Jamie Truman: Historia de un...

By Alejo-Israel

34K 3.6K 1K

Jamie Truman podría ser igual a cualquier muchacho de 17 años, aunque claro... Esto solo sería así de caer en... More

Sinopsis:
Nota del autor:
Capítulo 1: El recién llegado
Capítulo 2: El primer encuentro con Jamie Truman
Capítulo 3: Rompiendo las reglas
Capítulo 4: Extralimitándose
Capítulo 5: Los dos Jerry
Capítulo 6: Yuri Nóvikov
Capítulo 7: Avance significativo
Capítulo 8: Corriendo el velo
Capítulo 09: Mamá
Capítulo 10: Yuri Nóvikov, la verdad.
Capítulo 11: El hilo rojo
Capítulo 13: Teoría de la red
Capítulo 14: Papá
Capítulo 15: Mártir o soldado
Capítulo 16: Alicia
Capítulo 17: El recolector
Capítulo 18: La jugada de Cross
Capítulo 19: No me olvidará
Capítulo 20: La selección de los tres
Capítulo 21: La culpa de los inocentes
Capítulo 22: El muchacho que tenía un sueño
Capítulo 23: La araña humana
Capítulo 24: Adiós, Alex
Capítulo 25: Está hecho
Capítulo 26: Adiós, Jamie
Nota de autor:
Epílogo:

Capítulo 12: John; la última frontera

902 108 23
By Alejo-Israel

18/02/1999 Sesión 10:

Ese día jueves, Jamie volvió a asistir solo a su consulta. Alex notó de inmediato, un aire casi melancólico en él. Su sonrisa estaba presente, pero carecía de su calidez así como de su soberbia natural. Algo en el interior del muchacho: parecía haber hecho un quiebre.

—¿Te encuentras bien? —cuestionó Alex. Ya no le pareció lo correcto su pregunta habitual.

—Bien, diría jugando a darle una respuesta ambigua, pero la realidad es que siento..., ¿cómo decirlo? Que ya debería empezar a ver la luz al final del túnel.

—¿Qué significa eso, Jamie?

—Si me permite, primero me pondré cómodo. —le sugirió llegando al diván.

—Por favor... El tiempo que necesites —respondió Alex señalando el asiento con su mano derecha.

Jamie apenas sonrió mirando el piso: —Siempre tan amable, Alex.

—Más que amable... Yo diría que estoy preocupado. Jamie; no te veo muy bien.

—En ese caso, tal vez debería empezar a usar lentes —dijo el muchacho riendo por lo bajo—. No tiene que aclararlo. Entiendo lo que dice y tiene razón. La verdad es que comienzo a sentir el peso del mundo sobre mis hombros y lo que es peor, está empezando a descender hasta mi pecho. ¿Sabe lo que eso significa?

—¿Culpa?

—No. Digo que el peso del mundo me está empujando hacia abajo.

—Me haces pensar que no puedes seguir.

—Eso mismo, Alex. Ya no puedo seguir. Tampoco crea que estamos hablando de lo mismo; usted solo puede creer que estoy diciendo: ya no puedo seguir con esta sesión y la verdad es que, ya no puedo seguir aquí ni así. Me estoy dando por vencido y lo estoy haciendo tarde, porque la verdad, no soy tan inteligente como todos creen. Ese es el motivo para darme por vencido ahora y no cuando era el momento justo... Usted entiende: antes de hacer todo lo que hice.

—¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?

—Dejar de ser como es... —Jamie suspiró agotado—. Usted es tan amable conmigo al igual que lo fue él, Alex.

—¿Quién, Jamie?

—Su nombre era John.

Alex lo pensó, ese nombre le resultaba desconocido. No figuraba en el expediente de Jamie, pero él mismo le había dicho que mucho de lo que decía allí, eran sus mentiras y nada más.

—Pudiera ser que ese: ¿sea el nombre de un sexto hombre al que mataste?

—¿Por qué dice un sexto hombre? Ya le expliqué que yo no maté a Yuri, solo lo ayudé a escapar... Y no. —pronunció negando al mismo tiempo con su cabeza—. John fue alguien que vino a recordarme la insoportable sensación de esperanza después de perder a mi madre.

—¿Él era uno de tus parientes, Jamie?

—Otra vez no y tampoco es: ‘era’. Quiero creer que hoy, él es tan feliz como merece serlo... ¿Sabe, Alex? John fue mi primer amor. Al menos el único que solo me obligó a creer o reconocer que sentía eso, que lo sentía verdadero. Le sorprenderá saber que: ese puede ser el recurso más devastador que cualquiera podría usar en su contra.

—¿Por eso no viniste con Jerry hoy, no querías darle motivos para estar celoso?

Jamie sonrió y casi sin darse cuenta, el momento siguiente lo encontraba riendo efusivo. La insólita ocurrencia de su psiquiatra, no era para menos.

—Y claro. Ya sabrá lo complicado que puede llegar a ser una pareja conviviendo las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Cualquier chispazo podría terminar en una incontrolable explosión.

—De hecho... Lo sé —confesó Alex cabizbajo.

Jamie dibujo apenas la mueca de una sonrisa. Supo entonces, aunque no cómo, que había conseguido que su psiquiatra se abriera un poco con él y no iba a arruinarlo con uno de sus típicos chistes.

—¿Será posible que algún día me dijera al menos: cómo se llamaba ella?

Alex imitó la anterior expiración agotada del muchacho, aquel era un tema demasiado personal y aunque se lo hubiese dicho sin problemas, el hecho de que Jamie se estuviera ganando su confianza y afecto, no eran motivo suficiente para hacerlo.

—Mira... Jamie. —el muchacho le sonrió y desvío su mirada en dirección al piso bajo sus pies. Ya sabía lo que estaba a punto de escuchar—. Yo sé que no tienes razón para creer lo que te diré, pero puedo garantizar que, si nos hubiéramos conocido en otra situación, sería capaz de contarte todo. La verdad es que admiro la claridad de tus conceptos y tu comprensión a pesar de tu corta edad. Por eso, si tuviera que pensarlo, puedes creer que no se me ocurre nadie más que podría entenderlo, pero en nuestra situación, estoy amordazado. No puedo decirte nada acerca de mi vida privada.

Jamie sonrió tratando de sostener la zozobra de su armadura. Sentía las uniones separarse y lo pensó: «El rey está desnudo». Sabía que en ese instante, así lo era... Alex por esa herida que no podía ocultar en aquel discurso evasivo y él, con cada palabra repleta de verdad que no podía contener.

—No se preocupe, lo entiendo. Sé que fue tan pronto como igual de absurdo pretender de usted, un salto de fe. Será que, aunque digamos estar de acuerdo en nuestra supuesta amistad, solo está aquí porque tiene una tarea que cumplir. Y de todos modos; no debe preocuparse. Sé que sabré cómo hacer que el tiempo juntos: valga la pena.

Alex observó al muchacho entre la mezcla de compasión y confusión. Allí estaba él, condenado al rechazo eterno y pensando en que tenía la responsabilidad de una última acción para con él. ¿Cómo podía ser esto posible? «No puedo encontrar un solo punto de contacto entre el asesino y mi paciente. —pensó—. ¿Acaso, estoy fallando, de nuevo; estoy cayendo en su juego sin darme cuenta?» Cada vez le resultaba más difícil dibujar la línea que diferenciaba al relato de la verdad sobre Jamie. ¿Sería posible que él no fuera la misma persona que cometió los asesinatos? Un planteo que Alex ya había realizado y por el que Jamie insistía en asumir la culpa. Algo que abría una nueva posibilidad para Alex. Quizás era hora de pensar en el diagnóstico controvertido de: personalidad múltiple. —‘Trastorno de identidad disociativo’: diagnóstico que describe la existencia de dos o más identidades y/o personalidades en un mismo individuo, cada una con su propio patrón de percepción y acciones con el ambiente (el alrededor). Tal diagnóstico tiene en cuenta que: al menos dos de estas personalidades toman control del comportamiento del individuo de forma rutinaria y lo hacen estando asociadas a la pérdida de memoria más allá de la falta de memoria normal. (El sujeto no recuerda que sucedió en un determinado período de tiempo). A esta pérdida de memoria se le conoce como tiempo amnésico. Y para realizar un diagnóstico más preciso de dicho padecer, también se considera que: los síntomas son independientes del abuso de sustancias o una condición médica general (inducción).— Alex entendía la viabilidad en dicha posibilidad, pero su paciente que de momento, todavía se negaba a hablar de los asesinatos, solo hacía que fuera una confirmación o descarte a futuro.

—¿Sería posible hablar más de John? —cuestionó atento al inexpresivo rostro de Jamie. La luz ingresando por la ventana, le daba a su piel pálida, un tono brillante.

—No hay mucho para decir... En verdad no lo hay.

—De todas formas me gustaría saber lo que tienes para decir sobre él.

Jamie jugó un instante con sus propias manos, como si los movimientos nerviosos, estuvieran tratando de quitar suciedad de sus palmas.

—Como le dije, él me enseñó a creer que su compañía era amor.

—¿Fue tu pareja?

—Fue mucho más que eso. John fue mi todo —confesó entrelazando los dedos sobre su pecho—. Con él nunca se trató de subirse los pantalones y volver al ruedo. De hecho, él jamás me tocó. Podrá imaginarse mi confusión por eso. ¿Sabe?, al principio creí que él no estaba seguro de cómo hacer su jugada, pero no entendía su propósito.  Él quería ser diferente de cada hombre que conocí, darme algo que ninguno podría y haciéndome creer que yo era alguien digno de ser amado, lo consiguió. En aquel momento, él fue una de esas personas que vienen a cambiarlo todo y para las que nunca se puede estar preparados. ¿Cómo decirlo? No es fácil acostumbrarse a que no se pueda negar tal sentimiento, no cuando toda tu vida has sabido que: solo eras la alfombra de bienvenida frente a la puerta en la que todos se limpiaban los pies.

—¿Qué sucedió con él, Jamie?

—Lo dejé.

—Trato de entenderlo, pero me cuesta. A lo que me refiero es: si él te hacía bien, ¿por qué dejarlo?

—Porque así debía ser... Incluso le diré más, usted puede creer que asesinar me resultó algo difícil, pero la realidad es que eso, ni siquiera se comparó a lo que fue tener que dejar ir la única persona que me recordaba cómo se sentía estar vivo. ¿Sabe?, esa tarde había dos pasajes de tren y un destino incierto esperando por nosotros. Él tomó esa decisión. Lo hizo porque ya no pude seguir mintiendo, había perdido todas mis herramientas para hacerle creer en un futuro distinto a este para mí. ¿Puede entenderlo? Él estaba dispuesto a darme lo único que siempre esperé de mi madre, porque me veía cada día un poco más en dirección definitiva al precipicio y fue entonces que comprendí, era el momento de dejarlo ir. John dijo que yo no podía seguir así, dejándome hacer y haciéndome daño a mí mismo en la búsqueda de mis víctimas. Él sabía de mis planes y nunca me delató, ni siquiera después de que estuve convencido de haber elegido al primero. Por supuesto, sabía que él tenía razón, que debía irme e intentar sepultar mi pasado, pero si lo hubiera hecho, solo habría puesto en riesgo la libertad de un hombre inocente. Quién sabe a cuántos años de prisión lo pudieran condenar si nos descubrían, después de todo, la justicia hubiera entendido que él habría secuestrado a un menor de edad y más allá de eso..., yo ya tenía el descubrimiento de un propósito, uno que tenía la necesidad de una decisión con absoluta convicción inamovible.

—Sigo sin entender, Jamie. Si tenías la seguridad de que ibas a arruinar tu vida, ¿por qué te quedaste?

—Cómo podría entender la importancia de mi decisión alguien como usted, alguien que por acto reflejo, prefiere medicar a un paciente que no puede dormir..., porque eso: siempre será más fácil que averiguar el problema que le impide hacerlo, ¿verdad?

—Por favor... Ponme a prueba.

—Como guste... Debía ser así porque él no me dejó ninguna otra opción. Pronto  descubrí que John podía ver más allá del muñeco roto y abandonado que todos hicieron de mí. Créame, Alex, si usted me hubiera visto a su lado, juraría que habría apostado su propia vida a que este presente, era imposible para mí. Él, a diferencia de todos, nunca tuvo difícil ver tan claro al muchacho que a su lado, se volvió el Jamie que yo podría llegar a ser. Y eso no podía suceder. A ese Jamie, el Jamie de John, solo le bastaba con una absurda ilusión de posible felicidad, con vivir agradecido de haberlo encontrado y creyendo que eso significaría las paces con un Dios. ¿Lo ve ahora? Si me hubiese quedado con él, nunca hubiese tenido el valor suficiente. Nunca hubiera llegado a este momento y esta conversación. Aunque no lo entienda, que yo esté aquí ahora, significa que ya todo está bien. Por eso debía dejarlo. Él no era ni más ni menos que: la última frontera entre el que yo podía y el que en realidad, tenía que ser.

Continue Reading

You'll Also Like

87.5K 10.5K 100
Vanesa Ramírez Malasaña se enfrenta al peor caso de su corta carrera como inspectora de policía. Aparecerá el cuerpo de una joven que llevaba seis me...
21.7K 1.2K 27
El tiempo pasa rápido cuando no esperas nada de nadie. "Mi padre me rompió el corazón, es por eso que me enamoro de todos los chicos que me demuestr...
7.6K 745 23
MACARENA ESPINOZA DE LOS MONTEROS ES NUNA MUJER QUE ASUFRIDO DESDE SU A DOLECENCIA POR LA ENVIDIA Y MALDA DE SU HERMANA CARLOTA ESPINOZA DE LOS MONTE...
7.6K 1K 16
MC enfrenta un dolor indescriptible y una culpa que la carcome al enterarse por Alan Bloomgate que la mina se ha incendiado sin dejar sobrevivientes...