuyos.

Él se rió. –¿Quiere mi autógrafo?

–Dice que serás famoso un día, y quiere asegurarse de tenerlo. Y se lo debes porque has estado saliendo con su pequeña hija o algo así.

–Claro, siempre y cuando me permita seguir viendo a su hija.

–Esa fue un algo cero Alec para decir.

Él se rió. –Lo intento. ¿Tengo que hacerlas ahora o puede esperar para después?

–No creo que realmente le importe, siempre y cuando las reciba.

Asintió. –Entonces... ¿lo haremos como normalmente se hace, donde te llevo hasta la puerta de tu casa y te doy un beso de buenas noches? ¿O debería estacionarme en alguna otra parte?

–Puedes estacionarte en la entrada de mi cada, llevarme a la puerta, y luego yo decidiré si mereces el beso o no.

–Ooh, me gusta esta nueva actitud de tomar el mando.

Caminamos hacia la puerta. Necesitaba asegurarme que papá no estaba viendo por la ventana; no quería que me atrapara en medio de un beso. Mis ojos revisaron las ventanas que eran visibles desde el porche, pero no vi señales de vida. Normalmente vería la cortina moverse, pero supongo que pudo haber salido o estar durmiendo.

–Entonces, ¿he sido bueno?

Presioné mis labios en los suyos. –Es bueno que seas lindo.

Sonrió. –Esta noche soy un doble ganador.

–Buenas noches, Alec.

–Te veo mañana, amor –dijo con un mal acento británico.

Antes de cerrar la puerta, dije–: No estoy muy interesada en lo británico.

***

–¡Lo encontré! –chilló Emma, corriendo la mitad de la tienda hacia mí, con un gancho en la mano–. ¡Este es!

Sostuvo el vestido en alto para que yo lo viera. Era un brillante, sedoso y elegante vestido con mangas arrugadas y un arco en el frente. Era sencillo, pero también lindo. Y encontrarlo en tan poco tiempo era definitivamente un logro. –¿Cuánto vale?

Miró la etiqueta con el precio. –Treinta y cinco dólares.

Exactamente dentro de mi presupuesto. Este vestido me fue enviado del cielo, estoy segura. Rápidamente le tomé una foto y se la envié a Alec para que pudiera conseguir una corbata. Soy una mala persona por hacerlo esperar así. Tal vez no tendría tiempo de encontrar una corbata que calzara –no que me importara. Ya éramos la imagen perfecta por su grandiosa presencia en ella.

Me contestó el mensaje. "Tienes suerte de que mi papá tiene una corbata de ese color en su closet".

"Soy una afortunada ;)"

Este baile de bienvenida sería el mejor. Podía sentirlo.

***

Tiré mis llaves en el mostrador y anduve hacia la refri, buscando algo dulce para comer. Iba a ser una obesa mórbida para cuando tuviera treinta, pero me preocuparía por ello cuando estuviera al final de los veinte. Sin encontrar nada, murmuré algo sobre mi papá yendo a la tienda con mayor frecuencia.

Y ahí fue cuando vi el cupcake. Un perfecto cupcake de vainilla con lustre rosado y polvo de colores. A su lado había una notita rosada con la letra de Luke.

Charlie,

Me gustan esos cupcakes en tu pijama. Aquí hay uno para recordar el día que nos conocimos. Las lloviznas de abril traerán flores en mayo. Eres la flor de mi vida. 17 de abril, 2000.

Con amor, Luke

Eso era dulce. Realmente dulce. Más dulce que este cupcake. Releí la nota unas veinte veces, solo para asegurarme de que fuera real. Dijo "con amor". Tal vez era el momento de darle el beneficio de la duda, era mi mejor amigo después de todo. No podías fingir eso por un billón de años. Él no sabía, cuando nos conocimos con cinco años de edad, que nos enamoraríamos el uno del otro. Él no sabía que iba a ser locamente popular con las mujeres.

Pero sí sabía que seríamos amigos, para siempre. Estoy eternamente agradecida de que decidiera quedarse a mi lado, a través de lo duro y terrible. Ahora sé que Luke nunca me lastimaría. Y yo era estúpida por siquiera pensarlo. Desearía poder recuperar el último par de semanas y revivirlas. Con Luke.

Tenía una estúpida sonrisa en mi cara mientras comía el cupcake. Vagamente recordé esa pijama, pero sabía que tenía un cupcake rosado en ella. Ni siquiera sabía que nos conocimos en abril. Luke era simplemente maravilloso para recordar esos detalles.

Encontré otra nota en la puerta de la gaveta más baja.

Charlie,

¿Recuerdas cuando hicimos aquella banda de dos personas en primer grado? Aquí está tu cuchara.

Con amor, Luke.

*flashback*

–¡Es una increíble guitarra! ¿Puedo usarla?

Luke negó con la cabeza. –Nop, es mía. Y es un ukulele, como en Lilo y Stitch.

–Oh, vamos –rogué, mis ojos brillando mientras veía el instrumento rojo–. ¿Por favor? ¡Luce genial!

–Mi mamá me lo regaló para navidad. Y tú ni siquiera sabes cómo tocarla.

–¡Tú podrías enseñarme! –sugerí.

–¡Pero yo no soy una chica!

–Los chicos pueden ser maestros –le dije.

–¿Oh sí? ¿Como quién?

Presioné mi dedo en mi mejilla, pensando en maestros masculinos que haya visto en alguna parte. No pude pensar en ninguno. –Bueno, estoy segura de que hay uno en alguna parte.

Se burló. –Lo dudo.

–¡Pero quiero estar en tu banda!

–Se llama banda de un solo hombre por una razón.

–¡Podemos cambiarla por una de dos hombres!

–Pero eres una chica, no un hombre. –Infló su pecho para verse más grande y rudo, lo cual me hizo reír.

–Tú no eres un hombre, Luke. Solo tienes seis.

–Bien, pero no puedes usar mi ukulele. Tendrás que tocar algo más.

No sabía tocar ningún instrumento. –Pero no tengo uno...

Luke tenía su rostro pensativo, de repente su rostro se iluminó. Tenía una idea. Anduvo hasta mi alacena y sacó una olla de metal, empujando la gaveta hacia adentro. Entonces buscó en el cajón de los cubiertos y sacó una cuchara y me la entregó. –Ahí, batería. Vuélvete loca, pero no demasiado. –Sonreí mostrando los dientes, bueno más o menos. Me faltaban algunos dientes–. ¿Lista? Uno, dos, tres.

Luke empezó a tocar y yo comencé a golpear las ollas sin ritmo. Ambos inventamos nuestra propia letra. Estoy segura de que era horrible de escuchar, pero entonces, no nos importaba. Éramos solo dos niños viviendo el momento, no pensando en las futuras consecuencias...

–¡Charlie! ¡Mira tu cuchara!

¿De qué estaba hablando? Miré hacia abajo y ahogué un grito. El cuello de la cuchara estaba doblado y había fisuras diminutas en él. La olla se veía bien, excepto por algunos rayones. Papá no lo notaría –no cocinaba a menudo y estaba en el fondo. Pero usábamos las cucharas. –¿Qué vamos a hacer, Luke? Mi papá se va a enojar mucho, ¡y estaré castigada!

Rápidamente, Luke escondió la olla en su posición original y tomó la cuchara antes de meterla en su bolsillo. –Tu papá nunca se dará cuenta.

Y nunca lo hizo.

Abrí la alacena y sí, la cuchara que usé estaba ahí, abolladuras incluidas. ¿Cómo hizo para guardarla por tantos años?, nunca lo sabría. Deslicé mi dedo por las imperfecciones. Había hecho muchos recuerdos con Luke. Y quería más.

Entonces me perdí en una búsqueda exhaustiva de notas. Encontré muchas. Me pregunto si hizo esto en el tiempo que estuve en el centro comercial. Estoy segura de que papá se lo permitió, si no lo hizo, hizo buen uso de su llave de repuesto.

La última que encontré estaba en mi vestidor, sujeto en el espejo.

Charlie,

Deberías dejar de olvidar tus lazos. La gente comenzará a pensar que yo los uso. Se supone que te devolvería esto hace tiempo, ¡pero aquí tienes!

Con amor, Luke.

A su lado había un lacito celeste. Supongo que tenía algo con los lazos cuando estaba pequeña. Pero Luke definitivamente se había ganado mi perdón, y ya tenía mi corazón. Se lo diría pronto, que lo amaba también. Lo haría esta noche, pero tenía el presentimiento de que arruinaría la victoria de Alec, y no quería hacer eso.

Definitivamente me había convencido. Podíamos estar juntos, finalmente.

~~~~~~~~~~~~~~

(1) Ya no está disponible en la publicación original del capítulo.

(2) No me miren raro, la autora lo describió así xD

(3) Se refiere a peones de ajedrez.

(4) El gelato es la variante regional italiana del helado. Como tal, se elabora con los mismos ingredientes que la mayoría del resto de postres lácteos congelados: leche, nata, varios azúcares y aromas, incluyendo frutas y frutos secos.

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