Él estaba allí otra vez.
Él se sentó en su usual lugar.
Esa había sido su rutina por los pasados dos meses.
Él sacó el libro de su mochila.
Él miró alrededor, dos filas adelante, la tercera silla.
Ella estaba ahí. Cabello recogido en un rodete, mechón cayendo por su rostro.
Ella escondió su mechón detrás de su oreja, colocó sus gafas por arriba de su nariz y continuó escribiendo.
Dios ella era hermosa, él pensó.
--
Esta es una historia que no nos pertenece, la estamos traduciendo, pero claro que tenemos el permiso del autor. Todos los derechos a: @Greywritinghood. Esperamos que les guste, de ser así, ¡voten! De esta manera, seguiremos traduciendo.