Capítulo 23
-¿hacia dónde queda el baño? – pregunté.
-sigues derecho por este pasillo y volteas a la izquierda- respondió la chica del hotel.
Mis ojos seguían llorosos y el miedo seguía presente. ¿Porque estaba teniendo estas pesadillas?
Salí del baño y me encamine hacia la habitación.
-¡Emilia!- gritaron a mis espaldas.
Pegue un brinco ante el grito y voltee rápidamente.
-¿oye y a ti que te pasa? ¿te sientes bien?- preguntó Grace.
Vacilé.
-s..si.
-no eres buena mintiendo ¿lo sabias?
-son solo unas extrañas pesadillas-negué con la cabeza.- nada importante.
-¿pero ya te sientes mejor? Me dijeron que en el avión te pusiste pálida.
-no fue la gran cosa, cálmate, solo se me fueron las luces un momento, un pequeño desmayo, no fue un paro cardiaco.
-pues que bueno porque al que si le dio un paro cardiaco fue a Will, nada más debiste ver su cara cuando Cleo gritó. El pobre casi brinca por el avión para llegar a donde tú estabas.
Abrí mi maleta con escepticismo y comencé a desempacar. La ciudad donde llegamos era bastante caliente y necesitaba una ducha con urgencia.
-Will es un chico bastante amable- comenté.
-amiga hoy misma voy a llevarte a donde te arreglen los ojos, porque cada día te veo más ciega. Me preocupas. Hay una delicada línea entre la amabilidad y el termino, algo más que amigos.
-ja...ja...ja...- me burle.
-por qué no aceptas de una buena vez que le gustas.
-no le gusto, por Dios. Él y yo somos tan opuestos.-suspiré- a decir verdad, aún no logro entender como una persona puede ser tan idiota y otra veces tan amable y atento.
Ella lo pensó por un momento.
-bueno esas son las características del hombre perfecto.- mi amiga pego un saltito mientras aplaudía.
-¿alguien hablo de mí?-habló Elliot.
Solté una carcajada.
-olvídenlo, ustedes no tienen remedio.- tome la ropa en mis manos y me dirigí a la ducha. Coloque mis pertenencias en la mesa del baño, tome la toalla y me dispuse a cerrar la puerta.
-hey, espera- Grace tranco la puerta con uno de sus pies.- tal vez yo este equivocada en mi teoría respecto a él pero ¿Qué hay respecto a ti?
-no digas bobadas, tengo que bañarme.
-piénsalo- guiñó un ojo y abrió la puerta para marcharse con Elliot a sus espaldas.
Suspiré y rogué dentro de mí porque no fuera cierto. Entre al cuarto de baño y abrí la llave, el agua estaba helada pero perfecta para el clima, tome el jabón en mis manos y deje que el agua recorriera mi cuerpo desnudo empapándolo por completo.
El recuerdo del sueño en el avión vino a mi mente y no pude evitar pensar que tal vez me estaba volviendo loca, la muerte de Sebastian era algo que me ponía los pelos de punta, algo inimaginable así que ni hablar de tener que vivirla constantemente cada vez que cierro los ojos.
-no, definitivamente no- me regañé- no pienses.
Debía estar de alguna manera consternada por todo lo que ha ocurrido últimamente, todo podía pensar, menos que Max pudiera llegar a afectar mi salud mental. Era inaceptable. Agradecía a Dios de que él no hubiera podido asistir a este viaje, problemas familiares o eso escuche, pero gracias a eso estaría más tranquila que con el acechándome
-¿Lía?-golpearon la puerta. Sebastian.- es hora de irnos ¿te demoras?
-no- respondí mientras salía y colocaba la toalla en mi cuerpo, me seque rápidamente y comencé a poner la ropa que había alistado.- cinco minutos.
Suspiró
-eso dices siempre y tardas dos horas.
-cállate, veras que no.
-estoy aquí esperando...- alargo la última letra con un toque de ironía.
Abrí la puerta con el cabello revuelto y lo miro enojada.
-ahora tendrás que peinarme, mira este desastre- apunte a mi cabeza.
-no seas llorona, solo has esto- exclamó mientras acomodaba mi cabello- y luego esto y... esto...
Me mire en el espejo y lance un grito.
-bueno que tal si te pones un sombrero.
-no-me-jodas –Johnson. Voy a matarte.
-no aprecias mi talento- hizo un fingido gesto de ofensa.
-¿bromeas? De estilista te mueres de hambre.- rodé los ojos. Intente acomodar el desastre poco a poco y logre un resultado presentable- hora de irnos.
***
-bien chicos, hoy es nuestra primera excursión. Iremos de caminata a la ciudad perdida, no se separen del grupo y carguen sus mochilas.
Íbamos en un autobús, llevábamos media hora de camino y moría de calor, sebastian que se hallaba sentado a mi lado me abanicó con un sombrero que había traído para cubrirse del sol.
-eso se siente muy bien- murmuré- aire fresco.
En cuanto llegamos descargamos del baúl todo el equipaje de cada uno y nos dispusimos subir, éramos en total alrededor de 30 personas, no todos habían podido asistir al viaje y a otros no les agradaban este tipo de actividades.
Casi en una esquina antes de entrar de lleno al bosque se encontraba una chica de piel oscura y un enorme afro, era esbelta y de rasgos finos, llevaba una blusa que le quedaba un poco grande y alcanzaba a tapar la mitad de un pequeño short. A decir verdad era muy bella.
-hola muchachos, yo seré su guía el día de hoy, no olviden seguir las indicaciones, espero se diviertan- sonrió. Me sorprendió que hablara inglés, sobre todo porque tenía un acento bastante peculiar. En la escuela no es necesario que aprendamos el francés, ya que en su mayoría los alumnos provienen de ciudades donde predomina el inglés, en realidad fue un colegio que se hizo especialmente para que a los extranjeros no les fuera difícil adaptarse.
Comenzamos a caminar y a poco menos de un kilómetro ya estaba alarmantemente sudada.
-como odio este clima- bufo Elliot- hace que mi rostro se vea sucio. Me doy asco.
-eres un exagerado- murmuró la rubia.
-claro, es fácil para ti decirlo que no tienes que lidiar con la humedad- Cleo tenía su brillante cabello rojo totalmente esponjado que caía rebelde por sus hombros. Ella tomo una liga y lo ató en lo alto de su cabeza haciendo que no se viera tan terrible- lo detesto- murmuró antes de empezar a caminar de nuevo.
-¿Qué le sucede?- indagó sebastian en cuanto Cleo se adelantó.
-creo que el clima despierta su lado salvaje- susurré en respuesta.
***
-día uno- murmuró Elliot- llevamos dos horas a la intemperie, con los rayos del sol directo a mi querido rostro, no viviré por mucho más, guarden esto y recuérdenme en las futuras generaciones. ¿Cómo dices que se llama esta ciudad?
-es la tercera ve que te respondo. ¡Santa marta idiota!- contestó Grace.
2 horas caminando, el sol estaba en lo más alto y quemaba horriblemente, era necesario tener a la mano una botella de agua cada minuto para la supervivencia.
-bien muchachos, pueden descansar en este lugar, relajarse un poco, tal vez comer algo o beber agua. Recuerden no dejar basura.- informó la guía.
Nos sentamos en el suelo y abrimos nuestras mochilas en busca de algo de comer, en mi caso encontré un paquete de galletas y las destape. Quince minutos pasaron, en los que hablamos de trivialidades y bromeamos, luego vi a un tierno animal peludo cruzar los árboles, una ardilla.
Me puse de pie y sacudí mi pantalón lleno de boronas y quise seguirla, vaya animal era rápido. Esta se paró en uno de los arboles al darse cuenta que la estaba siguiendo, partí un pedazo de una galleta y se lo ofrecí acercando mi mano de a poco. Le echó un vistazo y luego con su pequeña nariz olfateó, al parecer supo que el ambiente era seguro y se dispuso a comer.
-hola pequeña- murmuré- que hermosa- terminó con ella y le ofrecí otro trozo que tomo gustosa.
Unas voces que murmuraban llamaron mi atención y busque con mis ojos de donde provenían. La ardilla termino su bocado y al ver que no había mas se subió hasta lo más alto del árbol. Camine con sigilo entre los matorrales para hallar de donde provenían, al mirar más allá de un árbol junto a una gran roca, supe de quienes se trataban. Will y Beverly.
Me oculte detrás de un tronco bastante grueso e intente escuchar un poco de la conversación.
-las cosas no funcionan así Beverly.
-no me vengas ahora con dramas Will, no eres una chica para andar en ese plan.
Y luego. Silencio.
Asome un poco mi cabeza para observar y supe que se estaban besando. Sentí presión en el pecho y aproveche la distracción para escapar.
En cuanto llegue a donde se encontraban todos, me pare en seco. Él dijo que había terminado con ella ¿por qué mentiría?
-Lía- se acercó Sebastian con mi mochila en la mano- es hora de irnos ¿Dónde te habías metido?
Reaccioné y respondí.
-encontré una ardilla y le daba de comer.
***
Existen caminos largos y lo son aún más cuando tienes algo en la cabeza que no puedes dejar de pensar. La imagen de Wiil con Beverly era desconcertante y por alguna extraña razón la escena no dejaba de reproducirse en mi mente.
Mi mejor amigo caminaba en la parte delantera charlando con Cleo, mientras que Elliot, Grace y yo permanecíamos atrás. Ellos dos iban enfrascados en una conversación mientras que yo caminaba en silencio.
-Em, escucha...- dijo la rubia mientras rascaba su cabeza- sé que viste a Will con Beverly.
-¿y que con eso?
-no te hagas, sé que por eso andas tan callada.-atacó.
-no seas ridícula.- rodé los ojos.
-Em, eres la persona más ingenua que he conocido- Elliot nos miraba a ambas con curiosidad, al parecer hasta ahora se está poniendo al tanto.
-no de nuevo Grace.
-adelántenme un poco del tema-habló el chico.
-bueno pues ella...- se detuvo- y hablando del rey...
Mis amigos y yo volteamos la mirada dándonos cuenta que Will venía en la parte de atrás con unos compañeros de su clase y con Nick un chico con el que pasaba mucho tiempo últimamente.
Grace me miró de nuevo de manera acusadora y opte por ignorarla.
-¿vas a admitir que te afecto?
-¡no!- grito.
-entonces por qué esa actitud mi vida- murmura Sebastian cerca de mi oído.
-¡rayos!-exclamé- pensé que ibas adelante.
Se encogió de hombros.
-la conversación me llama. Son asuntos personales de mi mejor amiga y debo estar al tanto.- sonríe y yo golpeo su hombro enojada.
-el que me afecte no cambia nada.
-pues sería justo que lo afectaras a el- dice Cleo.
-no podríamos saberlo- continuo- no probaríamos nada de sus teorías inútiles.
-¿quieres apostar?- Elliot me mira con picardía y luego pasea sus ojos por cada uno de mis amigos los cuales sonríen. Esto no me gusta.
-de qué ha...- no logro terminar ya que siento los labios de Elliot sobre los míos, mis ojos se abren con sorpresa e intento en vano colocar mis manos en su pecho para alejarlo. ¿Qué demonios hace?
Empieza con movimientos lentos que me incitan a seguirlo pero estoy en shock. No lo hare definitivamente no.
-impresiónanos Valentine, quiero ver el beso más caliente de la historia o sufrirás mi ira.- amenaza Sebastian.
Hago caso omiso y continuo con el beso, paso mis brazos por encima de sus hombros y le rodeo el cuello para acercarme más a él. No tengo idea de cuantos minutos pasan y me separo de el con el corazón a mil.
-¿Qué rayos fue eso?-susurré. Un fuerte cuerpo nos empujó a todos y siguió su camino. Will.
-fue una forma inteligente de probar lo obvio- respondió Grace.
Maldita sea...
***
nuevo capitulo.
los invito a leer la historia corta que estoy escribiendo, 365 días sin ti.