21 DE DICIEMBRE DE 2015- 09: 30 am.
-Buenos días señora Evans- dijo Beth con una gran sonrisa en el rostro mientras entraba a la sala de estar con Liza a su lado.
-Buenos días chicas ¿ya desayunaron?
-Si muchas gracias.
-Ayer hablamos con Sam y queríamos verla- dijo Liza mientras se sentaba en el comedor donde estaba el señor Evans desayunando.- señor padre de Sam.
-Liza, Beth- las saludó.
-No ha querido bajar, dice que está en huelga de hambre y no saldrá de su habitación- dijo la mujer mientras colocaba un poco de jugo frente a las chicas.
-La haremos bajar- respondió Liza segura.
-O lo intentaremos.
-Sé que lo harán, Beth querida, así que adelante- el señor Evans señaló las escaleras, y Beth se levantó camino a ellas, Liza apresuró a tragar el jugo rápidamente y corrió tras ella.
-Si las chicas no consiguen que baje, entonces tendremos un serio problema- dijo mirando a su marido y este levantó los hombros.
-Bajara, ya sabes lo exagerada que es.
-Eso espero- murmuró preocupada.
-Creo que está muerta- murmuró liza mirando el cuerpo inerte de Sam sobre la cama, tenía los ojos abiertos igual que la boca, no movía ningún musculo, el cuarto estaba a oscuras y una mosca volaba cerca de su cara.
-No, creo que vi su pecho subir y bajar-dijo Beth mientras inclinaba su cabeza hacia un lado- aunque la mosca también cree que está muerta.
-Si pico su ojo con una varita sabremos si vive o estiró la pata- Beth asintió de acuerdo y Liza sonrió- genial saldré por ella.
-si picas mi ojo con una varita, golpearé el tuyo- murmuró Sam con voz ronca y Liza levantó los brazos al aire.
-¡Aleluya! Y ella esta con vida- gritó.
-A partir de ahora odio la navidad- dijo mientras se sentaba en la cama y las miraba firme.
-No puedes hablar en serio- dijo Beth molesta mientras se alejaba directo a la ventana y abría las cortinas de golpe iluminando la habitación- La navidad es nuestro día no puedes odiarla.
-Pues a causa de ella no puedo ir al concierto.
-Puedes ir a otros.
-Es porque son ellos ¿cierto? Ellos no te gustan Beth, por eso no sabes lo que estoy sintiendo, ¿cómo se supone que me casaré con alguno de ellos si no me conocen?
-Uww no me importaría casarme con uno de ellos- dijo liz mientras miraba fijamente uno de los posters en la pared de Sam- especialmente con ese castaño.
-Es Max, el bajista- dijo Sam con un suspiró- y lo amo.
-Creí que amabas a vocalista ¿Trevor?- Sam asintió.
-Tengo mucho amor para dar- dijo sonriendo a Liz y esta le guiñó un ojo.
-Están locas-dijo esta vez Beth mirándolas- son famosos, nunca verían a chicas como nosotras.
-Exacto- le respondió Sam esta vez más calmada, dándole una mirada triste.
-¿A qué te refieres?
-A eso, ellos nunca verían a una chica normal como yo, al menos, no fuera de un concierto, si fuera a uno, me encargaría de estar en primera fila, de gritar fuerte sus canciones para ganarme solo una mirada, solo una sonrisa, tocar sus manos cuando las pasan sobre el público, escuchar los chistes malos de Trevor, la risa de escandalosa de Third y ver los bailes tontos de Garret y de Max- Sam suspiró y las miró- sería una experiencia increíble para mi, sabes Beth, sabía que mis padres no lo entenderían, pero creí que mis amigas conocerían poco ese sentimiento.
-Sam...
-Lamento estar triste, sé que la navidad es importante para nosotras, pero no puedo evitarlo.
-Lo siento Sam- dijo esta vez Liza y ella asintió.
-Escucha- dijo Beth mientras suspiraba- yo...
-Holaaa- la puerta de la habitación se abrió de golpe y Gianella, la prima de Sam entró por ella.
-¿Giane, que estás haciendo aquí?- preguntó Sam mientras se levantaba de la cama y llegaba hasta ella para abrazarla.
-es 21, estamos aquí para navidad ¿recuerdas?- respondió mientras la abrazaba de vuelta.
-Sí, lo lamento, creo que lo olvidé con todo esto.
-¿Qué está pasando?- preguntó al ver la cara de Sam y luego a las chicas.
-Sam no podrá ir al concierto de los chicos que protagonizan sus sueños humedos- respondió Liza mientras saludaba a Gianella con un abrazo.
-No tengo sueños humedos con ellos.
-espero que no, aunque no me sorprendería- dijo Beth esperando su turno de abrazar a la prima de su mejor amiga- es genial verte nuevamente- dijo esta vez a Gianella y esta le sonrió.
-También estoy feliz de verlas, nunca me divierto tanto más que cuando estoy con ustedes chicas.
-Especialmente conmigo, ¿no es así?- preguntó Liza divertida.
Las tres se conocían desde que eran unas niñas y todas tenían la misma edad, pero eso era lo único que tenían en común, Beth era la tranquila, la seria y la que siempre encontraba solución para todo, Sam era Alegre y exagerada, siempre saltando de aquí para allá y liza era la salvaje, rebelde y siempre metiéndolas en problemas. Gianella era un año menor que ellas y a pesar que era como su prima, tendía a seguirle el juego a Liza siempre que estaban juntas y eso nunca terminaba bien.
-¿Qué puedo decir? Eres la mejor- le respondió y liza sonrió complacida.
-Lo sé.
-Como sea ¿Qué está pasando en realidad?- Sam hizo un corto resumen de los sucesos anteriores y Giane hizo una mueca.
-Bueno, mis tíos son huesos duros de roer, pero eso ya lo sabías - le dijo a Sam.
-Sí, pero tenía la esperanza de que dijeran que sí.
-¿Y que harás ahora?
-Pues esperaba morir de hambre antes de navidad.
-Es un gran plan- dijo Beth sarcástica.
-Vamos abajo, mamá trajo regalos para todos, quizá te anime un poco.
-No, quiero estar sola chicas- las miró- por favor.
-De acuerdo- contestaron.
-Oh casi lo olvidaba- dijo Liza mientras sacaba un chocolate de su mochila- no es Trevor Scott, pero escuché que Shrek está de moda- Sam rió con el chocolate en forma de ogro y le sonrió a sus amigas.
-Gracias.
-De acuerdo, ella no está bien, nunca la había visto desanimada, no desde que creyó ver a santa y solo era un sujeto borracho con sobrepeso y con una camisa roja y solo tenía 12 años- dijo Gianella una vez estuvieron fuera de la habitación de Sam.
-Tenemos que hacer algo, estoy preocupada- dijo Beth mientras bajaban las escaleras y llegaban a la sala de estar, donde una mujer robusta, estaba rodeada de un montón de niños pequeños saltando alrededor de ella- Hola señora MacCurdy.
-Señora madre de Gianella- dijo Liza y la mujer les sonrió.
-Cada vez que las veo están más hermosas- dijo la mujer tratando de salir del agarre de los pequeños.- déjenme ir enanos del mal.
-¿Cómo alguien puede tener quintillizos y luego hacer eso?- preguntó Beth mientras veía a la mujer caer en el sofá y los niños se lanzaban sobre ella. Gianella suspiró.
-Solo mi madre.
-¿Y Sam?- preguntó esta vez la señora Evans y Liza levantó los hombros.
-No pudimos esta vez, lo siento- la mujer asintió preocupada.
-Nosotras ya nos vamos, pero llámanos si Sam sigue sin querer salir- dijo Beth a Gianella y esta asintió.
-Reunámonos mañana, en la cafetería de la esquina, tenemos que hacer algo- dijo Liza firme y las demás asintieron- genial a las dos en punto. Al menos sabemos que si Sam no va a BadFree hay que hacer algo para que al menos los conozca.
-Sé que se nos ocurrirá algo- le contestó Gianella con una sonrisa decidida y Beth suspiró.
-Mientras no sea secuestrarlos o algo así-dijo con una sonrisa irónica y Liz y Giane se miraron entre ellas- Ohhh definitivamente NO.