Michael.
Miré a mi alrededor. ¿Por qué todos de vestían como idiotas? ¿Dónde carajos estoy? Uy, ese tipo parece muy idiota ¿Por qué sonríe tanto?. ¿Por qué mierda todos usan batas? ¡Ah! ¡Yo también estoy usando una! ¡No soy marica! Uh, esa chica tiene buenas tetas..
- Bienvenido al cielo. El paraíso de todos, espero que disfrute su estadía aquí. Soy Luke Hemmings y seré su ángel durante la eternidad.
Un rubio me habló. Oh, entonces no ví ese camión, bueno, algún día me tenía que morir. ¿Para que quiero estar aquí? Todo es tan ordenado y asqueroso.
- Este lugar es un asco y tú eres un idiota.
- ¿Disculpa? - Pareció confundido con mis palabras. Estaba seguro de que se esperaba una respuesta más amable. Miré sus alas, eran lindas a decir verdad, me gustaría tener alas.
- ¿Tú eres mi ángel? ¿Por qué no me dieron una chica? - Bufé y lo miré de arriba a abajo. Era muy alto, sus ojos eran celestes, su piel pálida y sus piernas eran hermosas, a pesar de ser un chico. Si, Luke era lindo y apostaba a que tenía un lindo trasero, cuando se dé vuelta lo comprobaré.
- Eh, ¿importa? Eres bisexual de todas formas. - Se encogió de hombros. Mis mejillas se sonrojaron, ¿Cómo sabía eso? Nadie lo sabe.
- ¿Cómo... - Me interrumpió.
- Mikey, se todo sobre tí, he sido tu ángel desde que naciste. - Explicó.
- Acosador. - Murmuré y empecé a caminar por el lugar, dejando atrás a quien dice ser mi ángel.
- No soy un acosador, soy tu ángel. Mi deber es guiarte en el camino espiritual.. - Dijo lo último con un tono calmado. Me pregunté si alguna vez me habrá visto masturbarme.
- Aja, espiritual, lo que sea, ¿Alguna vez me viste masturbandome? - Le pregunté. Mientras tanto miraba el lugar, todo parecía estar hecho de mármol blanco, había varias puertas con distintos nombres, estaba el spa, baño, jacuzzi, cine, piscina, gimnasio, restaurante...¿Dónde estaba el prostíbulo o el porno?
- Eh, ví todo.- Dijo desvergonzado. Mordí mi labio, el rubio sabía mucho ¿podré matar a un ángel? ¿Se puede matar a alguien muerto? - ¿Deseas ver tu habitación? - Preguntó. Lo miré, su tono era tan formal.- La decoré como supuse que te gustaría.- Dijo entusiasmado. ¿Tendrá que estar todo el día a mi lado? Que molesto.
- Gracias, supongo. - Me encogí de hombros. Luke asintió y tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos.- ¡Hey! ¿Qué te pasa? - Solté su mano. Luke rio y negó con la cabeza.
- Dame tu mano, llegaremos más rápido. - Volvió a tomar mi mano y esta vez no me negué.- A volar. - Sus alas aletaron y a los segundos estábamos volando. Empecé a gritar y me abracé a Luke como pude, giramos al costado y luego a la derecha, no iba a abrir mis ojos por nada del mundo.- Abre los ojos, estás muerto de todas formas.. - Rio, me sentí un poco tonto.
- Mierda, voy a vomitar... - Miré el suelo, a varios metros de nosotros. Había algunas personas volando con sus ángeles y parecían tranquilas e incluso divertidas. Pasábamos varias edificaciones, todas parecían ser templos y había una especie de niebla, ¿nubes? ¿Por qué todo era blanco? Estaba seguro de que si miraba mi ropa interior sería blanca. Las manos de Luke se aferraba a mi cintura y mi espalda tocaba su pecho. Sonreí y llevé mis manos a su trasero, apreté, era lindo.
- ¡Ey! Basta, no seas impuro. - Luke aterrizó en el suelo, frente a uno de esos templos blancos. Todos tenían una puerta de madera y tenía mi nombre escrito en letras doradas: Michael Gordon Clifford.
- Ugh, ¿tenían que poner mi segundo nombre? - Bufé y caminé hasta esta, las nubes tapaban mis pies. Abrí la puerta y mi boca se abrió por la sorpresa. Había una cama King size con frazadas blancas y muchas almohadas, tenía una play station y un armario llenó de videojuegos, las paredes tenían posters de mi bandas favoritas, había una guitarra acústica y otra eléctrica, tenía enormes parlantes, un sillón de cuero blanco y un jacuzzi.
Bien, quizá el lugar no era tan malo.
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¿Cómo se imaginan el cielo?