Okey. Pocas veces se es claro en la vida. Como cuando queremos pedirle a alguien que nos pase un libro de la estantería. O como cuando queremos una rebanada de pan de la panera. Porque simplemente, sabes cómo expresarte. Como decir las cosas. Como hacerle entender al otro lo que uno quiere.
Esta vez. No paso así. Y no tiene nada que ver con panes y estanterías.
Hoy. Experimente algo que no puedo ponerle un nombre certero. No sé cómo hacerlo. No puedo hacerlo. ¿Cómo voy a hacerlo si tampoco se como describirlo correctamente?
Bien, voy a intentar buscar la forma de que entiendas lo que sentí.
¿Alguna vez miraste algo y te quedaste tildado? ¿Hundiéndote un recuerdo que no se conecta para nada con lo que ves? Como ver una pared, y recordar cuando tu abuela te llevaba de paseo por la avenida. O caminar y tildarse en el infinito, pensando en lo que se acerca en un par de horas. Ver un mundo y estar en otro.
Bueno. Eso es una mínima parte de lo que sentí cuando lo miré directamente a los ojos.
Un iris oscuro. Del color de la tierra. Unas mejillas de la suavidad de un par de algodones color rosado. Unos labios dulces y cálidos. Que cambiaban el mundo con un solo suspiro. Mi mundo. Unos brazos que sostenían hasta las más pesadas piedras. Las piedras de mis lamentos. Y una sonrisa que pocos conocen. La de un muchacho que no solo está. Sino que está viviendo.
Hoy. El día. Si fue hoy.
Cuando note lo que de verdad me hacia tanta falta. Ese momento en el que fuimos más inseparables que Romeo y Julieta. Una atracción que no era solo física. Sí, nos conectábamos el uno con el otro con los labios. Eso sí. Pero no sentí que fuera solo un contacto labial.
Fue algo único. Algo mágico. Era un "algo". Una necesidad constante de estar junto a ese par de tortuosos y gruesos fragmentos de piel y algo más.
Y ahora que lo pienso. ¿Fue ese... el beso del verdadero amor? Realmente me carcome las neuronas. Porque dudo, mucho, que vuelva a tener una sensación como la de hoy.
Sentir que hay algo que no se puede decir. Pero lo liberas y no con palabras.
Su lengua. Un delicioso manjar. Irreproducible. Tan perfecta. Y sé que todos tenemos lengua. Y sé que hay millones de lenguas por ahí. Pero hay algo que también se. Que no hay lengua como la suya.
Sentirse lleno de emociones. Querer mostrarlas todas. Y solamente se puede con un beso. Suena pobre y humillante. Pero luego de probarlo, no paras.
Intentar hablar sin palabras. Suena difícil. Lo es. Pero no imposible. Lo comprobó la última persona que te imaginabas. Pero si todavía existe esa duda. Si todavía no estás seguro de que es lo que te falta. Yo puedo decirte lo que es. Una mano. Un muro donde apoyarse. Un pecho donde sentirse a salvo. Un hombro donde llorar. Unos ojos que mirar. Unos labios que degustar. Y una vida por compartir con otro.
Y saber que lo encontré.... Es perfecto.
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