-¿Otra vez vas a comer?, ¿Acaso no te das cuenta de lo gorda y fea que eres?.-Comentó dejando los platos sobre la mesa.
-Entiende, me lastimas mamá.-Dije con lágrimas en los ojos. Aunque ya era costumbre, me lo vivía reprochando cada vez que comía algo, o por las noches tendría que ir a tomar algo de comer al refrigerador porque si me sentaba en la mesa a cenar con ella me criticaba.