"I'm searching for something that I can't reach"
halloween del dos mil once, trece años.
Recuerdo mi mirada buscándote, buscando a alguien que sólo había visto una vez, alguien que había visto un año antes durante varios minutos. Buscando a una chica de la que no sabía absolutamente nada; un recuerdo borroso que había guardado en mi memoria, desorientada, pensando en él todos los días del año.
Nunca en mi vida había rezado porque la religión nunca fue lo mío pero eras la única que podía hacer que me pusiera sobre mis rodillas y juntara mis palmas para rogarle a un señor omnipotente que me dejara verte. Para ver esos ojos y sentir las pequeñas mariposas en mi estómago. Para caer a tus pies. Para aprovechar esta oportunidad y hablarte.
De mi boca salían las mismas palabras de siempre: "¿Truco o trato?" Pero pasaron las horas y los toques de queda, mis esperanzas se esfumaron y me sentí estúpida, ¿quién era tan idiota como para enamorarse de alguien que no conocía de nada?
Decidí volver a casa y una vez en el jardín delantero con el alma a los pies, te vi. Vi tu sonrisa y aquellos ojos que me habían perseguido en la escuela, cuando me encontraba dibujando el vacío; corrías con un vestido de Wednesday Adams por la carretera junto a tu amigos, cada seis zancadas mi corazón daba un martillazo en mi pecho al ver como aquel corto vestido se levantaba con la gracia de un guepardo a punto de cazar a su presa. Eras preciosa y no necesitaba tener más de trece años como para darme cuenta de eso. No pude evitar acercarme hacia dónde estabas, santo cielo, adoro tu cuerpo cuando pasas por mi lado. Adoro la sensación de felicidad y juventud que dejas a tu paso. Creo que empezaba a adorarte a ti. Pero por una serie de desafortunados sucesos entre la oscuridad y el secretismo del la noche vi mis sueños tirados y divididos como estrellas en el cielo, aquellas a las que le había pedido conocerte una y otra vez.
Había un chico. Había un beso. Había un corazón de niña estúpida roto.
— Winnyfred.