Un Nuevo Comienzo

By CelesteTapiaGmez

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Toda historia tiene un final... pero en la vida, cada final es un nuevo comienzo. Que la historia termina al... More

Dedicatoria
Epígrafe
Prefacio
Valentía
Un Ángel
Similares
Mil Mariposas.
Resignación
Noche De Chicas
Corazón Roto
Amor De Madre
¡ Feliz Cumpleaños!
¡Hogar, Dulce Hogar!
¡ A Divertirse!
Dia De Muertos
Llévame A Casa
Equivocaciones
Me Soltaste
Un Karaoke Lleno De Emociones
Una Historia De Amor
Noche De Confesiones
¡ Sorpresa!
Una Visita Inesperada
Baile De Navidad
¿Qué Hiciste?
Noche Vieja.
¿ Quieres Ser Mi Esposa?
¿Caminamos Juntos?
Luna De Miel.
¡Vas A Ser Papá!
Epílogo
Una Madre Nunca Abandona.
LA ÚNICA EXCEPCIÓN

Mi Angustia.

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By CelesteTapiaGmez

CAPITULO 16.

Desertar.

Es lo primero que cruza por la cabeza de Evangeline al saber que Gerardo se encuentra en su casa esperándola para conversar. Bien sabe ella que la palabra se aplica a un soldado cuando abandona a su ejército sin autorización.

Pero no hay mucha diferencia, ya que prácticamente está yendo al campo de batalla. Es como dice la canción de Pat Benatar, el amor es un campo de batalla.

¿A que juega la vida? En un momento la persona que amas te grita con tanto odio y al otro viene a tu casa como un perro arrepentido.

—Geli, ¿no vas a entrar? —Interroga la niña con los ojos abiertos —, ¿no quieres ver a mi papi? —criatura del señor, si supieras el debate interno que está viviendo la rubia, no hablarías más.

—No es eso, es que yo... —ese es el efecto Gerardo, el cual con un simple acto de presencia la deja muda, pálida y algo atontada. Eso sin contar las náuseas provocadas por las mariposas que se encuentran revoloteando en su estómago.

—No te preocupes, mi papi ya no te va a insultar —la consuela —. Y si se atreve a hacerlo, yo te voy a defender —alza los puños para demostrarlo.

We are young, heartache to heartache, we stand.

No promises no demands.*

Decepción tras decepción, y seguimos de pie. El recordar la canción le da ánimos para tomar de la mano a la castaña y caminar con decisión a su hogar.

—Vamos con tu papá —murmulla con nerviosismo.

No promises no demands.
Love is a battlefield.*

El amor es un campo de batalla. Y llegó el momento de demostrar que va lista para la guerra.

●●

—Ahora que no hay espectadores presentes, ¿puede decirme a que viene? —es lo primero que brota de los labios de la chica. Y no la pueden culpar, no se la puede dejar fácil.

Lorena se llevó a la niña al ver los animales en compañía de la familia de Evangeline, para que ellos dos puedan hablar a solas —y pide al cielo, que no se maten en el intento —, sin interrupciones de ningún tipo.

—Yo, no sé cómo decirte esto —la voz le falsea al decir esto, pues no está acostumbrado a admitir sus errores, realmente nadie está acostumbrado a admitir que está equivocado —. Supongo que debo iniciar con una disculpa —la mira con arrepentimiento al decir eso.

— ¿Por qué cree usted que me debe una disculpa? —alza una ceja al preguntar eso —. Porque hasta hace unas semanas usted pensaba que era una mosca muerta, que no era digna de recibir disculpas.

Dicen que una mujer despechada es capaz de cometer cualquier locura, pero ella está exagerando y lo peor del caso; le divierte humillarlo —aunque sea un poquito —tal como él lo hizo.

—En primera por haberla insultado de esa manera —la fría expresión de ella no cambia para nada —, no le di oportunidad para que se defendiera. De veras lo siento —carraspea un poco —. En fin, le debo disculpas por todo, por agredirla de manera física y verbal —la mira a los ojos con sincero arrepentimiento.

—A veces un lo siento, es todo lo que una persona desea escuchar —su rostro se ablanda, una sonrisa aparece en el —. Y ya que estamos en la zona de las disculpas, yo también le debo una —baja la cabeza con vergüenza. Ya que sabe muy bien que tampoco fue muy educada que digamos.

—No quiero que me hables de usted —con paso decidido se acerca más a ella —. Creo que ya pasamos la barrera de la formalidad hace mucho tiempo —como era predecible, un sonrojo por parte de ella.

—Es por eso que le... ¡ay Dios! —recuerda lo sucedido hace unas semanas —. Es por eso que te debo una disculpa —el calor se le sube a la cabeza, fácil a unos cuarenta grados —. No debí hablar de esa forma.

—A mí no me debes ninguna disculpa, después de todo, el grosero fui yo —él la toma de las manos, y ella. Bueno, ella se encuentra en shock —. Mi hija por otro lado, te extraña mucho. En estas últimas semanas ha bajado su rendimiento escolar, solo se la ha pasado llorando en su habitación.

—Por como la vi diría que eso es mentira —una risita brota de sus labios —. Nunca la había visto tan feliz.

—Ahora lo está, gracias a ti —le sonríe con dulzura —. Tienes un buen efecto sobre ella.

— ¿Gracias? —lo mira confundida, todavía no se hace a la idea de él hablándole de esa forma.

—Por favor, regresa —suplica de repente sin dejar de mirarla a los ojos —. Haces mucha falta en la casa, y en lo más importante; en la vida de mi hija.

— ¿Qué hay de su prometida? —Pregunta muy a su pesar —. ¿Le agradaría la noticia de que yo vuelva?

— ¿Cuál prometida? —le interroga con una sonrisa en los labios. Ella queda con la boca literalmente abierta al escuchar eso —. Terminé con Elena, me di cuenta de que no valía la pena. Se abstiene de decir la verdad sobre su prometida —su corazón se acelera de inmediato —. Ella nunca iba a querer a mi hija y además...

— ¿Qué? —pregunta con temor al ver la profundidad de su mirada.

—Ella confesó todo —la rubia lo mira sin comprender —. Elena fue la que se encargó de levantar todos esos falsos hacia ti.

—Lamento mucho escuchar eso.

Hace un enorme esfuerzo al pronunciar eso. Por fuera finge aflicción, pero por dentro se encuentra bailando el gangnam style debido a la emoción.

—No lo lamentes —una risa escapa de sus labios —. Al contrario, debería celebrarlo —si este hombre supiera la fiesta que hace ella por dentro —. Me siento más relajado, sin darme cuenta ella me tenía con la soga al cuello —en toda la extensión de la palabra.

—Me da gusto por ti —susurra con temor.

—Aun no has respondido a mi petición —Gerardo toma un mechón rebelde y lo acomoda detrás de su oreja —. ¿Vas a volver?

—La verdad yo... —ella trata de soltarse de su agarre, pero Gerardo no la suelta.

Volver.

Si ella regresa, él sería nuevamente su amor secreto, su angustia. Su más hermosa angustia. ¿Acaso podría vivir con eso? ¿Con la angustia de amar a alguien que no la ama de igual manera?

—Sí, voy a volver —responde mirándolo a los ojos.

Gerardo le regala una sonrisa, de esas que a diario la habían matado en la ciudad. Podría verlo sonreír todo el día y no cansarse de hacerlo. Acto seguido la toma entre sus brazos para darle un abrazo.

Y la perdimos para siempre.

—Me alegra escuchar esa noticia —le dice una vez que se separan. Sus rostros están demasiado cerca, y él la mira con seriedad —. ¿En algún momento te han dicho que eres hermosa cuándo sonríes? — ¿De dónde salió esa pregunta? Solo él lo sabe.

Sonrojo, mariposas locas en el estómago, la mente echa un completo desastre y para variar unas nauseas locas. Gracias al cielo Lorena y el resto llegan a tiempo, para evitar un caos.

— ¿Vas a volver Geli? —es lo primero que pregunta Sofía nada más entra a la casa.

—Voy a volver pequeña.

—Siiiii —brinca a los brazos de la rubia al escuchar la respuesta —. ¿Ahora si vamos a hacer todo lo que me platicaste?

—Pues ya que todos estamos aquí.

Lorena mira con atención a su hermano, pues daba la casualidad que ella se encontraba paseando cerca de la sala, así que escuchó a la perfección lo último que le dijo a Evangeline antes de que todos entraran.

Sin temor a equivocarse, puede decir que a su hermano le gusta Evangeline.

●●

Los tres pasaron toda la tarde en el centro del pueblo de Ajijic —digo los tres, porque Lorena decidió quedarse en la casa, para darles más privacidad —, pasearon por el parque, vieron los murales de los negocios, jugaron con Sofía por un buen rato en la plaza, hasta que consiguió unos amiguitos ahí.

Una tarde en familia que les hacía falta a los tres desde hace mucho tiempo.

—Tú familia es muy agradable —le confiesa él mientras va conduciendo a su casa. Sofía va dormida en los asientos de atrás —. Son muy buenas personas.

— ¿Por qué dice, dices eso? —corrige de inmediato, aun no se acostumbra a llamarlo sin formalidades.

—Porque me sorprenden que hayan tenido tan buenas atenciones hacia mí —le da una mirada fugaz —. Al fin y al cabo, te traté de lo peor —murmura con pesar —. No merecía tanta amabilidad.

—Ellos no son rencorosos —sonríe con dulzura —. Lo pasado, pasado.

— ¿Tú esposo era de aquí?

—No precisamente —sonríe un poco. Alex. Todavía recuerda la primera vez que lo vio llegar por los pasillos de la escuela —. Él llegó a vivir aquí cuando comencé la preparatoria, ahí lo conocí.

— ¿Por qué no se quedaron a vivir en el pueblo?

— Ambos queríamos vivir en otro lugar, no quedarnos siempre donde mismo —ser mochileros, ese era otro sueño que no se pudo cumplir —. Aunque eso sí, venía a visitar a mi familia cada fin de semana.

— ¿Y actualmente tienes novio? —su pregunta la toma desprevenida, que bueno que no se encontraba tomando algo, porque si no todo el auto hubiera terminado empapado.

—Yo, aun no me siento lista —se sonroja de inmediato. Su soltería no es un tema del cual le guste hablar con su crush.

—Lo entiendo —estaciona el auto enfrente de la casa de sus tíos —. Llegamos.

—Gracias.

—Gracias a ti por tan hermoso recorrido —ella pasa saliva con dificultad —, ¿te veré mañana?

—Supongo —ante tal respuesta, ella lo único que quiere es darse de golpes en la pared.

—Hasta mañana pues —se inclina para depositar un beso en la mejilla de la chica.

Eso es de barbaros.

Le está echando sal, limón y tequila a la herida y no parece importarle. Si antes ella estaba enamorada teniendo poco contacto con él, ahora está más enamorada que nunca.

●●

— ¿Si me das unas gomitas de las de siete pesos? —le pide un niño de cinco años al llegar a la tienda.

—Por supuesto que si —Evangeline busca los dulce y se los entrega —, ¿algo más? —el chiquillo niega con la cabeza —. Siete pesos.

—Gracias.

—A ti, que te vaya bien —se despide de él.

Para ayudar a sus tíos, se ofreció ayudarles en la tienda —aunque solo sea por un día —, como compensación de sus cuidados.

—Buenos días —se sobresalta al escuchar la voz de Gerardo —, ¿se puede?

—Claro, ¿Qué vas a llevar?

—De hecho, vengo a hacerte una invitación —ella lo mira sin comprender —. Tus tías me platicaron del karaoke...

¡Oh no!

— ¿Me dejarías llevarte? —le pregunta con una media sonrisa en los labios.

—Si —responde sin antes pensarlo dos veces.

—Ha Sofía le va a dar gusto esa noticia —ya la regó. En donde dijo Sofía, debió haber dicho a mí me alegra escuchar eso.

Este hombre la ha traído en medio de un carrusel, vueltas y vueltas sin salida alguna. Solo ha provocado mareos por sus cambios de humor.

—A mí también me da gusto poder llevarla a ella como se lo prometí —le regresa con un poco de veneno.

— ¿Paso por ti en la noche?

—Ahí los espero —responde con una sonrisa congelada.

Hermosa. Es lo que cruza por la cabeza del hombre.

Imbécil. Esto parte de la mente de la rubia.

Sin duda les espera una gran noche, llena de risas, de recuerdos, de música... de confesiones.

Todo un karaoke de emociones.


***

*Somos jóvenes, Decepción tras decepción,seguimos en pie.

* Sin promesas ni exigencias. El amor es un campo de batalla.

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