Nash era un montruso.
Nuestro equipo había ganado gracias a él. Tanta fue la alegría que sentí que me lancé a besarle cuando el partido finalizó.
Y sí, Nash y yo salíamos. Pero eso no es algo nuevo, es algo que sucedió hace un par de semanas. Era lo único que me iba a ayudar a olvidar a Cameron, digo, el Repelente...
Me había intentado alejar pero no había servido de nada. Necesitaba de él, de su ternura, de esa sonrisa que pocas veces había visto pero deseaba alguna vez provocar, de esos labios tan deseables y de su forma de ser.
Estaba muy enamorada de él y, de un modo u otro, me estaba mintiendo al estar con Nash.
Era la hora de volver a llamar su atención, hacerle pensar que ya no estaba "enfadada".
Le mandé una foto con mi atuendo para la fiesta que había después del partido.
Me daba verdadero apuro que no quisiera saber más de mí.
Yo: ¿Irás a la fiesta?
Rato después, él respondió, formando una sonrisa en mi rostro.
Repelente: No voy de buena gana en realidad...pero quieren que vaya, y mi madre no quiere que me quede en casa...
Yo: Bien... ¿Que llevas puesto?
Repelente: ¿Que es esto? Avery! Estas aburrida y ahora me hablas?
Eso fue un golpe bajo por su parte.
No me estaba aburriendo, todo lo contrario, iba en el coche de Matt camino a la casa de Jace dónde ya estaban todos los del equipo.
Algo indignada le llamé por teléfono.
-¿Si?-dijo.
-A que viene lo del chat, solo te he hablado Cameron.-respondí dura.
-Es por eso.-le noté algo frustrado
-¿No quieres que te hable?
-Avery, no es eso...es que lo hubieras hecho antes...
-¿Qué?-le pregunté confundida mientras Matt aparcaba.
-Has tenido varios días...y ahora cuando te debes de estar aburriendo me hablas como si nada.-estaba enfadado, conmigo... por mi culpa.
-¿Estas enfadado porque no te he hablado?El Repelente gusta de mí...-lo último lo dije sin querer, no quería que pensara que yo era creída como Scarlett y su ejército de perros falderos.
-No lo estas arreglando, solo estas dejando más claro que tu y yo no podemos ser amigos.-colgó.
Bufé molesta y le di un golpe a la radio del viejo coche de Matt. La radio comenzó a sonar.
-Me has arreglado la radio.-rió pero paró al ver que mi cara no era de muy bueno amigos.
-Lo siento Matt, soy estúpida.
-Era Cameron, ¿cierto?-suspiró-Solo te digo que en esta noche puede pasar de todo...-bajó del coche.
No estaba segura si debía ir a esa fiesta, pero no quería hacer volver a Matt que, aunque Nash era mi novio, seguía gustando de él y siempre esperaba con ansias los momentos en los que podía estar mirándole. A mí no me molestaba en absoluto pero...
Digamos que yo a Matt le quiero mucho, pero a veces se pasa de acosador.
-¿No vienes?-dijo Matt llamando mi atención.
Cogí fuertemente aire y salí del coche, para luego entrar a la casa acompañada por Matt.
Al minuto, Matt ya había desaparecido y me sentía como estar en el extranjero, a pesar de que me conocía bien la casa de Jace.
Es difícil de creer pero casi todos estaban ya ebrios, por lo cual te encontrabas cada cosa a tu paso.
Yo solo quería hablar con Nash, y podría apostar a que él también estaba borracho.
No me equivocaba del todo, él se encontraba en la piscina de Jace haciendo monerías con un balón mientras todos aplaudían.
Me acerqué a él, lo bueno fue que me vio al instante y se acercó rápido.
-¡Avery!-arrastró algo las vocales y me besó, sentí el alcohol entrar por mi fosas nasales provocándome una breve náusea.
-Hola Nash.-dije separando nuestro beso dejándole con un puchero-¿Estás borracho?
-¿Qué clase de pregunta es esa?-rió y yo le miré muy seria-Estar borracho y beber mucho alcohol no son sinónimos.
-Nash, ¿qué es un sinónimo?
-Avery, por el amor de Dios, es una especie de catus. Obviamente...
-Nash... estás borracho.-le agarré del brazo y le arrastré hasta un lugar más privado, en el que pudiéramos hablar.
-Avery, creo que debemos hablar.-dijo aún arrastrando las palabras.
-Nash, ¿me quieres?-puse mi mano en su mejilla, acariciando con mi pulgar su pómulo.
-Avery... creo que soy gay.-abrí muchos mis ojos, Matt se iba a alegrar.
Todo por Matt... #sopowerfull
-¿Gay?-sonreí, de todos modos uno de los dos iba a romper el corazón al otro. En un principio pensaba que iba a ser yo, pero al final le ha tocado a Nash.
-Me gusta Matt... pero yo a él no y tú eres mi...
-Shh, no te esfuerces borrachito de ojos azules amante de los cactus y chicos que comen más galletas en un día que parpadean.-parecía yo la ebria en ese momento-Lo mejor será que terminemos...
-Sí...
-Nash, te quiero.
-Y yo, cactusito.-rió, me abrazó y despeinó mi pelo para luego irse.
Algo tocada entré de nuevo a la casa, que estaba mucho más llena que cuando llegué y todos estaban más borrachos aún.
Mientras andaba buscando algo sin alcohol que beber sentí unas manos en mi cintura, las cuales me giraron y acercaron a unos labios fromando un casto beso. Me separé rápido de aquella persona. Sus brazos volvieron a atraerme hacia él y sus manos viajaron de mi espalda a mi trasero. Planté una bofetada en la cara de Jace.
-¡Jace, vete a la mierda! ¡Págale a una prostituta o usa a tu novia con complejo de Barbie!
-Lo estás deseando... lo deseas desde aquella vez que casi...-comenzó a susurrar y mis lágrimas no tardaron en salir.
-¡Qué te den!-le di otra bofetada y sequé mis lágrimas.
Tras mereondear entre borrachos en la fiesta y conseguir un par de tragos sin alcohol, me sentía algo más relajada que antes, pero necesitaba lavarme los dientes por lo menos cinco veces para olvidar el horrible del sabor a alcohol y de Jace, ambas cosas no desadas por mi organismo.
Sentí unas manos en mis hombros y me giré rápido, no quería más de Jace.
Pero esta vez estaba él, mirándome, de la manera más provocadora del mundo y lo más segura era que él no lo supiera.
Llevaba una gorra hacia atrás, una camisa azul y unos pantalones negros combiandos con unas converse negras. Sin perder su escencia.
No sé como pasó, pero de un momento a otro él ya me había alejado de la fiesta y me tenía arrinconada en la pared.
-¿Por qué me haces esto?-dijo seco.
-Ey, yo no te echo una mierda... Así que deja de quejarte.-fruncí mi ceño.
-Sí que lo has echo...me has ignorado todos estos días.
-Creí que es lo que querías.-fui honesta.
Negó rápido y se apegó más a mí haciendo que mi pulso se acelerara hasta el punto que tenía miedo a que él oyera mis latidos.
-No, no quiero que te alejes de mí...-dijo tierno, como siempre.
Cerró sus hermosos ojos fuertemente.
-Te ves muy guapo Cameron.-dije mirando sus labios e, incoscientemente, relamiendo los míos.
-¿Qué me has echo Avery?-soltó una risilla que hizo que un millón de mariposas volaran en mi estómago.
-Aún no te he hecho nada.
-Por favor...perdoname por lo que voy a hacer Nash.-dijo muy cerca mío.
-¿Nas...?-no me dejó terminar, pues nuestros labios ya estaban unidos.
Nadie en el mundo humano sabía lo que necesitaba de aquellos labios que tanto había imaginado sentir tantas veces.
Era muy tímido, pero menos de lo que yo en realidad pensaba.
Comencé a jugar con los pequeños ricitos que se le formaban en la nuca y el agarró con más seguridad mi cintura y cuello.
Estaba en la nubes, pero quería más.
Lamí sus labios pidiendo paso a su boca, que para mí era como un tabú, y comencé a explorar. Él también hizo su propia investigación en mi boca.
Con mis dientes atrapé su labio inferior y tiré levemente intentando no hacerle daño.
Un leve gemido salió de su garganta.
Al terminar, agarré su mano y le guié por la casa. No estaba muy orgullosa de conocer de palmo a palmo la casa del bastardo de Jace, pero en ese momento me iba a ser útil.
Entré a una habitación seguida de Cameron, pero a lo que había dentro no le daba crédito.
Matt y Nash... besándonse.
-¿Matt? ¿Nash?-preguntó Cameron.
-Luego os lo explicamos.-dijo Nash riendo para volver a besar a Matt y con un gesto de mano hecharnos.
Estábamos solos en frente de la puerta, escuchando de fondo la música de la fiesta. Bajé la mirada a nuestras manos, que estaban entrelzadas.
Cameron se dio cuenta hacia dónde iba mi mirada y me dio un apretón suave en la mano.
-¿Nos vamos?-susurró.
-¿No has venido con Angeline?-pregunté.
-Sí pero... hoy te quiero a ti.-solté nuestras manos.
-¿Solo hoy?
-No. Hoy, mañana, pasado, en el baile, si-siempre.
-Cameron, lo siento. Tu estás con Angeline y dos no pueden manejar un mismo volante...-frunció su ceño sin entender-O ella o... o yo.
-Tú. Tú desde la primera vez que te vi, aunque yo mismo me lo niegue.
-Es que eres cabezota de narices, y no solo figuradamente.
-Heey.-me dio un leve codazo y yo reí.
-Vámonos, la noche es joven.
-Así se habla, Pelo Gris.-tomó mi mano y besó el dorso.
-¿Te cuento un chiste?
-No.
-Pero...
-No.
-Nuestra relación va a ser difícil si no aguantas mis superchistes...
-Relación, ¿huh?-preguntó arqueando una ceja.
-Perdón, Angeline...
-Esta noche, Angeline no existe.-cerró la puerta de entrada y juntó de nuevo nuestros labios.