el libro de las mentiras
estaba cerrado entre compañía
pero tan abierto a tus manos
que te imploraba que leyeras
en las mañanas permanecía callo
susurraba por las tardes
pero en la noche, gritaba tanto
como tus ganas de leerlo
finalmente lo hiciste
y no pudiste entender
si era necesidad del lector
el creer sus mentiras
o simplemente
otra manera de saciar el ocio
las páginas del libro de las mentiras
podrían pasar ante tus ojos
pero su misterio seguía siendo
y tú seguías cambiando
pero algo curioso
sobre el libro de las mentiras
era que sus páginas
quizá no estaban tan manchadas
de tanta blasfemia como pensábamos.