Mörder [ COMPLETA ]

By RipleyWylde

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《Cuando tu vida se reduce a matar o morir, ¿qué elegirías?》 FECHA ORIGINAL DE PUBLICACIÓN AÑO 2013 More

Sinopsis
Advertencia
Introducción
Primera parte: prisionera
Capítulo N° 1
Capítulo Nº 2
Capítulo Nº 3 (Parte 1)
Capítulo N° 3 (Parte 2)
Capítulo N° 4
Capítulo N° 5
Capítulo N° 6
Capítulo Nº 7 |Parte 1
Capítulo N° 7 | parte 2
Capítulo N° 8
Capítulo N° 10
Capítulo N° 11
Capítulo N° 12
Capítulo N° 13
Capítulo N° 14
Capítulo N° 15
Capítulo N° 15 | parte 2
Capítulo N° 16
Capítulo N° 17
Capítulo N° 18
Capítulo N° 18 | parte 2
Capítulo N° 18 | parte 3
Capítulo N° 19
Capítulo N° 20
Capítulo N° 21
Capítulo N° 22
Capítulo N° 22 | parte 2
Capítulo N° 23
Capítulo N° 24
Capítulo N° 25
Capítulo N° 26
Capítulo N° 27
Capítulo N° 28
Segunda parte: Libertad
Capítulo N° 29
Capítulo N° 30
Capítulo N° 30 | parte 2
Capítulo N° 31
Capítulo N° 32
Capítulo N° 33
Capítulo N° 34
Capítulo N° 34 | parte 2
Capítulo N° 35
Capítulo N° 36
Capítulo N° 37
Capítulo N° 38
Capítulo N° 39
Capítulo N° 40
Capítulo N° 41
Capítulo N° 42
Capítulo N° 43
Capítulo N° 44
Capítulo N° 45
Capítulo N° 46
Capítulo N° 47
Capítulo N° 48
Capítulo N° 49
Capítulo N° 50
Capítulo N° 51
Capítulo N° 52
Capítulo N° 53
Capítulo N° 54
Capítulo N° 55
Capítulo N° 56
Capítulo N° 56 | parte 2
Capítulo N° 57
Capítulo N° 58
Capítulo N° 58 | parte 2
Capítulo N° 59
Capítulo N° 59 | parte 2
Capítulo N° 60
Capítulo N° 61
Capítulo N° 62
Capítulo N° 63
Capítulo N° 64
Epílogo
Nota de autora
EXTRA: El trato | parte 1
EXTRA: El trato | parte 2
EXTRA: El trato | parte 3
EXTRA: El trato | parte 4
EXTRA: El trato | parte 5
EXTRA: El trato | parte 6
EXTRA: El trato | parte final
EXTRA: Rata | parte 1
EXTRA: Rata | parte 2
EXTRA: Rata | parte 3
EXTRA: Rata | parte 4
EXTRA: Rata | parte 5
EXTRA: Rata | parte 6
EXTRA: Rata | Final

Capítulo N° 9

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By RipleyWylde

Dedicado a los lectores
que me dejan tan lindos
comentarios <3

~•~


Desde que se levantaba temprano en la mañana, bailaba ballet y aprendía las secuencias hasta que sus piernas no le dieran más. A pesar de que era halagada por su gracia, a su vez su nueva maestra le gritaba en busca de la perfección.

Y si había algo que Erica estaba segura de no ser, era ser perfecta.

Le permitieron descansar cuando la secuencia le salió lo suficiente bien. Erica se sentía incómoda, puesto que la mitad de Mörder se encontraba allí viéndola bailar. Observaban sus pasos, su agilidad y flexibilidad. Y ante esta última no dudaba en lanzarle miradas lujuriosas.

Las personas ajenas a la misión que más se quedaban a verla bailar, eran Aaron, Celeste junto a Martín y el Loco, al menos hasta que este último se iba a alguna misión.

Luego de cada entrenamiento, Aaron la invitaba a comer algo para recuperar energía. Se habían vuelto realmente unidos en ese último tiempo, y Erica no podía dejar de repetir en su mente la frase que él le había dicho.

«Te buscaría hasta el fin del mundo si así fuera, Erica».

Cenaron juntos en uno de los balcones, él había pedido pizza y conversaron por un rato, antes de que tuviera que irse con Fosa por última vez antes de su misión, que sería en dos días.

—¿En serio te gusta estar con los barrenderos? —preguntó él luego de masticar un trozo de pizza.

—No sé si me gusta o no, me causa mucha curiosidad y me produce... —explicó ella y se abrazó las piernas—. No sé explicarlo, vas a decir que estoy loca.

Él levantó la vista para verla y le sonrió de costado.

—A ver, contame.

—Es satisfactorio...

—Bueno, para mí es satisfactorio dar al blanco con un solo disparo —se rió él y apoyó su mano en la espalda de Erica, con cariño—. Esto es Mörder, acá todos nos relajamos con cosas raras. Tranquila.

Erica sonrió, pero seguía sintiéndose extraña con todo eso. No conseguía una explicación a por qué le gustaba ir con los barrenderos si no quería trabajar con ellos, pero ver a Fosa y Rata trabajar la tenía fascinada. Eran distintos en sus estilos y maneras, en la forma en que llevaban a cabo su trabajo, incluso la forma en que sujetaban sus herramientas. Pero ambos eran muy buenos en lo que hacían y eso, para ella, era fascinante.

—Tengo que irme, si llego tarde otra vez me va a matar —suspiró con cansancio, luego miró a Aaron.

Él había estado once años en Mörder, y era probable que conociera al menos a uno de ellos, quizás él podría saber algo sobre Fosa.

—¿Vos conocés a Fosa? —se animó a preguntarle.

—No, no tengo trato con los barrenderos. No me caen bien. —Miró en silencio a Erica, serio, luego de ello frunció el ceño y añadió—: ¿Cuál es tu interés por él?

—Ninguno, solo curiosidad.

Aaron no pareció quedar satisfecho con esa respuesta, y Erica lo vio tenso, fue por ello que lo tomó del rostro y le dio un beso en una mejilla que lo dejó sorprendido y en shock.

—No me interesa él, solo me interesa no morir en sus manos —le dijo casi en un susurro—. Nos vemos, Aaron.

Entró a las instalaciones de Mörder dejando a Aaron atrás, quien aún seguía impactado por ese sorpresivo beso en la mejilla. Luego sonrió con un deje de picardía.

Al igual que las anteriores veces, Gretchen le dio la dirección donde debía encontrarse con Fosa. Erica se subió a la moto que tanto le gustaba, se colocó el casco y viajó a gran velocidad hasta el lugar de encuentro con ese barrendero, y llegó antes de lo esperado a una casa desconocida. Se sorprendió a sí misma por haber llegado tan temprano.

Cuando la hora fue exacta, lo vio salir de la casa a Fosa. Estaba vestido casual pero de negro, con su típica capucha y su máscara que no permitía ver ningún aspecto de su rostro. Se acercó solo un poco hacia donde ella estaba y se cruzó de brazos, parecía sorprendido de que llegara temprano. Él entonces hizo un movimiento de mano indicándole que se acercara, al cual Erica obedeció. Estacionó la moto y se quitó el casco para poder seguirlo al interior de esa casa.

Allí dentro estaban los barrenderos haciendo su trabajo, apenas saludaron a Erica sin darle mayor importancia. Ella siguió a Fosa por dentro, hasta salir por detrás a un pequeño patio que daba a la siguiente calle.

—Creí que debía trabajar —dijo Erica con sorpresa, aún con su casco en la mano.

—Hoy no, seguiremos con el entrenamiento y para eso debemos irnos de acá —respondió Fosa mientras abría el portón que daba a la siguiente calle.

—Me hubieses enviado a la ubicación exacta —bufó, con una caminata perezosa tras él.

Fosa giró hacia ella, en silencio. Y luego de mirarla dijo:

—Gretchen no debe saber que te estoy enseñando, ella es muy precavida y no sería raro que te siguiera. ¿Tenés tu teléfono encima?

Erica tomó el celular del bolsillo y él se lo quitó para dejarlo a un costado en ese patio. Dejó, también, su casco allí.

—Lo dejaremos acá mientras tanto, al regresar te lo llevás.

Salieron de allí y Fosa la instó a subir al auto, en el asiento del acompañante, donde Erica se ubicó algo temerosa de estar tan cerca de él. Durante el camino tan silencioso, ella se dedicó a observar todo a su alrededor, a ver a Fosa que manejaba con precaución, de escuchar la música clásica que sonaba en el estéreo y ella no conocía con exactitud.

Pudo divisar el galpón donde anteriormente habían entrenado, Fosa ingresó y estacionó el auto a un costado, luego bajaron juntos y él encendió las luces del lugar.

—Según me dijeron, tenés que infiltrarte entre las bailarinas y matar a la principal, delante del público y cientos de testigos, y luego de ello escapar. ¿Es así? —dijo él, se sentó cómodamente en el sillón y se cruzó de piernas para observarla.

—Sí, es mi primera misión con testigos —explicó Erica con nerviosismo—. Debo cambiarme y salir entre el público para escapar.

—Llevarás máscara, ¿cierto? —La vio asentir, por lo que suspiró—. Estuviste practicando la rutina de danza, ¿te enseñaron el procedimiento de escape?

—Me dijeron el plan, pero no hicimos un simulacro ni nada así...

Fosa hizo un sonido cargado de ironía y se quedó en silencio. Entonces estiró su mano hacia una bolsa que había a un costado en el sillón, lo tomó y luego de asegurarse que el contenido estaba allí, se lo arrojó a Erica.

—Si el plan hubiese sido organizado por Gretchen, no habría falla alguna. —Señaló la bolsa que Erica tenía en las manos—. Tu misión en este momento es desvestirte y vestirte en menos de tres minutos.

—Pero no puedo hacer eso —se quejó.

—Entonces hacete a la idea de morir.

Fosa tomó de su bolsillo un cronómetro y volvió a mirar a Erica delante de él. Ella estaba algo nerviosa e incómoda por ello.

—¿Lo tengo que hacer delante tuyo?

—Sí.

Erica resopló, estaba muy avergonzada de tener que hacer eso. Comenzó a desvestirse cuando Fosa activó el cronómetro, era complicado y sentía mucha vergüenza al estar desvistiéndose frente a ese hombre que lograba intimidarla.

—Tarde, ya te atraparon —dijo Fosa de repente al volver a apretar el cronómetro.

—¡No puedo hacerlo más rápido! —chilló Erica con fastidio.

—Claro que podés. De nuevo, tres minutos.

Volvió a activar el cronómetro y Erica entonces regresó a hacer el intento de vestirse lo más rápido posible. Sin embargo, los sonidos y chasquidos de lengua de Fosa la ponían muy nerviosa, parecía juzgar cada uno de sus movimientos.

—¡Bueno, loco, ya está! —se quejó Erica con fastidio—. ¿Por qué no me decís cómo debo hacerlo?

—No debés desvestirte ni vestirte por completo —le dijo con un suspiro—. Solo eliminar lo reconocible y cubrir lo que no puedas quitar. Para aprovechar que sos mujer, podrías preparar un vestido largo y solo ponértelo encima, luego con una campera ya cubriste el resto. En un minuto ya cambiaste tu imagen sin perder tiempo. ¿Entendés? La idea es que no puedan reconocerte en medio del shock.

Erica lo miró en silencio y terminó por asentir, luego volvió a vestirse y se sentó en el suelo. Le habían dicho que debía escapar y cambiarse de ropa en poco tiempo para infiltrarse entre el público que escapaba. La manera de Fosa era más efectiva que la que ella había pensado.

Luego, Fosa le enseñó a hacer diversas volteretas armada. Con su ejemplo, le mostró cómo caer desde alturas sin lastimarse, como rotar para esquivar ataques e incluso cómo liberarse ante el agarre de algún posible guardia.

Erica memorizó cada movimiento, lo practicó hasta que Fosa la felicitó por su ejecución, y se sintió admirada de ver las increíbles capacidades que tenía ese barrendero. Era un nivel superior, era mejor que los asesinos que había visto en Mörder. Mejor que otros profesionales, quizá incluso mejor que Aaron. Y eso le causaba demasiada curiosidad.

Luego de un rato se sentó en el suelo a beber agua, estaba algo agotada. Y desde ese punto observó a Fosa allí en el sillón, frente a ella. Se había levantado un poco la máscara hasta la nariz para poder fumar, y ella pudo ver sus cicatrices de quemaduras en la barbilla y labios.

—Sos mejor que muchos de Mörder —dijo Erica, algo jadeante—. ¿Por qué sos barrendero y no asesino?

—Soy ambos, pero disfruto más deshaciéndome de los cuerpos que creándolos —dijo sin darle mucha importancia y sopló el humo de su cigarrillo—. Y sí, soy mejor que todos esos inútiles que hay en Mörder, especialmente mejor que tu adorado noviecito.

—¿Qué noviecito? —Erica lo miró con sorpresa, con un gesto torcido—. Yo no tengo novio.

—Defendés tanto al debilucho de Sabatini que creí que tal vez serías su novia, se ve que me equivoqué.

—No es mi novio ni tampoco es un debilucho, es el alumno preferido de Gretchen —escupió Erica con fastidio—. Y el mejor de Mörder es el Loco. Sos bueno, pero no sé si seas mejor que él.

Fosa hizo un sonido cargado de ironía y volvió a fumar un poco de su cigarrillo, en silencio.

—A Sabatini lo entrenó Gretchen, ¿quién la entrenó a ella? —preguntó con seriedad.

Erica se quedó en silencio unos instantes, estaba segura de recordar algo al respecto. De haber escuchado que alguien, alguna vez, nombró algo respecto al entrenamiento de Gretchen.

—Si creés que Gretchen es dura como maestra, habrías muerto bajo la tutela de su padre. Jonathan Moms fue quien le enseñó a sus hijos: Gretchen y Julio, y durante un tiempo también le enseñó a Wolff a pesar de ser un loco —Apagó el cigarrillo en un cenicero y cubrió su boca con la máscara—. Y fue mi maestro, Bombita. Así que yo en tu lugar, prestaría más atención a las clases que te doy y un poco menos a las que te da el alumno de Gretchen.

Erica no respondió nada, solo lo miró en silencio. Observó cada detalle en ese hombre frente a ella, vestido casual y de negro, con esa capucha que cubría su cabello negro, con la máscara que no dejaba ver nada de él. Con sus guantes negros que no permitían apreciar sus manos. Él era muy veloz, sus reflejos eran asombrosos, y era muy fuerte físicamente. Lo suficiente fuerte como para levantar con una sola mano un bolso con el cadáver de un hombre adulto.

Pensó, con esa nueva información, que quizá estaría al mismo nivel que Gretchen y el Loco si fue entrenado por el mismo hombre. Sin embargo, no pudo evitar preguntarse por su vida y su elección de ser un barrendero.

Decidió no hacer más preguntas y se concentró en intentar aprender lo más posible de él, porque le convenía tenerlo como aliado y no como un enemigo. Le convenía aprender a defenderse de otros asesinos en Mörder.

Fosa le enseñaba técnicas de sumisión, algo que hasta el momento no le habían enseñado correctamente. Y se sintió realizada cuando pudo liberarse de una técnica de sumisión que él le estaba aplicando.

—Bien, Bombita, aprendés rápido —dijo Fosa mientras se alejaba de ella para tomar una botellita de agua.

—¿Por qué me decís «Bombita»? Todos me dicen «princesa» y es bastante molesto, pero no entiendo el «bombita» —preguntó con un suspiro y se cruzó de brazos para ver a ese hombre que le daba la espalda.

—Porque sos una bomba —dijo y giró para verla—. En cualquier momento podrías explotar.

Erica no dijo nada, y luego de un rato Fosa la llevó nuevamente en el auto hacia la parte de atrás de esa casa donde estaban los barrenderos. Tomó su teléfono celular de donde lo había dejado, también su casco para poder regresar a Mörder. Sin embargo, antes de despedirse de Fosa, él la tomó del mentón con rudeza.

—Más te vale que no te atrapen —dijo, de forma dura—, me voy a enterar de ser así.

—No me van a atrapar...

—Eso espero —dijo con un chasquido de lengua—. No te llamaré por unas semanas, Gretchen podría sospechar algo raro y no me conviene que ande husmeando en los barrenderos. ¿Hay alguien en quien confíes en Mörder?

—Algo así... —murmuró Erica, pensando en Chris.

—¿Esa persona sabe que te estoy enseñando?

—No lo sabe nadie, no se lo dije ni pienso decirle a nadie.

—Nadie debe saberlo, si algún rumor llega a mis oídos, me voy a deshacer de vos y nunca nadie podrá encontrarte. ¿Estamos claros? —La vio asentir, aunque sin una pizca de miedo, y por ello él suspiró—. Podés irte.

Erica regresó a Mörder, sin poder dejar de pensar en su entrenamiento, en las palabras de Fosa y en su misión que sería en solo dos días.

Pensó en ese apodo, «bombita», y creyó que quizá tenía razón. En cualquier momento, gracias a él, Gretchen y todo Mörder, terminaría por explotar.

~ • ~

Había llegado el día tan esperado por Gretchen, el motivo por el que todo Mörder se paralizó. Erica estaba lista, junto a Chris y el resto del equipo de soporte se infiltraron en el teatro, ella vestida como una de las bailarinas y con una máscara de plumas que cubría sus ojos.

Sabían que entre el público estaba Gretchen en algún palco, quizá incluso estaba el tan temido Jonathan Moms. También habían asesinos esparcidos por todo el lugar, y Gretchen había sido muy clara con Erica: si se equivocaba, ese lugar sería su tumba.

Esos asesinos no estaban allí para asegurarse de que todo saliera según el plan. Estaban para deshacerse de Erica ante el más mínimo error.

Cuando llegó el momento exacto, Chris junto a un compañero más capturaron a la bailarina a la cual Erica debía reemplazar y la encerraron, inconsciente, en una pequeña habitación. Erica tomó su lugar sin que nadie se diera cuenta e ingresó al escenario junto a las demás bailarinas.

Ejecutó a la perfección la secuencia que tanto había practicado, pero sentía su corazón bombear tan rápido que estaba segura de que todos podían notarlo. Estaba mareada, las luces la encandilaban y temía confundirse frente a todos, había demasiadas personas presentes pero trató de no mirarlos, de no pensar en ellos. Siempre había soñado bailar en un teatro tan grande, pero jamás en su vida creyó que sería de esa manera.

Tenía en su mira a su blanco, la bailarina principal. No le quitaba los ojos de encima a esa bella y elegante mujer de cabello rubio. Sus movimientos eran espectaculares, y Erica supo que nunca en su vida podría bailar así.

Por el momento solo debía bailar con las demás, trató de ignorar a una de ellas que la miraba con extrañeza, parecía sospechar algo. Parecía darse cuenta que no era su verdadera compañera.

Y cuando llegó el momento, Erica tomó de su cabello la aguja afilada que hacía de navaja, bailó igual que las demás y clavó su arma en la garganta de su blanco en un movimiento tan rápido que prácticamente pasó desapercibido.

El momento fue confuso para todos, nadie pareció darse cuenta de lo que había pasado, y por ello Erica aprovechó y bailó para alejarse solo un poco de allí. Y solo cuando la bailarina cayó al suelo en un charco de su propia sangre, fue que Erica salió corriendo hacia sus compañeros que la guiaron a un pequeño baño.

Se oían los gritos desesperados del público y de las mismas bailarinas  mientras las manos de Erica temblaban al quitarse la ropa lo más rápido que pudo. Se colocó encima un vestido suelto y un abrigo elegante, y mientras arrojaba al suelo su máscara esperó a que los gritos se oyeran un poco más cerca para poder salir junto al público, con su cabello ahora suelto.

Su rostro de pánico era tan real por lo que estaba sintiendo, que disimular entre la gente que intentaba escapar no fue difícil. Nadie nunca habría sospechado de ella al ver su rostro.

Sin embargo los problemas acababan de comenzar, pudo ver que personas ajenas a Mörder, pero igual de preparados, la estaban siguiendo.
Le hizo una seña a Chris para mostrarle, y comenzó a correr más rápido entre el público para poder escapar.

Alguien la había tomado del brazo, y ella no dudó en atacar. Estaba aterrada por los gritos y el amontonamiento de gente, pero incluso así lanzó un fuerte puñetazo a la persona que tenía delante. Era alguien desconocido, un hombre que quería clavarle un cuchillo. Sin embargo Erica había estado entrenando con Gretchen, con Aaron e incluso con Fosa.

Para su sorpresa, pudo frenar cada ataque y aplicarle una técnica de sumisión que lo arrojó al suelo. Y aunque no era una técnica de pelea en realidad, utilizó sus conocimientos como barrendera y le quebró un brazo al romper la articulación, como si estuviese separando el miembro.

Luego salió corriendo de allí, ya no estaban sus compañeros y estaba segura de que Chris, claramente, no se quedaría a esperarla.

En un pasillo se cruzó a una persona muy relajada que fumaba contra una pared, incluso cuando estaba prohibido fumar dentro. No se alteró ante el griterío ni la pelea entre asesinos que ocurría dentro. Erica se sorprendió al ver al Loco, y más se sorprendió cuando él la hizo a un lado y tomó del cuello a otro hombre que la estaba siguiendo. Le lanzó un fuerte puñetazo al rostro y luego estrelló su cabeza contra la pared reiteradas veces.

Erica estaba aterrada, fue Chris quien la hizo volver a la realidad, quien había regresado –arrepentido– por ella. No podía oír nada, todo giraba a su alrededor debido a la adrenalina y el miedo que estaba sintiendo, porque no estaba en el plan que fueran atacados por asesinos.

Giró hacia atrás para ver al Loco que luchaba contra esos hombres que intentaban deshacerse de ellos, aunque no parecían ser de Mörder. Y dirigió luego su mirada hacia el frente, aferrada al brazo de Chris mientras salían del teatro.

El roce de un cuchillo le escoció la piel, Erica apenas llegó a esquivar un ataque, y Chris también fue herido. Sin embargo, ella se sorprendió al verlo verdaderamente en acción, Chris era muy rápido y en pocos movimientos le había arrebatado el cuchillo a la persona que los atacó. Y no conforme con eso le dio un puñetazo al estómago, para luego huir de ahí.

Las sirenas de policía se escuchaban muy cerca.

Corrieron lo más rápido que pudieron en dirección al auto de Mörder que los estaba esperando, y allí dentro ambos cambiaron de vestimenta por si alguien llegó a verlos. No se prestaron atención mutuamente, no les importó que a su lado estuviese el otro en ropa interior o que se rozaran la piel ante cada movimiento.

Ambos estaban nerviosos, porque en el asiento delantero, allí en el asiento del acompañante, había un hombre que no conocían. Uno que su voz sonó realmente intimidante.

—Al llegar a Mörder quiero saber sus nombres —les dijo.

Su voz era dura, grave y caló hasta los huesos en ambos. Por alguna razón que no pudieron comprender, hasta Chris sintió miedo allí dentro.

El viaje fue corto, pero ambos lo sintieron como el viaje más largo de sus vidas. El ambiente era tan tenso y frío, que incluso ver a Gretchen enojada parecía un paraíso al lado de ese hombre.

Cuando llegaron a Mörder, un asesino abrió instantáneamente la puerta para ayudar a bajar a esa persona tan intimidante. Chris y Erica bajaron luego, y se encontraron en el estacionamiento con los demás miembros del equipo que, heridos, los miraban con la misma sorpresa que ellos.

Fueron los cinco escoltados hacia la oficina de Gretchen, pero ella no estaba allí. Llegó unos minutos después en compañía de ese hombre que se sentó en su lugar, con ella parada a su lado como un simple accesorio decorativo.

Él los miró a los cinco con sus ojos negros y tenebrosos, con sus cejas caídas de forma seria. Recorrió a cada uno y se detuvo en las heridas que algunos de ellos tenían, y se concentró específicamente en Chris y Erica.

—Quiero saber sus nombres —dijo en una orden, con dureza.

—Son Christopher y... —comenzó a explicar Gretchen.

Sin embargo ese hombre la miró con dureza, y con su fría voz le dijo:

—¿Te autoricé a hablar?

—Lo siento...

Gretchen bajó la mirada y se quedó en silencio. Erica nunca la había visto tan sumisa, y fue por ello que tragó saliva.

Estaba segura de que moriría ahí, y que Fosa se desharía cruelmente de su cuerpo por haberle fallado.

—Mi nombre es Christopher, llevo un año y medio entre los obligados —dijo él levantando la barbilla. Fue el primero en hablar.

—Bien, alguien con huevos al fin —dijo y miró al resto.

—Soy Erica, llevo un par de meses entre los obligados —dijo ella y tragó saliva.

El resto se presentó, mientras que Chris tomó la mano de Erica disimuladamente, en una forma de sentirse seguro o quizá de reconfortarse entre los dos, porque ese hombre no dejaba de mirarlos como si pudiera solo matarlos con su mirada.

—Ahora quisiera saber, hija —dijo con dureza al dirigirse a Gretchen—. Por qué la misión más importante de este año la tuvieron dos obligados inexpertos.

—El... cliente lo pidió así... Yo quería enviar a Sabatini —explicó ella en un tartamudeo nervioso.

—¡Si no hubieses dejado que Nahuel muriera inútilmente, no estaríamos teniendo esta conversación ahora! —escupió Jonathan Moms con odio, y golpeó el escritorio con su mano—. ¿Quién era el encargado de esta clase de misiones?

—Nahuel... —respondió Gretchen y se encogió de hombros, como un cachorrito asustado.

—¿Y dónde está nuestro mejor elemento?

—Muerto...

—¿Y gracias a quién está muerto? —inquirió, con asco.

—A mis malas decisiones, padre.

Erica miró de soslayo a Chris, él al igual que ella no parecía entender nada de lo que estaba sucediendo. Ambos se quedaron en silencio con su mirada al frente, fijos en Jonathan Moms, un hombre mayor tan imponente que lograba asustar hasta a la tan temida Gretchen.

—Ellos lo hicieron bien —dijo Gretchen de repente, con seriedad y con algo de orgullo—. Cumplieron con su deber correctamente.

—Lo hicieron bien, sí —admitió Moms y los miró fijo—. Pero ahora tengo a Wolff luchando con enemigos que no sabía que tenía, que estaban enterados de esta misión y necesito saber quién más sabe de esto. Si alguno de estos niñitos abrió la boca, la responsable vas a ser vos.

Erica tragó saliva pensando en Fosa, él sabía de la misión, él la había preparado, pero no lo creía capaz de decir algo o de intentar deshacerse de ella. Porque sino, ¿por qué se tomó tantas molestias en entrenarla?

¿O tal vez sí era capaz...?
Después de todo, Erica no sabía absolutamente nada de él.

Jonathan estaba a punto de interrogarlos a los cinco, tronó los huesos de sus manos en un movimiento mientras se colocaba grandes anillos. Y cuando se puso de pie, Erica supo que no saldría viva de allí, al menos hasta que llegó el Loco jadeante y cubierto de sangre.

Ninguno de los presentes pudo asegurar si la sangre era de él o si era de algún otro, aunque la sangre que caía por su nariz como una pequeña cascada sí parecía ser de él.

—Wolff, es una completa falta de respeto que interrumpas una reunión privada —escupió Jonathan con ascoy volvió a sentarse—. Y encima todo ensangrentado, ¿no tenés modales?

—Le saqué información a uno de los tipos —dijo, algo jadeante—. ¿Me vas a escuchar o no, viejo de mierda? ¡¿O te importan más los putos modales que lo que está pasando?!

—Igual de maleducado que siempre, ¿no?

Erica vio la mirada que Gretchen le lanzó al Loco, parecía rogarle que se callara.

—Perdón, hijo de perra. Ser azotado por días no ayuda al buen vocabulario de uno —dijo el Loco con un sonrisa torcida—. ¿Y, me vas a escuchar o vas a seguir intimidando niños como un degenerado?

Jonathan se puso de pie y se sostuvo de su bastón para poder hacerle frente a la única persona, además de su hijo menor, que se animaba a enfrentarlo. Giró para ver a Gretchen y con un movimiento de mano le dio a entender la situación.

—Salgan todos, ya —dijo ella con dureza.

Dio unos cuantos pasos para salir junto al resto, y cerró la puerta para dejar a esos dos hombres a solas, quienes podían incluso matarse entre sí. No había ni una pizca de cariño o respeto entre ellos.

Fuera de allí, todos pudieron ver cómo Gretchen se tomó el pecho y suspiró con alivio al apoyarse en la pared. Parecía, al igual que el resto de los asesinos, tenerle pánico a su padre.

—Gretchen —dijo Chris de repente, para llamar su atención—. ¿Qué está pasando? ¿Nos van a pagar o no?

—Sí, les voy a pagar —respondió con un chasquido de lengua—. Y lo que está pasando es que alguien envió asesinos de otra sede a deshacerse de ustedes, lo que significa que alguien sabía dónde, cuándo y qué haríamos. Y a mi padre no le gustan los errores. Rueguen que el Loco pueda tranquilizarlo, o todos ustedes e incluso yo estamos muertos.

—Pero hicimos bien el trabajo —se quejó Erica.

Gretchen la miró fijo, le parecía sospechosa por la forma en que corría la mirada, sin embargo pese a sus sospechas la felicitó por la ejecución de la misión.

—No creí que podrías hacerlo bien, princesa. Me sorprendiste —admitió, sin dejar de mirarla con seriedad—. Fuiste rápida, eficaz y todos tardaron en darse cuenta de lo que había pasado. Me trajo recuerdos de un amigo...

—¿Un amigo? —repitió Erica y Gretchen frunció el ceño.

—Hasta los asesinos tenemos amigos, princesita.

La puerta de la oficina se abrió y de allí salió el Loco con un cigarrillo en la boca, sopló el humo y con una sonrisa socarrona miró a Gretchen.

—Te llama el viejo degenerado —dijo y luego miró al equipo encargado de la misión, pero clavó su mirada en Erica—. Ustedes pueden irse.

Gretchen entró a la oficina rápidamente, mientras que el resto dudó si irse de allí. El primero en alejarse fue Chris, y la última fue Erica. Ella siguió allí mirando al Loco cubierto de sangre, con un tajo en su mejilla y la sangre en su nariz que parecía haber dejado de salir. Miró ese cigarrillo manchado de carmesí que parecía no molestarle a la hora de fumar.

—¿Necesitás algo, engel? —le preguntó él de forma burlona, con su sonrisa torcida.

Erica lo miró a los ojos celestes, fijo. Porque a pesar de todo fue él el primero en protegerla para que pudiese escapar en el teatro, incluso cuando Chris la había abandonado.

—Gracias.

Fue lo único que dijo antes de salir corriendo de allí, y por ello no pudo ver la cara de sorpresa que puso el Loco ante esa palabra que no esperaba oír.

Erica quería ir a tomar agua, incluso una cerveza, cualquier cosa que sirviera para distraerse de la ansiedad y nerviosismo que estaba sintiendo. Ni siquiera le importaba el ardor en su herida a un costado, porque todo era muy extraño, todo había sido demasiado rápido.

Se encontró a Chris en una de las ventanas, fumando con nervios. Había tenido la misma necesidad que ella, porque en su mano tenía una botella de vino. Erica se posó a su lado y no se miraron en ningún momento, pero él le pasó la botella para que pudiera darle un trago.

—¿Qué está pasando? —susurró ella con un suspiro.

—Yo supongo que fue la dos, enojada por su reemplazo. Es mi única opción, pero... —Chris se quedó en silencio por un instante—, los asesinos eran de otra sede de D.E.A.T.H., ¿entendés? Es todo muy raro.

Erica le dio un largo trago al vino, mientras miraba por la ventana sin mirar.

—¿Alguien quiere deshacerse de nosotros? —preguntó luego.

Chris se quedó en silencio un rato, antes de decir:

—No, no somos tan importantes, creo que alguien quiere deshacerse de Gretchen, y la forma de hacerlo es ridiculizarla ante su padre.

—Ese hombre da miedo... —admitió Erica, y apoyó su mano en el corte en su vientre—. Debería ir a la enfermería.

—Yo diría que mejor no...

Chris giró para verla, fijo. Dio un largo trago a su vino y le mostró que también estaba herido.

—No confío en la enfermera. Solo desinfectalo y ponete una gasa, no necesitás una costura, no fue profundo.

—¿Ya habías conocido a Jonathan Moms? —le preguntó, sintiendo un escalofrío recorrerle la espina dorsal.

—Una vez... —Chris se quedó en silencio, mirando la nada—, fue... algo muy intenso. Fue la primera vez que vi a Gretchen herida, le partió la boca de un puñetazo con sus anillos. Fue un shock verla así.

—Pero es su hija —se quejó Erica.

—Por lo que escuché, él es así con todos. Que sea su hija no la hace diferente, y creo que justo por eso es mucho más exigente con ella. —Chris dio otro trago al vino y miró de reojo a Erica—. Lo hiciste bien hoy, tenía mis dudas también, pero lo hiciste bien.

Erica no respondió, se alejó de allí sin decir nada. En su mente recorría la imagen de esa bailarina muriendo en el escenario, la imagen de ella misma cumpliendo su sueño de bailar en el teatro, pero con fines macabros.

Caminó con pereza sin prestarle atención a nadie a su alrededor, y solo se dejó caer en la cama con el rostro escondido entre las sábanas, porque en ese momento se sentía un robot. Se sentía como si no estuviese viva realmente. Se sentía extraña. Se quedó así por largos minutos, y tomó su teléfono para ver si su hermana le había escrito. Solo se hablaban por mensaje y solo sobre Mörder, nunca tocaban otros temas.

Sintió peso junto a su cama pero no le prestó atención a la persona que se ubicó a su lado, pudo ser Aaron, pudo ser el Loco, pero a ella no le importó. Estaba muy agotada como para importarle.

—Me van a ascender —dijo de repente, era Chris.

Erica giró la cabeza para verlo, sentado ahí en la cama, a su lado.

—¿Eso es bueno o malo? —preguntó ella.

—No lo sé, me van a volver el representante de los obligados. Como lo es Sabatini con los profesionales, Martín en los novatos...

—O el Loco con los locos.

—Los Moms odian a los obligados, no sé si sea buena idea —dijo, casi en un susurro—. Tené cuidado, Erica. Algo raro está pasando, y no sé qué es.

Erica no dijo nada, solo lo miró en silencio a esos ojos café que la miraban con preocupación. La piel de Chris era aceitunada, y siempre vestía de negro con ese sombrero sobre su cabeza. Ella le sonrió y tomó su mano.

—¿Somos amigos ahora o seguimos siendo dos personas que se necesitan? —le dijo, seria.

—Somos dos personas que se necesitan —dijo él y bajó la mirada—. Porque me da miedo tener amigos en Mörder.

—¿Por qué te da miedo? —Erica se sentó y Chris corrió su mano para mirar a otra parte.

—Porque es más fácil dejar atrás a alguien que no es tu amigo.

Se quedaron en silencio unos instantes, y Erica terminó por apoyar su cabeza en el hombro de él.

—¿Por eso volviste a buscarme en el teatro?

Chris movió su cabeza solo para poder verla apoyada ahí, en su hombro. Y se animó a pasar su brazo por la espalda de ella, en un intento de abrazo.

—Por eso volví a buscarte en el teatro.

—Igual no te culpo, yo también te abandonaría en una misión —dijo ella con un suspiro que lo hizo reír.

—No es cierto, sos tan estúpida que morirías por intentar ayudarme. No tenés ni una pizca de instinto de supervivencia.

Ella se rió y se quedó en silencio. Tampoco estaba segura de si era buena idea hacer amigos en Mörder, a pesar de tenerle tanto cariño a ese muchacho.

—Uno del equipo me preguntó si era tu novio —dijo él con una risita—. Cuando le dije que primero preferiría morir no sabés la cara que puso.

Erica le lanzó un golpe en las costillas que lo hizo doler, pero luego él se rió.

—Acá nadie está acostumbrado a la amistad, por eso creen que vos y yo somos pareja. —Giró para verla y le palmeó la espalda—. Ahora que voy a ser el líder de los obligados es probable que alguno intente matarme. Si creen que sos mi pareja van a intentar lastimarte, ¿entendés?

—¿Me estás dejando antes de siquiera ser nada? —bromeó ella y él le sonrió.

—Te estoy diciendo que tengas cuidado, porque sos muy ingenua y confiás muy fácil en la gente. —La miró fijo y luego sonrió de costado—. Y sí, te estoy dejando sin ser nada. No sos mi tipo.

—Tampoco sos mi tipo —se rió Erica y dejó ir un suspiro—. Ya tengo varias personas que me odian, una más, una menos, no hace la diferencia.

—Si algo llegara a pasar en Mörder, y alguien quiere realmente deshacerse de Gretchen... —dijo Chris en voz baja—, tengo que saber que puedo confiar en vos para cuidarme la espalda.

—¿Y yo puedo confiar en vos cuidando la mía?

—Llevo literalmente meses cuidando la tuya, Erica.

Ella se quedó en silencio, pensaba en la amistad, ella consideraba a Chris su amigo, pese a saber que él no dudaría en traicionarla si llegara la oportunidad. Y pensó, también, en las palabras de Gretchen.

«Hasta los asesinos tenemos amigos».

Quizá Chris también necesitaba alguien en quién confiar, porque no tenían ni idea de lo que podría llegar a suceder.

~ NOTA ~

Hola gente, les comento que este capítulo me salió completamente diferente a como lo tenía planeado. Se escribió prácticamente solo.
Mi idea era incluir a Jonathan Moms más adelante, pero creo que quedó bien acá.

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Qué opinan del padre de Gretchen?

¿Creen que alguien quiera deshacerse de Gretchen?

Hay muchas incógnitas en este capítulo y quiero leer sus teorías <3

Más tarde subiré otro capítulo. ;)

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