Serendipia © [EN EDICIÓN]

Von 2202_lu

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Serendipia: hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta. A mam... Mehr

Sinopsis🎈
Aviso Importante🎈
I. Despedida🎈
II. Bienvenidas🎈
III. Mentiras🎈
IV. Discusiones🎈
V. Recuerdos 🎈
VI. Sentimientos🎈
VII. Confianza🎈
VIII. Silencios🎈
IX. Olvidar🎈
X. Emociones 🎈
XI. La cita 🎈
XII. Amigos🎈
XIII. Razones🎈
XV. Niños estúpidos🎈
XVI. Hermandad🎈

XIV. El Desastre 🎈

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Von 2202_lu

— ¿Y respondiste la pregunta cinco? Era la más difícil pero la sabía y no hubo problema. —Mila asiente y hago lo mismo, más tranquila.

Ya habíamos terminado el último de tantos exámenes que nos tocaba esta semana y Mila y yo ya podíamos respirar tranquilas.

Caminamos hasta llegar a las escaleras del pasillo y nos sentamos allí esperando a que llegaran los chicos para irnos, como hacíamos últimamente.

Después de aclarar las cosas con Ian siento como si un peso se hubiese esfumado de encima de mí, y salimos a comer a un McDonald para dejar esos días atrás. Desde ese día hemos estado más cercanos a pesar de que cada uno ha estado muy ocupado estudiando.

Mila sigue hablándome pero la voz que ya considero insoportable de Ashley resuena en el pasillo junto con otras dos más y me es imposible no apretar mi mandíbula de la molestia que me causa ya escucharla.

Me levanto y le hago una seña a Mila para irnos de allí antes de que ellas lleguen, pero Mila se tropieza y termina en el área visible de ellas, por lo que cierro mis ojos fuertemente al escuchar sus risas.

Desde su brusco beso con Ian he querido ignorarla a toda costa, y aunque ya han pasado tres días desde que nos reincorporamos, sigo sintiendo la molestia latente cuando recuerdo su mirada al besar a Ian.

Esas ganas de joderme, y su diversión al verme no se me ha ido de mi cabeza.

No quiero cometer un acto en el instituto a pesar de que no me da vergüenza, sólo quiero seguir con mi vida en paz y armonía.

—Oh por Dios, pero si es la burla del instituto. —vuelven a reír. —Cuéntanos Annie, ¿qué tal te va conviviendo con Ian después de aquel intercambio de saliva? —me mira divertida y ríe. —Todavía puedo sentir sus labios sobre los míos.

Aprieto mis manos en puños y clavo mis uñas en mis palmas, como si ese dolor fuese a esfumar la cólera que me causa su desagradable aura.

Nunca he entendido como es que siempre atraigo gente como ella. Gente que está tan llena de odio que sólo quiere un objetivo, y ese objetivo siempre he sido yo. Posiblemente por eso es que he sabido siempre defenderme físicamente, a pesar de ser una "niña" o de ser la hija de papi.

—Aunque no es la primera vez que lo hacemos. —se acomoda y ve hacia arriba, como si pensara. —A decir verdad desde que llegaste todos han sido mucho más relajados, semanalmente siempre traían a una chica encima de sus piernas. —mira sus uñas ridículamente pintadas de rosa y luego con la misma mirada que me dio al besar a Ian me da una sonrisa torcida. Definitivamente Ashley es la personificación del demonio en perfección. —Y yo –enfatiza. –siempre estuve encima de Ian. —alza una ceja, retando.

No puedo evitar la risa que emana de mí al escucharla. No puedo creer que exista en serio una persona como ella en la vida real. Es absurdo.

—Creo que entendí mal, pero... —vuelvo a reír. — ¿acaso estás celosa? —coloco mis manos en mi cintura y miro hacia Mila, quien tiene una sonrisa en sus labios viendo todo. — ¿Ella en serio estuvo con él? —Mila ríe y se encoje de hombros.

—Creo que más bien ella estuvo detrás de él siempre. —susurra, pero se escucha perfectamente en todo el pasillo.

—Camila no tienes nada que aportar, así que apártate. —sisea Ashley, caminando lentamente hacia a mí.

Mila ríe pero no dice nada más, así que sigue observando y al estar ella enfrente de mí, coloca una de sus manos en su cadera y me observa con desdén.

—Ni siquiera eres tan bonita como para tener su atención. —me escanea de pies a cabeza y luego sonríe cínicamente. —No tienes ni una pizca de especial, sólo eres alguien básica que tuvo la dicha de tener un hermano atractivo.

Mentiría si digo que eso no dolió, porque esas palabras se calaron en mi cabeza y me atravesaron, y aunque hubiese deseado desaparecer para echarme a llorar en un rincón, mi realidad era diferente, así que levante mi mentón y me dispuse a fingir que sus palabras no me afectaron en absoluto.

—Pues esta chica no tan bonita y sin tener nada de "especial" tiene su atención diariamente. —hago comillas con mis dedos. —Y lamento que tengas una vida tan patética como para tener que descargar tu odio en alguien en tranquilidad como yo, pero ya me cansé. —le doy la espalda y planeo seguir mi camino hasta salir del pasillo, pero ella me jala del brazo e inevitablemente golpeo su mano, haciendo que un montón de manotazos venga hacia a mí así que comienzo a regresarlos del mismo modo.

Yo en serio no quería pelear, pero no dejaré que sea ella la que me joda solamente.

Entre tantos golpes no me doy cuenta de que se acumulaba gente a mi alrededor, y cuando menos lo imagino, el grito de alguien con autoridad hace que se callen de inmediato.

— ¿Qué está pasando? —el profesor de historia aparece entre todos los estudiantes que hace unos segundos estaban haciendo mucho desorden y nos da una mirada severa. — ¿Qué les pasa? ¿No se supone que son señoritas y se comportan como se les otorga la responsabilidad de la palabra?

A regañadientes Ashley se aleja y se comienza a acomodar su cabello como si le diera asco, viéndome de reojo.

Obedecemos al profesor cuando dice que debemos ir a la oficina del director rápidamente y con mi ceño fruncido camino hacia allí con Mila a mi lado, su cabello estaba un poco desordenado y en su brazo pude ver algo de sangre.

En un intento de acomodar mi aspecto parecido al de Mila, paso las manos por mi cabello e intento limpiarme la sangre de la boca. Creo que me mordí internamente.

Joder, como odio parecer una salvaje cuando realmente no lo soy.

Veo de reojo a Ashley y sus amigas y aunque sé que no debería, una sonrisa de triunfo se posa en mis labios. Después de todo este regaño, felicitaré a Mila por el gran golpe que dejó en la mejilla de una de sus amigas.

Cuando llegamos allí Ashley abre la puerta con lágrimas en los ojos, dramatizando todo.

—Por qué no me sorprende... —susurra el director viéndonos y negando con la cabeza. — ¿Puedo saber la razón por la cual ustedes estén aquí? —Ashley, como era de esperarse, es la primera en hablar.

—Ella fue la que comenzó todo este desorden. —me señala y alzo una ceja. Con que también se hace la víctima.

Seguramente se llevaría de maravilla con Natalia.

—Pero como te veo aquí, supongo que seguiste el juego. —le responde el director.

Ashley comienza con su discurso de niña buena diciendo todas y cada una de las palabras que salieron de nuestras bocas, distorsionando muchas, y aunque quisiera interrumpirla diciendo las que salieron de la suya, sé que se volverá una competencia de quien tendrá la palabra, así que decido no decir nada hasta que ella deje de hablar.

Al terminar el director nos ve fijamente a mí y a Ashley y une sus manos como si pensara.

—No fingiré que por mi oficina no pasan los rumores. —Ashley gruñe roja de rabia, y yo río malhumorada. —Y por hacerme reír un poco y creer que esto es un parque de diversiones para estar haciendo revuelo en los pasillos de mi instituto, pasaran tres horas en detención al final del día por una semana. —abro mucho mi boca al escucharlo.

— ¡¿Qué?! —se escucha en toda la oficina nuestra queja, y es en lo único que yo podría estar de acuerdo con la idiota de Ashley.

—No pienso escucharles ninguna queja, suficiente tengo ya con saber que se comportan como animales en mi instituto. —masajea sus cienes y nos hace una seña de que nos podemos ir. —Espero que esas horas en detención las haga reflexionar sobre su comportamiento últimamente.

.




.

Caminar hasta casa no se me hace algo tan malo después de haber recibido ese castigo, y he de admitir que no se me hizo tan molesto pasar las tres horas en detención con Mila acompañándome también.

Posiblemente ahora mismo ella se esté arrepintiendo de haberse involucrado en la pelea, pero no puedo siquiera sentirme mal por ella cuando al ver la casa una mueca se instala en mis labios.

El césped está todo lleno de un líquido muy extraño y pegajoso y la puerta de la casa está entreabierta, haciéndome fruncir el ceño al ver el desastre. Parece que hubo una gran catástrofe aquí.

Con algo de miedo pienso en ingresar, pero al poner un pie dentro de la casa de inmediato salgo, puesto que el olor de antes es más fuerte allí.

Decido sacar mi teléfono y llamar a Will antes de ingresar como es debido a la casa, pero no me contesta y cuando creo que me sentaré a esperarlos veo una nota en la ventana de la casa.

Frunzo mi ceño y la tomo, desdoblándola.

"Como ya habrás visto, en el instituto hubo una gran cantidad de cosas que el conserje tuvo que limpiar. No se lo merecía, y es por eso que les dije a los chicos que hicieran un gran desastre en la casa.

Este desastre lo limpiarás tú y nadie más que tú.

— El director."

Dejo salir un bufido y miro aún renuente la puerta de entrada entreabierta.

Sinceramente me da algo de miedo que hayan ingresado personas ajenas a la casa, por lo que vuelvo a intentar llamar a Will y esta vez contesta rápidamente.

Escucho su risa antes de contestar, por lo que ruedo los ojos. —Hola, hermanita ¿qué te parece la bienvenida a casa?

Bufo. —Una mierda, eso me parece. —me cruzo de brazos. — ¿Hace cuánto dejaste la casa? La puerta estaba abierta cuando llegue y me da algo de miedo entrar. —vuelvo a escuchar su risa acompañada de varias más y quiero lanzar mi teléfono a un rincón.

Se están burlando de mí.

—Acabamos de salir de la casa, y desde la casa de Sana podemos ver claramente hacia allí. —vuelve a reír mientras yo busco en mi mente quien carajos es Sana. —Además, no es como si alguien quisiera acercarse a la casa con ese olor y ese aspecto. —frunzo mi ceño, completamente fuera de mí.

— ¿Y se supone que tengo que saber quién es Sana? Porque no sé quién mierda es, y para serte sincera no tengo ganas de adivinar. —me cruzo de brazos viendo a mí alrededor y escucho de nuevo su risa.

—Más respeto hacia los mayores, Annie. —ruedo mis ojos. —Es nuestra vecina, la que nos ama. —vuelve a reír, esta vez más relajado.

Alzo mis cejas y miro hacia el frente, viendo como Liam se asoma por la ventana y me saluda burlón desde allí.

Asombrada los observo, y sin esperar más respuesta de Will, le cuelgo.

Podría humear de lo molesta que estoy.

No puedo creer que hayan hecho este desastre sólo porque el director se los pidió.

Y sí, me indigna a niveles que no sabía que me podrían indignar el que hayan hecho todo esto para mí.

Espero q Ashley este peor que yo o me quejaré muy severamente en la dirección.

Me adentro a la casa levantando el dedo del medio hacia la casa de enfrente y cierro la puerta con el pie, y aunque la lancé para que sonara, esta no emitió sonido alguno por quedarse pegada al suelo.

Odio que hayan hecho esto mucho más difícil de lo que pensé.

Miro a mi alrededor y gruño al ver el desastre dentro.

Estoy muy molesta, no lo voy a negar.

Molesta conmigo misma por caer en las provocaciones de esa estúpida rubia, molesta con ellos por hacer de este desastre el mayor desastre que mis ojos han visto y molesta con el director porque esto no debería contarse como castigo.

Ya suficiente tengo con las tres horas en detención.

Los sillones están al revés y a pesar de que el suelo está lleno del líquido asqueroso, debajo de los muebles no hay absolutamente nada, haciendo que al menos suspire porque es algo menos que limpiar.

El comedor está lleno de comida que al sólo acercarse te das cuenta que está dañada y la cocina está igual o peor que la sala. Todo regado y algunos, sólo algunos, vasos rotos en el suelo.

De acuerdo, esto ya es pasarse de la raya.

¿Vasos rotos?, ¿es en serio?

Salgo de allí esperándome ver algo mucho peor en el patio trasero, por lo que camino despacio y con cuidado de no caerme o tropezar con algo del suelo, pero al llegar allí dejo salir un gran suspiro al ver que sólo hay huevos estrellados en el suelo.

Tapo mi nariz con mi mano izquierda y busco con la mirada el cepillo.

Odio esto, estoy muy segura que esto no está realmente permitido y obviamente que pienso poner la queja.

Al ver el cepillo arrinconado lo tomo entre mis manos y fijo mi vista en el grifo, teniendo una idea para terminar de lavar esto rápidamente.

Abro el grifo y dejo que el agua inunde todo el patio, haciendo así que todos los huevos malgastados en el suelo se escurran hasta la cañería.

Voy ingeniándomelas para llevar el agua a la sala y así escurrir todo el líquido asqueroso hasta las calles, escuchando algunas burlas de parte de los chicos al frente, pero no estoy de humor para responderles, por lo que los ignoro muy sabiamente y sigo sacando el agua.

Trato de limpiar lo más que puedo el jardín de enfrente, así que al ver que el líquido ya comienza a desaparecer sigo dejando caer el agua hasta la cañería de afuera mientras voy ordenando la casa dentro.

Después de un rato en silencio me detengo enseguida, recordando algo.

Dejo la bolsa de basura a medio llenar y corro hasta la mesa donde dejé mi bolso, y saco mi teléfono, lo conecto a los altavoces y dejando que suene la primera canción en aleatorio sigo recogiendo la basura.

Aunque al principio pensé que esto me tomaría muchas horas, al final termino más rápido de lo que había pensado, por lo que meto mi ropa en la lavadora y, permitiéndome estar sola, camino por la casa en ropa interior.

Subo las escaleras tomándome de la baranda y tratando de no caerme, puesto que los zapatos tienen residuos del líquido asqueroso y dejo salir un suspiro al llegar arriba.

Tengo que admitir que podría acostumbrarme a la soledad y a pasearme casi desnuda por la casa, pero al escuchar el bullicio que hacen ellos siempre al llegar, dejo salir un bufido y me adentro a mi habitación.

Se acabó la paz.

Me quito los zapatos y los dejo al lado de la puerta para luego ir a buscar algo de ropa.

Saco un short de colores y una camisa de tirantes, los dejo encima de mi cama y tomo una toalla para luego salir de mi habitación dispuesta a tomar una ducha, pero las figuras de John, Liam y Will me detienen en seco.

— ¿Y bien? ¿todavía tienes ganas de seguir metiéndote en peleas en el instituto? —escucho la voz de Will, por lo que me volteo hacia él para verlo, alzar una ceja y empujarlo para que me deje pasar.

De inmediato se quitan, y ríen al ver que los ignoro, pero puesto que ya tuve suficiente con las tres horas en detención, y las dos horas extras limpiando yo sola la casa solo sigo mi camino hasta el baño.

Al ingresar cierro la puerta con llave como ya me acostumbre a hacer y me quito la toalla, adentrándome a la ducha.

Dejo que el agua me refresque y quite todo olor o suciedad en mi piel, y al darme cuenta de que el vello en mis piernas comienza a crecer, tomo mi crema para depilar y la voy esparciendo en mis piernas.

Me relajo por un buen rato en la ducha, y al salir dejo salir un suspiro al ver a Alex en la entrada de mi habitación.

Camino hasta llegar a su lado y me ve con una sonrisa de boca cerrada, pero yo estoy molesta con todos, así que a pesar de que Alex no esté en la lista de los más odiados de la casa, no le devuelvo la sonrisa, simplemente me cruzo de brazos y espero a que hable.

—De acuerdo, creo que me merezco esa mirada. —se apoya del marco de la puerta y sí, luce inocentemente sensual en esa posición.

Dios mío, creo que iré al infierno si sigo pensando en lo calientes que pueden llegar a ser sin siquiera intentarlo.

Y no, no es como que me guste Alex, pero no puedo hacerme la estúpida e ignorar su físico. Simplemente es algo que no puedo hacer.

—Se merecen que los lance por las escaleras atados de manos y pies, pero no quiero ir a prisión tan joven, así que di lo que sea que viniste a decirme y déjame sola. —mi voz sale tan neutral y baja, que hasta a mí me sorprende, pero ignorando eso me cruzo de brazos y observo como él alza sus cejas, completamente sorprendido.

Abro la puerta de mi habitación y espero dentro todavía en toalla mientras él carraspea, todavía con sus cejas alzadas y mirándome desorientado.

Posiblemente sea la primera vez que ellos me vean tan molesta, y puede que él no crea que sea para tanto, pero después de pasar tantas horas en detención sé que no me merecía llegar a casa a limpiar todo eso.

Así que no, no voy a simplemente ignorar eso y seguir con mi trato hacia ellos de la misma manera.

No voy a permitir que me humillen así.

—Lo lamento. —frunzo mi ceño, escuchando. —Realmente no pensé que te fueras a molestar tanto, y sí, sé que es injusto que el castigo haya pasado hasta aquí, pero realmente no es como que tengamos muchas opciones cuando el que realmente manda en la casa es el director. —todavía más descolocada, lo observo.

— ¿Cómo que el director? —asiente.

—El dueño de la casa es el tío de John. —mete sus manos en los bolsillos de su pantalón, mirando el interior de mi habitación. —El secretario del director. —me observa, pero ya que no me lo esperaba, dejo salir una risa irónica.

— ¿Y el secretario es un lame botas? Porque esto sigue sin parecerme justo, ni siquiera fui yo la que comenzó todo eso. —paso mi mano por mi cabello húmedo y ruedo mis ojos. —Puedes irte, quiero vestirme. —me señalo y él suspira, resignado.

—Y tienes razón, pero como que sigo sintiendo que quieres lanzarme por las escaleras.

—Porque sí, sigo queriéndolo. —sonrío sin mostrar mis dientes y lo escucho reír.

—Está bien, estás muy molesta. —se encoje de hombros. —Mejor hablamos después. —se va de mi puerta y la lanzo para cerrarla, haciendo que esta suene un poco fuerte a pesar de que me arrepiento al segundo.

Seco mi cuerpo y me visto de inmediato, todavía sintiendo la astillita de molestia.

Peino mi cabello y al estar listo escucho un toque en mi puerta, haciendo que frunza mi ceño de inmediato.

Ya no quiero verlos, ¿por qué siguen insistiendo?

Camino hacia allí suspirando y abro la puerta, consiguiéndome a Ian en la entrada.

Ni siquiera me dice algo, simplemente me toma de la cintura y me empuja hacia adentro, cerrando la puerta con su pie.

—Sé que estás molesta.

Alzo una ceja. — ¿Ah, sí? No me digas. —enfatizo mi última palabra y me cruzo de brazos.

Tengo que admitir que mis defensas bajaron de inmediato al sentir una caricia en mi cintura, haciendo que por unos segundos se me olvide que a él también quiero lanzarlo por las escaleras, pero tan rápido como lo recordé, lo aleje de mí, haciendo que se queje.

—Annie... —vuelve a quejarse, esta vez con mi nombre, haciendo que lo fulmine con la mirada.

—Ningún "Annie" —pongo mis manos en mis caderas y sigo viéndolo de mala manera. —, no pienses ni por un momento que no estás incluido en el grupo. —frunce sus cejas.

— ¿Qué grupo?

—El que quiero lanzar por las escaleras atados de manos y pies. —vuelvo a cruzarme de brazos al verlo acercarse a mí y sonreír burlonamente.

Joder, está bueno. Y lo sabe el muy idiota.

—A mí me parece que quieres hacer muchas cosas conmigo —se detiene a solo centímetros cerca de mi cara, aún con su sonrisa. —, menos matarme.

Muerdo mi labio inferior y aunque quisiera seguir molesta, se me hace inevitable sonrojarme y reír al mismo tiempo.

—Te odio. —miro hacia otro lado, aún con mi rostro sonrojado. —Estoy muy molesta con ustedes. —él ríe, haciendo que lo vea de nuevo.

—No me odias. —vuelve a reír, esta vez colocando sus manos en mi cintura. —Y sí, por eso mismo estoy aquí. —frunzo mi ceño, confundida. —Salgamos a comer. —pasa una de sus manos por mi cabello y lo peina. —Y prometo que si al final de la comida sigues molesta conmigo, te dejaré tranquila hasta que se te pase. —me ve a los ojos, haciendo que los rueda.

—Eso es trampa. —descruzo mis brazos y pongo mis manos en su pecho, manteniéndolo alejado. —Sabes que no podré seguir molesta al final. —ríe asintiendo.

—Esa es la idea. —la mano que tenía en mi cabello baja hasta mi nuca y me hace acercar hasta que sus labios están unidos a los míos, y juro por Dios que intento mantener mi ceño fruncido, pero sólo basta que comience a mover sus labios para que cualquier rastro de molestia se vaya.

Ugh, odio que me baje las defensas tan rápido. Ya ni me interesa estar molesta.

Al separarse coloca su frente encima de la mía y me sonríe. —Me encantas. —subo mis manos hasta su cuello y bufo al escucharlo.

—A mí ya no tanto, sigo indignada. —rueda sus ojos y me aprieta más a su cuerpo.

—Ya basta, mejor vámonos. —me toma de la mano y ni siquiera pongo quejas porque tampoco es como si me interesara quedarme en casa.

Tira de mí hasta que salimos de mi habitación y al bajar pienso que tal vez me conseguiré a los chicos en la sala, pero al no verlos frunzo mi ceño.

— ¿A dónde se fueron todos?

— ¿No que no querías saber nada de ellos? —río y niego.

—Cierto, no quiero saber nada de ellos. —Ian ríe al escuchar mi falsa molestia pero no dice más nada hasta que estamos dentro de su auto.

— ¿Quieres comer sushi o hamburguesas? —finjo pensarlo por unos segundos hasta que él ríe y tira suavemente de mi mano. — ¡Vamos! No seas necia. —río y miro hacia el frente.

—Sushi. —al escucharme enciende el auto y la radio comienza a sonar de inmediato, así que mientras él conduce mi vista se queda fija en su perfil y de vez en cuando en la ciudad a nuestro alrededor.

En la última semana Ian ha estado mucho más pendiente de mí y de lo que hago, siempre presente en cualquier inconveniente, y no voy a negarlo, me encanta que este así de atento.

Después de unos minutos en el auto, se estaciona enfrente de la tienda de sushi, por lo que al momento en que él se baja, lo hago yo también, escuchando una queja de su parte.

— ¿Por qué no puedes esperar unos segundos? Nunca me dejas abrir tu puerta. —entrelazo su mano con la mía y ruedo los ojos.

—Deja las formalidades para otro momento, a mí me da igual si me abres la puerta o no. —escucho un bufido de su parte y me volteo para verlo, pero me toma desprevenida de las mejillas y me planta un beso.

—Pero yo quiero hacerlo —entrecierra sus ojos. —, y nunca me dejas. —sonrío tiernamente y luego río.

—De acuerdo, te dejaré hacerlo sólo una vez. —jalo de su brazo para cruzar la calle y adentrarnos al establecimiento. —Pero por ahora vamos a comer, estoy muriendo de hambre. —escucho su risa y suelta mi mano para posarla en mi cintura, haciendo que mis terminaciones nerviosas comiencen a funcionar de pronto.

Joder, nunca me acostumbraré a esto.





Ya ya, no me vayan a matar, por favor.

Aquí este capítulo que mañana debo releer para acomodar las pequeñas fallas que tuve al reescribirlo.

Cambié mucho en este capítulo, principalmente porque el castigo principal ahora mismo me da asco. No puedo creer que había escrito eso. Pero en fin, espero les haya gustado el capítulo, sé que no es tan largo como para compensar la espera, pero necesitaba volver a mis responsabilidades.

En fin, nos vemos. Bsos.

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