Atrévete a dominarme {Wigetta...

By Guti_chica

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Portada realizada por sallyxmonagas1, todos los créditos dirigidos a ella. Guillermo regresa a el pueblo en e... More

Prólogo
Capítulo uno.
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco.
Capítulo seis
Capítulo siete
Capitulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
*Extra*
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Aviso
Capítulo quince
Capítulo dieciseis
*Extra dos*
Capítulo diecisiete
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo ventiuno.
Nota para mis bonitas/os lectoras/es
Tag del Escritor
Capítulo ventidos
Capítulo veintitrés
Capítulo venticuatro.
Capítulo Veinticinco
Capítulo veintiseis
Respuestas
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Para los interesados en ello.
Capítulo treinta.
Tag 40 cosas sobre mi.
Capítulo final.
Epílogo.

Capitulo dieciocho

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By Guti_chica

Atención, este capítulo tendrá contenido explícito (dentro de lo que cabe). Si no gustas de ello, en vez de leerlo y luego dejar algún comentario fuera de lugar, simplemente no lo leas.

Samuel se encontraba boca arriba, y yo tenía una de mis piernas sobre las suyas, y mi mano izquierda agarraba su camisa fuertemente. A través de la ventana abierta se escuchaban a los grillos y algún que otro coche que pasaba por la calle. Mamá había llamando diciendo que llegaría tarde, y Sandra me había enviado un mensaje diciéndome que se quedaría a dormir en casa de una amiga. Escondí mi cabeza entre el hombro de Samuel y la almohada después de que una ráfaga de aire entrara por la ventana y provocase en mi un escalofrío.

-¿Puedo preguntarte algo? - dije en voz baja, aun sabiendo que no iba a molestar a nadie.

-Claro.

-¿Porque estas caliente? - tras un corto silencio, en el que mi mente se dio cuenta de que podría haber malinterpretado mis palabras, mis mejillas tomaron un intenso color carmín y me apresuré a aclararme. - Me refiero a que como es que tu cuerpo está tan caliente, si se supone que los vampiros estáis fríos.

-Pues veras - dijo sonriendo -, hay varias maneras de calentar nuestro cuerpo.

-¿Como cual? - dije curioso.

Pero en vez de contestar a mi entusiasmo, la atmósfera de la habitación se fue volviendo más asfixiante pero lejana a la vez entre nosotros. No se si suspire porque había estado conteniendo la respiración durante unos segundos, o si lo hice porque Samuel se había acercado demasiado a mi. Paso sus dedos sobre el borde de mi pantalón, y luego introdujo su mano bajo mi camiseta, acariciando mi abdomen.

-¿Quieres que te muestre cual es mi favorita? - susurró en mi oído, después de haber mordido el lóbulo de mi oreja.

Asentí demasiado enérgicamente en mi opinión, y tragué pesadamente. A pesar de haber tenido frío hacía a penas dos minutos, ahora sentía que la calor se estaba volviendo casi insoportable. Más aún cuando Samuel paso una pierna sobre mi y quedó a cuatro sobre mi cuerpo, pero sin dejar que todo su peso callera sobre mi.

Lamió lentamente mi labio superior, para después hacer lo mismo con el inferior y morder este último, provocando otro suspiro por mi parte. A pesar de haberme encontrado en situaciones "similares" a esta, era sin duda la vez que más nervioso estaba. Y es que sentía que si se quitaba de encima mía iba a salir corriendo y me iba a esconder debajo de la cama. Sentía como mi corazón golpeaba mi pecho casi tan fuerte que creía que iba a fracturarme alguna costilla.

-Nadie va a morderte pequeño, relájate. - dijo, acariciando mi mejilla.

Lo que me hizo recordar que cosas como estas, más el sentimiento que tenía hacia él, era lo que me hacía permanecer a su lado. Pasé un brazo alrededor de su cuello, atrayéndolo hacia mi, mientras que mi otra mano se enredaba con su pelo, suave como siempre. Hubo un pequeño momento en el que pensé que iba a regañarme por despeinarle, sabiendo la obsesión que tenía con su pelo. Y casi sonreí cuando le besé, cortando su queja, y haciendo que se olvidase de ello.

Esta victoria es para mi.

Noté como sus manos se pusieron en mis caderas, y lentamente fue subiendo mi camisa mientras que nos besábamos. Sus dedos provocaban que mi piel se erizars, y le escuché reír cuando al pasar sus dedos por una zona intermedia entre mi cintura y mi espalda provocaron que arqueara la espalda debido a las exageradas cosquillas que tenía en esa zona.

-Tienes una piel realmente sensible - dijo antes de dirigir su boca a mi pecho.

Cerré los ojos ante las sensaciones que aquello provocó. Su lengua hacía círculos sobre cada cuadradito en mi abdomen, y tuve que morder mi labio cuando entre sus labios aprisionó uno de mis pezones, provocando un vergonzoso jadeo por mi parte, aunque ni siquiera me molesté en retractarme. Sentí como agarraba mis caderas fuertemente, haciéndome sentir lo que en verdad le apetecía ir más rápido. En ese momento casi se me saltó una lágrima pensando en que iba lento, e intentaba hacer que para mi fuera más intenso, en vez de preocuparse por su propio gozo.

-Sa-samuel...yo...

-Shhh

Y me callé, o al menos todo lo posible, porque hice un ruido extraño cuando metió una mano en el interior de mis pantalones y empezó a acariciar mi miembro por encima de la tela de los boxer. Con su otra mano alzó mi cabeza, para seguido devorar mi cuello -no literalmente-, provocando más y más gemidos, los cuales a pesar de intentar acallarlos no podía.

De repente la ropa me molestaba, así que con manos temblorosas comencé a desabrocharle los botones de la camisa, y cuando me incorporé un poco para sacársela, fue él el que me quitó a mi la camisa, y seguido se quitó la suya para continuar con un rastro de besos que esta vez bajó desde mi cuello hasta mi ombligo.

Mi respiración se volvió de agitada a extremadamente nerviosa cuando metió sus dedos entre mi ropa interior, y lentamente bajo esta junto con los pantalones. A pesar de que en mi cabeza el 'no' se repetía varias veces, levanté las caderas para que pudiera quitarme la ropa con facilidad. Noté su respiración sobre mi miembro, y abrí los ojos como platos cuando sentí su lengua dar un lametazo en éste.

-No...no es...

-Yo quiero, Guillermo...

Ya. Iba. A. Explotar. El hecho de sentir como se introdujo mi miembro en la boca, y con la lengua jugó con la cabeza de este, fue suficiente para escuchar el latido de mi corazón como si unos enormes altavoces estuvieran pegados a mis oídos. Mis puños se aferraron fuertemente a las sabanas, y aunque intenté aguantar todo lo posible, estuybe a punto de correrme en su boca. No se como supo que iba a hacerlo, pero simplemente dejo de jugar con el y se acomodó sobre mi para juntar nuestros labios.

Era una manera desesperada pero a la vez apasionante de besarnos. Lo agarré del cuello, sintiendo que si lo soltaba y se separaba de mi, todo el calor que había en mi cuerpo terminaría evaporándose en cuestión de segundos.

-Tranquilo pequeño - susurró separándose escasos centímetros de mi -, tenemos todo el tiempo del mundo.

Me incorporé sobre mis codos cuando se levanto de la cama, y observé como se deshacía de el resto de su ropa a una lentitud desesperante, mientras me sonreía de medio lado.

Subió a gatas desde los pies de la cama hasta llegar a mi altura, paseando una de sus manos sobre mi en el camino, provocando que mi cuerpo se estremeciera de una manera un tanto extraña. Entonces el ambiente se calmó por escasos segundos. Nos mirábamos atentamente, esperando a...

Ay, dios mio...

-Si no quieres no tienes por que hacerlo - dijo acariciando mi mejilla.

-Si quiero - contesté de manera demasiado enérgica, provocando una enorme sonrisa en él.

-Entonces date la vuelta,- susurró en mi oído, y obediente hice lo que él me pidió.

Pasó una mano bajo mi cintura y la levantó, haciendo que hincara las rodillas en el colchón, y que mi mejilla quedase contra la almohada. Sentí como sus dedos acariciaron mis muslos hasta mis nalgas, y luego las apretó, aunque sin hacer daño. Entonces una humedad, que al princio no identifiqué, me hizo alarmarme. ¿Porque hacía aquello?

Intenté réplicar, pero la sorpresa, y el que su lengua se sintiera tan bien ahí, eran suficientes motivos pasa hacerme callar, o al menos solo jadear. Mordí la almohada cuando sentí como uno de sus dedos se abría paso lentamente en mi interior.

Era definitivamente la sensación más extraña que había sentido en mi vida, pero poco a poco sentía un gusto por el movimiento que me hacía mover levemente las caderas. Tras un momento, en el que llegó a introducir hasta tres dedos en mi interior, finalmente los sacó y apoyando su pecho en mi espalda, giró mi rostro lo suficiente para que pudiéramos mirarnos.

-Estás muy estrecho. Lo haré despacio para que te duela lo menos posible, ¿de acuerdo?

Al oír la palabra 'duela', mis sentidos se pusieron alerta. No es que fuera un quejica, pero una cosa era que te doliera un pie o una mano, y otra muy diferente que te doliera ahí.

-EH, tranquilo... Confía en mi, pequeño.

Entonces estiró el brazo y agarró una de mis almohadas, para ponerla bajo mi cuerpo, y después tiro de mis rodillas haciendo que quedara apoyado sobre la almohada. Si lo pensabas bien era una posición cómoda para ambos. Sentía que me iba a desvanecer en cualquier momento, más aún cuando noté cómo posicionó su miembro en mi entrada y comenzó a hacer presión.

Jadeé dolorido cuando de un movimiento rápido metió la cabeza. Paró durante unos segundos y comenzó a hacer movimientos circulares antes de comenzar a meter el resto de su longitud. Iba lento, acariciando mi cuerpo, hasta que pasó las manos por la misma zona que anteriormente me hizo cosquillas, e involuntariamente mi cuerpo se arqueó, provocando que el resto de su longitud entrara casi de golpe.

Grité.

Las pocas lágrimas que calleron por mis mejillas terminaron mojando la almohada, y mordí fuertemente esta, intentando acallar los gemidos de dolor que me provocaba aquello.

-Yo... Lo siento. No fue mi intención...

-So-solo... espera un momento.

Puso su pecho contra mi espalda y paso sus brazos a mi alrededor, abrazándome. Besaba mi espalda y mi cuello, y yo notaba como lentamente el dolor cada vez era menor. Dirigió una de sus manos a mi miembro y comenzó a masturbarme mientras se incorporaba y comenzaba a mover sus caderas en círculos.

-¿Te duele? - preguntó casi en un susurro y negué con la cabeza.

En realidad ahora estaba más concentrado en la velocidad que estaba adquiriendo su mano en mi miembro. Cada vez era más acelerado, y cuando salió rápidamente de mi, y volvió a entrar lentamente, arqueé nuevamente la espalda, pero ahora era de placer.

Siempre pensé que la primera vez todo iba a ser doloroso y molesto, pero conforme pasaban los minutos y él iba subiendo de a poco la velocidad con la que se movían sus caderas, el dolor simplemente dejó de existir y le dio paso a un placer casi indescriptible. Soltó mi miembro y agarró con ambas manos mis caderas, comenzando un vaivén veloz, provocando un ruido cuando sus caderas golpeaban contra mis nalgas. Esta vez fui yo el que comenzó a masturbarme, buscando más y más placer, hasta que en algún momento, y en un movimiento realmente ágil, salió de mi y me giró haciéndome quedar boca arriba.

Mordió mis labios a la vez que se volvía a enterrar en mi, provocándome un escandaloso gemido-jadeo-grito. En realidad no estaba seguro de que es lo que había salido de mi garganta, pero simplemente me concentré en besarle mientras seguía moviéndose.

-Ya...ya...

Jadeé, en el momento en el que sentí como una corriente eléctrica recorría toda mi espalda, y agarré sus hombros clavando los dedos, a la vez que alzaba la cabeza y arqueaba mi cuerpo.

-Vamos pequeño... -contestó entre gruñidos.

En el momento en el que me corrí entre ambos cuerpos le escuché decir entrecortada mente mi nombre y morder mi cuello, lamerlo y besarlo. Sentí algo cálido en mi interior, y el fuerte cuerpo de Samuel calló sobre el mio. Le abracé, mientras ambos sentíamos como nuestra respiración se calmaba poco a poco, y sentí como pasando los brazos debajo de mi me abrazó de igual manera, apretándome contra su cuerpo.

Se separó apenas unos milímetros y juntó nuestras frentes, cerrando los ojos. El sudor nos mojaba a ambos, pero no era algo que en ese momento importara.

-Ha sido...genial - me atreví a decir apenas unos segundos después. -Yo...

-Te quiero - dijo adelantándose a mi, juntando nuestros labios.

-Y yo a ti - contesté cuando nos separamos.

(N/A: No, no tengo escusa ni perdón, he tardado siglos en publicar, y soy más que consciente de ello. Pero bueno, aquí está un capitulo que más de una pedía...

Quería decir por tercera o cuarta vez a lo largo de la historia, que lo siento MUCHO por las faltas de ortografía, pero escribo desde el teléfono y es difícil. Cuando tengo tiempo y cojo el ordenador me dedico a corregir algunas cosas, y los primeros capítulos ya están corregidos.

No me importa que la gente me corriga, si escribo mal una palabra, pues escribo mal y no hay escusa. Pero para aquel que me corrija (que ya han sido dos o tres), que lo haga cuando deba. Porque si no me equivoco, alguien en uno de los primeros capítulos me corrigió 'la calor', por 'el calor' (espero que esté leyendo esto, ojalá), cosa que no esta mal dicha. La mayoría de mis lectores son Chilenos, Argentinos, Mexicanos y demás, así que no se como será allá, pero aquí 'la calor' se considera un clasicismo, y para el que no lo sepa es una expresión que esta bien dicha pero que simplemente se ha ido perdiendo con el paso de los años.

Dicho esto, y dejando de joderles a los pocos que lean mis notas, quiero agradecer, como siempre, ¡LOS MAS DE DOCE MIL LEÍDOS Y MÁS DE MIL VOTOS!

OS AMO♥♥♥♥♥♥♥)

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