One Shot: Monocromática Navid...

By Blackaiser

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Navidad. Esa época en la que el amor y la amistad comienzan a encontrar sentido y dirección. Donde se cree qu... More

Parte 1: Dolorosa llegada

Parte 2: Un mundo de hipócritas.

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By Blackaiser

Rogue despertó con la fría brisa de la mañana, y por el ir y venir de la gente entre calles y puestos de comida. Era temprano, lo sabía, pero el bullicio existente le recordaba que debía levantarse. No se sentiría muy cómodo si seguía durmiendo. No era su casa, no era lo correcto.

Se levantó pesadamente. Las piernas le dolían y avanzaban de forma torpe, daba la impresión que aún querían dormir. En cuanto llegó al umbral de la puerta volteó a ver al rubio. Seguía durmiendo, parecía un niño. Tranquilo, silencioso, adorable... inocente, lindo... casto, puro... vulnerable...
El pelinegro se dio una sonora bofetada. Nuevamente había comenzado a soñar despierto. No debía hacerlo, se sentía mal ilusionarse con ese tema. Sabía de lleno que, aunque se confesara, la respuesta sería un rotundo no. Sólo le quedaba esperar hasta la noche para irse olvidando de su corazón y dignidad.

Bajó lento y silencioso a la cocina, verificó que los exeeds siguieran durmiendo y cerró la puerta. Comenzó a buscar utensilios y alimentos con los que hacer un buen desayuno. No había nada, con suerte algo de harina y un par de conservas. "Bien, ¿y ahora qué? No hay de otra que beber una solitaria taza de café" pensó Rogue mientras deambulaba por la cocina.

-Café será -dijo en voz baja para no despertar a nadie.

Como tenía ganas de irse luego y no seguir incomodando, preparó sólo una taza de café, la puso sobre un plato y subió las escaleras camino al cuarto de su compañero.

"Debo decirle" se torturaba mentalmente. "No sé cómo, pero necesito abordar ese tema. Aun me quedan varias horas, algo se me ocurrirá"

Abrió lentamente la puerta, cuidando de no derramar el liquido de sus manos. Dirigió su mirada a la cama. Ahí seguía el rubio, durmiendo relajadamente. Sus ojos cerrados, sus labios descuidadamente separados, su cabello revuelto, despeinado, algo de transpiración humedeciendo su frente, y un jadeo proveniente de ese terreno desconocido e inexplorado de su boca, invitaron a que las fantasías de Rogue fueran tomando fuerza cada vez más.

Llegó el momento en que ya no pudo soportar tanta ilusión. Sonrojado, dejó la taza sobre el velador y se acercó lentamente hacia los labios de su amigo. Poco a poco, con cuidado. No quería despertarlo. No sabría cómo excusarse de tal acto confuso e inapropiado. Despacio, cada vez más cerca. Rogue ya sentía los labios del rubio junto con los suyos. Cerró los ojos, y comenzó a esperar la textura.

-Yuki...no... -susurró de repente Sting, segundos antes de que los labios del pelinegro llegaran a su destino, pues fueron retirados rápidamente. - No... espera... Yukino... -continuó hablando en sueños.

"Cierto" -pensó el Dragon Slayer de las Sombras. -"Él aún está enamorado de otra persona. Soy un tonto al pensar que podría sentir algo por mí, algo más que amistad o hermandad".

-Sting -le susurró.

-Yukino... -comenzó a decir nuevamente.

-Yukino no está. -Habló algo más fuerte.

-Yukino... -comenzó a llorar -no... Yukino... no, ¡no!

El rubio se sentó de un golpe, con los ojos humedecidos y el corazón latiendo cual caballo de carreras.

-Rogue... -pronunció al ver a su amigo.

-Fue solo un mal sueño. Ya pasó. -contestó el pelinegro.

Sting negó brusco con la cabeza. -Ella está con Minerva. El mal sueño no ha pasado. Sigue en pie y es un tormento diario. -hizo una pausa -¿Por qué?

-Sting...

-¡¿POR QUÉ?! -gritó.

Un movimiento brusco y cálido se apoderó del momento. Rogue le había abrazado; dejando un pequeño espacio libre, especial para que la cabeza del rubio se apoyara en su hombro.

-En estos casos no hay un porqué. Necesitas entenderlo. -le respondió amable -Son cosas del alma, del corazón, cosas donde muy poco podemos interferir cuando hay algo concreto.

-Duele tanto...-sollozó, correspondiendo al gesto cariñoso de su amigo.

-Sí, duele. Duele mucho. Pero hay que salir adelante, Sting. Hay cosas peores en la vida. Tienes que salir adelante.

-Sí. Lo sé. Además soy el maestro, y los maestros no deben llorar, y menos por...

-No es porque seas el maestro -le interrumpió -¿Qué importa que lo seas? Necesitas ponerte bien por ti mismo, y dejar ir las cosas. Además... ¿qué pensaría Yukino si tú, su mejor amigo, no le apoyas en esto? Vamos. Ella es tu amiga, tu compañera, y es tu deber, tanto como el mío, de apoyarla. Debes apoyarla...

-¡Imposible! ¡Ni siquiera tengo el valor de verle a la cara sin sentir que mi corazón comienza a destrozarse!

-Tranquilo, de todas formas no te alcanzaste a confesar. Tu dignidad está intacta y...

-¡¿Y mis sentimientos qué?! -interrumpió el rubio- ¡¿También están intactos?!

-Ella no te ha hecho nada...

-¡Me hirió...!

-Indirectamente. Sin saber. No es su culpa.

-... -pensó un momento - Tal vez... tengas razón. Pero... es que... entonces, eso... quiere decir que... es mi culpa... -concluyó bajando la cabeza y comenzando a sollozar otra vez. -Si yo hubiera... si tan solo yo me hubiera...

-¡Deja de sentirte culpable! ¡No eres culpable! ¡Aquí no hay culpables! ¡Si quieres culpar a alguien, culpa al destino, a la mala suerte, al tiempo! ¡De todas formas no llegaras a nada! -le interrumpió nuevamente.

-¡¿Y tú qué sabes?! ¡Tanto que me aconsejas como si fueras un maestro en el tema! ¡¿Acaso ya pasaste por algo similar, que te crees tanto?!

-¡No, pero sé que pronto estaré en tu misma posición! -gritó sin darse cuenta de sus palabras.

Hubo un silencio incómodo. Las palabras ya no servían de nada, pero aún así, un intento de disculpa afloró en la boca del rubio.

-Yo... lo siento. -habló bajando la cabeza- Últimamente -continuó -me he preocupado sólo de mis sentimientos. He sido tan egoísta. Tú -comenzó a llorar -has estado siempre a mi lado y... -su voz se cortó -y no te he tomado en cuenta. Como siempre estás igual de serio, nunca me pongo a pensar qué es lo que te ocurre, si estás bien, si estás mal, porque... siempre creo que ya es normal para mí verte así. Eres mi compañero, mi amigo, mi hermano, y por ello mereces que te escuche más que a ningún otro. -Se secó sus lágrimas y levantó la vista - ¿Estás bien? Oye...estás...

-¿Qué? ¿Esto? -preguntó el pelinegro mientras retiraba unas furtivas gotas de sus ojos. -No es nada.

-¿Rogue? Nunca te había visto... llorar así. Maldición, ¿cuanto dolor te debes estar aguantando? Y aún así intentas consolarme...

-Tranquilo.- sonrió- Estoy bien.

-Sabes mentir... pero yo sé cuando me engañas. No me gusta que mientas, Rogue- comentó el rubio.

-Ni a mí me agrada que tú estés tan triste. No es de ti. -Respondió cabizbajo el pelinegro.

Se quedaron callados. Unos buenos segundos.

-¿Quién es? -habló Sting de improviso.

-¿Quién?

-La chica que negará tus sentimientos, ¿quién es?-se explicó.

-No quiero hablar de eso -dijo cortante.

-Pero es necesario. Es probable que así te sientas mejor, y de esa forma yo...

-Gracias por tu disposición-le interrumpió el pelinegro -pero no es un tema que me preocupe demasiado -mintió -es solo... una tragedia más en mi corta vida. Nada nuevo de qué preocuparse.

-Rogue... -pronunció con lástima el Dragon Slayer Blanco -Aún así -continuó -déjame compensar todo lo que haz hecho por mí en estas últimas horas.

-No hay necesidad.

-No, sí que la hay. Vamos tú solo proponme algo. Haré todo lo que me digas. Soy capaz de cumplir con tu petición al pie de la letra.

"No lo dudo"- pensó el Dragon Slayer de las Sombras -"pero a menos que aceptes mis sentimientos, nada de lo que hagas será significante".

Sting, al ver que su compañero no respondía, planteó: -¿Qué tal si hablo con "la chica", y le comento de lo genial que eres? ¡De seguro que no te negará!

"Ay, Sting. Tan inocente." -Pensó Rogue, mientras esbozaba una sonrisa.

-¿Y qué le dirías a ella? Estoy intrigado -preguntó entre risas.

-Pues... emm... -el rubio hizo una pausa -yo le diría... le diría... -ya decidido, soltó:- Yo le hablaría muy bien de ti. Le comentaría que eres un chico bastante elegante, alguien fuerte, de buen porte, joven, energético, poderoso, apuesto y fuerte. Y... también le diría que... que no se dejara llevar por tus apariencias.

-¡¿Qué?! -interrumpió algo ofendido.

-No es por ser malo. Es por decir la verdad. Rogue, personalmente creo que eres alguien que se cree seguro de sí mismo, pero que estas lleno de dudas, alguien quien aparenta tener un semblante serio y maduro, pero que por dentro es un niño muy dulce, y quizás algo perdido. Aparentas ser frío... y quizás muchas veces intentas demostrarlo, pero no puedes negar a los sentimientos de tu corazón. Nadie puede...

Lágrimas. Eran lágrimas. Fugitivas y dolorosas que caían por las mejillas del pelinegro. No se paseaban tranquilamente, sino que se lanzaban de sus ojos, cuales suicidas, rogando caer en el vacío de su alma, y así llenarla por completo.

Y es que le habían descubierto. Le habían leído los sentimientos. Nunca creyó encontrarse en tal panorama. Estaba frente a la única persona que le había comprendido realmente, el único aquel capaz de darse cuenta de sus mentiras y sufrimiento. Estaba frente a la persona emocionalmente correcta.

Aunque sólo el pensar en la confesión. El solo pensar en sus palabras de negación. Verlo alejarse poco a poco, llevándose cada vez más su corazón, era algo que no podía soportar.

No lloraba de alegría por haber encontrado a la persona indicada. Lloraba de tristeza, pues estaba seguro que la perdería para siempre.

No podía parar de llorar con tal imagen.

-¿Dije algo mal? -preguntaba confundido el rubio -¿te molestó algo que dije?

-No, descuida -contestó tratando de secar a aquellas furtivas, mientras ocultaba su angustia con una sonrisa.

-Rogue...

Sting tomó las manos de su amigo, para lograr calmarle, pero era inútil. Las lágrimas se desbordaban cada vez más.

-No, Rogue...

El rubio tampoco pudo aguantarlo. Ver al pelinegro así de roto, le partía cada vez más su empático corazón.

Y así fue como entre llantos silenciosos de dolor puro, en un momento de confusión y desesperación, el rubio se acercó lentamente al rostro del pelinegro, propinándole un cálido beso en su frente, con un mensaje claro.

"Todo estará bien. Estoy aquí contigo. Ya no estarás solo."

----- ~ -----

El camino al gremio fue bastante tranquilo. No cruzaron palabra alguna, y de ellos emanaba cierta aura negativa que ninguna persona se atrevió a irrumpir en su cansado y persiste andar.

Pese al mal genio, en cuanto llegaron a su destino, se vieron obligados a cambiar su expresión. No querían dar explicaciones a nadie, en estos casos es recomendable la discreción.

Rogue era un as en ocultar todo lo que se tratase de sentimientos amorosos, era bastante frío en el tema, y ya estaba acostumbrado a engañar de esa forma a sus compañeros de gremio, no parecía acomplejarle nada, sólo estaba allí, sentado en una de tantas bancas comentando su viaje y algunas complicaciones que tuvieron que sortear en las diversas misiones. Para él era un día más.

El problema lo llevaba Sting. Era nuevo en el tema de ocultar lo que sentía, para él fingir estar bien era tan complejo y difícil como intentar derrotar a la señorita con los ojos vendados. Parecía imposible. Por ello, en cuanto entró al gremio, sonrió, saludó "normalmente" al que se le cruzara por el camino, y fue a sentarse a una mesa apartada. Estuvo feliz de que nadie se le acercara. Habían entendido el mensaje: "No estoy de humor".

Tal vez llevaban una hora adentro... o quizás tan sólo unos quince minutos, pero el rubio en verdad no aguantaba más, el tiempo era eterno. El problema ya no era la sonrisa falsa, el problema era tener que mostrarla en frente de esa persona, Yukino, quien, amablemente y observando la falta de ayudantes en la cocina, se apuntó para, por ese día, trabajar de mesera.

En eso estaba, pasando mesa por mesa, sirviendo algunos platos cuidadosamente, siempre alegre y con ganas de ayudar, común en ella, presentando esa sonrisa de oreja a oreja que no te quita de encima. Vislumbrante y encantadora, una sonrisa que pareciera depositar todo el cariño, aprecio y confianza de su persona. Por lejos su curvatura más hermosa.

-"Y no es mía" -pensó el deprimido maestro, ocultando su tristeza bajo las levantadas comisuras de sus labios. De vez en cuando volteaba a ver al pelinegro, preguntándose cómo era capaz de soportar tal sufrimiento, y de parecer tan calmado como si nada le perturbase.

Pero no hallaba respuesta alguna en su insensible actuar.

-¡Y entonces Sting-kun y Rogue-kun, vencieron al cíclope protector de los bosques del sur para poder cumplir la parte final de su misión. Necesitaban encontrar el libro faltante de una colección mágica que podía ser muy peligrosa en manos equivocadas! -Narraba Lector en una mesa, rodeado de magos novatos y de sus oyentes comunes.

"Todo está tan normal como siempre" -pensó el rubio, soltando un suspiro, mientras cambiaba la vista a la barra, en donde se había detenido la albina. Llevaba un traje decente de algún color variante del café claro, y secaba delicadamente la loza a guardar. Sin cambiar su expresión incansable de alegría pura.

En un movimiento repentino, Sting se levantó violento de la mesa, y aparente aireado se dirigió hacía el largo y vacío mesón. Dio un golpe fuerte la madera que sorprendió a todos, perturbando la perenne sonrisa de la intimidada chica.

-Necesito hablar contigo -pronunció el rubio en voz baja y decidida. Su expresión estaba seria y su mirada profunda. Parecía estar completamente seguro de sí.

Pero sólo eran apariencias.

----- ~ -----

-¿Y bien? ¿De qué quería hablarme, Sting-sama? -comenzó la albina, volviendo a sonreír comprensivamente.

Se habían encerrado en una pequeña bodega de alimentos, ubicada tras la cocina. No tenía seguro, pero por el alboroto previo, ya todos se habían enterado de que no debían interferir.

-Nada en especial. -respondió rápidamente el rubio - Yo... solo... -intentaba seguir, pero sus nervios no le abandonaban. No sabía qué decir, y si su cabeza ideara algo decente que expresar, lo más probable fuese que no supiera cómo decirlo. Tal vez fue mala idea iniciar esta conversación.

-Sting-sama, ¿le ocurre algo malo? Sabe que somos amigos, quizá pueda ayudarle -continuó Yukino de forma inocente.

"Amigos". Esa palabra retumbó en todo su ser. "Amigos". Entraba irrumpiendo con todos sus arremolinados pensamientos. "Amigos". Un puñal en el corazón le hubiese dolido menos. "Amigos".

-¿L-le pasa algo? Está muy callado. -continuó preocupada, al ver que su maestro no respondía - ¿A caso es por... mi nueva relación?

-Mmmh... -se limitó a contestar sin mirarle. Y es que en su cabeza aún estaba su confusión. Era decirle o no, soltar palabras de amor no correspondido, o guardar el dolor para más tarde. No sabía que hacer.

-Así que era por eso... debí suponerlo... -continuó la chica - lo siento mucho. En verdad no quería que lo supiera de esa forma tan repentina. Fue Minerva-sam... Minerva... ¿-san?-se corrigió -quien decidió hacerlo público. Yo no quería aún, no sabía si era o no lo correcto. Estaba segura que más de alguno no iría a aceptarlo.

-¿Eh?

-Pero encuentro que tienes toda la razón. -continuó, con la cabeza baja, dejando caer un par de lágrimas -Es "extraño" y "anormal", ¿no? Además -sollozó- somos dos chicas y... moralmente no es correcto que seamos... -soltó un suspiro- En fin, debo darle asco...

-¡¿De qué mierda hablas, Yukino?! -gritó el chico de repente, interfiriendo sus palabras, sorprendiendo a la albina- ¡¿En verdad crees que pienso de esa maldita manera?! -continuó completamente molesto- ¡A mi nunca me darías asco, eres perfectamente normal!

-Sting-sama... -dijo la muchacha secando sus lágrimas - lo lamento. Lamento mucho la inseguridad que le demostré. Es sólo que... me cuesta bastante aceptar esta nueva relación. Todo esto... es nuevo para mí y... como soy parte de un estilo de vida bastante polémico, me cuesta saber quién me está apoyando y quién solo finge apoyarme para que Minerva-san no se enfade.

-Tranquila, te comprendo -sonrió cálidamente el muchacho.

-Muchas gracias. Y entonces -volvió al tema - ¿de qué quería conversar conmigo?

-Emm... yo.. p-pues... -titubeó el rubio, mientras observaba la tranquila e inocente expresión que tenía en frente. Unos ojos sinceros y una bella sonrisa que daban a entender sólo una cosa. Felicidad. Ella estaba feliz de que aceptaran verdaderamente la decisión que tomó. Y era obvio que no quería cambiar su parecer.

"Está indecisa"-se recordó -"y si le comento sobre mis sentimientos, lo arruinaré todo. Al parecer, no me queda de otra".

-Sólo venía a decirte que te apoyo al cien por ciento -mintió sonriente-.

-¿En serio?

-¡Pues claro! Somos amigos ¿no? Los amigos se quieren y se apoyan, tanto en lo bueno como en lo malo. Así que cuenta conmigo, no dejaré que nadie interfiera entre ustedes. Palabra de maestro -finalizó.

-¡Gracias! ¡En verdad aprecio tu apoyo y comprensión! En verdad eres un gran amigo -respondió la chica, propinándole un fuerte abrazo.

"Creo que por fin logro comprender." -reflexionó -"He sido un egoísta todo este tiempo, sólo pensando en mi bien estar en lugar de sus sentimientos. Lamentablemente no puedo dejar de ver su cálida sonrisa, y desear mil veces tenerla en mi poder. Pero sé de lleno que esa sonrisa no me eligió como su dueño, y si la arrebato, desaparecerá para siempre." - Abrazó más fuerte -"Aún así" -continuó- "no puedo olvidar cuánto duele. Su bello cuerpo me hiere como una rosa, cuya única espina se incrusta en mi solitario corazón."

----- ~ -----

-Te dije que no le contaría - comentó una morena tras la puerta del almacén.

-Lo lamento, señorita -respondió el pelinegro separando su cabeza del cerrojo- es que estaba preocupado.

-¿De quién? -inquirió curiosa - ¿De nosotras, de ustedes, de nosotros, o de ellos?

-A estas alturas... -respondió tranquilo, alejándose del lugar - sólo me preocupa que este problema llegue a enredarse tanto, que pierda toda posible solución.

-Masoquista -susurró Minerva, mientras le observaba - "¿tanto te gusta el dolor de no ser correspondido?" -pensó algo preocupada.

----- ~ -----

El gremio fue cerrado luego de unas horas, con motivo de la celebración navideña. Los trabajos fueron pausados y las tiendas comenzaban a bajar sus cortinas.

Entre todo el caos, un rubio de ojos azules, corría de un lado a otro acompañado de su gato.

-¡Sting -kun! -gritó Lector -¡¿En verdad cree que sigue alguna tienda abierta?!

-¡Pues claro que sí! -respondió desesperado -¡No pueden cerrar sus puertas sin que yo no haya comprado ese regalo!

-¡Lamento decepcionarle! -insistió el exeed - ¡Pero creo que ya no alcanzará a comprar nada más!

-¡Tonterías aún alcanzo a comprarle algo! ¡Sólo mira! -gritó el chico de forma definitiva.

----- ~ -----

Todos aman la navidad, aman sentirse acompañados, queridos y necesitados. Todos menos Rogue. Él siempre pasaba las fiestas solo. No por abandono ni olvido, sino por decisión propia. Prefería sentir que este era sólo un día más en el año, y así acostarse temprano para poder descansar todo el día siguiente.

Aún así, no había olvidado su absurda "auto-promesa", y se estaba alistando para, antes de dormir, ir hacia la casa de Sting y confesar todo lo que sentía. Estaba preparado para su negativa y próxima separación. Preparado para olvidar todos los años de amigos, sus recuerdos, risas, llantos y sus propios sentimientos. Él estaba preparado para todo, menos para que el mismo rubio apareciera de improviso en las puertas de su casa.

No había más remedio que dejarle entrar.

-¿Qué haces aquí? -preguntó el pelinegro en cuanto estuvieron frente a frente.

-Vine a pasar esta noche contigo -respondió alegre, despreocupado.

-No es necesario. Sabes que mi casa no posee mucho espíritu navideño y...- intentó explicar Rogue soltando palabras que, según recordaba, ya había explicado una vez.

-¡Por eso mismo lo he traído conmigo!- gritó Sting, interrumpiéndole, mientras entraba sin permiso a la deprimente morada de su compañero, con su exceed bajo el brazo. -¡Tengo muchas ideas para divertirnos esta noche!

-¿Ah, si? -preguntó el otro chico cerrando la puerta. -"No es necesario que me des a imaginar"-pensó sonriendo y cruzándose de brazos para dejar salir una media sonrisa. -¿Cómo qué ideas?

-Emm... por ejemplo -respondió dejando a Lector en el sofá, sin resistencia alguna -podríamos... ¡Armar el árbol de navidad! Ya que no se ve por aquí -dijo lo último en voz baja y más para sí mismo. Al parecer su ánimo había mejorado.

-Eso estaría bien -Le elogió su amigo con un tono cansado- En verdad estaría perfecto, pero te olvidas de un leve detalle: no tengo árbol de navidad. Es más, lo considero innecesario. -La expresión de decepción en la cara del rubio era digna de una comedia.

-¿Sabias que eres un jodido aguafiestas? -gruñó colocando los brazos en sus caderas, bastante disgustado.

-Me lo dicen a menudo -sonrió el pelinegro avanzando hacia el fondo de la habitación.

-Pues tienen razón -continuó enfadado mientras le seguía con la mirada.

-Si no te molesta -habló Rogue mientras subía las escaleras -Recuérdamelo cuando me importe, por favor. -Y sin más llegó a la planta superior.

El rubio se echó a reír. Una risa leve, amistosa, las de siempre. Qué felicidad le producía estar con su amigo, solo él era capaz de entenderle. Nadie más, ni en un millón de años.

-"¿Por qué no eres una chica?" -Pensó en un momento de reflexión, que fue corregido por sus propias negaciones-"Pero qué imbecilidad, si fuera una chica, lo más probable es que no lo hubiese conocido nunca. Y ahora en verdad eres un pilar fundamental de mi vida."

-No sabes como te necesito, Rogue...

-Sting-kun, ¿Qué acaba de decir? -interrumpió Lector al escuchar un susurro por parte de su amigo y maestro.

Sting echó a reír. -Nada, nada. Sólo hablaba conmigo. Bien, subamos. En una de esas ese amargado ya encontró algo que usar de árbol.

Y sin más, corrió a las escaleras.

Arriba se encontró con el exceed de su amigo, Frosch, quien leía afanadamente un libro con más imágenes que texto.

-Frosch -le llamó para captar su atención - ¿a dónde fue Rogue?

-Arriba -respondió el pequeño gato, y continuó con su entretenimiento.

"¿Arriba?" -pensó el chico, y se volteó bruscamente, encontrándose con una escalera vertical que caía desde un agujero en el techo.

Sin pensarlo dos veces, tomó los bordes de la subida, y a rápidas zancadas llegó al entretecho.

Era un lugar oscuro, polvoriento y prácticamente ordenado, lleno de cajas apiladas y extrañas figuras que representaban el pasar de los tiempos.

-¿Rogue? -preguntó el rubio hacia la nada.

-Por aquí -respondió calmado su amigo.

Sting avanzó hacia el lugar donde provenía su voz, encontrándose con el pelinegro quien admiraba una oxidada lanza de metal.

-¿Y eso? - le interrumpió el rubio.

-¿No la recuerdas?- cuestionó el otro sorprendido y , en cierta forma, ofendido.

-Sinceramente, no... -aseveró- ¿de qué es?

-Nuestra primera misión juntos. -contestó cortante y frío. -Creí... bueno- las palabras que quería expresar se atoraban entre su mente y su lengua- dijiste que... -dudaba si decirlas o no - Dijiste que no lo olvidarías nunca... -soltó. En un suspiro, como un golpe seco. Sentía imperdonable que no lograra recordad tan importante artilugio. Por desaliñado que estuviese.

-¡L-lo siento! -¡Pero qué imbécil era! ¡Cómo olvidaba tal preciado tesoro de añoranza! ... Aunque él siempre era así...- En verdad... lo lamento... es solo... ¡Es que sólo me acuerdo de los momentos que pasamos, no de los objetos! -Era cierto. Nunca recordaba por medio de "simples artilugios banales", sino por "sentimientos" los verdaderos y los más importantes. Siempre era así.- Además... No es como si me hubiera olvidado de aquella vez ¿no?...

-En verdad no creí que recordaras exactamente esa experiencia -comprendió Rogue, algo avergonzado de su actuar tan infantil y egoísta.

-¡Qué mal amigo! -reaccionó el rubio -¡No confías en mí! ¡Si dije que no lo olvidaré es porque no lo haré!

El pelinegro sólo soltó unas carcajadas. Era seguro. Esa terquedad, esa voz tan decidida, ese actuar tan inmaduro. No tenía a donde huir. Sus sentimientos habían vuelto a atraparle, cual emboscada triunfal le atraían a una trampa.

Más era cierto. Después de esa noche nada regresaría a la normalidad.

Absolutamente nada.

-O-Oye, ¿qué es eso? -preguntó asustado el rubio, interfiriendo las carcajadas de su amigo.

-¿Qué cosa? -respondió volteando a buscar lo que señalaba.

-E-Ese objeto de la esquina...-apuntó Sting algo tembloroso- es bastante... emm... extraño...

-Por casualidad, no te refieres al ropero, ¿cierto? - contestó el otro en un tono más serio. No podía creer que aquel objeto tan burdo pudiera interpretarse como una sombra maligna o algún demonio de la oscuridad.

-¿Ropero? -el concepto le parecía incomprensible.

-Ropero, colgador, sombrerero. Un palo con varias extensiones que sirve para sujetar desde abrigos hasta gorros. -habló con un tono de orgullo casi imperceptible.

-Aaah... con que era eso. - Respiró aliviado. -Me hubieras dicho antes, casi destruyo tu casa de un solo golpe. Tuviste suerte.

-Sí, como tú digas. -Rodeó los ojos y acercándose al objeto agregó sonriente- Ayúdame a bajarlo. Creo que he encontrado un buen sustituto de árbol navideño.

-Bromeas ¿cierto?

----- ~ -----

Nota: Traté de escribirlo todo en esta parte, pero me estaba saliendo MUY largo D: así que para no aburrir, :'v decidí dividirlo, poniendo lo "interesante" (ejem-lemmon-ejem 7w7) en la siguiente parte :c perdonen, pero encontré que si no explico la trama, la historia carecería de sentido u.u

Siguieeeendo el tema de la historia: quise poner aquel título más que nada por todos los sentimientos que deben ocultar los personajes. En resumen es considerado como hipocresía el no mostrar sus verdaderos sentimientos e intenciones... o eso quise dar a entender :'v

Espero comprendan y no les de por querer funarme ♡ (??

Y sobre el otro tema, un tema tan complejo y complicado que ha caído a los confines de los mundos oscuros y desdichados de la mundana humanidad (??

Así es, hablo de mi... ausencia :'D

Ya sé, ya sé... sé que me pidieron que actualizara hace más de siete mil años... y también sé que hoy no es navidad :'v

Peeeeeeeero he renacido desde las cenizas Beibi (?? Sólo para traerles esta otra parte de la historia que... espero, les haya agradado si quiera un poco. :'3'

No daré lata explicando mucho el por qué eso seria dar detalles y... ñee mucha tontera (? Por ello solo puntualizaré razones: Falta de tiempo, falta de inspiración y estrés (confusión) mental. u^u''

Y eso...

Antes de irme quiero aclarar que no quiero pausar ni terminar el oneshot ni la otra historia, ya que eso sería rendirme y olvidar mis proyectos lanzándolos a la basura <\3 (cosa que en verdad no haré, pues tengo muchas expectativas para mis bebés) (?

Sin más que agregar por ahora, espero leernos luego ^^

Bye bye mis nenas del flow 7w7 (?

PD: Amo la gente que no es de cartón -w- ♡ ♡ ♡

PD2: Releyendo esta parte... en el principio... no sé cómo fue que puse tantos feels, hermano... EN QUÉ ESTABA PENSANDO?!! ... meh, igual que quedó bien putero el cap. (??? [humildad ante todo :'D (??)]

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