Phantom [h.s] •Completa•

By chxneldope

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La trágica historia de amor entre una chica con problemas y un chico asesinado, los cuales deberán trabajar j... More

Phantom
uno
dos
tres
cuatro
cinco
seis
siete
ocho
nueve
diez
once
doce
trece
catorce
quince
dieciséis
diecisiete
dieciocho
diecinueve
veinte
veintiuno
veintidós
veintitrés
veinticinco
veintiséis
veintisiete
veintiocho
veintinueve
treinta
treinta y uno
treinta y dos
treinta y tres
treinta y cuatro
treinta y cinco
treinta y seis
treinta y siete
treinta y ocho
treinta y nueve
cuarenta
cuarenta y uno
cuarenta y dos
epílogo

veinticuatro

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By chxneldope

Me acuesto de espaldas sobre mi cama, pensando. Los grillos cantan afuera mientras el sol se hunde perezosamente en el horizonte, y toda la casa está en silencio con la soledad.

El sol se pone fuera de la ventana, proyectando una luz de color rosa-anaranjado tenue en la habitación. El cielo parece pintado, con otoño dejando su huella entre las nubes en trazos de color naranja y amarillo. Siempre me ha maravillado cómo se levanta el sol y se fija con un cambio tan grande en el color del cielo que nunca se sabe si siempre ha sido azul.

Harry reclina su cabeza contra mi estantería, mirando al suelo.

Él estaba aquí cuando mi madre y yo regresamos de la estación de policía hace unas horas, mirando algunos de los cuadros que se encuentran en mi tocador. No sé cuánto tiempo haya estado aquí, pero no me importa. Este fue su cuarto antes de que fuera mío, como sea.

—Caso sin resolver—dice Harry—¿Cómo pudo haber sido un caso sin resolver?

Lo veo en silencio, girando mi cabeza, así tengo una mejor visión de él. Yo le había dicho lo que la Detective Whitmore dijo sobre su caso de asesinato en la estación, y él había estado callado desde entonces.

—No lo entiendo—le digo, y levanta la mirada del suelo para enlazar ojos conmigo.

—¿No entiendes qué?

—Si tu cuerpo nunca fue recuperado, ¿cómo es que todo el mundo cree que estás muerto?

—No lo sé—dice—. Todos parecían saberlo. Nunca lo entendí; ¿por qué simplemente no fui informado como persona desaparecida?—sacude la cabeza—. Pero vi el funeral, vi la lápida engastada con mi nombre en él. Ellos sabían, de alguna manera, que yo estaba muerto.

Me siento sobre la cama.

—¿Crees que podría tener que ver con la policía? Alguien pudo haberlo intuido.

Él frunce el ceño.

—No lo sé. Nada de esto tiene sentido.

Suspiro.

—Me gustaría que tuviéramos algún tipo de ventaja, o algo así.

El asiente.

—Sí.

De repente, recuerdo el collar en mi bolsillo y lo saco, de pie y caminando hacia Harry.

—Lo tengo de vuelta—le digo, colocándolo en su mano abierta—. Tal vez deberías conservarlo a partir de ahora.

Miro a Harry examinarlo, sosteniéndolo frente a él. La delicada cadena de plata sostiene el colgante de calavera, con los diminutos huesos cruzados que brillan en la penumbra de mi habitación. Sé lo que está haciendo Harry. Está asegurándose de que no sea falso.

—Es el original—dice él, asintiendo con la cabeza.

—¿Cómo lo sabes?—pregunto.

Él sonríe de lado, tomando el colgante en su mano y dándole la vuelta. Él apunta la parte posterior de los dos huesos, donde se cruzan detrás de la calavera.

—Fíjate bien—dice.

Entrecierro mis ojos hacia los pequeños huesos, y puedo ver débilmente letras grabadas, dos palabras sobre cada hueso.

Mors non est finis—Harry lee, con profunda voz baja, como si las palabras significaran mucho para él. Él me mira a los ojos—. La muerte no es el final.

La corta frase me encanta, las pequeñas letras tan ordenadas y alineadas en cada hueso.

—Está grabado en latín—dice Harry, pasando su pulgar sobre las palabras—. No sé cómo ni por qué mi abuela lo grabó, pero ella me dijo cuando me lo dio que siempre había creído en la vida después de la muerte—gira el colgante de nuevo, aún pasando los dedos sobre él, como si deseara poder sentir el frío metal en su piel una vez más como lo hacía antes.

—¿Qué edad tenías cuando ella murió?—pregunto.

—Dieciséis—responde.

Me quedo en silencio. Siempre creí que había estado más joven.

—Era una mujer muy inteligente—dice—. Espero volver a verla cuando cruce. Le preguntaré cómo es que sabía tanto sobre todo esto.

Me imagino a la vieja Cadence Styles recostada sobre la cama, frágil y enferma, con Harry sentado a su lado. Ella le sonreiría, el único nieto que su hijo y cuñada fueron capaces de tener, su niño milagroso. Harry estaría sonriendo también, pero se vería obligado, pues sabría que ella se estaba muriendo, y que pronto se iría.

Su frágil mano alcanzaría la de él, y Harry pondría una mano por encima de las suyas. Entonces él se movería hacia atrás, mirando hacia abajo en sus manos para encontrar la calavera con huesos cruzados en la cadena, con la inquietante frase grabada en la plata.

La muerte no es el final.

—Quiero que continúes teniendo esto—dice, cogiendo mi mano y colocando el collar en mi palma—. Pero no lo uses en la escuela. Conozco a Ava, todo este asunto del robo estaba lejos de ser una novatada.

Asiento con la cabeza, cerrando mi mano alrededor del collar. Me pregunto qué podría haber estado tratando de lograr Ava al robar el collar. ¿Cuál era su plan? ¿Honestamente no creyó que intentaría recuperarlo?

De repente me acuerdo de algo. Colocando el collar sobre mi tocador, abro el cajón superior y tomo la pequeña caja negra donde guardo la imagen Polaroid que Harry plantó en mi habitación cuando llegué. La abro, sacando la nota y foto que tomé de la habitación de Max cuando estaba en la fiesta.

Harry me mira con curiosidad cuando pongo la caja sobre mi cama y camino de nuevo hacia él, entregándole la foto.

—La semana pasada en la fiesta, entré a la habitación de Max y encontré esto—le digo—. Llevabas el mismo suéter y pantalones que llevas ahora, mira—señalo la foto de él y Max.

Estudia la foto con cuidado. Me pregunto lo que debe estar pensando, mirando la foto de él y Max sonriendo y riendo, la idea de que uno de ellos pudiera terminar muerto ni siquiera rozaba sus mentes.

Él la mira fijamente unos momentos más.

Al final, él mira de vuelta hacia mí, negando con la cabeza.

—No—dice—. No recuerdo este día.

—¿Qué significa eso?

—Hay una posibilidad de que...—hace una pausa, mirando de nuevo la foto—. Haya muerto esa noche.

Él la gira para buscar si hay una fecha detrás, pero no hay nada.

—Encontré esto también—le digo, entregándole la nota.

Toma la nota de mi mano, un ceño se establece en su rostro.

—TPP—lee, frunciendo el ceño.

—¿Alguna idea de lo que significa?

Lo lee de nuevo, repitiendo las letras.

Él mira hacia arriba, la frustración llena sus ojos.

Niega con la cabeza otra vez, caminando junto a mí, con los hombros tensados.

—¡Dios, no puedo recordar nada!—exclama exasperado—. Soy un inútil. Nunca voy a cruzar.

—No pienses de esa manera—le digo. Me alegro de que mis padres hayan ido a buscar la cena, de lo contrario seguramente escucharían los gritos de Harry.

—¿Cómo puedo no pensar así? He pasado tres meses tratando de encontrar una salida del intermedio. Y ahora, cuando por fin tengo alguien que me ayude, ¡no hay pistas, no hay sospechosos, no hay pruebas, no hay nada!

Lo veo caminar de ida y vuelta en frente de mí, con la nota y fotografía aferradas en su mano.

—Voy a terminar como Em. Voy a seguir estando aquí por diez años y aún sin saber quién me mató. Voy a tener que esperar a que el que me asesinó muera, ¡y luego finalmente obtendré mi paz!—deja de caminar, de espaldas a mí—. Esto no tenía que sucederme. No a mí. Lo tenía todo, Jane—se vuelve de nuevo a mí, arrugando la nota y foto en su puño—. Todo era como debería haber sido. Tenía amigos, notas perfectas, un trabajo que me esperaba cuando me graduara...

—No todo era perfecto si alguien terminó matándote—me doy cuenta de mi franqueza después de que termino de hablar, y rápidamente me callo.

Me mira, con algo en sus ojos que no puedo describir. La emoción desaparece con rapidez sin embargo, y mira al suelo.

—Mira, vamos a encontrar al que te hizo esto—le digo, caminando hacia él—. Te prometo que cruzarás al más allá.

Los ojos de Harry se mueven a través de mi rostro, estudiando mi expresión. Finalmente, asiente con la cabeza, levantando una mano para correr por su cabello.

Lo miro caminar hacia la ventana y mirar fuera de ella en el oscuro cielo. Su cabello está levemente despeinado por correr sus dedos a través de él, sus labios se encuentran en un ceño fruncido y un pliegue se forma entre sus cejas. Su expresión es de tristeza mezclada con frustración y desesperanza.

En la penumbra, su piel se ve más clara que nunca, casi como la de una muñeca de porcelana. Las mangas de su suéter están ligeramente arremangadas hasta los antebrazos, con sus manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón.

Nos paramos juntos, mirando por la ventana hacia el patio trasero. Él está frío, tan frío que quizá más frío de lo que recuerdo. ¿Será que su frialdad se intensifique con sus emociones?

—¿Por qué me estás ayudando?

No esperaba que Harry rompiera el silencio entre nosotros. Miro hacia él con curiosidad.

—No me conocías cuando vivía, no tienes conexiones conmigo en lo absoluto—dice—. Me presenté en tu habitación y me senté en la cama, me escondí en tu coche y vi que te mudaste. No tienes ninguna razón para ayudarme a encontrar a quien me mató, pero aquí estás.

Miro lejos de él, por la ventana hacia el patio oscuro.

—Estoy intrigada por ti—le digo—. Me has enseñado mucho acerca de la vida y la muerte. Y... no lo sé—me detengo. Nunca había pensado realmente en por qué lo estaba ayudando, sólo sabía que le estaba proporcionando ayuda—. Si nuestros papeles estuvieran invertidos, me gustaría que alguien me ayudara también—termino, asintiendo con la cabeza.

—Sabes que sólo tienes que decir la palabra y quedarás libre de esto—dice con solemnidad, su mirada fija en la distancia—. Puedes ir y seguir viviendo tu vida, y yo encontraré mi camino al más allá con el tiempo. Di la palabra y saldré de tu vida para siempre.

Niego con la cabeza.

—No. No quiero eso.

Él no contesta. Sigue mirando al frente, con las manos en los bolsillos, y las mangas de su suéter enrolladas en sus antebrazos.

—Yo no quiero eso—repito, alzándome y suavemente girando su cabeza para mirarme. Él me mira con esa misma expresión de frustración, tristeza y desesperanza.

—¿Qué quieres entonces?

—Quiero encontrar a tu asesino—le digo—. Y quiero que cruces al más allá y estés en paz.

—¿Y qué hay de ti?

—No importa.

—¿Por qué no? Eres importante también.

Muevo mi mano de su rostro, dejándola caer a mi lado y encogiéndome de hombros.

—¿No te crees importante?

—Debes saber para ahora que no soy una persona muy segura de sí misma.

—Qué montón de mierda—Harry niega con la cabeza, dando vuelta para mirarme—. Jane, escúchame—dice—. Estás viva, ocupas un espacio y tienes masa. ¿Sabes lo que significa?

Lo miro.

Eres importante—dice, con una sonrisa tirando de las comisuras de sus labios.

Sonrío también hacia su pequeño juego de palabras. Sonrío ampliamente, y empiezo a experimentar esa bola de euforia que se siente en la boca del estómago cuando no hay lugar donde más te gustaría estar que donde te encuentras en ese momento.

Y aunque sé que no puede sentir y que es inútil tratar de tener cualquier contacto físico, envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y entierro mi rostro en su suéter, haciendo caso omiso del frío que se propaga a través de mi piel y se filtra en mi sangre y en mi ser. Él se toma por sorpresa al principio, pero luego parece recordar cómo abrazar y envuelve sus brazos alrededor de mí, y siento su estruendosa y brillante risa a través de él.

Nos quedamos así durante unos momentos antes de que el frío es insoportable y me veo obligada a dar un paso atrás, mi piel recupera su calor natural y nos convertimos en opuestos de la naturaleza una vez más.

Me mira con una media sonrisa en su rostro, y no puedo dejar de pensar en lo sabias que fueron sus palabras. No sólo se aplican a mí, sino a toda persona viva en este mundo.

Todos estamos viviendo, todos ocupamos espacio, y todos tenemos masa. ¿Saben lo que significa?

Todos somos importantes.

(...)

El domingo por la tarde cae pronto sobre mí y camino a través del patio trasero con la intención de ir al claro. Que se pudra la tarea.

La hierba se alarga a cada semana, y ahora está a mitad de mis espinillas. No me doy cuenta de que me están siguiendo hasta que escucho un murmullo tranquilo diciendo "Sheesh, la hierba está larga" de una voz familiar.

Doy la vuelta para encarar a mi padre, quién se agacha para rascar su pierna, donde la hierba le hacía cosquillas.

—¿Qué estás haciendo?—le pregunto.

—Te he visto venir a la parte de atrás un par de veces y me preguntaba dónde es qué ibas—explica.

—Oh.

Las cosas entre mi padre y yo han estado un poco rocosas por todo el asunto del collar. No estamos enojados el uno al otro, pero las cosas no son exactamente coloridas.

—Jane, escucha—suspira y sé que viene. La disculpa, la explicación.

Mi padre y yo siempre hemos tenido una buena relación. Por supuesto, mi intento de suicidio y esta cosa legal han hecho un hueco en eso, pero al final sigue siendo mi padre fanático y amante de documentales de historia favorito.

—Está bien, papá—le digo antes de que pueda continuar—. Lo entiendo.

—Sabes que lo que ocurrió hace meses es algo que no quisiera que intentaras de nuevo—dice—. Siento haber sacado el tema. Te quiero mucho Jane, y sólo estoy cuidando de ti. Tu madre y yo nunca podríamos perdonarnos si te perdemos.

Ahí está. Mi respuesta a si me iría directo o no al más allá, o me quedaría estancada en el intermedio; mis padres no se perdonarían si cometo suicidio. Estaría atrapada, tal como Harry, como Wesley y como Em, Ellie, Yasmin y todos los otros muertos vivientes atrapados en el intermedio.

Doy un paso hacia mi padre y lo tomo en un abrazo.

Supongo que he tenido un montón de razones para abrazar a la gente últimamente.

Estoy bien con eso.

Él me abraza de vuelta, diciendo algo acerca de las diferentes maneras en que otros mamíferos demuestran su afecto y que se asemejan a un abrazo.

Él sigue hablando de ello una vez que nos alejamos, hasta que mi madre lo llama desde la puerta trasera.

—¡Robert! ¡Deja de asfixiar a tu hija con hechos inútiles!

—¡Entonces deja de asfixiar a tu hija con comida quemada, Caroline!—mi padre responde y nos reímos hacia la tendencia de mi madre de quemar todo.

Ellos bromean hasta que mi padre se da cuenta de que se ha perdido los primeros quince minutos de un programa que quería ver y corre rápidamente dentro.

Continúo mi camino hacia el claro, con una brillante sensación de satisfacción dentro de mí.

Cuando llego al claro, está vacío. Normalmente, me atrevería ir hasta el cementerio para encontrar a Harry, pero me tomo un momento para tener el claro para mí.

Me siento en uno de los columpios, arrastrando mis pies contra la hierba bajo el árbol de sauce. Me pregunto por qué Harry está tan atraído por este lugar, probablemente porque él y su padre colgaron estos columpios cuando era joven.

Me imagino a un joven Harry y una versión más joven de su padre acarreando la cuerda y tablas de madera hasta aquí, el sauce más chico y no tan viejo como lo es ahora. El padre de Harry traería una escalera, diciéndole a Harry que no subiera por ella, por temor a que su hijo cayera y se quebrara algo. Le pediría a Harry que le entregara la cuerda, la cual ataría sólidamente alrededor de la gruesa rama del sauce, y luego empataría el columpio de madera antes de repetir el proceso con el otro. El pequeño Harry se sentaría sobre un columpio, emocionado, y su padre lo empujaría alto y más alto, risas y chillidos emitiéndose del niño.

Mis ojos observan la verde hierba. La longitud de ésta es similar a el tiempo de la que está en el patio trasero de la Mansión Cadence. Encaja en la atmósfera más aquí, como sea.

Mi mirada se detiene de repente en un parche de hierba justo al lado de la base del sauce. La hierba no es tan larga y crecida como la del resto del claro, y el suelo es de un color más oscuro, aparentemente más reciente.

Frunzo el ceño, me paro y camino hacia el parche. Veo que se extiende alrededor de seis pies de largo y tal vez dos o tres pies de ancho. Parece como si la hierba hubiera sido plantada hace muy poco tiempo.

Y entonces me doy cuenta.

Ahogo un jadeo en mi garganta y me tambaleo hacia atrás, con el viento golpeando sobre mí. ¿Cómo no me di cuenta antes?

Me doy vuelta y huyo del claro, volviendo a casa tan rápido como mis piernas pueden.

—¡Papá! ¡Mamá!

Entro a la cocina, con mis pulmones pidiendo aire. Mi madre levanta la vista de la ensalada, la preocupación se extiende sobre su rostro. Oigo la pausa del televisor en la otra habitación y mi padre entra en la cocina, con una expresión preocupada, haciendo juego con mi madre.

—Llama a la policía—le digo, mi ritmo cardíaco aumenta con cada segundo que pasa.

—¿Por qué? ¿cuál es el...

—¡Sólo llama!

Mi madre alcanza el teléfono, entregándomelo. Marco el número, con las manos temblando mientras sostengo el teléfono sobre mi oreja. Escucho la operadora del 911 atender.

—Vengan rápido—digo con rapidez, con un nudo creciendo en mi garganta—. He localizado el cuerpo de la víctima de asesinato Harry Styles.

»»»

Ya encontraron el cuerpo de Harry, ay dios. Se viene lo bueno linduras. ¿Quien creen que es su asesino?

Voten y comenten bbs

Liv.

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