Rompiendo Promesas

By Writing_on_Dreams

405K 22.1K 779

"Hasta que la muerte los separe" Christian Harris había rehecho su vida con Mila Rogers. Se habían enamorado... More

Prologo
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciseis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Dieciocho
Capítulo Diecinueve
Capítulo Veinte
Capítulo Veintiuno
Capítulo Veintidos
Capítulo Veintitres
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo Veintiseis
Capítulo Veintisiete
Capítulo Veintiocho
Capítulo Veintinueve
Capítulo Treinta
Capítulo Treinta y Uno
Capítulo Treinta y Dos
Capítulo Treinta y Tres
Capítulo Treinta y Cuatro
Capítulo Treinta y Cinco
Capítulo Treinta y Seis
Capítulo Treinta y Siete
Capítulo Treinta y Ocho
Capítulo Treinta y Nueve
Capítulo Cuarenta
Epílogo
Agradecimientos
Capítulo Extra
SEGUNDA PARTE

Capítulo Tres

15.1K 846 22
By Writing_on_Dreams

CHRISTIAN

Y aquí estábamos, a unos metros de la lápida de Vera. Realmente me dolía ver ese jodido recuerdo de ella, me dolía saber que, si la hubiera defendido de mi madre y padre, ella estaría aún conmigo y quizá, sería mi esposa. Estaríamos viviendo felices, lejos de todo lo que alguna vez pudo haber sido tóxico para nuestra relación.

Pero ahora estás casado con Mila, estúpido.

Ya lo sé.

—¿Qué dijiste? — preguntó Javier. Demonios, había hablado en voz alta.

—Nada —murmuré mientras esperaba impacientemente a que Vera apareciera. ¿Por qué demonios tardaba tanto?

Pasaron dos jodidas horas y esta misma no aparecía, ¿realmente Javier la había visto? Quizá todo fue una fantasía o simplemente la confundió con alguien más. Pasó mucho tiempo de su muerte, es claro que ella no puede volver, no sin ser un zombie como los que presentan en las películas. Miré a mi hermano y noté lo concentrado y determinado que se encontraba.

—Me parece que estás alucinando, Javier —susurré, decepcionado.

—¿Entonces cómo explicas las fotos? —preguntó en tono molesto.

—¡No lo sé!, pero Vera está muerta, Javier. Ella está muerta —recalqué incluso para mí mismo.

—Tú dijiste que Vera era una mujer de muchas máscaras, incluso muy astuta, ¿qué te asegura que no se esconde de nosotros? —preguntó mi hermano evidentemente fastidiado por mis cuestionamientos.

—¿Cómo demonios entraremos al zoo? —pregunté curioso.

—Solo espera —soltó una risita y sacó unas pinzas, ¿qué rayos cruzaba por su mente?

De repente, el enorme portón se abrió.

—¿Cómo...? —me quedé anonado.

—Soy astuta, cariño —sonrió y tiró de mi brazo para entrar.

—Podrías robar un banco—sonreí, atrayéndola a mí.

—Podría esconderme del mundo entero si así lo quisiera —contestó para luego unir sus labios con los míos.

—No lo hagas —la besé—. Sería imposible para mí encontrarte entonces.

—¿Te rendirías tan fácilmente? —su ceño se frunció.

—Contigo no.

—Quiero vigilancia, por todas partes —dije levantándome del sitio. Si ella intentaba esconderse, simplemente no podría hacerlo de mí.

—¿A dónde vas? —preguntó Javier evidentemente confundido.

—A donde sea, no seguiré aquí, pero tampoco dejaré que Vera escape respondí caminando a la salida. Lo que sea que tuviera planeado no iba a sorprenderme.

—¿Entonces planeas poner cámaras de seguridad por el cementerio? —dijo mi hermano alcanzándome—. Ya los difuntos no tendrán paz —bromeó.

—Ni yo tampoco hasta que pueda dar con ella otra vez —murmuré.

—Christian —puso una mano sobre mi hombro—, sé que fue una parte importante en tu vida y que no es tan sencillo dejarla ir, pero, joder, han pasado dos años y estás casado —las palabras de Javier dolían conforme las estaba escuchando, pero tenía razón.

—No puedo dejarla ir tan fácil, no puedo cerrar una historia que todavía no entendí, Javier, no puedo —contesté frustrado.

Vera fue mi primer todo y aunque sabía que debía soltarla, necesitaba un cierre para lograr hacerlo. Sus ojos aparecían en mi mente todo el tiempo y comenzaba a tornarse en una tortura lenta y muy dolorosa. Sabía que nadie podía entenderlo, o al menos nadie que me rodeara, pues ningún otro perdió al amor de su vida de una forma tan tonta y a la vez tan horrible, solo yo.

—No hay nada que entender. Vera no se sentía cómoda, no pertenecía a nuestro mundo, ella decidió marcharse, es todo.

Empujé a Javier lejos de mí.

—¡Tú no comprendes nada de eso porque no lo viviste! —grité—. ¡Nunca has estado enamorado como yo y por eso no lo vas a comprender!

Dicho eso, caminé a paso veloz hasta mi auto. Sin mirar atrás, subí y conduje hasta mi oficina, no me apetecía ver a nadie en esos momentos. Lo único que deseaba era desaparecerme y volver a verla, volver a tenerla a tan solo un par de centímetros de mi rostro. ¿Era mucho pedir el querer reencontrarme con Vera Williams?

—¿Otra discusión? —preguntó mi novia al verme entrar a su viejo departamento.

—Esta fue peor, me echaron de casa —mascullé entre dientes y me senté en su gastado sofá.

Luego de un largo silencio lleno de caricias a mi cabello, habló.

—No comprendo.

—¿Qué cosa? —pregunté curioso.

—Que no te dejen vivir tu vida conforme desees hacerlo, te manejan como a una marioneta —respondió Vera bastante cabreada.

La diferencia entre Vera y yo es que ella era fría, calculadora, salvaje, liberal y segura de sus decisiones, pero todo esto envuelto en una ternura única que solo ella podía manejar junto a su perfecto desastre. En cambio, yo era inseguro, con cero libertades, miedo a fallar y sin saber a dónde ir, ¿cómo estábamos juntos?, ni si quiera yo lo entendía, pero disfrutaba el aprender de sus ocurrencias cada día.

—Son cosas que suceden, amor —contesté besando sus dulces labios.

—No, son cosas que tú dejas que sucedan. Nosotros debemos aprender a lidiar con la vida, o ella lidiará con nosotros, Christian.

Y ese fue mi error, no lidiar con los obstáculos que se nos enfrentaban a mí y a Vera, y quizá por esa razón fue que se marchó, porque no di todo de mí, porque tuve miedo a enfrentar a aquellos que ahora han escrito mi historia sin si quiera dejarme poner un punto y seguido en ella. Mi error fue no escuchar a la mujer que me enseñó a amar.


Pasé despierto toda la jodida noche en la empresa terminando trabajos, cosa que me frustraba porque no dejaba de pensar en Vera gracias a mi puto tiempo libre. Jodí todo, incluso mi trabajo y ahora estaba acabando con la poca cordura que me quedaba.

—Hora de volver a casa cabrón —habló Javier desde la puerta de mi despacho. ¿Ya había anochecido de nuevo?

—Sí —dijo Javier contestando a mi pregunta no formulada —. Y no te duchaste, así que no seas asqueroso y vamos a casa.

Obedezco a su orden y me levanto para tomar mis cosas y salir del despacho con él. Caminamos lado a lado en silencio hasta llegar al parqueo, luego, viajamos en el auto bajo un silencio tranquilizador hasta que llegamos a casa donde mi esposa bastante furiosa, me esperaba.

—¿¡Por qué no llegaste a dormir!? —chilló Mila más que furiosa.

—No es buen momento, Mila —contesté sobándome el puente de la nariz.

—¿Qué no es buen momento? —preguntó. ¿Cómo que no es buen momento?

—No, no lo es —respondí tajante. Mi humor definitivamente estaba por los suelos.

—¿¡Entonces para ti cuándo es buen momento!? —replicó cabreada.

—¡Mila ya basta! —contesté en su mismo tono —. Estoy jodidamente cansado y tú lo empeoras.

—Christian, hijo, tranquilo, sé que es agotador pero tu esposa se preocupa por ti —intervino mi madre abrazando a Mila.

—Yo...

Fui interrumpido por el timbre de la casa, gracias a Dios.

—Yo voy —mi madre salió dejándome a solas con mi esposa.

—Nena, lo siento —suspiré—. Solo no he tenido un buen día, en serio perdóname.

—Tranquilo yo...

La voz o, mejor dicho, los gritos de mi madre nos interrumpieron.

—¿¡Qué haces tú aquí!? —gritó horrorizada.

—Vengo por lo que me pertenece, Harris.

Esa voz,

Esa jodida voz.

Era ella.

Vera Williams estaba en mi puerta.

Continue Reading

You'll Also Like

1.3M 86K 32
Olivia claflin está a punto de colapsar, tiene un gran pesó en sus hombros,con cuatro hermanos que mantener y un padrastro alcohólico no puede perm...
161K 11.4K 24
Obra registrada: 1904220718341 Rosalía tiene un pasado del que no está orgullosa. Por eso es que huye. Pero regresa, porque el asesino siempre regres...
160K 5.6K 81
Ella oculto su embarazo, y no dijo nada a su prometido, y decidió huir lejos embarazada, el único detalle era que ella no estaba sola en el proceso d...
70.2K 3.6K 21
Nkosi Kolkov, el Sargento de Armas del club Angeles Kings, ha pasado toda su vida viajando de ciudad en ciudad junto a sus compañeros motociclistas...