Voicemail » larry stylinson

By woosave

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"Usted tiene un nuevo correo de voz" En donde Louis es víctima de varios mensajes de voz de un desconocido y... More

voicemail
p l a y l i s t
uno
dos
tres
cuatro
cinco
seis
siete
ocho
nueve
diez
once
doce*
trece
catorce
quince
dieciséis*
diecisiete*
dieciocho
diecinueve
veinte
veintiuno
veintidós
veintitrés*
veinticuatro
veinticinco
veintiséis
veintisiete
veintiocho
veintinueve
treinta*
treinta y uno
treinta y dos
treinta y tres
treinta y cuatro
treinta y cinco
treinta y seis
treinta y siete
treinta y ocho
treinta y nueve
cuarenta*
cuarenta y uno
cuarenta y dos
cuarenta y tres
cuarenta y cuatro
cuarenta y cinco
cuarenta y seis
cuarenta y siete*
agradecimientos

epílogo

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By woosave

[Recomendación: Escuchar estas dos canciones (en serio, deben escucharlas)

Troye Sivan - Fools

The Neighbourhood - The Beach]



Louis Tomlinson logra recuperarse de las graves heridas de bala; estuvo a un pelo por quedarse cojo de la pierna o que se la quitaran. Su nariz sufrió fractura; tuvieron que reparársela en una operación. Las marcas de colilla de cigarro desaparecieron con el tiempo, algunas. El ácido sulfúrico en su pecho casi logra matarle por completo de no ser gracias a ser atendido de inmediato y rápidamente en la ambulancia, por mala suerte quedo cicatrizado y con quemaduras de por vida. Sus uñas crecieron con el tiempo. Tuvo que quedarse por cinco meses en el hospital para poder rehabilitarse físicamente. Fue ahí donde dio su declaración, culpando como siempre a Harry. Se le solicitó ir a terapia para olvidar el "trauma" que lo invadía, él con gusto fue por determinado tiempo. Terminó heredando todo el dinero y pertenencias de su familia al ser el único en vivir de ellos todavía.

Harry Styles fue llevado a la cárcel por unos meses mientras investigaban su caso. Él declaró haber sido el responsable de todos los asesinatos que se le cuestionaron. También se le interrogó sobre si Louis era cómplice de sus actos macabros, al igual sobre si tuvieron o tenían alguna relación amorosa; Harry negó y mejor se dedicó entre llanto a preguntar si Louis estaba bien, nadie le dio respuesta. En el juzgado esperó a ver a Louis, pero éste no se presentó por obvias razones al haber declarado ya. Para finalizar, Harry fue sentenciado a cadena perpetua. Se le trasladó a una de las prisiones de máxima seguridad. Y dentro de dos años se retomaría su caso para ver si podían darle pena de muerte.


[...]


Dos años después...


El gentío se paró para aplaudir; tan deleitados por las prudentes palabras recién atendidas con una enseñanza para llevar. Desde ahora ellos comprenderían el valor de su vida tras haber vivido una gastándola en sustancias dañinas.

Louis agradeció a los aplausos, reconocía ese merito tanto que su corazón se sentía emocionado, pero tuvo que despedirse con delicadeza. Hasta aquí llegaba esta labor del día, por el momento ya que más tarde tenía que irse al trabajo.

Para aclarar: Louis había dado una charla sobre el consumo de drogas. Al ser un sobreviviente que pudo salir de ellas, quería compartir su experiencia. Dio consejos y animó a la multitud que le habían escuchado a poder luchar contra sus problemas en la drogadicción. Fue larga su charla, pero claramente llegó a la conciencia de las personas.

El director del proyecto también le agradeció por participar y dar apoyo a esas personas que pasaban por su situación de antes. Era tanto gracias que Louis se sentía tan importante, parte de algo. Feliz...

No obstante, se monta en su automóvil y al fin se va directo a su casa.

El sol iluminaba bastante y eso le ayudaba más a su buen humor. El tráfico no estaba tan pesado y eso era un alivio para él. Su trabajo como coctelero de un hotel de sumo lujo y costoso era hasta la noche -se presentaría a otro evento que se organizaría en el lugar-, pues las bebidas no se prepararían solas.

Podía salir a pasear ahora con su compañero de bar y amigo, Liam, pero éste tenía que cuidar de su hija porque su esposa se había tomado el día en el spa. Podía tener una cita con algún pretendiente pero la mayoría de aquellos eran aburridos, no lograban impresionarlo y atraerle. Podía hacer las compras, pasarla en algún parque o centro comercial, e igual la repuesta era no. No le quedaba de otra que quedarse solitario en su casa.

Llega muy pronto a su hogar: una simple casa que mostraba una estructura natural por fuera, pero por dentro acogedora. Estaba en el centro de la ciudad, lo que le facilitaba poder llegar luego a su trabajo. Aunque vivir por esos lugares tenía su desventaja, pues, debía parquear el auto a la par de la acera y no poseía su propio garaje para guardarlo. De todos modos, no le molestaba mucho.

Estaciona el automóvil donde siempre y se baja. Camina y sube solo tres gradas para quedar frente a la puerta principal a la que abre llave y entra, hallándose en su hábitat, su espacio.

Lo primero que hace es dejar las llaves en un cuenco que está sobre la mesa de café. Después se acerca y mira en un espejo que conserva colgado por la sala. Se emperifolla y deduce que se ve más extraordinario que nunca.

Su estilo desparramado y sin gracia quedo enterrado .Traía puesto una camisa manga larga de botones color blanca, pantalones formales grises; algo ajustados a la anatomía de sus piernas y cadera, zapatos formales de clase a los que lustraba con cariño. Su cabello ya no era largo, pegado a su frente y seco, se lo había cortado de los lados y ahora en la punta lucía un pequeño rizo. Poseía un poco de barba que sólo lo hacía lucir más sexy de lo que era. Su piel está más cuidada y radiante a pesar de las cicatrices. Olía mucho mejor, tanto que a cualquiera embriagaba con la fragancia. Sonreía muy a menudo; una sonrisa a la que todos se derretían de amor.

Había cambiado...

Es más organizado cuando se trata de trabajo u otra responsabilidad. Respetaba a los demás cuando se trataba de diferencias. Se controlaba un poco más cuando alguien le arrebataba la paciencia. Sin embargo, en parte conservaba su antiguo él como ser introspectivo y callado en su respectivo momento, desinteresado por ende cosas. Aún en el reinaba un par de cosas a las que nunca podría cambiar.

"Nada mal, eh.", silba mientras sigue cautivándose. Estaba orgulloso de ser una nueva persona.

Termina de admirarse en el espejo y pronto se va a encender el televisor con el control remoto. Se relaja en el sofá y saltea los canales para encontrar algo de entretenimiento. Todo lo que aparecía era aburrido para él. Descansa su codo en el brazo del sofá y su mejía la deja recargada en la palma de su mano, y aun así no halla lo que busca. Al final opta por dejar las noticias al ver que estaban en los titulares. Atento escucha lo siguiente que sale de disparate:

"Recién un prisionero logra escapar de la cárcel de máxima seguridad de Londres. El supuesto se trata de Harry Styles, uno de los cuales estaba resguardado en lo más profundo de la prisión y bien custodiado por cámaras de vigilancia y guardias que pasaban inspeccionándolo.

La policía no acierta sobre cómo éste hombre ha podido librarse de sus oficiales y huir tan rápido y sin dejar rastro. Ellos ya empezaron la búsqueda y de inmediato.

Si lo ve, por favor informar a las autoridades con prisa y alejarse del criminal ya que se avisa que es peligroso."

La imagen de Harry se mostraba en pantalla: de frente y de perfil con una plaqueta que el sostenía donde se veía sus datos. Más abajo el noticiero exponía la edad, altura, físico de éste, y su estado como asesino serial y psicópata.

Louis, sin estar asustado, apaga la televisión. Y en realidad no siente preocupación alguna. No siente en verdad nada.

Él tenía la certeza que la policía lo agarraría en menos de lo que canta un gallo. Londres era grande, tan lleno de gente que lo vería en un santiamén y lo reportaría. Y si no sucedía como él pensaba, igual, no importaba absolutamente nada.

El teléfono de la vivienda comienza a sonar.

Louis no se alarma, sólo mira de lado como el teléfono suena y suena, una y otra vez. No está dispuesto a contestar. Lo haría, pero tenía la sospecha que podía tratarse de Harry y que había dado con su paradero. No era nada para alterarse, porque Harry era, es y será siempre pasado. No debía de temer, ¿o sí?

Cuando el teléfono deja de hacer su estresante ruido siente que se ha librado del todo. Al momento una lucecita parpadea desde el aparato, señalando que un nuevo mensaje de voz estaba para ser atendido.

Louis le echa una mirada irascible al teléfono. "¿En serio? ¿Vas a molestarme ahora?".

De todos modos, Louis rueda los ojos y extiende el brazo para dejar que su dedo presione el botón de la contestadora. Quería oír lo que Harry tramaba o sus estupideces de antes. Le interesaba ver como éste mismo se arrastraba a su condena.


Usted tiene un nuevo correo de voz


» ¡Hola Louis!

Te dejo éste mensaje para decirte que no podré llegar a trabajar contigo en el bar esta noche. Pues, Mitch acaba de enfermarse, Sophia no regresara temprano a casa, y sólo me queda cuidar de mi niña. Lo siento amigo...

Ya hable con el jefe sobre esto y dice que está bien. Te pagará el doble ahora por trabajar solo. Además que mencionó sobre relevarte otro día para remediar esto, eh, ¿qué dices?

Llámame luego para asegurarme... Adiós.


*Beep*


Louis al principio queda anonado. Le toma unos segundos para empezar a reírse de su tremenda idiotez al creerse que era Harry, en serio que está vez se había dejado llevar de sus corazonadas. Se levanta de su asiento y le llama a Liam para arreglar el pequeño problema y contarle sobre la pasada que había tenido.

Minutos más tarde...

El timbrazo de la vivienda detiene a Louis que estaba por prepararse un tentempié.

La idea de antes no apalea a su cabeza porque ya sabía de quien se trataba. De inmediato sale de prisa a la puerta y le quita seguro. La abre y se encuentra con un rubio artificial que le sonríe con sus comisuras bien alzadas y uniformado como su trabajo de cartero manda.

"Buenas tardes, Sr. Tomlinson.", saluda con tanta amabilidad. "Traigo el envío que tanto ha esperado."

Louis levanta una ceja, atravesándose de brazos. "Ya te dije que puedes llamarme Louis, erm...", examina la placa que lleva el hombre. "Ni-all-¡Niall!".

Niall le entrega el tablero y lapicero que lleva en las manos, solicitándole que firmara donde había marcado. "Perdón. Estoy acostumbrado a ser formal con las personas.", comenta, retirándose para traer de camión el paquete.

Aquel firma un garabato algo dificultoso, seguidamente aguarda en su lugar mientras ve como el cartero baja de la parte de atrás un pequeño paquete al que podía cargar con sus manos. Éste llega a él e intercambian lo que sostenían para completar la entrega.

"No me gusta que me llamen por mi apellido, eh. Para la próxima tenlo en cuenta. Que se te quede grabado.", notifica, dándole unas palmaditas en los hombros.

Niall se encoge de hombros, no dándole mucha importancia. "Oh, sí... De nada, estamos para servirle.", dice sarcástico.

Louis lo extermina con la mirada, pero le es imposible al notar al rubio riéndose en bajo. Al final él se le suma tan contento. "Vale, gracias, gracias. Te veo pronto, Niall."

Niall se despide igualmente, montándose en el camión y yéndose en su labor.

El oji-azul ingresa a su casa y deja el paquete a un lado para abrirlo más tarde. Se trataba de unas vajillas japonesas, no tan caras pero si limitadas que contrató de un catálogo. Las utilizaría como decoración para la sala al ser de porcelana y adornadas con flores tradicionales en tonalidades de rojo puro y un rosado pálido, con ramas que iban de flor en flor.

Camina dirigiéndose a la cocina para ver que podía prepararse para alentar sus ganas de algo por la tarde. Aunque tenía ideado prepararse un delicioso sándwich de pollo, acompañado de un zumo de manzana verde. Algo simple.

Para su sorpresa cuando llega a la cocina ve en el desayunador el famoso sándwich preparado y en su plato, y el zumo de manzana verde; helado para disfrutarlo mejor.

Su estómago da un respingón, y no era de hambre. Por un segundo sintió la presión gritarle en las sienes y las entrañas retorcerse hasta meterle pavor. No obstante, respira hondo y la firmeza le viene con respuesta.

Harry estaba con él. Y solos...

Normalmente lo que se le vendría primero a la mente a alguien es llamar a la policía y delatar. Pero Louis no era de esas personas. No se le venía a la cabeza hacer eso, pues, ahora ya no sentía que Harry era una amenaza para él. En serio que pensar eso era de audacia y bien puesta.

Si sucedía algo, que sucediera...

Sin ser precavido camina directo a la sala, relajado. Sus manos sudan un poco y la valentía le conforta al recordarle que él es fuerte y que podía con todo. Entendía que si lo veía, quizás la rabia le arrebataría. Si debía de afrontarlo, lo haría.

Cuando llega sus ojos logran toparse con otros que se dilataron de inmediato; los verdes como hiedra venenosa percibieron volver a tener vida mientras que los azules y griseados como mar cristalino y tormenta combinados desataban melancolía pura y vaga.

Louis se acerca a él, quedando frente a frente y a distancia. Aquel cargaba en una de sus manos un cuchillo grande y puntiagudo que no le afecto en nada. Aunque tenía una sensación rara. No sabía que era lo que en su pecho se estancaba. No era arrepentimiento, ni lástima ajena. Simplemente era algo extraño que lo hacía sentir pesaroso.

Su vista barrió en todo Harry; el traje de recluso que constaba de un color beige oscuro se amoldaba a su figura que se había vuelto más fornida. Su piel lucía sin gracia, tenía algunos rasguños y moretones. Su cabello era largo, sus espirales como rizos se acomodaban en sus hombros. Tenía un poco de vellos naciendo como barba, no lo hacían ver nada mal. Su rostro era serio, pero reflejaba lo tan agobiado y entristecido que está.

Y al igual, Harry está tan maravillado del cambio de Louis. Lo veía siempre hermoso sólo que ahora con más elegancia y atractivo. Le daba algo al saber y acordarse que lo había perdido, que éste mintiera y se hiciera la pobre víctima, que lo usara.

Su amor, si así se le podía llamar, lo habían perdido entre las llamas. Y sólo quedaba por recoger las cenizas y desecharlas...

"Louis...", Harry habla. Tiene la idea de acercarse de inmediato, pero piensa que podría asustarlo.

"Harry...", Louis le mira profundamente, aun sintiéndose molesto. "Tanto tiempo.", guarda sus manos en los bolsillos de su pantalón. "Pensé que vendrías más pronto a buscarme, o algo parecido. Conociéndote..."

Harry entre cierra los ojos, captando que aquel no estaba temeroso de su presencia. "No quería ser más un estorbo para ti.", su voz tiene un toque de delicadez, tan suave por el dolor. "Te hice sufrir horrible además. Tanto que me odio por hacerte ese montón de cosas... No podía dar la cara al darme cuenta lo despreciable que soy, aún."

"¿Aún?", cuestiona calmoso.

Harry estrangula el mango del cuchillo. "He venido a terminar lo de antes."

Louis solo abre los ojos, no sorprendido. Su expresión sigue siendo reservada, oír eso no era nada del otro mundo para él. Ya estaba tan acostumbrado, y posiblemente fastidiado de las manías de Harry con querer matarle. ¿Qué ya no tenía más que decir o qué?

Exhausto emite un bostezo tan largo al que cubre con su puño cerrado. "¿En serio?", dice entre el bostezo mientras toma lugar en un sofá para acomodarse. "De acuerdo.", mira competente a aquel. "Listo. Puedes matarme ya."

Como viento en huracán, Harry reacciona impresionado. No se tragaba eso. No podía creer lo dicho de Louis. Eso lo abatía a él, lo ponía desesperado a modo que no sabía lo que pasaba en la cabeza de Louis.

De todas formas, Harry no controlaba la nostalgia que transportaba en su corazón. Cargaba con algo que lo consumía más rápido que un fósforo en llamas lanzado entre gasolina. Y no podía tener más esa sensación quebrándole cada suspiro de vida.

De nada le servía matar a Louis al tener sentenciado las horas contadas que le quedaban.

Se traga el nudo de espinas de su garganta, dejando que las lágrimas se apoderaran de él. "No lo haré.", su labio inferior tiembla. "No puedo hacerlo, ¡joder!".

Louis todavía se le queda viendo, tan cínico. "¿Por qué no? ¿Si es lo que más has apetecido?, y eso que me lo merezco por ser tan hijo de puta contigo."

"¡Porque te amo, maldita sea!", ruge al instante. "¡A pesar que seas un egoísta, falso y soplón, yo te amo! ¡Tanto que me ofrecí a callar tu complicidad! ¡Demasiado para dejarte y pagar yo solo en la prisión! ¡Con locura para venir aquí y echar a perder todo!".

Harry se sofoca en su llanto, sus ojos tan transparentes y sus pulmones llenándose de aire al que retenía y después expulsaba. Le torturaba ver la actitud tan despreocupante de Louis. La forma de la frialdad de aquel es tan sombría, y Harry no comprendía porque se comportaba de esa manera. Pero meditándolo bien, era lo que se merecía.

"Volvieron a retomar mi caso, y me han condenado a pena de muerte.", cuenta desconsolado. Y eso hace que Louis tenga un poco de compasión. "Moriré en una silla eléctrica.", se limpia las lágrimas con el dorso de la mano libre. Louis hace una mueca triste. "Necesitaba verte una última vez."

"En verdad, lo siento por ti.", Louis se levanta del sofá, abarrotado por un poco de pena.

Harry cae, emitiendo un crujir cuando sus rodillas golpean con la madera y sus manos sosteniéndolo y temblando. Intenta forzar a sus ojos que dejen de llorar, aunque es caso perdido al ser carnada de su propio daño y de Louis que al parecer no siente nada de su lástima.

Y por eso debería de matarlo. Que pagara con su vida lo que ahora lo volvía tan apagado, blando e iracundo. Se merecía pasar por toda la tensión disparatada y corta. Sus ganas de hacerlo arrancaban desde su última célula hasta las fibras que desistían.

Pero como dijo, no lo haría.

"¡Lo lamento!", golpea con fuerza el suelo. "¡Lamento haber matado a todos los que querías!-¡En serio lo lamento! ¡Lamento todo lo que he hecho! ¡Lamento haber destruido todo lo que algún día construiste con esperanzas! ¡Soy una mierda!-¡Lamento serlo! ¡Lamento aparecer en tu vida de la nada! ¡Lamento ser tan enfermo contigo! ¡Por todos esos pensamiento e ideas! ¡Por esas heridas y cicatrices que te he dejado marcado! ¡Por aprovecharme de ti cuando era que estabas más débil!", el llanto es salvaje, se percibe en el alma corrompida de los dos. "¡No merezco tu perdón, pero igual! ¡Necesito desahogarme! ¡Lamentar este dolor mío y tuyo!".

Louis se avecina y se tira de rodillas, tomando de los hombros a Harry para revelarle que estaba con él. Aquel levanta su cabeza, su rostro está hinchado y con ojos tan abiertos al sentir el tacto de éste. Era como recobrar el aliento que dejabas salir de tanta depresión.

Louis intenta sonreír para animar, pero no lo consigue. "Ya, es suficiente."

"¡No, no lo es! ¡No es suficiente lamento!", Harry niega enérgico, sus labios formando un puchero. "¡Debo lamentar todo, todo, TODO!".

"Harry...", lo llama, llevando su mano a la mejía de aquel. "Te perdono."

Harry respira, poco a poco calmándose y sintiendo sus pies volver a la Tierra. Las palabras mágicas de Louis detonaban su alrededor. Porque Louis era el único que, talvez, podía apaciguar su abandonado ser, y eso hacía que lo amara más de lo debido.

"También reconozco que lo que hice estuvo horrible... No debí mentir.", continua, haciendo que Harry soltara el cuchillo en el suelo. "Lo siento, por lo que hice. Créeme que primero me resistía a ti por todo lo que me hiciste, porque no quería parecer el delicado de siempre, quería ser invulnerable.", se vuelve cabizbajo. "De igual manera, me siento tan desgraciado al haber hecho eso. Es que... Estaba tan colérico y falleciendo que lo primero que se me vino fue alterar la verdad, sólo pensé en mi propio bien.", Harry pasa una de sus manos a la que Louis tiene en su mejía, el calor entre ellas estableciéndose. "Y ahora que me dices esto, de que morirás... No sé... Me hace pensar y recordar en todo lo que pasamos. Sobre que lo que más querías era protegerme y amarme, y yo sólo te menosprecie por inútil... ¡Lo siento, Harry!... Debería de confesar e ir a la cárcel por ser un farsante."

Harry niega, rehusándose a lo último dicho de aquel. "No, no. No lo hagas.", la mano de Louis baja, pero Harry logra entrelazarla con la suya para sustentarle. "Recuerdas lo que te dije: podemos huir, donde nadie nos encuentre y sepa de nosotros. Borrón y cuenta nueva. Hagamos una nueva vida nosotros juntos. Seré sólo tuyo. Cambiaré, ¡te lo prometo!... ¿Qué piensas?", demuestra una gran ilusión en sus ojos.

Louis parece emocionado con la idea, desamarrando unas pequeñas lagrimas que riegan sus pómulos y mejías. En serio, le asombraba a lo muy lejos que Harry iba por él.

Era increíble lo que los hombres tontos y enamorados llegaban hacer.

"No serás mi primer amor... Pero sí el mejor de todas las historias.", admite Harry, sus ojos de bambi dando seguridad.

Louis los mira por unos segundos, seducido por ellos. "Oh, Harry.", su rostro se aproxima al de él, casi cerca de pactar con sus labios. "Te necesito...", el rizado cierra sus ojos, rozando con sus carnosos labios los de Louis que lo cegaban. "Te amo, jodidamente te amo."

Harry sin paciencia agarra entre sus manos el rostro de Louis, arrebatando los labios de éste en un beso feroz y conmovedor. No faltaron las lenguas que se movían con destreza y probaban del otro como si el fin del mundo los retara. Están tan agitados y lujuriosos por más, pero paran al necesitar un poco de oxígeno.

Sus frentes quedan pegadas, narices topándose y los labios viciando al del otro. El calor corporal es ardiente de una manera intrigante, la pasión que se convivía los fundía.

"Sé que te deje. A sí que, dame la oportunidad de volver a llegar a tu corazón...", dice Louis, palabras tan huecas pero con poder. Harry estaba en la punta del máximo éxtasis. "Sólo espera a que vaya por el cuchillo."

Y el cuchillo es incrustado en el corazón de Harry.

Jadea doloroso. Su cuerpo se tensa. Sus ojos son tan grandes, impactados, que miran directamente a los de Louis; unos que no eran iguales a los que conoció.

Louis intenta pujar más el cuchillo -el que había dejado Harry en el suelo, al que agarró con disimulo-. Su mano temblaba. Su mente aullaba venganza-dolor-venganza-dolor-venganza-dolor. Las hormonas de su cuerpo iban impulsadas y con millones de frenesís.

Harry lleva a duras penas su mano a donde Louis le clavaba, buscando el modo de que parara. Era imposible al sentir el desgarre físico y emocional, la sangre salir y ser manto. Éste no era el Louis al que amaba, pero de una manera u otra, le atraía.

El mayor se aleja, empujando a Harry que queda recostado en la parte baja del sofá. Su mano tiene unas salpicaduras de sangre, las examina detenidamente y sabe que lo ha logrado. Lo ha logrado...

Voltea a ver al herido que expira lentamente, batiendo entre la vida y la agonía de luces que se creaba en su ambiente; luces que brillaban pero se volvían negras en un intenso valle. Aun trata de quitarse de encima el cuchillo, pero ya es demasiado tarde.

"Imbécil.", masculla Louis, su rostro fruncido y la furia volcándolo. "Eres fácil de engañar."

Se traslada a la encimera que tenía a un costado de la sala, donde había en una bandeja vasos de vidrios y un botellón de whiskey. Se sirve uno, galanteando al natural. De los gabetines primeros saca su valuada arma cargada de una sola bala.

Si sucedía algo, que sucediera... se repitió.

Se voltea y regresa a donde Harry, y por un momento lo entendía. Porque en verdad era genial ver a alguien de esa manera. Ya casi muerto, y por ti especialmente.

"¿Creíste que huiría contigo y viviríamos un felices por siempre? ¡JA!", bebe un poco, el líquido es excepcional. "Si supieras todo el rencor que te guardo. El odio que tú mismo me creaste. El asco que te tengo al verte y lidiar contigo."

Harry trabaja por decir algo, susurrar sus últimas palabras entre sollozos y el dolor carnal que se expandía hasta su vitalidad. Pero Louis le dañaba en todos los sentidos. Si le hubieran predicho que Louis sería el más grande doble cara, su verdugo traicionero, aun así se arriesgaría. Porque está parte de Louis era sensacional.

"¡Vamos, habla! ¡Di lo que quieres decir!", grita, apuntándole con el arma. Pasan los segundos, y Louis espera a que pueda decir algo, eso lo desespera. "Sabes... Yo te amé, en serio. No me importaba lo que eras, me valía un comino todo.", le da un sorbo al whiskey, gruñendo ante el sabor. "¡Pero lo echaste a perder! ¡Todo por tus malditos celos y posesión!".

"L-Louis...", titubea Harry, extendiendo su brazo al aire,

"¡Lo que hiciste es imperdonable!", baja el arma, acongojado. "Para lo único que sirves es hacer sufrir a los que amas."

"Y-yo, Louis-".

"¡¿Por qué vienes hasta ahora tan arrepentido?! ¡¿Por qué cuando ya estoy olvidándote y reparando mi vida?! ¡Lo único que traes son recuerdos que me arruinan!", le interrumpe alterado. "No tenía planeado matarte, pero tú te lo buscaste.", bebe de un trago lo poco que quedaba del vaso. Después vuelve a alzar la pistola en dirección a Harry. "Mira a donde hemos llegado."

Harry tose, viendo tan ido la actitud y figura de Louis. No podía estar más orgulloso de lo que su pequeño era. Aunque Louis dijera que lo odiaba, le daba mucha importancia. Sólo demostraba que era la base y el protagonista de todos sus sentimientos. Le amaba...

"Louis.", lo nombra, pudiendo por fin hablar. "Te amo, no lo olvides."

Las sirenas se oyeron a los lejos.

El torbellino de problemas azota.

Un clic en la cabeza les advierte que todo concluía aquí.

Louis, quizás volviendo a sus casillas, rompe a llorar. El tiempo le quemaba la mente, lo volvía marioneta de sus sádicos impulsos. El tormento de sus actos le decía hazlo. Y pues lo haría, porque ya no quedaba vuelta atrás. No había más sueños por lo que añorar ni piedad por la que rogar.

Tira del vaso cristalino a la pared, impactando duro y quebrándose en piezas que salen volando por doquier. "Vas a morir sin haber cumplido tu mayor objetivo: Matarme.", Harry no dice nada, ya estaba tan debilitado. Pero aún era consciente de lo que pasaba. "Pero, te daré un gustazo mejor. Como tu último deseo de vida."

Harry movió su cabeza en señal de no, o talvez sí.

El típico sonido de las sirenas se aproximaba cada vez más. Obviamente ya no quedaba tiempo para una despedida concreta. Sólo presenciaban su mismo juicio, su mismo destino.

Una oportunidad, un disparo.

Louis alistó la pistola y apunta, ladeando su cabeza y dándole una última mirada enternecida a Harry. "Creo que si éramos la pareja perfecta, cariño.", jala del gatillo.

Los sesos de Louis salen de su órbita y su cuerpo pesado se desploma de lado. Se había disparado desde la sien, en donde la bala le traspasó hasta llegar a salir del cráneo. Un suicidio planeado desde hace años y exhibido como cereza en el pastel.

De su boca sale una laguna de sangre, no decir de la parte lateral de su cabeza agujereada y la sien que era una caverna que escupía. Sus ojos estaban abiertos, pero no hay señal de vida. Fue rata que cayó en la trampa de siempre, en su trampa. La imagen era tremenda y devastadora para el rizado que lo contempló.

Harry mira directamente el vacío de los ojos de Louis, y cree que llorar y seguir lamentándose es poco. Los segundos eran bomba, su fracasada sensibilidad lo degollaba. Si Louis ya no estaba en este mundo, no era merecedor de seguir siendo error y fastidio.

Se había ido. Lo empujó a suicidarse con sólo su presencia y recuerdos. Por unos instantes se sintió máximo, porque Louis le dio en verdad el mejor de los gustazos. Le amaba, Louis le amaba. No importaba quien viniese a negarlo, porque hasta el mismo moribundo Louis lo pensaría y al final aceptaría.

En la puerta se escucha el golpeteo de los policías, también llamando y dictando su palabrerío de siempre. Muy tarde, idiotas, pensó Harry.

La hemorragia interna del corazón de Harry ya tenía suficiente, era hora de partir. Cansado, cierra los ojos, sintiendo a su cuerpo convulsionar y poco a poco él desconectándose. El sufrimiento no lo desamparaba, el oxígeno se iba patadas, su alma gris iba a tope.

Era el final del cuento de hadas.

Y sonrió débil. Muriendo feliz al experimentar el placer de morir por las manos de Louis, su Louis.


FIN


Louis odió la parte infernal y matanzas de Harry. Más no su amor enfermizo, la manera en que lo hizo sentir la única maravilla del mundo y ser centro de atención por fin de alguien.

Harry destetó la traición y el egoísmo de Louis. Pero sin importar lo amo insensatamente y cayó como tonto, hasta pudo estar dispuesto a morir por él. Fue el único que lo hizo sentir como un humano que valía la pena a pesar de ser una bestia.

No habían nacido para estar juntos, pero en este mundo.

Ellos pasaron por traumas que los hicieron actuar de manera inconsciente. Sus mentes macabras los impulsaron. Los problemas los cegaron. Fueron inmaduros de orgullo. El desprecio sólo fue una emoción momentánea. De alguna manera, los dos estaban enfermos mentalmente, desequilibrados de sus sentimientos. Locos por ser solamente del otro. Débiles al no poder darlo todo. Sólo ellos vivieron y comprendieron su amor...


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