Y la gente se queja, te llama borde, amargada. Pero no, tú no eres eso. Tú solo eres fría o más bien tratas serlo. Es un intento de ser fuerte, de que no te vean caer, que no vean tu debilidad. Tampoco te sale ser de otra forma, te han jodido tanto últimamente que la situación te aborda. No quieres reaccionar, estás rota y quieres cortar, cortar tan fuerte como el cristal que explota en pedazos por el aire. Sin embargo, te has convertido en una cerilla a punto de consumirse, un cigarro consumido en cenizas antes de haber tocado una sola vez tus labios. Ésos que me quitaban el sueño y me hacían volar. Decías que no eras una persona soñadora, sin embargo estabas siempre en tu mundo, allí eras feliz. Dímelo. Dime quién te sacó de allí. Dime quién te tiró a ese pozo negro sin salida en el que te encuentras. Dime algo, sonríeme cómo antes lo hacías. ¿Sabes qué? Que echo de menos ese brillo de tus ojos, esos que hoy están siempre llenos de lágrimas y miran atemorizados y desafiantes a todo su alrededor. Dicen que estabas loca, sin darse cuenta de que los locos eran ellos, locos por ti claro, como yo. Te llamaban loca porque te envidiaban, solo tú eras capaz de vivir aquella realidad idónea que nadie más comprendía. Así que dime, ¿qué puedo hacer para que vuelvas allí? ¿Qué puedo hacer para que sonrías de nuevo, mientras caminas de mi mano? Me encantaría saber qué te ha atrapado en todo eso para poder traerte conmigo de nuevo.
-C.L