A veces me ponía a pensar si había sido una buena decisión mudarme con Damián, era feliz con él, era muy divertido, el sexo era bueno pero simplemente sentía que algo me faltaba.
Salí a correr temprano con Timi, ya tenía más de dos meses viviendo aquí, había conseguido un trabajo de medio turno en una cafetería, la paga era buena y estaba cerca de la universidad. Damián los últimos meses había estado llegando tarde pero yo ni siquiera le reprochaba nada no tenía con qué cara reclamar nada.
Había visto varios departamentos cerca de mi trabajo y de la universidad, es sorprendente a pesar de que eran comienzos de semestre encontrar algo bueno.
Había tres departamentos en concreto que quería ir a ver, lo bueno era que aceptaban mascotas.
Rebecca Ferguson resonaba en mis oídos con I Hope, Timi corría a mi lado, era la cosita más graciosa que había visto en mi vida.
Me había tenido que mudar a Boston permanentemente o bueno por un tiempo indeterminado, no niego que aún tengo esa pequeña esperanza de ver a Mel de nuevo. Pero ya ha pasado más de un mes que vivo aquí y nada, había veces que solo salía a la calle para ver si ella estaba pero no, ella jamás apareció. Comenzaba a darme por vencido, comenzaba a pensar que tal vez no estábamos hechos el uno para el otro y debía aceptar esa realidad.
Había una nueva chica en la oficina, era la asistente de uno de mis socios, era linda y realmente me caía bien, estaba comenzando a pensar seriamente pedirle una cita.
No sé cómo realmente paso pero de un momento a otro me encontraba en la acera con una chica encima de mi... pero no cualquier chica era...
-¿Mel?-esto tenía que ser una jodida señal divina.
-¿Dylan?-dijo frunciendo el ceño.