-...Es decir, no estoy enamorada de él, pero en serio me saca de la realidad.
-Sim se llama deseo. Es una palabra que conoces pero nunca has experimentado -Vic se sentó en la cama como indio al lado de Noa.
-¡Diablos! ¡No quiero ser la otra!. No me importa si siento un increíble deseo por él, no quiero volver a verlo, mucho menos entregarme por primera vez.
-Si, lo se. Y la esposa, ¿Como se escuchaba? ¿Joven, como de nuestra edad..?
-Vic ¿Eso es relevante? -Pregunto con tono cansado por su comentario.
Ella hizo un berrinche y negó. Podía asegurar que quería saber todo con lujo de detalles, ya que le encanta sacar deducciones o simplemente chismorrear, pero no me interesaba recordar ese momento.
Vic suspiró y apagó el televisor, dejando solo la tenue luz de una pequeña lampara en el mueble al lado de la cama.
-No pienses más es eso Sim, mejor intenta relajarte y dormir -Dijo Vic mientras se acomodaba en la cama. Yo sonreí un poco y me deje caer totalmente sobre esta, me cobije y acomode.
Apesar de tener cama cada una, todas dormimos en la de Victoria, yo por desanimo y Noa por miedo. Ella no puede dormir sola después de ver una película de terror.
La luz de la lámpara se apagó y todo quedo a oscuras, así mi mente comenzó a divagar en lo que había pasado, hasta que el cansancio me domino por completo.
A la mañana siguiente todo fue mejor, no vi a Mark en ninguna parte, reí hasta no poder mas con Noa y Vic y comí pizza como si no hubiera un mañana. Definitivamente todo estaba saliendo bien.
Decidimos salir a la playa y "broncearnos" un poco, pero era obvio que tanto Noa como yo, recibiríamos fuertes quemaduras y nada de color. Así que Vic fue la única que lo hizo y nosotras simplemente nos refugiamos bajo un techo de madera con hojas de palma o algo por el estilo.
Lo que si puedo especificar es que daba una sombra perfecta. La canción de Wherever you will go de The Calling comenzó a sonar del bolso de Noa, con rapidez sacó su celular y contestó muy amigable. ¿A quien le tiene esa canción?
Un poco nerviosa, me miró un par de veces y al fin decidió decir quien era. Colocó el celular en su hombro y me dijo con una sonrisa "Es Randy".
Sonreí confundida y asentí, luego de unos segundos me paso el teléfono y aclaró que quería hablar conmigo.
¿Por que le tiene esa canción al imbécil de Randy? Bueno, en fin no era algo importante, tome el teléfono y al decir "Hola" recibí todo un discurso.
-Pensé que confiabas en mi Simone, pensé... Enserio pensé que me conciderabas tu hermano. Ya veo que todo era mentira.
Suspire por su actitud dramática -Vic y Noa te dijeron lo de Mark ¿verdad?
-Simone, ¡Es increíble que no me lo hayas contado! ¡Tuve que averiguarlo con otra persona!, pero a un final no es tan importante. De acuerdo dime, ¿Cuantos años tiene el bastardo? ¿Es más guapo que yo? Por que si no lo es entonces no lo quiero como cuñado, ¿Tiene dinero? Por que si tiene se puede arreglar lo que dije antes y... -Detuve su lluvia de preguntas y suspire.
-¡Randy!... Callate.
-Antes eras más linda conmigo -Reí por su forma tan graciosa de fingir resentimiento.
-Randy, no seas melodramático. Sabes que te amo, es solo que no tuve tiempo de contártelo. Pero da igual, ya no importa.
-¿Que? ¿Por qué? ¿Que te hizo ese imbécil? -Preguntó alterado.
-No, no, nada.
-Dime Simone -Dijo en tono serio ahora, pero de fondo se escuchó una puerta abrirse y risas chillonas de niños -¡Joder, niños! ¡Les dije que no entraran aquí a jugar! -Gritó alejándose del teléfono -¡No, Amanda! Saca ese pez de tu boca! ¡El sushi esta crudo pero no tanto!
Amanda y Sam siempre le provocan dolores de cabeza a Randy, pero para nosotras son los gemelos más tiernos y graciosos de todos.
-Cariño hablamos luego y me contarás todo sobre ese imbécil -Se escucho un desorden y luego una vos dulce y femenina -¡Hola tía Simone! -Otra vez se escucho más desorden y la vos de Randy de fondo reprendiéndolos, hasta que se colgó la llamada. Amanda, tan dulce como siempre.
Reí a carcajadas y negué lentamente, Noa me miró y simplemente le dije "Amanda y Sam", ella entendió de inmediato y reímos al unísono.
Interrumpiendo el momento gracioso, el teléfono de Noa volvió a sonar, ahora con otro tono, uno que no logre descifrar a tiempo.
-Hola Ma -Dijo Noa todavía con ligeras carcajadas de intermedio -Oh si claro podemos... Esta bien, nos vemos allá. Adiós.
Colgó y de inmediato se levanto y empezó a recoger sus cosas con rapidez.
-¿Que sudece? -Pregunté confundida.
-Mamá necesita ayuda, unas camareras faltaron y quiere que las sustituyamos. La fiesta es dentro de una hora y hay que alistarnos ya.
-De acuerdo, suena divertido... Supongo.
Noa asintió y miró a Vic, quien parecía muy relajada.
-¡Vic, nos vamos! -Gritó desde nuestro lugar, mientras nuestra pequeña amiga dio un berrinche de niña y recogió todo.
Al llegar, la fiesta ya había comenzado y la madre de Noa estaba un poco preocupada, pero al vernos respiró tranquila. El padre de Noa era el cocinero ya que la fiesta era en el mismo hotel, con todos los más importantes socios y algo me daba mala espina.
Todas traíamos nuestro pelo en una cola de caballo, faldas negras pegadas al cuerpo, tacones del mismo color y una camisa blanca, todo estaba ya en nuestra habitación esperándonos y simplemente nos cambiamos.
Por suerte, las tallas fueron exactas, asi que no nos veíamos ridículas. Al llegar a la cocina, nos entregaron bandejas y pequeños pañuelos blancos para colocarlos en nuestro antebrazo, dándonos ese toque de típicas camareras.
Yo llevaba el cóctel de camarones y Noa y Vic, copas de vino. Nuestro trabajo era pasar por entre los invitados y si alguien pedía, detenerse y dejar que agarre. Nada del otro mundo.
Todo era fácil y no había complicaciones, hasta que lo vi. Vestido de traje entero color negro, su sonrisa seguía igual de perfecta y sus ojos... Sus ojos... ¡Maldición! ¿Por qué me pasa esto a mí?
-¿Esa salsa contiene picante? -Escuché una vos femenina algo ronca y cansada. Volví a la realidad y me encontré con una anciana con rostro amable a mi lado mirándome directamente.
-Emm... No señora, la salsa no contiene picante -Respondí amable, pero dejando pequeñas miradas en Mark.
-¿Segura? Por que la última vez tenía picante y duré varios días en el baño.
De acuerdo... Mucha información...
-No, estoy segura -No sabia si reír o extrañarme.
-Bien -Con lentitud tomo un camarón y lo sumergió en la salsa. Como era tan lenta, decidí deleitarme un poco viendo al perfecto espécimen de traje negro.
No debería verlo de esta forma, de hecho debería detestarlo, pero ¡Por favor! No puedo evitarlo -Esta realmente bueno -Pensé de inmediato.
-Si, ese hombre esta como quiere -Reaccione de inmediato y vi a la anciana dulce (que ya no era tan dulce) a mi lado, mientras comía con lentitud su camarón.
¡Oh Dios!... Lo dije en vos alta...
Me sentí en pánico y solo miré atónita a la señora, ella me miró y sonrió con amabilidad.
-Tranquila niña, no esta prohibido admirar a un hombre con tan buenos atributos -Al terminar su oración, me guiño un ojo y se alejó de mí.
Debo no admitir que fue la forma más extraña de hablar con alguien, pero ella me agrado.
Sonreí al verla marcharse y decidí regresar la vista a mi hombre prohibido, pero ya no estaba. Maldije en mis adentros y me dirigí a la cocina para llenar de nuevo el coctel.
Decepcionada de mi debilidad, no podía dejar de regañarme todo el camino, claro, asegurándome de que nadie escuchara esta vez.
Deje la bandeja redonda y una chica se la llevo con amabilidad para llenarla.
De un momento a otro, sentí un jalón en mi brazo izquierdo con fuerza, el cual me llevo detrás de una pared.
Me percate que estaba en el pasillo que dirige a los baños en el restaurante y que tenía al frente a Mark. Todo mi mundo dio un vuelco.
-Pegarle a un hombre en su entrepierna es algo de muy mal gusto, Srta. Rumsfeld.
No se por que, pero el no esta enojado y yo no estaba furiosa por estar tan expuesta a su lado.
-Pues intentar acostarse con una mujer siendo un hombre casado no es un buen ejemplo Sr. Anderson.
El alzó una ceja y tenso su mandíbula, mientras yo intentaba controlar mi instinto para no cometer el mismo error.
-Intente decirlo en nuestra cena, pero... A decir verdad no es algo que se pueda hablar al principio.
-¿Pensabas decirme luego de un mes para que lo tome con calma? ¡Wow, si! ¡Suena más lógico! -Exclamé casi en un susurro. Ninguno estaba hablando fuerte, ya que todo se podía escuchar desde la cocina.
-No uses sarcasmo, yo lo digo enserio. Además, no creo que estés tan encontra de nuestros impulsos -Su cercanía me provocaba un calor intenso.
-No voy a ser la otra -Dije ahora si, en un susurro, ya que estaba dejando todas mis fuerzas en no descontrolar mi cuerpo.
-Tu no eres la otra, eres la que quiero -Y diciendo esto, se abalanzó sobre mi, y unió sus labios con los mios. Su beso era mucho mejor que el de anoche y definitivamente su tacto también.
El deseo volvió atacar y ninguno recordó donde estaba en ese momento, solo nos dejamos llevar. Mientras el dejaba un camino de caricias en mi cintura y caderas, yo no podía evitar atraerlo más y más hacia mí.
Todo estaba realmente caluroso, hasta que se escucho un inodoro, seguido de el rechinido de la puerta. La misma anciana estaba saliendo del baño y logró ver nuestra escena, antes de que separara con todas mis fuerzas a Mark.
Sentí que perdía todo color en mi cuerpo y ahora era una mujer muerta. Ambos solo nos quedamos inmóviles, mientras la mujer nos miraba desde la entrada del baño de damas.
Paso su mirada de Mark a mi y me dedicó una sonrisa picara, seguida de un suspiro y un silbido de asombro. Luego emprendió su rumbo en cámara lenta para salir del pasillo y entrar de nuevo a la fiesta.
Volví a respirar y cerré mis ojos con alivio, Mark me miro y yo a él, volví en sí y me retiré del lugar, recogiendo la bandeja que ya estaba lista.
Deje a Mark ahí y no mire atrás, no quiero volver hacer lo que hice, realmente no quiero. Ser llamada la "amante" es un termino que estoy ganando y no lo quiero... No puedo evitar caer, pero haré todo lo posible por controlar el deseo.