"calum, detente" recuerdo haber exclamado a carcajadas. te encontrabas bailando en medio de la habitación con tu radiante sonrisa, y esos maravillosos ojos iluminando tu rostro; momentos como estos eran los que guardaba en mi mente, y repetía una y otra vez cuando no estabas a mi lado. me prometí no dejar que me completaras, pero fue inevitable.
lo lamento.
esa noche te acercaste a mi para ofrecerme un cigarrillo, y luego de haber aceptado, tomaste un asiento junto a mi sobre aquella cama cubierta por unas sabanas blancas en aquel barato hotel; aquel hotel en el que nos reuniamos en el cada vez que nos encontrabamos ansiosos por escapar de la asquerosa ciudad en la que estabamos sumergidos.
reposaste tu cabeza sobre mi hombro antes de tomar la caja de cigarros y proceder a sacar uno lentamente, colocándolo entre mis hinchados labios y dejando un pequeño rastro
de besos sobre mi cuello mientras sacabas el encendedor de tu bolsillo trasero... logrando poner mis nervios a flote.
te apartaste bruscamente, te levantaste de la cama y yo... yo pensé que te irías con ella. mis ojos se nublaron ante tal pensamiento. sin embargo, volviste, y esta vez sosteniendo una libreta en tu mano izquierda, junto a un lapiz en la derecha.
nuevamente te sentaste a mi lado; comenzaste a escribir sobre mi, la manera en la que tu mano se desplegaba sobre el papel me cautivaba.
constantemente me quejaba, anhelaba mucho más. quería poder dormir a tu lado todas las noches, escuchar esa suave voz que llegaba directo a mi corazón... logrando aumentar sus latidos. deseaba tantas cosas... pero era la segunda, debia adaptarme ¿no? esa era la primera y unica regla.
me temo que soy la unica culpable.