—Cal —éste se giró para mirarlo— puedo quedarme o corro peligro de trauma, es que si es eso mejor me voy, o me pongo la música muy alta.
Él retrocedió hasta llegar a su altura, estampó su mano contra la nuca de Mike y desapareció por las escaleras. Aquello me había dolido hasta a mí. Me acerqué al único chico que quedaba en la estancia, el cual me miraba haciendo puchero, haciéndose el inocente, y le abracé, dándole unos golpecitos en la espalda y riéndome cuando acercó su cara a mi hombro limpiándose en mi chaqueta. Maldito Michael.
Más tarde me hallaba en mi cama, pensando en todo lo que había pasado en menos de dos horas. Antes de caer dormida mantenía una sonrisa en mis labios mientras intentaba recordar el sabor de los suyos.
*oye, yo creo que nuestra protagonista se merece una amiga, ¿no? Pues quiero que vosotras elijáis su nombre :')*