She Is Dangerous - Stiles Sti...

By orianaarias1

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Una nueva amenaza acecha Beacon Hills y la manada de Scott McCall se derrumba considerablemente. Vanessa tie... More

[1] Eichen House.
[2] Goodbye Kim.
[3] Theo Raeken.
[4] Curiosity.
[5] Distrust.
[6] Angry.
[7] Tracy Stewart.
[8] Shock.
[9] Chimera.
[10] Sinema.
[11] News.
[12] The Dread Doctors.
[13] Risk.
[14] Mistake.
[15] New Information.
[16] Hayden Romero.
[17] Inconsequential.
[18] Rescue.
[19] Nuisance.
[20] Hallucinations.
[21] Experiment.
[22] Alpha Powers.
[23] The Scream.
[24] Inhaler.
[25] Encounter.
[26] Human.
[27] Frustration.
[28] Hellhound.
[29] Death.
[30 - 1/2] Memories of the Dead.
Vanessa's visits.
[A] Liam and Mason.
[B] Yukimura Family.
[C] McCall Family.
[D] Lydia and Malia.
[E] Family Stilinski.
Third Part.

[30 - 2/2] Memories of the Dead.

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By orianaarias1

POV Scott. 


Todo fue oscuro al principio. 

El dolor había desaparecido, pero con el también mis sentidos. No podía sentir nada, oler nada, ver nada... era estresante. Todo era tan... vacío y oscuro. 

Hasta que bruscamente todo volvió a aclararse y se volvió luminoso cuando abrí los ojos. 

Volví a cerrarlos una vez más al recibir el impacto directo de la luz del sol en mis ojos y cuando me acostumbré a esta los abrí por segunda vez. Como dije, el sol iluminaba mi rostro y ya no me encontraba en la biblioteca de la secundaria de Beacon Hills... ahora estaba en medio del bosque. 

Estaba recostado en tierra húmeda del bosque, me fijé a ambos lados antes de levantarme. 

Me encontraba con la ropa con la que... creo que morí. 

Mis sentidos estaban más despiertos que nunca esta vez, y mi olfato sobrenatural captó algo cerca de donde me encontraba. No... era imposible. Yo conocía ese perfume... ese perfume natural y suave, parecido a la vainilla. 

Caminé hacia el lugar donde provenía ese olor y las hojas secas crujieron bajos mis pisadas, era otoño y todo el bosque estaba teñido de distintos tipos de marrones, algunos amarillos y unos pocos verdes que casi no se distinguían entre tantos colores. 

Caminé desorientado y confundido por cinco minutos hasta que reconocí un puente. 

Ese puente nunca lo iba a olvidar. 

Pero lo que más me desconcertó fue ver a alguien dándome la espalda, mirando el agua correr. Era castaña, pelo corto y por su mano derecha, que quedaba a la vista, pude ver que era de piel blanca pálida. 

Me era imposible no reconocerla. 

- ¿A-Allison...? - Pregunté incrédulo. 

Mi boca se abrió pero fue el único gesto que expresé. Estaba en shock, esto... esto no es real. Era demasiado bueno para ser real. 

No... no podía serlo. Era imposible... 

Pero ella estaba allí. Justo como estaba... antes de morir en mis brazos. 

Llevaba distinta ropa pero el peinado era el mismo, corto. El mismo color de pelo que se había teñido y le quedaba hermoso... la misma pequeña sonrisa de siempre que al mostrar los dientes se formaban hoyuelos pequeños en sus mejilla... las mismas manos finas, que a veces no podía creer que pudiera ser cazadora con manos tan suaves y delicadas. Pareciendo frágiles y de porcelana aunque en verdad eran fuertes y habilidosas... la misma piel de porcelana que era tan suave como parecía... los ojos marrones cálidos que hacían creer que estabas bañándote en un mar de chocolate por la dulzura reflejada en ellos... era ella. 

Era Allison. 

- Me hiciste esperar mucho, Scott McCall. - Sonrió y juro que sentí mi corazón romperse de nuevo. 

- ¿A-Allison...? - Esta vez mi voz salió ronca, en un susurro. 

Allison sonrió mostrando los dientes y sus hoyuelos característicos aparecieron. Lágrimas pequeñas inundaron sus ojos y, si no fuera un ser sobrenatural, no hubiera oído sus susurro roto. 

- Hola Scott... 

Mi boca se abrió y cerró como un pez mientras las lágrimas salían de mi rostro. Debía parecer un idiota. Pero no me importaba, no me importaba más que la chica que se encontraba a unos metros de mi. 

Me quedé unos segundos contemplando su imagen en silencio antes de hablar. 

- ¿E-estoy... estoy muerto? 

- Sí... sí lo estas. - Murmuró mirándome con pena. - Lo siento, Scott-... 

- No me importa. En este momento no me importa nada. S-solo... solo.... - Dudé un momento antes de continuar y hablé con fragilidad. - ¿Puedo abrazarte? 

Allison no sonrió esta vez, solo asintió mientras estiraba los brazos invitándome a tomarla en los míos.

Caminé hacia ella dubitativo al principio... tenia miedo. Tenía miedo que sea una ilusión torturadora, y que esta cuando la toque, iba a desvanecerse como polvo. Tenía miedo de, estar tan cerca de ella, y volverla a perder. 

- No te preocupes Scott McCall, no me voy a ningún lado. Abrázame, por favor. 

Mis pasos se aceleraron ante su frase de confianza y mientras más me acercaba más ido me quedaba. Mis pies se movían solo sobre la madera del puente y me perdí en sus ojos. 

Cuando llegué hasta ella, la tomé entre mi cuerpo tembloroso. 

Se sentía firme bajo mis manos, sus brazos se sintieron firmes alrededor de mi cuello y su pequeña risa se sintió real en mi oído. Era ella. No era una ilusión, un recuerdo, o mi subconsciente jugando una mala broma... era Allison. 

- Allison... - Sollocé enterrando mi rostro en su pelo e inhalando su aroma. 

- Soy yo, Scott. Te prometo que soy yo... 

Lloré en su hombro y cuello por lo que parecieron horas y sentí sus lágrimas mojar mi ropa.

- Te extrañé tanto, Allison... - Susurré con dificultad. 

- Yo también Scott... 

Su voz tan cerca de mi parecía no ser real, hacía demasiado tiempo no la veía o escuchaba su voz. Luego de unos minutos de temblar, llorar como bebés recién nacidos y abrazarnos un rato más, nos separamos unos centímetros y vi su rostro con atención de nuevo. 

Intenté memorizar cada centímetro de su rostro, no sabía cuanto iba a durar mi tiempo con ella pero no quería arriesgarme a lamentarme no haberlo hecho antes si ocurre algo. 

Porque siempre ocurre algo. 

- Y-yo... no lo entiendo. 

- Lo sé, sé que es muy incómodo no entender lo que esta sucediendo. No te preocupes, te lo explicaré todo. Ven, caminemos. 

Allison tomó mi mano y me guió por el puente, la seguí sin despegar la mirada de ella. 

Ambos nos quedamos callados unos segundos, vi como ella veía el lugar con añoranza y habló con algo de tristeza. 

- ¿Te... te acuerdas de este lugar? 

- ¿Crees que podría olvidarme? Aquí fue nuestra primera cita de verdad, solos. Mi madre se encargó de no hacerme olvidar el recuerdo, en serio, esa mujer tiene unos pulmones para retar a su pobre hijo. - Bromeé intentando no emocionarme de nuevo con el recuerdo. 

Allison rió con dulzura. 

- Sí, recuerdo algo de cuando llegamos aquella noche y nuestros padres nos esperaban muy enojados. - Se acercó un poco a mi y me miró con diversión. - Pensé que iba a ser mi fin. - Ambos sonreímos con diversión ante eso. - Mi madre fue la peor, siempre fue la peor. Me castigó muy feo mientras mi padre asentía por detrás de acuerdo. Al final, era verdad que las mujeres Argent eran las líderes. 

Sonreí levemente ante esos recuerdos. Todo parecía tan... lejano. Como si hubieran pasado veinte años. 

- ¿La ves? A tu madre me refiero... - Pregunté con un susurro. 

Allison sonrió y asintió levemente mientras respondía. 

- Todos los días, Scott. Ahora puedo estar con mi madre todos los días. Nos llevamos mejor de lo que lo hicimos nunca. Deberías verla, cambió tanto.... y para bien. Estoy feliz de poder estar con ella. 

- Yo... me alegro que seas feliz Allison. Es lo único que siempre quise para ti. 

Ella se detuvo y se puso en frente mío mientras me miraba el rostro centímetro a centímetro. 

- Lo sé. Siempre lo supe, incluso aunque haya estado enfadada contigo en algún momento... Eso es una de las cosas que mas a doro de ti, Scott. 

Las lágrimas amenazaron con salir de nuevo pero no las dejé. Si lloraba, mi vista se iba a empañar y no me dejaría verla con definición, no iba a dejar que eso sucediera. Quería verla el mayor tiempo posible. 

Miré a la chica unos segundos y me acerqué un poco más para tomar su mejilla izquierda en mi mano derecha, ella apoyó mas su rostro cerca de mi mano mientras la acariciaba. 

- Te extrañé tanto, Allison... me haces falta. - Mi voz sonó algo ronca. -  Yo... no sé que hacer. Estoy perdido. Ellos se alejaron de mi y... no sé que hacer para traerlos de vuelta. Estoy solo esta vez... 

Allison me miró con tristeza y se acercó mientras enmarcó mi rostro en sus manos. 

- Scott, nunca estarás solo, siempre estaré contigo. Con todos ustedes. 

Cerré los ojos y negué con la cabeza. 

- Quisiera creer eso, en verdad, lo deseo con todo el alma pero... no pienso que sea así. A-Allison... estas muerta. - Murmuré con dolor y este hizo que mi garganta se obstruyera.

Sentí como ella se acercó a mi y apoyó su frente contra la mía mientras acariciaba mi rostro. 

- Sé que no lo crees, en especial con todo lo que está sucediendo pero... por favor, confía en mi, inténtalo. Siempre voy a estar contigo, en las buenas y en las malas, hasta el final. 

Suspiré levemente y asentí mientras abría los ojos y me separaba unos centímetros de ella. 

- Lo haré.

Allison sonrió y se lanzó a abrazarme de nuevo. Esta vez la tomé de las caderas y di vueltas con ella en brazos. Allison rió y yo le acompañé. 

Cuando la bajé se acomodó el pelo pero no lo conseguía del todo. 

- Déjalo, estas perfecta. -Hablé mientras retiraba mis manos. 

Ambos nos miramos unos segundos más hasta que ella volvió a estirar su mano y yo la acepté para luego seguir caminando. 

Estuvimos cayados caminando de la mano por lo que para mi fueron horas y horas, pero el sol se mantuvo en la misma posición. No hacía falta hablar, aunque todavía quedaban algunas dudas en mi mente, solo quería estar así con ella. En paz. 

- ¿Qué va a suceder ahora? - Pregunté luego de un rato preocupado por los demás. 

- Bueno, ahora intentamos disfrutar lo que podemos juntos y luego nos iremos por nuestros caminos. Cada uno al suyo. - Murmuró con algo de tristeza pero aceptación. 

Me detuve y la miré asustado. 

- ¿Cada uno por nuestro camino? - Pregunté preocupado. 

- Lo siento, Scott. Pero al lugar en donde vas no puedo ir. Mi tiempo ya pasó hace rato... no puedo volver a vivir. 

- ¿Volver a vivir? ¿Acaso... no estaba muerto? 

- Lo estás. Aquí el tiempo pasa lento, por eso no lo notamos... pero allá, donde te necesitan, solo van a ser minutos. Tranquilo, te prometo que todo va a estar bien. No va a ser doloroso, va a ser como... despertarse de un profundo sueño. 

- ¿Entonces... esto es un sueño? - Murmuré con tristeza. 

Ella sonrió y se acercó mientras negaba con la cabeza. 

- No, esto no es un sueño. Esto es real, estoy aquí, contigo. - Arrugó la nariz y me miró con burla. - Además no eres muy imaginativo para crear todo esto, McCall. 

Sonreí con diversión pero la tristeza volvió a invadirme al saber que no la volvería a ver. 

- Quiero quedarme aquí... - Susurré mirando al suelo. 

- No, no quieres. - Levanté el rostro sorprendido para ver que ella me miraba con dulzura y pena. - Eso es lo que piensas ahora, pero si te quedas, lo vas a lamentar el resto de tu existencia. Quieres, y tienes, que volver. Por todos ellos. Siempre has intentado hacer las cosas bien Scott, la mayoría de veces lo has hecho. Así que sé que tomarás la elección correcta. 

- ¿Elección? ¿Acaso puedo elegir si morir... o vivir? 

Allison dudó un poco pero terminó asintiendo en afirmación. 

¿Vivir o morir? 

Me alejé un poco de ella mientras pensaba en esa decisión. No sabía que hacer. Pensé en todo lo que dejaba atrás si decidía morir. Una manada... rota, mis padres, Kira... Y luego pensé en lo que dejaba atrás si vivía. Allison. 

Mis deseos de quedarme junto a ella... creo que llegaba a rivalizar con todo lo demás. Pero el rostro de Kira apareció en mi mente y mis confusiones aumentaron a cada nivel. 

¿Vida o muerte? ¿Allison o... Kira? 

- Scott. - La voz de Allison me sacó de mis pensamientos frustrados. - No sufras con eso, por favor. Te haces daño... 

- Yo... no sé que hacer.

Ella suspiró y se acercó a mi, me tomó de los hombros y miró fijamente a mis ojos mientras hablaba. 

- En verdad me sorprende que estés tan confundido. La opción correcta está frente a tus ojos, McCall. ¿Por qué no te das cuenta? 

- Allison, sé que tengo cosas de las que encargarme pero... pero en este lugar - Miré a mi alrededor. - Tengo paz, no tengo que lidiar con todos los problemas, te tengo a ti...

Ella miró en mi dirección unos segundos con una pequeña sonrisa triste para luego hablar.

- Scott McCall, fuiste y eres muchas cosas en tu existencia. Hombre lobo, amigo, compañero, omega, amante, hijo, problemas, soluciones, alpha... pero nunca fuiste un cobarde. - Susurró mirándome a los ojos. - ¿En verdad vas a darle la espalda a tus amigos, tus padres, tu novia, las personas inocentes... por un capricho? 

- No, Allison-... - Ella me interrumpió.

Ella sonrió y acarició mi rostro con dulzura de nuevo, mientras hablaba. 

- Scott, no debes hacerlo. Tienes demasiadas cosas por las que vivir y poco por las que morir. ¿Qué pasa con Kira? Ella te ama y tu a ella. Lo sé, conozco esa mirada cuando la veo... en un tiempo la dedicaste completamente a mi. Ella no merece que la abandones cuando está pasando un mal momento. ¿Y Stiles? Él está devastado, Vanessa se fue y ... no va a ser la misma cuando vuelva. Además de que la única familia que le queda no va a estar del todo bien. Lydia va a pasar un infierno, necesitas rescatarla, yo misma lo necesito. Tu Beta va a tener un problema parecido al de Stiles, es muy joven para que le dejes solo. Tienes que ayudarlo. Malia está siendo acechada por el peligro de su propia sangre. Tu madre no puede perder a su hijo único, y tu padre te ama a pesar de todo. no puedes hacerles esto. Los problemas en Beacon Hills van a aumentar cuando vuelvas, no te voy a mentir. Pero Scott, tú eres el único que puede manejar esto. 

Estaba tan conmocionado que no capté algunas partes de su discurso, mi único pensamiento era mi elección. 

- ¿Cómo puedo manejar lo que viene si no pude mantener a mi manada unida? ¿Cómo puedo ayudarlos cuando ellos no quieren mi ayuda? ¿Qué puedo hacer para solucionarlo todo? - Le pregunté desesperado por respuestas. 

Allison sonrió con seguridad mientras me decía la respuesta a todo. 

- Sé su Alpha, Scott. 

Y entonces lo entendí. 

La vergüenza por haber pensado dejarlos invadió mi cuerpo y se reflejó en mi rostro. Sentía tanta vergüenza que mis lágrimas estaban a punto de salir. 

- No llores, Scott. Aún estas a tiempo de remediar todo. Es ahora o nunca. 

Nuestra charla fue interrumpida por una voz, un eco de fondo que sonaba como una mujer. No sabía de donde venía pero sabía de quien era la voz. 

- ¿Mamá...? 

El eco se volvía cada vez más fuerte y un viento comenzó a recorrer todo el bosque, haciendo mover los árboles y volar algunas hojas del suelo. 

Allison me soltó mientras yo veía a todos lados, buscándola. 

- ¡¿Mamá?! ¿¡Mamá?! 

Miré a Allison por ayuda y ella se encontraba cruzada de brazos mirándome con una pequeña sonrisa.

- ¿¡Qué está pasando?! ¿¡Porqué se está iluminando todo?! - Pregunté viendo alrededor y acercándome a ella para protegerla por si venía algún enemigo. 

- Scott, tranquilo. No te asustes, es solo... llegó el momento de elegir tu propio futuro. 

Miré desenfocado a la castaña y sentí las, ya conocidas, lágrimas intentando salir por mis ojos al entender lo que estaba sucediendo. No iba a verla más. 

- Creo que sé tu respuesta con solo una mirada de tus ojos. - Sonrió con tristeza. 

Asentí dubitativo, ella se acercó a mi y tomó mi rostro en su manos antes de susurrar con lágrimas en los ojos, mas no las dejó salir. Sin embargo, creo que estas lágrimas eran de felicidad debido a su sonrisa que mostraba esos hoyuelos que tanto amaba. 

- Gracias por ser mi primer amor. Los momentos que pasamos juntos fueron de los mejores que pasé en toda mi vida... te amo Scott McCall, siempre lo hice y siempre lo haré.  

- Allison... . Susurré con un nudo en la garganta, me era imposible hablar.

Allison sonrió aún más si es posible y asintió, entendiendo mi silencio. Acercó su rostro y me dio un pequeño beso en los labios antes de alejarse. 

Una luz a nuestra derecha, saliendo entre los árboles, llamó nuestra atención y me llamó a pasar por ella. Caminé hacia allí pero a medio camino me detuve y me di vuelta a verla por última vez. Le sonreí una vez más y examiné su rostro por última vez. 

- Adiós, Allison Argent. - Susurré antes de darme vuelta. 

Mientras más me acercaba a la luz, escuchaba los gritos histéricos de mi madre llamándome, pero a pesar de todo pude escuchar su susurro. 

- Hasta pronto, Scott McCall. 

Me adentré a la luz y esta se apagó bruscamente, dejándolo todo negro por un momento. 




- Vamos, eres muy fuerte como para morir así. Tu puedes con esto... Tú eres un Alpha. ¡Tú eres un Alpha, Scott! ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Abre los ojos y mírame!

- Melissa, no ha tenido pulso por quince minutos-...

- ¡Él no es cualquiera, es mi hijo! ¡Despierta, Scott! ¡Vamos, Scott despierta, ruge! ¡Ruge!

Los susurros se volvieron gritos mientras recuperaba la conciencia. 

Un golpe en mi pecho hizo que mi corazón volviera a bombear sangre y algo pasó por mi garganta intentando liberarse a toda costa. 

Hice lo que mi madre me dijo. Rugí. 

Abrí los ojos con ese resplandor rojo característico de hombre lobo y sentí como ambos, mi madre y Mason, se caían de espaldas por el impacto y el sonido potente de mi rugido. Pero no me importó, yo seguí hasta quedar satisfecho. 

Cuando terminé caí de espaldas al suelo con dolor de cabeza. 

Lo único que recordaba después de cerrar los ojos, era oscuridad y luego los gritos de mi madre.

Nada más. 




Media hora después me encontraba recostado en mi cama mirando al vacío recordando lo sucedido. Como Theo nos manipuló, como Stiles y él se separaron, como todo... se perdió. 

- Perdí, mamá... - Murmuré sin mirarla. 

Ella se mantuvo en silencio por unos segundos, hasta que habló de nuevo con tristeza.

- Todo líder sufre alguna pérdida alguna vez. A veces, más de los que crees que es soportable. 

- Pero esta vez no sufrí alguna pérdida... los perdí a todos. 

- Los recuperarás. Tienes que hacerlo. 

- No a ella... aunque lo intente, ya no puedo recuperarla más... - Murmuré con una lágrima deslizándose sobre mi rostro. 

Vanessa... 

Mi madre miró a otro lado y sabía que estaba conteniendo sus lágrimas. Era de las mujeres mas fuertes que conocí alguna vez en la vida. Desearía tener algo de su fuerza y seguridad en estos momentos... 

- ¿Por qué volverían? - Pregunté luego de un rato de silencio. 

No quería pensar en ella ahora, estaba lo suficientemente dañado como para pensar en algo que me iba a destrozar definitivamente.

- Porque tú eres su líder. E incluso aunque un líder piensa que no tiene nada que dar, aún hay una cosa.

Miré a mi madre desesperado por su respuesta. Desesperado por una solución. 

- Esperanza, Scott. Dales esperanza.



POV Narrador. 


La Banshee se encontraba en el suelo con la mirada perdida y sus pensamientos en blanco. 

Lo único a lo que prestaba atención era a los susurros en sus orejas, que se distinguían vagamente. Ellos suplicaban que reaccionara, que no le hagan daño, que algo malo iba a pasar. Que algo iba a ir muy mal. 

''¡Despierta, Lydia!''

Esa voz no era un susurro, fue un grito. Y esa voz fue la que la hizo despertar. 

Lydia miró a todos lados, con dolor de cabeza y oídos por el grito que seguía retumbando en su mente. Miró a su alrededor y lo que vio hizo que su cuerpo se helara por completo. 

Frascos grandes, con... lo que parecían experimentos grandes se encontraban flotando en un líquido verdoso suave. La electricidad soltaba chispas en una esquina de la habitación en la que se encontraba y esta habitación era... horrible. Oscura, mugrienta, sangre seca y cosas que, ni siquiera una genio como ella que le interesaba la ciencia, había visto nunca. 

No necesitaba ser la genio que era para saber donde estaba. 

Los laboratorios de los Médicos del Pavor. 

Lydia tampoco necesitaba ser una Banshee para sentir las muertes que ocurrieron aquí. Había una cosa sobre las muertes... cuando esta era muy violenta, el rastro de la sangre y el dolor no se iba nunca. Permanecía allí para siempre, dejando una marca registrada. 

Y este lugar tenía demasiadas marcas. 

Pero Lydia no llegó ni a levantarse del suelo que una voz molesta e histérica resonó por el lugar hablándole a ella. Su voz fue acompañado de pisadas bruscas. 

- ¡Nunca había hecho esto antes Lydia! ¡Sé lo peligroso que es... pero es un riesgo que debo tomar! 

Ella supo de lo que hablaba desde que vio como el chico sacaba sus garras con rapidez mientras se acercaba a ella. 

- ¡No, no, no, no...! ¡No lo hagas, por favor...! 

Pero Lydia no pudo seguir suplicando piedad a Theo Raeken, que él incrustó sus garras en su nuca con violencia y la sometió a dejarse llevar. La Banshee abrió la boca conmocionada por el dolor y su vista se nubló un poco, pero seguía escuchando al chico de fondo. 

- ¿¡Qué crees Lydia, lo estoy haciendo bien?! 

Su mente comenzó a mostrar imágenes que ella estaba segura que ambos podían ver. El poder... era demasiado fuerte y la estaba debilitando. Se sentía como si te succionara... como si te succionara a un vacío oscuro y tormentoso. Estar perdida en tu propia mente, sin escapatoria. 

Y Lydia se estaba adentrando en la oscuridad cada vez más mientras las garras permanecían en su nuca y las memorias fluían. 

- Sí... sí... puedo verlo... puedo verlo... 

Theo soltó la nuca de la joven hermosa y esta cayó al suelo de rodillas con la boca abierta, al igual que los ojos. 

Su cuerpo se negaba a reaccionar... se encontraba consciente pero no controlaba su propio cuerpo.

''¡Lydia! ¡Lydia!'' 

''¡Ariel! ¡Oh, no!'' 

''¡Maldito...!'' 

''¡No, ella no!'' 

Escuchaba los susurros/gritos de horror en sus oídos. Pero no reaccionó ante ellos esta vez. Solo miró al frente y pudo distinguir la silueta del chico a lo lejos. 

Él tenía una jeringa plateada en su mano, fue a uno de los experimentos grandes que se encontraban a la vista en frascos de gran tamaño y extrajo algo de un tubo que estaba conectada a esta ''pecera'' de líquido verdoso suave. 



El camino fue duro para ambos chicos. 

Lydia por el dolor y el shock en el cual se encontraba. Y Theo por la desesperación, los nervios y la ansiedad de lo que iba a suceder. 

Theo arrastró a Lydia fuera del auto y la tomó del brazo mientras la apresuraba por el bosque, rumbo al centro de todo. Lo que inició todo y siempre fue el centro sobrenatural de Beacon Hills. 

El Nemeton de los Druidas. 

- ¡Vamos Lydia! ¡Vamos! - Le gritó con brusquedad Theo y la empujó con más fuerza y brutalidad.

Finalmente, luego de una caminata larga y dolorosa para Lydia, llegaron al Nemeton.

Si hubiera podido reaccionar, Lydia hubiera gritado y llorado al ver la imagen que este ofrecía a plena vista. 

Theo tiró a la chica y se encargó cuidadosamente que esta se quedara en posición en el suelo para que vea lo que estaba por suceder. Quería que la Banshee presencie la resurrección, su pequeño acto de show. Que una Banshee, portadora de la muerte y rodeada de esta, sea la primera en ver lo opuesto a lo que era por naturaleza. La vida. 

Theo se acercó a los cuerpos y los miró fijamente por un momento. 

Las Quimeras, sus preciadas Quimeras... 

Desde la inocente y joven Hayden Romero, hasta la sexy y salvaje Vanessa Jenet. En realidad, al chico le gustaba más su verdadero nombre, Luce, pero se había acostumbrado al Vanessa y no le importó seguir llamándola así. Junto con su verdadero apellido. 

Dejó de pensar en la chica que tenía ganas de tirarse y se centró en lo que venía a hacer allí.

Se acercó a la primera Quimera, Tracy, mientras hablaba con Lydia. 

- Mira esto Lydia. ¿Piensas que has perdido la cabeza? Bueno, ¡pues mira esto! 

Theo inyectó el líquido en su pecho, solo un poco, y a los segundos Tracy Stewart tomó una respiración profunda con un pequeño grito. 

Lydia quería gritar, como Banshee, pero no pudo. 

Esto... esto no era posible. ¿¡Qué estaba pasando?! 

El segundo en tomar la inyección fue Corey. Luego de eso, tomó una respiración profunda mientras volvía a la vida. Donovan le siguió, después Josh, luego Hayden y por último... Vanessa. 

Y como pasó con los anteriores tres... estos volvieron a la vida con una respiración profunda.

Lydia miró fijamente a su amiga Vanessa y a la novia de Liam volver a la vida, ambas miraron a su alrededor desorientadas mientras se levantaban. 

Fue Hayden quien rompió el silencio. 

- ¡¿Q-qué está pasando...?! 

- ¿Quién eres? - Preguntó Tracy mirando a Theo. 

Todas las miradas de las Quimeras presentes se centraron en el chico. Pero este miró fijamente los ojos de Vanessa mientras hablaba. 

- Soy su Alpha. Y todos ustedes... - Señaló con la aguja a cada uno de ellos y al final centró su mirada en Vanessa de nuevo. - Todos ustedes me pertenecen. 

Theo Raeken dio vuelta atrás y le dedicó una pequeña sonrisa a Lydia en el suelo, que miraba a las Quimeras seguirlo con confusión pero sin duda. Lydia ignoró el gesto del chico y centró su mirada en su amiga. 

Vanessa... no parecía ella. Ninguno de ellos parecían ellos mismo. 

Parecían más máquinas, robots, que seguían a su amo sin duda. Y ese amo era Theo. 

Lydia quiso gritar, quiso decirle a su amiga que no se alejara, que la ayude. Pero no podía, se encontraba sin control de si misma en ese momento. 

Aunque Vanessa no la miró al pasar a su lado, en ningún momento. Solo siguió a Theo Raeken a la oscuridad del bosque sin mirar atrás. La manada de Quimeras se perdió a lo lejos en unos segundos. 

Dejando a Lydia Martin sola y herida al lado del Nemeton. 

Y nadie volvió a buscarla por un buen tiempo.



FIN DE LA SEGUNDA TEMPORADA. 









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