RECLUSIÓN
(Julio 4 2012- editada y revisada Mayo 2013)
RECLUSIÓN
(Julio 4 2012)
—Escondida detrás de la vida diaria y mirando por entre los espacios de lucidez, avanza cada día, naufragando entre un pasado lleno de emociones alborotadas, y reacciona para afirmarse del presente, en su realidad intacta, con la ilusión de colgarse del futuro prometedor—.
Si este pensamiento fuese cierto, o cual posibilidad existiera, no habría tomado la decisión de esconderme detrás de esta pantalla, donde las sonrisas te permiten pasar la mitad de la jornada, y una corta conversación te ayudan a terminar de pasar el día.
¿Por qué? Me pregunto sin poder encontrar una respuesta.
La vida no es la que imaginé y probablemente la vida no me pensó de este modo, tan cobarde como para huir de la realidad y esconderme detrás del silencio, silencio que aprecio, silencio que me cura las heridas.
Silencio, lugar donde encuentro un mundo diferente, uno que no me obliga a partirme en dos. Uno que no me presiona por una respuesta, uno que no pide opiniones, opiniones que no tengo, porque no siento la necesidad de tenerlas. Un mundo donde el silencio es maravilloso, donde ese silencio es el camino mágico a un mundo en donde todo tiene comprensión, sin presión, sin oposición, un mundo simple, donde solo vivo yo y mi otra mitad.
Sufro por querer escapar y abandonar esta situación, sin mirar atrás, perdiendo ese miedo al —¿Qué pasará una vez que arranque de este mundo tan lleno de dolor, corriendo a más no poder, hasta alcanzar lo más profundo de mi silencio, paz interminable, descanso del alma, lugar donde mi mente pueda descansar, sin presión, sin intimidación?—
Cobardía le llamarán muchos, otros debilidad, quien quiera opinar un nombre le dará, pero al final es lo mismo, es el punto máximo de todo, cansancio mortal, sentimiento de defraudación continua, sedienta de respuesta la puerta abrirás buscando la salida rápida, por la que querrás escapar, corriendo tal vez, huir podría sonar mejor.
¡Sí!
Escapando de todo lo que te rodea, lo que cansa tu mente, y agobia tu corazón, pesar difícil de alivianar.
Pero es verdad, lejos de todo, desde aquel rincón, en donde puedes mirar, observar y hasta analizar sin dejar que nadie te pueda manipular, o presionar, puedes mirar la vida pasar sin sentirte acosada por aquellos que no entienden tu composición, tan delicada y a la vez fuerte, como el cristal que puede resistir grandes presiones pero que en situaciones con solo un toque se puede partir en mil pedazos, irreparablemente destrozado, así es mi composición.
Y la ansiedad crece pensando en aquel remoto lugar de solitud, callado, sencillo, estancado en el tiempo, no pasado, no futuro, tan solo un presente interminable, cada segundo, cada respiro, son iguales al anterior.
Silencio, soledad, tranquilidad, un lugar apartado de este mundo malcriado, que no me entiende o más bien que no entiendo o no quiero entender.
Pareciera que todo gira al revés, que la presión es más grande y miro con gusto ese pequeño rincón en algún lugar de mi mente, en donde me espera lo anhelado, y más preciado, lugar privado donde mi vida es otra, qué más quisiera que correr o arrancar de inmediato a ese lugar, pero no puedo, el mundo me retiene, me castiga, me tortura, me obliga a permanecer en él.
¡Reclusión, sí!
¡Sí, Reclusión es la solución!, escapar de este mundo, lejos donde sus problemas no te puedan alcanzar, menos tocar.
¡Reclusión, sí!
Cierra los ojos y deja que todo se quede atrás, mas solo tu mente escucharás, deja que tus latidos se relajen, que la respiración se suavice, dale paso al mundo infinito de una conciencia en agonía.
¡Reclusión, sí!
Sin lugar a dudas es la solución, enlace perfecto entre el exterior y mi interior, lugar privilegiado entre los diversos universos, el mío y el de afuera.
¡Reclusión, sí!, esta es la palabra que mejor define mi escape perfecto, desde el mundo real a mi universo personal.
No me llames cobarde, porque no lo soy, más bien he sido valiente o un héroe si así lo quieres llamar, he permanecido firme dando la batalla, y día tras día mi vida se va sin poderla retener. Quiero descansar y poder entender tantas cosas a la vez para poder seguir sosteniendo este andar, esta vida sin igual.
¡Reclusión!
Sí... sin duda lo necesito.
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