She Is Dangerous - Stiles Sti...

By orianaarias1

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Una nueva amenaza acecha Beacon Hills y la manada de Scott McCall se derrumba considerablemente. Vanessa tie... More

[1] Eichen House.
[2] Goodbye Kim.
[3] Theo Raeken.
[4] Curiosity.
[5] Distrust.
[6] Angry.
[8] Shock.
[9] Chimera.
[10] Sinema.
[11] News.
[12] The Dread Doctors.
[13] Risk.
[14] Mistake.
[15] New Information.
[16] Hayden Romero.
[17] Inconsequential.
[18] Rescue.
[19] Nuisance.
[20] Hallucinations.
[21] Experiment.
[22] Alpha Powers.
[23] The Scream.
[24] Inhaler.
[25] Encounter.
[26] Human.
[27] Frustration.
[28] Hellhound.
[29] Death.
[30 - 1/2] Memories of the Dead.
[30 - 2/2] Memories of the Dead.
Vanessa's visits.
[A] Liam and Mason.
[B] Yukimura Family.
[C] McCall Family.
[D] Lydia and Malia.
[E] Family Stilinski.
Third Part.

[7] Tracy Stewart.

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By orianaarias1

Los tacones de la profesora resonaban en el piso del aula de Biología Avanzada.

La mujer iba entregando hojas con las calificaciones del examen que había tomado para saber si los que estaban en esta aula de verdad deberían estar aquí.

Yo obtuve un 96. Quién lo diría.

- Es bueno ver donde están tus prioridades, Scott. - Le habló la profesora mientras le entregaba la hoja a mi alpha.

Pude ver en su hoja que había sacado un 86, bien hecho moreno... sonreí al ver la mueca sorprendida de Scott.

- Ya que tienes una buena comprensión de la materia, ¿qué tal si nos guías sobre la lectura de anoche?

En ese momento Scott se puso nervioso. No me digas...

- Ah, claro.

Gracias a todo lo hermoso del mundo, él si había leído la lectura de anoche. Su libro estaba todo marcado con colores.

Pero Scott no llegó a decir una sola palabra que un beta ansioso y pequeño le distrajo en la puerta, haciendo señas para que salga de la clase. Le dediqué una mirada de reproche a Liam cuando la profesora le habló a mi alpha.

- ¿Scott?

- Lo siento, solo... buscando la página...

- ¡Scott!

- Sí, solo, un segundo, lo siento...

Liam hacía señas desesperado hacia Scott y me veía a mi también, creo que quiere que le ayude a irse de la clase.

- Scott...

Creo que la profesora le iba a golpear. Scott dio una señal para que Liam le hable, agudicé mi oído para escuchar también.

- Chicos, tienen que venir. Está aquí. Ella esta en clases en este mismo momento.

La sorpresa que me llevé al escuchar eso me hizo dar un pequeño salto en mi asiento, haciendo que mi lápiz se caiga de mi pupitre.

¿Tracy Stewart está aquí? ¿Cómo es posible que se arriesgue de tal manera?

Miré a Scott inmediatamente al escuchar eso y él me miró a mi. Ambos no sabíamos que hacer. De repente se me ocurrió una idea rápida, peligrosa pero rápida. Con una señal le indiqué a Scott que siga en la lectura, cuando él comenzó a leer le hice una seña a Liam para que escuchara lo que iba a decirle.

- Liam, este es el plan. Vas a tenes que activar la alarma de incendios-...

- ¿¡La alarma de incendios?! ¡¿Acaso quieres que me expulsen?!

- ¡Liam! Solo hazlo, si te descubren, yo me encargo que no te suceda nada.

Estaba susurrando tan alto que la chica la cual estaba sentada delante mío se dio vuelta a verme extrañada y confusa. Le dediqué una mirada dura y se dio vuelta rápidamente.

- Ok, pero si me descubren tú te encargas...

Bufé un poco pero Liam no llegó a escucharme que se fue a encender la alarma de incendios.

Diez minutos después un pitido resonó en la secundaria de Beacon Hills. Liam lo había conseguido. Todos los alumnos se levantaron, y aunque se los notaba calmados pude oler los nervios de algunos. La profesora se veía extrañada.

- Oh... que extraño. Bien, no se apresuren y salgan ordenados. Estoy segura que es solo un simulacro...

Scott, Liam y yo nos fuimos a paso rápido mientras el más pequeño nos guiaba al aula del profesor Yukimura, el padre de Kira.

Cuando ingresamos pudimos ver como la chica se aferraba a su pupitre con fuerza, tenía la cabeza agachada y estaba descalza. También respiraba con dificultad. Y al lado suyo estaba la chica que el otro día estaba con Liam, la morena que me cayó bien al instante solo por la contestación que le dedicó a Liam.

El señor Yukimura también estaba en el aula pero no dijo mucho mientras los tres nos acercamos a las chicas. Gran error.

Tracy nos miró desesperada y asustada, pero había un vacío en sus ojos que me hacía pensar que en vez de vernos a nosotros estaba viendo algo más. Al estar tan desesperada tomó de la muñeca a la amiga de Liam y la apretó fuertemente. Con fuerza sobrenatural. Podía ver el color violeta que se iba formando en su agarre y el sonido del hueso que se iba quejando.

- Tracy. Tracy... vamos Tracy... - Scott intentaba hablarle pero ella no contestaba.

Él era el único que se acercaba a ella ahora.

- ¡Me está haciendo daño...! - Empezó a sollozar la chica, llena de dolor.

Inmediatamente al ver como estaba sufriendo me desvié de su vista y empecé a ir lentamente hacia ellas, intentando que no se de cuenta de mi cercanía.

- Tracy, Tracy, deja que se vaya...

- Están viniendo... - Me detuve en mi lugar al escuchar a la chica hablar, y ella por fin soltó a la morena. Cuando habló de nuevo, miró en mi dirección y a mis ojos. - Vienen por todos nosotros...

Agrandé mis ojos ante lo que dijo y me lancé hacia ella cuando cayó desmayada.

- ¿Tracy...?

Pero no me contestó a mi llamado, con los ojos abiertos estaba desplomada encima mío mientras de su boca largaba un líquido muy extraño color platinado.




Scott cargaba a la chica desmayada, con rastro de ese líquido platinado en su boca, hacia el único lugar donde podríamos saber que le pasaba. Y con el único hombre que podría saber que le pasaba.

En el camino nos encontramos a Stiles y a Malia. Claramente ya hablaron lo de la madre psicótica.

- ¡¿Qué le pasó?! ¡¿Ella es Tracy?!

- ¡Sí Stiles, ella es Tracy! ¡Ahora muévete del camino antes de que los estudiantes salgan, Deaton nos está esperando! - Le grité con brusquedad a Stiles.

Él me iba a contestar pero vio como estaba empapada en ese líquido platinado que soltó Tracy.

Empujé su cuerpo fuera del camino, el señor Yukimura y yo abrimos las puertas de la salida trasera para irnos. Ninguno de los hombres habló de nuevo en todo el camino hacia la veterinaria y Malia en algún momento del camino se desvió, ya que no iba con nosotros.

El señor Yukimura estacionó en el aparcamiento de la veterinaria, Scott y yo sacamos rápidamente a Tracy del asiento trasero. Stiles nos seguía en su Jeep. Al ingresarla en la clínica Deaton nos ayudó a dejarla en una mesa de metal para inmediatamente ponerse sus guantes y abrir los ojos de la chica mientras le alumbraba con una linterna.

- Pupilas dilatadas en condiciones normales. - Tomó su presión. - Ritmo cardíaco a docientos cincuenta. - Apartó el cuello de su buzo de tortuga. - Evidencia de un injerto alógeno en el hombro derecho. - Miró sus labios. - Y luego esta sustancia plateada en su boca. No es algo que haya visto antes. Se parece demasiado al mercurio...

- Y huele a mercurio... - Murmuré mientras olía mi remera, por suerte no había manchado mi chaqueta de cuero. - ¿No puedes simplemente darle una inyección o algo?

- No parece sufrir ningún dolor.

Sonreí con cinismo antes de hablar, Deaton no había entendido mi punto.

- Quiero decir una inyección para matarla.

Deaton me miró con seriedad, sabía que no le gustó lo que dije pero no podía evitar pensarlo.

- Generalmente tiro por un código ético que frunce el ceño ante tales medidas, deberías saberlo Vanessa.

Aparté la vista malhumorada ante las miradas serias de los hombres que iban dirigidas hacia mi. Ellos no lo entienden.

- No vamos a hacer eso, Vanessa. - Sentenció Scott dando por finalizada la discusión.

- Como sea... - Murmuré para luego ir hacia la puerta, me di vuelta para hablarles de nuevo. - ¿Cómo sabemos que no intenta matarnos?

- Ella tiene un punto en eso... - Murmuró Stiles. - De cualquier manera, con el tiempo voy a tener que dejarle saber a mi papá que ella está aquí.

- Estoy de acuerdo. Y mientras quizás discuta con la eutanasia. No me opongo a una pequeña seguridad extra... - Murmuró mientras tomaba un frasco de su estantería.

- ¿Qué es eso...? - Murmuré viendo el frasco de lo que parecían cenizas o polvos.

- Esto es ceniza de montaña, ¿no lo conoces Vanessa?

- Uh.. no, nunca lo vi en mi vida ni escuché de el. ¿Qué se supone que hace?

- Este polvo permite que nada sobrenatural salga de lo que le rodea, ni nada que esté del otro lado salga, puedes verlo como un escudo. Solo haces un círculo alrededor con esto y nada puede entrar ni salir. - Me aclaró Deaton.

- Uh... se escucha bien.

Deaton me miró un momento mas para luego abrir el frasco y tirarlo a la deriva en un punto, pensé que las cenizas iban a caer allí sin hacer nada, pero recibí una sorpresa cuando se acomodaron solas para formar un círculo alrededor de nosotros.

Stiles en todo momento veía fijamente las cenizas, sin expresar nada, pero pude saber que en su interior si le estaba pasando algo.

- No te preocupes Stiles, Tracy no pasará de las cenizas de montaña. - Le intentó tranquilizar Deaton.

- Ya, eso es básicamente lo que me preocupa.

- Bueno, tu y yo seremos capaces de salir cuando queramos, sin ningún problema... - Luego nos miró a Scott y a mi. - Ustedes dos, no tanto... Scott, ¿te importaría sujetarla? Quiero hacer más pruebas invasivas.

Deaton tomó un escarpelo e intentó cortar la piel de Tracy pero al intentarlo sonó más como si intentara cortar una pared, o el suelo, que piel. Obviamente no la perforó. E incluso el escarpelo se rompió.

- Creo que vas a necesitar una cuchilla más grande... - Murmuró Stiles, idiota.

Deaton le miró un poco enfadado para luego mandar a Scott a buscar otro, mientras él también buscaba más, al parecer, la piel de Tracy iba a ser objeto de prueba para ver qué la puede perforar en verdad.

- Ahora esto es interesante.

- ¿Que pasa? - Pregunté al ver como Deaton se concentraba en un punto fijo de Tracy, su cuello.

- Esto... esto es...

Deaton no siguió hablando que tocó su cuello, como tomando su pulso, pero cuando lo hizo algo... algo se movió dentro de ella. Como una serpiente deslizándose por su cuello.

- ¡Wow! - Salté hacia atrás con las manos en alto. - Eso es... asqueroso.

- Scott, ayúdame a darla vuelta.

El moreno se acercó a la mesa y le ayudó. Deaton le abrió la remera mostrando su espalda mientras Stiles y Scott se alejaban un poco para hablar cuando el celular de Scott resonó.

Miré con incredulidad la espalda desnuda de Tracy.

- Creo que se lo que es... - Escuchamos murmurar a Stiles.

- ¿Te importaría iluminarnos? Por que esto no se ve muy bien... - Murmuré con los ojos abiertos mientras veía su espalda estupefacta.

Y es que allí, toda su columna vertebral se estaba moviendo de un lado al otro como una serpiente intentando salir. La visión era tan asquerosa como asombrosa.

Me alejé de ellos cuando Deaton intentó tocar a la serpiente-columna vertebral. No quería ver eso, era asqueroso. Scott sostenía a la chica mientras Deaton la examinaba y palpaba.

Asqueroso.

Ignoré lo que hacían Deaton y Scott y me acerqué a la ceniza de montaña.

- ¿Qué haces Vanessa?

- Solo quiero saber que pasa si intento cruzarla...

- Ah, no te recomiendo que hagas eso. Es como estamparte en una pared. Es raro. - Me sugirió Stiles.

- Tú solo ve a contarle a Scott y a Deaton tu idea de lo que es Tracy. Yo solo... quiero intentarlo...

Estiré la mano para tocar la pared invisible, esperando recibir algo como un choque o una fuerza sobrenatural que me impulsa hacia atrás... pero nada. Mi mano atravesó el aire, cruzando por la frontera.

- ¿¡Qué rayos...?! - Preguntó Stiles extrañado mientras se acercaba y miraba las cenizas.

- ¡Hey, doc! ¡Creo que su pared funciona mal! - Le grité a Deaton mientras cruzaba la linea. Estaba más que nada jugando a poner un pie en cada lado mientras él me miraba incrédulo.

- Deaton, la linea no se cortó, esta completa... - Le murmuró Stiles al veterinario.

- Imposible...

El susurro horrorizado de Deaton fue lo último que escuché, para luego ser sustituido por un gruñido animal. Un animal muy enojado.

Tracy había despertado.

Y no estaba muy feliz con nosotros.

Pero ella no se levantó inmediatamente de la mesa, primero se escuchó como si algo se rompiera, todas las miradas, que antes estuvieron puestas en mi, ahora pasaron a Tracy y su víbora danzante. Un corte profundo se hizo de golpe a lo largo de toda su columna vertebral, revelando a esta misma moverse. La sangre le salpicó a todos los presentes.

Genial, no solo tenía mercurio en mi ropa, ahora tenía sangre de una víbora danzante.

Todo se mantuvo en silencio por un tiempo, hasta que de repente la columna vertebral salió de su espalda y nos envió a volar a todos. Al parecer esa columna vertebral era una cola muy potente. Y muy ágil.

Mi espalda chocó contra la pared produciendo que por un mal movimiento me rompiera el brazo en tres partes diferentes, el dolor se extendió. Con un quejido me senté con la espalda en la pared. No había prestado atención a nadie, ya que estaba concentrada en mi dolor.

- ¡No fue un hombre lobo! - Habló Stiles con dificultad por encima de mis quejidos.

- ¡Kanima!

Dejé de lloriquear al ver como todos estaban en el piso tumbados sin levantarse.

- ¡¿Qué?! ¡¿Como saben que es un Kanima?! - Pregunté con dificultad intentando soportar el dolor.

- ¿¡No lo ves?! ¡Nos picó a todos con su veneno en su cola! ¡No podemos movernos!

¿No se pueden mover? Yo no me movía por el dolor, no porque esté paralizada. Supongo que si no sintiera todo mi cuerpo lo hubiera sabido ¿verdad?

Me levanté ignorando el dolor de mi brazo y quejándome.

- ¿Vanessa? ¿¡Vanessa!?

- Estoy bien, estoy bien, bueno, tan bien como puedo estarlo con todo el brazo roto, ¡esto duele demasiado! - Me quejé mientras tocaba mi brazo un poco.

- Espera un segundo, ¿a ti no te picó el Kanima? - Preguntó Scott asombrado.

- Es imposible que no lo haya hecho. Ella estaba casi tan cerca como nosotros de Tracy. Ella seguro le inyectó el veneno. - Aseguró Deaton con dificultad, desde el suelo.

- ¿Y por qué no le hace efecto?

- No estoy seguro, pero apuesto que tiene que ver del porqué pudo atravesar las cenizas de montaña.

Quise gritarles para que se callaran porque el dolor mas sus voces me estaba haciendo poner muy enojada.

- ¡Tienes que ir tras Tracy!

Iba a aceptar la orden de mi alpha pero Stiles habló primero, cuando lo hizo, me sorprendí de la furia que había en su voz.

- ¡No! ¡No puede ir sola! ¡Nunca peleó con un Kanima, no puede pelear sola contra esa cosa!

Pensaba en contestarle a Stiles, porque me indignó que piense que ella puede conmigo, pero empecé a sentir como la curación estaba a punto de ocurrir, así que tomé una respiración profunda para empezar a acomodar los huesos. La primer rotura de hueso en su lugar me hizo soltar una queja, la segunda me hizo maldecir, pero la tercera me hizo rugir mientras mis ojos y mi dentadura salían. El dolor era demasiado fuerte.

Con las manos temblando me apoyé en la pared mientras respiraba con dificultad, estaba sudando, estaba cansada y con dolor, pero tenía que ir tras Tracy.

Me tiré cerca de Stiles, ignorando sus quejas sobre que no debería ir yo sola y le di vuelta para verle. Sabía que tenía que ir tras la Kanima-Mujer-Loba, pero no iba a irme sin saber que estaba bien. Tan bien como se puede estar paralizado.

- No vayas, no vayas ¿me escuchaste? ¡No vayas tras Tracy maldita sea! ¡Ella es peligrosa! ¡Es un maldito Kanima, no puedes ir tras ella, nunca peleaste contra una de esas cosas! ¡Son fuertes, ágiles, mortales! ¡No lo hagas, no vayas!

- Tengo que hacerlo Stiles, no puedo dejar que una amenaza así recorra Beacon Hills.

- ¡¿Acaso tengo que repetirlo?! ¡Es fuerte, ágil y mortal!

- Yo también.

Dando un beso en su frente ignoré los gritos desesperados, y los intentos de calmarle de Scott, para ir tras Tracy.



Intentar seguir su rastro fue mucho mas difícil de lo que pensé. Y es que la chica había dando vuelta intentando despistarme, pero logré encontrar a último momento un leve rastro... un rastro que me guiaba a la comisaría de Beacon Hills.

Ingresé a toda prisa a la comisaría haciendo un escándalo, en el se encontraban el sheriff, la madre de Lydia, la pelirroja y Kira. Ninguno de ellos me prestó atención, estaban mirando al techo. Cuando elevé mi cabeza para ver también, una abominación se encontraba colgando de el, Tracy Stewart, o mejor dicho, el Kanima.

Su cola daba sacudidas mientras nos veía y cuando distinguió mi presencia me gruñó como mujer loba.

Me transformé por completo mientras escuchaba como Lydia intentaba sacar a su madre y al sheriff de allí, Kira sacaba su espada-cinturón, y como el sheriff intentaba quedarse, sacando su arma, pero Lydia se lo impedía. Hacía bien.

La primera en atacar fue Kira, mientras yo examinaba como peleaba Tracy al bajar al suelo. Cuando logró golpear a Kira, con su cola, e intentó inyectarle su veneno entré en acción tomándola de la misma. Como si fuera un saco de harina, balanceé su peso desde su cola y arrojé su cuerpo hacia unas estanterías.

Al fijarme en ella pude ver de fondo que había oficiales en el suelo despiertos pero sin moverse, los paralizó a todos.

Gruñí de nuevo cuando ella se levantó e intentó barrerme con su cola, de un salto la esquivé y clavé mis garras en su hombro para impulsarme sobre el mismo.

Kira volvió a la pelea haciendo acrobacias y peleando. La pelea se extendió por unos minutos más, lo cual me sorprendía.

Ciertamente soy muy buena peleando, pero no solo era eso, a lo largo de los años me había dado cuenta que mi fuerza, velocidad, y demás eran mucho más fuertes que las de un beta normal o un omega, incluso rivalizaban con un alpha. Pero Tracy tenía la misma fuerza que yo, o tal vez más, la diferencia era que yo tenía más experiencia en luchas, pero aún así se defendía bien.

En un momento empujó a Kira tan fuerte que incluso yo sentí el dolor, gracias a eso me distraje. Gran error.

La cola me tomó por el tobillo haciendo separarme de ella y estamparme contra unas mesas. No pude llegar a liberarme que escuché revuelo.

- ¡Mamá, corre! ¡Corre!

Los gritos desesperados de Lydia hicieron eco en la comisaría, pero el grito de su madre fue peor que el de ella.

- ¡Lydia! ¡Lydia!

Me levanté rápidamente para ver como Lydia Martin caía al piso sin su gracia natural, apretando un poco encima de su cadera del lado derecho. Sangre corría por sus dedos y se encontraba más pálida de lo normal.

Mis ojos no podían creer lo que veían, sin pensarlo en realidad casi me tropiezo mientras hacía mi camino hacia la pelirroja, llegué a sostener su cabeza antes de que esta se estampara contra el piso.

- Lydia-... Lydia-... yo-...

No sabía que decirle, era muy torpe en ese momento.

- Esta bien.... esta bien... yo-....

La pelirroja se detuvo mientras veía algo por encima de mi, me di vuelta para ver que era lo que llamó su atención. Era Kira.

No, no era Kira. Era el Kitsune.

Los ojos ámbar sobrenaturales con destellos rojos de la pelinegra eran muy llamativos, pero lo que más llamaba la atención de la escena era el zorro de fuego que se marcaba a su alrededor. El aura en forma de zorro era grande y se veía muy peligroso, sediento de sangre. El fuego estaba comiendo su cuerpo pero aún así se movía con gracia y fuerza.

La espada de Kira, utilizada por el Kitsune, atravesó la cola de Tracy, despojándola de ese órgano.

El grito y gruñido de dolor de Tracy resonó por la comisaría, pero rápidamente se fue corriendo. Hubiera ido tras ella pero estaba embobada viendo a una Kira en plan asesino. Era una imagen escalofriante pero también hermosa.

Kira volvió a la normalidad a los segundos y el quejido de Lydia me hizo despertar. La sangre estaba por todos lados.

- ¿Qué le pasó? - Preguntó Kira asustada.

- Tracy la atravesó con su cola, llama al 911.

- Est-... estoy bien... tienen-.... tienen que ir... por Tracy.

- Cierra la boca, eso te va a hacer peor.

Sin esperar a que me conteste, aparté sus manos de su herida y las sustituí por las mías. Tomé su dolor y traté de no quejarme mientras lo hacía. Luego de unos segundos, Lydia habló.

- Vanessa... Vanessa... escucha, ya está. Déjalo así, estoy lo suficientemente bien para esperar por la ambulancia. Escucha, tienes que ir a por Tracy, eres la más fuerte... escucha... ella está en un terror nocturno.

- ¿Qué...?

- Piensa que está soñando... teniendo... teniendo una pesadilla... tienes que... tienes que hacerle entender que no es así. Ve... - Murmuró con dificultad.

No quería dejarla, no quería dejarla aquí, incluso aunque esté Kira... se veía tan blanca como el papel, sus labios perdieron el color debajo de su labial, sus ojos estaban sufriendo. En menor cantidad que antes pero aún así sufría.

Negué con la cabeza pero mis manos fueron sustituidas por las de otra persona.

- ¿Kira...? - Susurré horrorizada.

Algo... me detenía de alejarme de la pelirroja. No quería irme, miré a Lydia como si fuera una alucinación. Desperté cuando sentí la mano y la presión de Kira en mi hombro, empujándome para ir detrás de Tracy. La miré asustada.

- Ve. Yo me encargo de ella. - Kira me miró con seguridad, me centré en Tracy y asentí antes de levantarme a ir a por la Kanima-Mujer-Lobo.

Pero no sin antes mirar a Lydia de nuevo, con Kira impidiendo que se desangre más de lo que está.

El olor de Tracy me guió hasta el sótano. Iba corriendo hasta que me choqué con alguien, empecé a atacar hasta que unos gritos y unas manos me bloquearon.

- ¡Espera, espera, espera! ¡Vanessa, soy yo! ¡Soy yo!

Suspiré mientras veía a la coyote cubrirse el rostro.

- ¡No tengo tiempo para esto, estoy tras Tracy! - La aparté de mi camino y seguí mi camino mientras sentía como ella me empezó a seguir.

- Te ayudo, solo guíame.

- ¡El sótano, está en el sótano! ¡Ella piensa que está dormida, tenemos que hacerle entender que no está teniendo una pesadilla!

Ambas corrimos hasta el sótano, cuando llegamos allí, todo estaba en silencio.

- Esto está demasiado callado... - Murmuró Malia.

- Está aquí, y también la madre de Lydia...

Empecé a olfatear el ambiente para descubrir el familiar olor a óxido, sangre y algo más. Me acerqué, con Malia detrás mío, hasta ver como sangre se mezclaba con mercurio en el piso. Y la madre de Lydia estaba desmayada y siendo arrastrada por Tracy.

Malia se transformó completamente, al igual que yo, y rugió a Tracy antes de atacar. Al igual que yo.

La pelea fue relativamente fácil, ya que eramos dos contra una y aunque ella sea más fuerte, Malia y yo éramos más experimentadas.

Con un movimiento inmovilicé a Tracy y Malia se subió encima de ella, con las manos en su garganta, encajando sus garras en su cuello. Un apretón y era lo último que iba a quedar de ella. Estaba esperando a que sucediera mientras el cuerpo de Tracy poco a poco iba perdiendo la fuerza, pero Malia estaba tardando demasiado.

- ¡¿Qué rayos te pasa?! ¡Mátala de una vez! - Le gruñí, mi voz sonó más profunda y ronca debido a que me encontraba como mujer loba.

Malia no contestó al instante y luego se levantó de Tracy por completo. La chica había cambiado sus ojos de Kanima por sus marrones normales y de un tirón se deshizo de mi agarre, la dejé ir. Empezó a toser mientras yo me levantaba del suelo y volvía a la normalidad, mirando a Malia incrédula.

Ella no me miró mientras hablaba.

- ¿Tracy? Tracy... no estas soñando ¿vale? - La chica empezó a arrastrarse hacia atrás. - No, no, no, no mírame. No. Estas. Soñando. Esto es real, todo esto es real. ¿Lo has oído? ¿Has oído eso?

Malia no intentaba matarla... intentaba ayudarla. 

Vergüenza se arrastró por todo mi cuerpo. Vergüenza de solo recordar como sentía deseo de matarla, como le grité a Malia que lo hiciera.

- ¿Qué...? ¿Qué me sucede...?

Esas fueron las últimas palabras de Tracy. Las últimas palabras para que luego algo... con aspecto extraño, le inyectara algo en el cuello.

Malia y yo nos abalanzamos hacia ella intentando ayudarle pero ambas fuimos interrumpidas cuando una mano nos tomó de la cabeza, chocando contra la pared. Los sujetos... eran fuertes, mucho más fuertes que Malia o yo. Olían a óxido y químicos. Tenían máscaras que parecían de mineros o parecidos. Tenían un sonido extraño, el mismo que escuché en el callejón al ir por Donovan. El mismo sonido que me atraía.

- Su condición es terminal.

Fue lo que sonó, lo que dijo uno de ellos, mientras terminaba de inyectarle lo que le inyectaron a Tracy. De su boca solo salió más mercurio y cayó al piso. Muerta.

Escuché como soltaron a Malia al suelo pero a mi no me soltaron. 

Pero el que me sostenía me enderezó y se acercó a mi, no pude ver nada a través de los vidrios rojos en su máscara pero parecía como si me examinara. Otros dos se acercaron a mi, a su lado. Estaba rodeada.

Y lo último que escuché antes de que se vayan, por el repentino golpe de una puerta abriendo el sótano, hizo que se me erizaran los vellos. Hizo que tuviera miedo.

- Sujeto 001. Identidad confirmada.







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