Narra Daniella.
-Ahora con más razón- me sonroje por completo me sonroje.
Agache mi cabeza, él aun tenia toda su ropa y eso me ponía incomoda.
Se fue acercando poco a poco a mi, los nervios ya estaba presentes en mi.
-¿Que te pasa linda?- su voz era ronca, muy sexy.
-Nada- trate de ocultar mi nerviosismo, pero falle.
-Mirame- vi sus ojos llenos de lujuria.
Pecador.
Tomo mi mano y la llevo a su mejilla.
Me dio un beso en los labios, era un beso apasionado, rápidamente le correspondí dejando que su lengua juegue con la mía, en una pequeña batalla.
Sus manos bajaron lentamente por toda mi espalda, hasta llegar a mi trasero, apretándolo fuerte haciendo que un gemido se quede ahogado en mi boca.
Nos separamos gracias al oxigeno que nos exigía nuestros cuerpos.
-Me vuelves loco- volví a estampar sus labios con los míos.
Nos besábamos como si de eso dependiera nuestras vida, hasta que sus besos bajaron a mi cuello dejando pequeños besos por él camino que recorrió. Su mano derecha jugaba con la tira de mi brasier.
-Esto ya no es justo- dije apenas con un hilo de voz.
-¿Porque nena?- Me miro frunciendo él ceño.
-Tu aun tienes ropa- señale con mi dedo índice su cuerpo- mientras yo estoy semi desnuda.
-No lo había notado- en un movimiento rápido aventó su chaqueta y se quitó su playera.
Volvimos a unir nuestros labios.
Mis manos se sentían libres de explorar su pecho, abdomen y espalda, en cada movimiento que yo hacia sus muslos se tensaban.
Desabrocho él broche de mi brasier, acariciando mi espalda, mientras yo enrollaba mis piernas en su cadera.
-Linda te amo- dijo eso y siguió besando mi cuello.
¿Te amo?
Me bajo poco a poco dejando que mi piel se estremezca al contacto con la fría arena.
Fue bajando sus besos a mis pechos y abdomen.
-Quiero hacerte mía, para siempre mía- que sexy era.
Es corto pero intenso. Jaja