Me dolía la cabeza,maldita Rachel y su estupido séquito de imbeciles,la rodilla me sangraba demasiado y mi mejilla estaba roja e hinchada.
-Perra-susurre mientras me tocaba mi cuero cabelludo,era un milagro que no me hubiera arrancado mi cabello,me sonreí con lastima en el espejo,no mas,no mas abusos,no mas lagrimas,las iba a hacer pagar cada una de sus agresiones e insultos contra mi.
(...)
-Dime mosquita muerta,¿qué harás ahora?-la castaña río cruelmente,la pequeña encogida sobre el piso,de repente se paro y le sonrió.
-Algo mucho mejor que vomitar todos los días en el excusado,maldita vaca-le sonrió como el filo de un cuchillo,y se dio la vuelta dejándola boquiabierta,se dio la vuelta-por cierto,no funciona,te ves igual de obesa.
La castaña ahora tenía los ojos aguados y se cubría el estomago con miedo y miraba nerviosa sin saber que decir,me gustaría decir que no sentí satisfacción pero,seria una gran mentirosa.
-¡Muévete perra!-pase a su lado dandole un empujón,me reí y me fui a casa.
Desde ese entonces,ya nada es igual.