26; Memoria Desbloqueada
Haneul
El ruido de una puerta atorada hizo que mirara hacia el otro coche. Ni me acordaba que ese estaba ahí. De repente, dicha puerta se abrió y de ella, salió un chico pequeño, con varias heridas en la cabeza.
─¡Jimin, no vayas!─ gritó alguien dentro del coche.
─¿Jimin?─ estaba inmóvil en el mismo sitio donde me había colocado. Jimin pasó de largo y se situó frente a mi padre. Después de comprobar algunas cosas, intentó entrar en el coche donde mi cuerpo todavía estaba tirado en el suelo, sin intención de moverse.
Mientras pasaba todo eso, otra persona salió del otro coche, también con heridas, pero menos grabes que las de mi padre o las mías, ya que podía andar perfectamente. ─No la toques Jimin─ le dijo, Y Jimin empezó a llorar
─Papá, Haneul...─ pero no logró acabar la frase, porque empezó a llorar ruidosamente.
─Lo sé, pero si la tocas será peor.─le respondió su padre, cogiendo al mío y colocándole la cabeza encima del árbol que estaba tirado en el suelo, a modo de almohada. ─ Vigila que a Joseph no le pase nada, intentaré sacar a Haneul con cuidado─ Jimin asintió con la cabeza mientras se limpiaba las lágrimas con la manga y caminaba en dirección a donde se encontraba mi padre.
Su padre, abrió la puerta de la parte trasera con fuerza, porque se había quedado atascada y me sacó con cuidado, para luego dejarme al lado de mi padre.
Cuando yo ya me encontraba tumbada perfectamente boca arriba, Jimin corrió a por mi oso de felpa, que se había caído al suelo cuando su padre había logrado sacarme del coche. Lo sujetó entre sus brazos y corrió a mi lado.
Sonidos de coches policías y de ambulancias se colaros desde arriba del terraplen.
Parpadeé y de repente, ya no estaba en el mismo sitio.
Me había transportado en mis propios recuerdos.
Ahora estaba en una sala de hospital, lo primero en lo que me fijé es que mi cuerpo estaba en una cama completamente blanca, con muchos cables colocados alrededor de los brazos, la nariz y la cabeza. Había un monitor que de vez en cuanto hacia "pip" pero lo hacía muy pocas veces, como si mi corazón latiera débilmente. También me había percatado de la venda que me rodeaba la cabeza y que, tenía una pequeña herida todavía que sangraba, porque había una mancha de sangre en el lado izquierdo.
Por puro impulso, me llevé mi propia mano a mi cabeza, examinando la cicatriz que tenía en el mismo lado que desde donde sangraba la de mi yo pequeña. Mi madre me había dicho que esa cicatriz me la había echo al caerme de un columpio, un poco antes del accidente de coche.
Pero solo ahora sabía que eso era mentiras, como casi todo lo que me había contado ella.
-¿Cómo se encuentra doctor?─ y hablando de la reina de roma, escuché su voz detrás de la puerta. Me levanté del pequeño sofá y fui directamente hacia ésta. La abrí y la cerré en unos segundos y me quedé apoyada en ella.
Habían varias personas sentadas enfrente de mi habitación. Mi madre y mi hermana eran las únicas en pie, había un hombre que no había visto nunca y Jimin y su padre junto con otra mujer, abrazada a éste último, que supuse que era su madre.
─No te voy a mentir, está en una situación grabe─ le dijo el doctor sin pelos en la lengua─ pero es una chica fuerte y se está recuperando conforme pasan los días. Su golpe en la cabeza está curándose rápidamente así que, estamos casi seguros que despertará pronto.
─Menos mal─ soltó mi madre, abrazandose a mi hermana
─Si huvieran tardado un par de minutos más, no la habíamos podido salvar. ─ Mi madre asintió con la cabeza.
─¿Y mi marido?─ vi como una sombra negra pasar de repente. Eso no me gustaba nada.
El doctor negó con la cabeza─Sólo se ha salvado su hija. Su marido había perdido mucha sangre y no lo hemos podido salvar. Lo lamento mucho─mi madre de repente se derrumbó en el suelo, acompañada por mi hermana que la abrazaba como podía.
He de admitir que, sentía lástima por ella, nunca la había visto así. Mi madre era la típica persona orgullosa que nunca demostraba lo que sentía y mucho menos, lloraba delante de nadie. Pero verla en ese estado, me sentía mal por ella y por todo esto.
Lo tenía que haber pasado mal.
Y entonces, noté una gota de agua en mi mano, ya que estaba con los brazos cruzados sobre mi pecho.
Había empezado a llorar sin darme cuenta.
De nuevo, habíamos cambiado de tiempo. Ahora mi yo ya estaba despierto, jugando con una muñeca de porcelana, que sino recuerdo mal, todavía la tengo guardada por ahí.
Me limpié rápidamente las lágrimas que seguían saliendo y giré mi cuerpo hasta el doctor. Habían exactamente las mismas personas que la última vez, pero se notaba que había pasado el tiempo. Todos iban vestidos con ropas diferentes, al contrario del doctor, que seguía con su uniforme completamente blanco.
─¿Y bien doctor? ¿Ya está bien?─ el doctor asintió.
─Tal y como habíamos dicho, se ha recuperado correctamente y en una semana se podrá ir a casa.
─Menos mal─ dijo mi hermana, que no había abierto la boca en todo el tiempo
─Pero...─dijo el doctor mirando a mi madre y pude ver como ella, se alarmó─ ha pasado tal y como habíamos pensado
─No le entiendo Doctor
─No recuerda nada de lo sucedido. Es algo típico en las personas que han sufrido ese tipo de golpe. Por decirlo de una forma que lo entiendan, al ser una chica tan pequeña, ella misma ha borrado sus recuerdos, para no sufrir. Se podría decir que se ha puesto un bloqueo en su memoria.
─¿Pero qué es lo que no recuerda?─ preguntó mi madre alarmada
─Creemos que el último año completo. Su último recuerdo ha dicho que fue cuando practicaba canto con los dos. Así que, sospechamos que el último año lo ha bloqueado por completo.
─¿Y no podemos hacer nada para que recuerde?─el doctor negó con la cabeza.
─No sería bueno para ella y menos a su edad. El duro golpe y recordarlo todo de nuevo podría dejar secuelas grabes y en el peor de los casos, un trauma de por vida.
─¿Quiere decir que no le podemos decir nada?─asintió en respuesta.
─Si quiere que su hija vuelva a ser la de siempre, por su propio bien, no debe recordar nada de lo que ha sucedido en este último año. Ni relacionarse con nada que haya estado o que le haga recordar, como amigos, fotografías, objetos que le tenga mucho cariño, ni nada que haga que recuerde. Deberá mantener todas esas cosas fuera de su hija.
─¿Y entonces como le digo que su padre ya no está con nosotros?
─No le deberá decir que murió en un accidente, porque eso podría encender la mecha que le haga recordar. Dígale cualquier otra cosa, pero que se piense que su padre sigue vivo. Si sabe que ha muerto, estoy seguro que recordará tarde o temprano.
«Así que.. ¿Fui yo?»
Yo soy la causante de todo.
─No quiero─ gritó Jimin sentado al lado de su padre. Se lebantó y se aproximo hasta mi madre, que lo miraba sin entender nada─ no quiero alejarme de Sky, hemos prometido casarnos cuando seamos mayores.
─Jimin, por favor, no es un buen momento. Vuelve aquí─ le riñó su madre y a malas, sin dejar de mirar a mi madre, volvió a sentarse en el lugar donde estaba.
El doctor ya se había retirado dentro de mi habitación y la madre de Jimin, en cuanto eso pasó se levantó del asiento y se colocó enfrente de mi madre, al igual que lo había hecho Jimin hacía apenas unos segundos. ─¿Qué piensas hacer Catarina?─ le preguntó.
─No tengo más remedio que hacer lo que me ha dicho el Doctor: Evitar cualquier contacto con el pasado que mi hija ha bloqueado. Y, lamentandolo mucho, eso os incluye a vosotros.
─No quiero, no quiero─empezó de nuevo Jimin a hacer berrinche. Su padre lo hizo callar de golpe y su madre continuó hablando.
─Lo entendemos. Así que, será mejor que nos retiremos, antes de que Haneul nos vea aquí.
─Te lo agradezco mucho, Lisa─ dijo mi madre con sinceridad. Se dieron un abrazo y empezó a caminar, seguida de su marido con Jimin en brazos, que no quería irse de allí.
─¿Qué hacemos mamá?
─Tendremos que mudarnos y volver a empezar en otra cuidad
─¿Y la carrera de Haneul?
─Habrá que suspenderla. No puede volver a cantar ya has oído al Doctor, hay que alejarla de todo lo que le haga recordar y si canta de nuevo, podría desbloquear sus recuerdos ella misma.
─Pero...─mi hermana calló de golpe.
─Lo sé hija, pero no podemos hacer nada. Haneul no puede seguir su vida tal y como lo habíamos planeado.
Al final, mi hermana asintió con la cabeza rendida y se retiró de allí.
Y yo que la he estado odiando, pensando que por su culpa y el ser la hija perfecta había logrado que mi madre quisiera otra hija igual. Y resultó que ella, no quería eso desde un principio.
Otro traslado de a mis memorias.
Nuestra antigua casa, lo que he llegado a recordar en estos diez años viviendo en una mentira es que en esa casa era feliz. Más feliz que ahora.
Pero mis recuerdos flaqueaban un poco.
Mi madre de repente, se acercó a mi hermana que me miraba con tristeza desde donde estaba mi pequeña yo, sentada frente a la televisión y le colocó la mano en el hombro.
─Es lo mejor para todos, cariño y lo sabes.
─Pero Haneul vivirá en una mentira para siempre. ¿Es así como quieres ver a tu hija?
─No, pero es lo único que podemos hacer por ella.
─¿Y sí algún día se entera? ¿Y si por toda esta mentira no vuelve a ser ella? ¿Y sí...?
─Ya mi amor, eso no ocurrirá. No permitiremos que eso ocurra.
─¿Y cómo piensas hacerlo mamá? ¿Cómo piensas frenar a Haneul de todo eso?
─Convirtiéndola en la hermana menor perfecta. Convirtiéndola en ti.
«¿Y ahora qué? »