Capítulo 3: El engaño de Harry
Narrador P.V.O
Hermione se tapó la cara con la almohada para amortiguar las carcajadas del chico que hacen que se sonroje. Se durmió e intento no recordar los momentos que le desasosegaban de la Batalla Final.
La castaña se despertó y aprovechó para contemplar al rubio mal-teñido a su placer, pensando que él estaba dormido. Hasta que casi se cae de la camilla al ver al chico despierto.
- Aunque tenga los ojos cerrados, no significa que esté dormido, sabelotodo, sé cuando alguien me mira, y tú te has olvidado de respirar.
- No te creas mucho, ¿eh?. No te creas tan especial.- se quejó Hermis.
- No soy especial, sólo soy edición limitada, mis padres rompieron el molde al hacerme.
- ¿Te crees el ombligo del mundo?- preguntó Hermione, que estaba disfrutando igual o más de la discusión intelectual con Malfoy.
- No lo creo, lo soy.
- Presumido.
- Comelibros.
- Arrogante.
- Sabelotodo.
- Infantil.
- Sangresucia.
- Niño de mamá.
- Asquerosa muggle.
- Estúpido mortífago
- Rata de biblioteca.
- Insoportable, clasista, purista de sangre, egocéntrico ...y no sigo porque me llevaría toda una eternidad decirte todos los que pienso. ¿Puedes mandarle un Patronus a Ginny de mi parte para decirle que estoy bien ...?
- Como usted desee, señorita.- le complació el rubio.- ¡Expecto Patronum!
Una serpiente de niebla salió de la varita del hurón albino y el Slytherin le encomendó la misión deseada por la leona.
Lejos de San Mungo, Ginny arreglaba los preparativos de la boda, preocupándose por su amiga, de la que no tenía noticias desde el día anterior. Hasta que llegó el Patronus con el mensaje.
- "Tranquila, Ginny, estoy bien, sólo tengo Viruela de Dragón. Lo malo que me ocurre es que tengo al tonto de Malfoy cuidándome porque sólo él tiene las habilidades de la Legeremancia y Oclumancia."
Harry escuchó el mensaje y tranquilizó a la miniWeasley. La chica le respondió con un suave y dulce beso, que no tardó en convertirse en uno apasionado. Se separaron delicadamente por la falta de aire.
- Ya está, Ginny, ya sé que me quieres pero tampoco hace falta que me dejes sin una gota de oxígeno en el cuerpo.- bromeó Harry.
- Pero mira tú por donde que me seguiste el juego.- la pelirroja y el moreno se empezaron a reír a carcajadas.
- Ginny, cariño tengo que decirte algo ...no te enfades por favor yo no quería que esto ocurriera.
- Harry, me estás asustando, ¿qué pasa?- la miniWeasley estaba nerviosa y muy preocupada.
- Lo siento mucho, cariño, pero ...¿te acuerdas de Pansy Parkinson?
- Claro, cómo olvidar a esa serpiente. Con lo amable y cariñosa que es.- dijo con sarcásmo.
- Pues ...me he estado viendo a escondidas con ella.- confesó el chico.
- Harry, aunque me desconcierta un poco tu comportamiento, no hace falta esconderme eso. Puedo aceptar que sois amigos.
.
- Ya ...el caso es que somos algo más que amigos.- el moreno lo dijo despacio para que la chica lo comprendiera poco a poco.
- ¡¡¿¿QUÉ!!??¡¡¿¿ME HAS ESTADO ENGAÑANDO CON ESA ARPÍA Y ASQUEROSA SERPIENTE??!!¡¡¿¿CÓMO HAS PODIDO HACERME ESTO??!!
- Una cosa llegó a la otra y ...-dijo el chico dándose cuenta del grave error que cometió- Ginny, por favor ...-pero no pudo terminar porque la miniWeasley se alejaba de él corriendo.
- ¡¡DÉJAME EN PAZ!! ¡¡PUEDES IRTE CON LA ...- la chica chilló un insulto que escandalizaría al mismísimo Voldemort de pies a cabeza, si no fuera porque estaba muerto- DE PANSY PARKINSON!! ¡¡NO SE TE OCURRA SEGUIRME PORQUE SOY CAPAZ DE CUALQUIER COSA Y TÚ LO SABES!! ¡¡ASÍ QUE NO ME PROVOQUES!!- y dicho esto, la pelirroja se fue a San Mungo a contarle a Hermione lo que había pasado.
Llegó al hospital temblando, con los ojos rojos y la cara pálida. Fue hasta la habitación donde estaba la leona, pero de camino se encontró a Neville y a Luna entablados en una conversación hasta que repararon en la presencia de la Weasley.
- Hola, Ginny, ¿cómo estás?- dijo Lunática con su habitual voz soñadora.
- Sí, muy bien.- mintió- Lo siento, chicos, tengo que ir a ver a Hermione.
- Ve, no pasa nada.
Ginny entró en la habitación donde su amiga estaba y casi pega un grito al ver la escena ante ella. Hermione estaba a punto de besar a Malfoy y cuando se dieron cuenta de la presencia de la chica, ésta se puso roja al igual que Hermione. La primera porque había interrumpido la escena tan romántica que estaba a punto de suceder, y la segunda porque Ginny la había pillado a punto de besarse con el rubio.
- Yo me voy, leoncita, miniWeasley ...- se despidió el príncipe de Slytherin.
- ¿Leoncita? ¿Hermione, qué está pasando aquí?- preguntó la pelirroja perpleja y olvidándose por un momento del problema con Harry.
- Bueno, es que después de la lucha de insultos y de que él te enviara su Patronus, nos pusimos ha hablar civilizadamente e intentó convencerme de que le dejara claro a Ron que aunque nos hubiésemos besado en la Cámara de los Secretos no había nada especial y así estuvo dándome argumentos durante un tiempo hasta que me pidió una tregua y ahí fue donde entraste tú y nos pillaste por sorpresa a punto de besarnos.- la castaña se sonrojó un poco.- Por cierto, ¿te ocurre algo?
- Bueno, pues Harry se ha estado viendo a escondidas con Pansy Parkinson.
- Pero no te tienes que poner celosa, sólo son amigos.- intentó tranquilizarla Hermione, pero se quedó en eso: un intento.
- Eso pensaba yo también, pero me dijo que eran algo más que amigos ...- explicó la Weasley, que estaba de los nervios y con lágrimas en los ojos.
- ¡Cuando le coja lo pagará muy caro!
- Tranquila, Herms, le sigo odiando pero tampoco es para matarlo.
En ese momento entró Luna con Neville interrumpiendo la conversación de las chicas.
- Hermy, tenemos buenas noticias, mañana podrás volver a casa.- informó Lunática
- ¡Qué bien!
- Y también hay otra noticia, Neville y yo nos vamos a casar. Los dos tenemos empleos y queremos estar juntos el resto de nuestras vidas. Él trabaja en el Ministerio de Magia, en el Departamento de Uso Incorrecto de Artefactos Muggles y yo aquí como sanadora.
- ¿A qué hora me podré ir mañana?
- Al mediodía ya deberías estar curada.
- ¡Genial!
Todos se fueron y dejaron a la Gryffindor sola para que pudiera dormir ...
Un sueño imaginado por la chica.
Falso.
Granger:
Necesito hablar urgentemente contigo,nos vemos en
la puerta del aula de Transformaciones a las ocho y
cinco. Por favor no faltes.
Draco Malfoy
La chica al leer de quién era la carta se emocionó repentinamente, ella sabía que adoraba ese pelo rubio platinado, esos ojos grises, esa cara perfecta y su cuerpo bien definido, aunque normalmente le daba vergüenza admitirlo. Bajó al Gran Comedor, se sentó en su mesa e intentó ignorar las miradas que le lanzaba un Slytherin en particular. Terminó su desayuno habitual, gachas de avena con un par de tostadas, y se puso a leer El Profeta, que decía:
La familia Malfoy y Black:
Draco Lucius Malfoy, el último Black y Malfoy vivo.
Muchas chicas arriesgarían su vida por estar con este
encantador joven de ojos grises y pelo rubio platinado.
- Soy así, nadie puede cambiarme- declaró el propio
Draco. ¿Pero estará este encantador muchacho
enamorado de alguna chica? Este joven no ha querido
darnos respuesta alguna por lo que deducimos que está
enamorado. Pero la pregunta importante es ¿de quién?
Muchas fuentes me han informado de que manda
regularmente cartas a la señorita Hermione Jane Granger.
¿Es ahora la señorita Granger la envidia del colegio
Hogwarts de Magia y Hechicería?- No es envidia, seguro
le ha puesto amortentia en el jugo de calabazao en la
cerveza de mantequilla- respondió una alumna de Ravenclaw
esta misma mañana. Para seguir leyendo este artículo consulte
la página 13.
Redactado por,
Rita Skeeter
- ¡Esto es increíble!- bufó la castaña al terminar de leer el artículo- ¡Por eso habían unos periodistas entrevistando a un montón de chicas!
- Ya está, Herms, tranquilízate. A mi también me hicieron preguntas, pero dije la pura y dura verdad.- dijo con sinceridad la miniWeasley.
- ¡¿QUÉ LES DIJISTES GINNY?!
- Tranquilízate, Hermy, dije, que a ti ese hurón mal-teñido no te gustaba ni te gustará, pero creo que las fans de Malfoy no están muy de acuerdo conmigo. Te recomiendo no entablar mucha amistad con personas muy obsesionadas al príncipe de Slytherin.
- Ok, gracias. Por cierto, ¿qué hora es?
- Las ocho y diez.- respondió Ginny mirando su reloj.
- ¡Por las barbas de Merlín! ¡Llego tarde!