Sentí como unas manos sujetaban mi pelo mientras vomitaba frente al retrete. Todo me daba tantas vueltas que preferí no mirar a quién pertenecían aquellas manos.
—Abril...-sus manos acariciaron mi pelo- Si quieres puedo llevarte a casa.
Levanté la cabeza y me encontré con aquella mirada, aquellos ojos tan bonitos y tan llenos de miedo, de rencor, de superioridad... Me quede mirándolo unos segundos hasta que me di cuenta de quién era, Ryder West.
VIERNES POR LA MAÑANA.
Como cada mañana me levanté perezosa de cama. Me dirigí al baño a darme una ducha. Hoy era viernes, por fin.
Cuando acabe de asearme fui a mi habitación a vestirme. Opté por unos pantalones negros, una camiseta blanca, una chaqueta vaquera y las adidas Stan Smith. Una vez vestida me maquille un poco y baje a desayunar.
—Buenos días -dije mientras entraba por la puerta y me sentaba en mi sitio.
—Buenos días cariño -me correspondió Karen tan amable como siempre- ¿Iras hoy con Danna a la fiesta?
¿La fiesta?¿Qué fiesta? Danna no me había comentado nada sobre una fiesta hoy, así que me limité a decir que no me apetecía salir de fiesta, que me quedaría hablando por Skype con Charlotte.
Al terminar de desayunar, cogí mis cosas y me fui en metro a la universidad. Me gustaba ser independiente y así podría conocer mejor San Diego.
Al cabo de media hora ya estaba entrando por las puertas de la universidad. Fui hasta mi taquilla y cogí los libros que necesitaría las siguientes horas.
—Buenos días Abril -la voz de Simon me sacó de mis pensamientos.- ¿Que harás hoy por la noche?
—Buenos días Simon -cerré la taquilla- Pues no tengo pensado hacer nada, así que hablaré por Skype con mi mejor amiga.
Le mire y comencé a caminar hacía la cafetería. Simon seguía mis pasos. Al llegar me pedí un café y me senté en una mesa, los viernes mi primera clase empezaba media hora después.
—¿Como que no vas a hacer nada? ¿Estás loca? -protestó Simon mientras se sentaba en frente.
Negué con la cabeza y me limité a beber un sorbo de mi capuchino.
—Oh si, claro que lo estas. -me miró atentamente- Hoy es el cumpleaños de Lindsey, la zorra mas popular de la universidad, así que vendrás conmigo.
—No creo que sea buena idea... Además ni la conozco.
—¿Y eso que mas da? Yo la conozco y tu vienes conmigo, no pasara nada, ya veras.
No me parecía muy buena idea, pero una fiesta era una fiesta.
—Esta bien, iré... -Simon se levantó de la mesa dando por finalizada la conversación.- pero iré con una condición.
—Lo que sea reina -Me miro a los ojos con una sonrisa malvada.
—No te separes de mi en toda la noche.-lo mire desde abajo.
Se acercó y me dio un beso en la frente.
—Trato hecho. -me acaricio el pelo y se fue a clase.
Me terminé el café con tranquilidad mientras leía mis redes sociales. Después de un rato me levanté de la mesa de la cafetería, tire el envase ya vacío donde se hallaba mi Capuchino.
Tras una larga mañana por fin sonó la sirena, recogí mis cosas y salí al estacionamiento a esperar a Danna.
—Buhh!! -los brazos de Danna rodearon mi cuerpo dándome un abrazo.-¿Te he asustado?
—¡Dios Danna, que susto! -le dije con ironía mientras alzaba los brazos.
Después de nuestra pequeña escena de "susto" nos fuimos caminando a casa. Me gustaban los días como hoy, soleados, pero sin ese calor que se te pega hasta la ropa.
Después de comer, ayude a Karen a recoger y una vez habíamos terminado subí a mi habitación para echarme una siesta, una siesta que duraría una o dos horas.
8 DE LA TARDE.
Él sonido de mi movil me despertó. Mire la hora y ¡Eran las 8!
Me levanté de cama corriendo y fui al baño, no me iba a dar tiempo, a las 10 había quedado com Simon para ir a la fiesta. Como ya me había duchado por la mañana solo me lavé el cuerpo. Tras salir de la ducha me dirigí a mi armario para decidir que me pondría. Acabe cogiendo unos jeans apretados, un top negro y las Adidas Superstar.
A las 9 baje a cenar con mi "familia" como de costumbre. Danna ya estaba prepara, llevaba algo parecido a lo que llevaba yo, unos pantalones, un top y unas Nike, estaba maquillada y con el pelo liso.
Cuando subí a mi habitación para terminar de arreglarme mi móvil estaba sonando.
—Abril, soy Simon -puse el movil en manos libres.
—Dime Simon. -mientras hablaba con el cogí mi maquillaje.
—Oye... Que me ha surgido un imprevisto y no puedo ir a recogerte, pero he hablado con Ryder y el ira a por ti.
¿Ryder? No puede ser... Si no me equivoco es el chico de los tatuajes. Sus ojos me llamaban tanto la atención, que me hipnotizaban.
—Eh... Vale, esta bien... -mi voz no sonaba muy convencida.
—Lo siento muñeca, nos veremos mas tarde. Estate lista a las 10, pasaran por ti.
Genial, aún tenía tiempo para arreglarme.
—Okey, esta bien, adios...-colgué.
Terminé de maquillarme y me ondule un poco el pelo. En 10 minutos pasarían a por mi. Cogí dinero, el movil y las llaves de casa. Cuando baje las escaleras me cruce con Danna.
—Vaya Abril, estas hermosa -cogió un mechón de mi pelo y lo ondule con sus dedos.- Espero verte más tarde, te mandaré un mensaje cuando esté allí.
—Si por favor, no te olvides... -Y en ese momento el reloj de la sala sonó indicando las 10.- Me voy, luego hablamos.
Baje las escaleras y salí de casa para esperar a Ryder, pero él ya me estaba esperando a mí.
—Que sepas que esto lo hago porque le debo un favor a Simon -me miro de arriba abajo y se subió al coche.
—Si no quieres llevarme ya me las arreglaré para ir yo sola. -le mire seria y entonces comenzó a reir.
—Sube anda, que te estoy vacilando -su risa estalló por todo el coche.
Me subí con el al coche y al cabo de 10 minutos llegamos a la fiesta. Realmente Lindsey tenía una casa enorme, y cuando digo enorme, no exagero.
Nada mas bajar del coche la música retumbaba en mis odios como si estés fueran a estallar. Tras esquivar a miles de personas entramos en la casa. Era enorme también por dentro.
Después de dar un paseo por la casa salimos al patio, donde se encontraban los amigos de Simon y Ryder rodeamos de chicas.
—¡RYDER, ABRIL! -uno de los chicos de puso de pie y nos saludo con la mano
Nos acercamos a ellos. Estaban sentados en el césped hablando. Me senté al lado de Ryder y me dispuse a escuchar la conversación.
Eran las 12 y Simon no había llegado. Mire mi móvil y leí un mensaje suyo.
Simon.
"Abril, siento tardar, pero ya voy en camino."
Cuando termine de responder guarde el movil y no había acabado de levantar la vista cuando unas manos taparon mis ojos.
—¿Quien soy?
Que idiota, no se había ni molestado en cambiar la voz.
—Pues no se...¿No serás aquel chico que me dijo que tardaría en venir, pero no me dijo que tardaría dos horas?
Sus manos destaparon mis ojos, gire la cara y detrás estaba Simon.
—No sabía que me echarías de menos.-me miro mientras se sentaba a mi lado.
—No lo estaba haciendo... -le mire con seguridad.
Tras estar una hora hablando con ellos, Simon se levantó y pego un silbido para que le atendiéramos.
—Chicos, chicos, chicos... -empezó a sonreír.- Se me ha ocurrido una idea. -nos miro a todos.- ¿Porque no jugamos al "Yo nunca"?
Una chica levantó la mano.
—Y...¿Como se juega a eso?
—Bien, consiste en que una diga una cosa que ha hecho o que no añadiendo antes yo nunca, por ejemplo, yo nunca me he besado y el que lo haya hecho tendrá que beber de la botella de Vodka negro que hay aquí.
Todos aceptamos jugar.
—Empiezo yo...-dijo una chica.- Yo nunca he mantenido relaciones sexuales.
Y si, bebimos todos.
—Yo nunca he besado a una persona del mismo sexo.
Bebieron dos chicas.
—Yo nunca he bebido tanto que he tenido que vomitar
Bebieron todos menos yo. Me he emborrachado varías veces, pero nunca llegue a ese punto.
—Yo nunca he fumado Maria.
Bebimos Rydes, una chica y yo.
—Yo nunca me he bañado en una piscina con ropa.
Bebimos varios.
Después de media hora de juego la cabeza me daba vueltas. Apoye mi cabeza en el hombro de Simon.
—Ey enana...¿Estas bien? -me preguntó Simon.
Iba a responderle pero unas ganas de vomitar subieron por mi garganta. Me levanté y fui en busca del baño, por suerte lo encontré a tiempo. Me puse de rodillas frente al retrete y empecé a vomitar. Todo me daba vueltas.
Sentí como unas manos sujetaban mi pelo mientras vomitaba frente al retrete. Todo me daba tantas vueltas que preferí no mirar a quién pertenecían aquellas manos.
—Abril...-sus manos acariciaron mi pelo- Si quieres puedo llevarte a casa.
Levanté la cabeza y me encontré con aquella mirada, aquellos ojos tan bonitos y tan llenos de miedo, de rencor, de superioridad... Me quede mirándolo unos segundos hasta que me di cuenta de quién era, Ryder West.
Abril en galeria😜