Atrévete a dominarme {Wigetta...

By Guti_chica

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Portada realizada por sallyxmonagas1, todos los créditos dirigidos a ella. Guillermo regresa a el pueblo en e... More

Prólogo
Capítulo uno.
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco.
Capítulo seis
Capítulo siete
Capitulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
*Extra*
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Aviso
Capítulo dieciseis
*Extra dos*
Capítulo diecisiete
Capitulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo ventiuno.
Nota para mis bonitas/os lectoras/es
Tag del Escritor
Capítulo ventidos
Capítulo veintitrés
Capítulo venticuatro.
Capítulo Veinticinco
Capítulo veintiseis
Respuestas
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Para los interesados en ello.
Capítulo treinta.
Tag 40 cosas sobre mi.
Capítulo final.
Epílogo.

Capítulo quince

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By Guti_chica

Si mis cálculos no fallaban -y realmente no lo hacían, había estado contando incluso los minutos-, habían pasado ya tres semanas desde que tuve aquel pequeño -y digo pequeño porque estaba intentando mentalizarme de que realmente había sido un pequeño descuido por su parte- altercado, y solo había hablado con Samuel una sola vez, y casi había tenido que salir corriendo al borde de las lágrimas. ¿Tan cursi o débil me había vuelto en estas semanas? Pues si, pero me importaba más bien poco ser así, lo que realmente me preocupaba era el hecho de que era así por culpa de Samuel. O eso es lo que mi mente quería pensar, porque necesitaba echarle las culpas a alguien de el porqué me sentía así. Hace dos semanas, cuando hable con Samuel por última vez, me regalo un pequeño no, si no diminuto perro recién nacido. Con sus ojitos cerrados y su carita adorable. Había venido pidiendo perdón pero las palabras solo se habían quedado atoradas en mi garganta mientras mis ojos comenzaron a escocer, así que simplemente regresé a mi casa lo mas rápido que pude con esa pequeña ratita negra entre mis brazos, y una vez que ya estuve en la soledad de mi habitación, y con el perro durmiendo sobre mi pecho, me largué nuevamente a llorar, como llevaba haciendo los últimos días. Y desde entonces de verdad que le había intentado evitar, pero hoy ya no podría. Mi madre había invitado a mi padre y a Samuel a comer hoy, y ya había intentado la escusa de la fiebre, del dolor de estomago, de la gastroenteritis, resfriado, e incluso había intentado echarle cuento al dolor del pie, pero nada había colado, puesto que mi madre estaba enterada de mi mala etapa con Samuel.

¿Porqué digo mala etapa? Ni que hubiéramos tenido muchas entre nosotros.

Noté como mi corazón se paró de golpe cuando el timbre de la casa sonó. Y no volvió a latir hasta que en la lejanía pude escuchar la voz de Samuel saludando a mi madre y a mi hermana. Mis piernas temblaron ligeramente cuando me levante de la cama, y es que los nervios por verlo ya eran muchos, sin sumarle el hecho de que yo mismo sabía de que él ahora mismo estaba escuchando el muy, muy apresurado latir de mi corazón. Apreté ligeramente al perro entre mis brazos mientras bajaba las escaleras, y casi entré corriendo en la cocina para evitar que su mirada se posara en mi. Pero en ese pequeño momento en el que crucé la pequeña distancia entre las escaleras y la puerta de la cocina, por el rabillo del ojo pude verle mirándome atentamente, con sus ojos casi perforándome la piel debido a la tan intensa manera con la que miraba. Cuando me paré frente al frigorífico, con la escusa de coger agua, ya podía sentir como mi corazón rompía mis costillas muy lentamente. Y el hecho de que Rubén me mirara con cara acusadora desde la puerta en verdad no ayudaba.

Ahora mi querido mejor amigo se pasaba las horas muertas con ese noviecito suyo, y yo en verdad no le culpaba, quizás si me dieran celos, pero en el fondo me alegraba por él. El problema era que mientras yo no tenía a nadie a quien contarle mis problemas, Samuel se los contaba a Mangel, seguramente con la intención de que como amigo suyo le diera consejo -cosa que entiendo-, pero luego Mangel se lo contaba a Rubén y este venía a mi a reclamarme por no querer hablar con Samuel.

A ti nunca estuvo a punto de morderte o matarte un vampiro, imbecilo.

¿De donde había sacado esa estúpida palabra? ¿Imbecilo? No lo sé, ya me estaba empezando a afectar seriamente todo esto. Salí de la cocina todo nervioso y casi sudoroso y salí al patio, donde estaban ya todos. Hacia un bonito día soleado, algo raro ya en octubre, por lo que mi madre había decidido comer fuera. Solo levante la cabeza para saludar a mi padre y lanzar un casi inaudible <Hola> a Samuel.

Me senté entre mi padre -que encabezaba la mesa en uno de sus extremos, y Rubén. Deje al perro sobre mis piernas, poco dispuesto a alejarme de él, y esperé a que mi madre me sirviera mi comida.

-¿Piensas comer con el perro ahí? - pregunto mi madre.

-Quizás deberías dejarlo en el suelo - secundó mi padre por otro lado.

-Si tenéis algún problema con el perro, no tengo problema en comer en la cocina - dije haciendo el amago de levantarme.

Pero no había colado, y poniendo una mano en mi hombro mi padre me hizo sentarme nuevamente, mientras pude ver como mi madre le echaba una mirada asesina a Samuel como regañándole por haberme regalado al pequeño perro. Suspiré realmente cansado de todo esto, engañándome ahora a mi mismo por ser el propio culpable de este ambiente tan incomodo. Rubén y mi hermana se miraban continuamente, y aveces me miraban ambos a la vez, mientras que mi madre y mi padre hacían exactamente lo mismo. Pero mientras el no me miraba, yo observaba como Samuel comía lentamente sin despegar su mirada del plato. O por lo menos eso hice antes de clavar mi mirada en mi plato después de que el mismo me pillara mirándole tan descaradamente.

-¿Hasta cuando vais a estar de esta manera? - dijo mi padre, provocando que todos pusiéramos nuestra atención sobre él, pero luego se dirigió únicamente a Samuel. - Guillermo es un adolescente y puedo llegar a entender que se comporte de tal manera, pero de ti no Samuel, ya eres un hombre echo y derecho.

-Soy yo el que no quiere hablar con él, tampoco tienes que hablarle como a un crío - le defendí, no se muy bien con que motivo. - Y en todo caso, es algo que tenemos que solucionar únicamente nosotros, nadie tiene por que meterse en ello.

-No le hables así a tu padre, le debes respeto. - me regañó mi madre esta vez.

-¿Deberle respeto a un padre que se perdió los primeros dieciocho años de mi vida? Oh, perdona, eso fue tu culpa. - dije tirando los cubiertos contra el plato.

-¿Eres idiota? - me reprochó esta vez mi hermana.

-Quizás.

Me levanté y me fui a mi habitación completamente enfadado. ¿Como podía pasar tan rápidamente de estar deprimido a estar furioso? Cerré de un estruendoso portazo la puerta de mi habitación y dejé a Tor en su camita antes de lanzarme sobre el colchón y abrazarme desesperadamente a una almohada, ahogando mis gritos. Mi sangre hervía y no sabía porque. Toda esta mierda había empezado porque Carlos le había hablado mal a Samuel. ¿No sabía defenderse él solo? ¡Joder! Claro que podía, no tenía por que haberme metido. Pero en eso estábamos en igualdad de condiciones. Ellos estaban continuamente metiéndose entre Samuel y yo, como reales cotorras preguntando que es lo que había pasado exactamente para que estuviéramos así. Ya estaba cansado de andar explicándoselo a gente que claramente no lo entendería. Escuché la puerta abrirse y los pasos de alguien acercándose a mi cama y sentándose a mi lado. Una paso acarició mi espalda y giré levemente la cabeza para encontrarme con la cara de Rubén y una extraña expresión.

-No vengo a regañarte, ni mucho menos a exigirte nada. Si necesitas alguien para desahogarte, simplemente aquí me tienes. - dijo intentando mostrar su sonrisa.

-Aún no termino de creerlo. Me siento mil veces peor que con lo ocurrido con Ismael. - dije, recordando aquella malísima experiencia.

-Olvida ya aquello - dijo regañándome, seguramente recordando las larguísimas horas de llanto que tuvo que aguantar. - Creo que a ninguno le hace bien recordar aquello.

-¿Sabes? -dije incorporándome en la cama. - Creo que aquello fue como cuando a un niño le compran una bolsa con golosinas variadas, pero su favorita se le cae al suelo y llora. Esto es más como cuando un niño se compra con su paga una única golosina, y se la quitan. El primer niño sabe que tiene más golosinas, pero el segundo sabe que ya no tendrá más.

-Sinceramente creo que te lo tomastes todo demasiado serio desde un principio - dijo, aunque más para si mismo que para mi. Raro.

-Yo también lo creo, incluso Sandra me lo advirtió. Pero es verdad cuando te digo que todo se siente muy intenso con él. Es muy frustrante no ser capaz de acercarme a él y decirlo todo lo que quiero decir, o de simplemente de acercarme a él y mirarle. Me dan ganas de gritar y llorar y desaparecer. Me dan ganas de parar el tiempo hasta ser capaz de echarle cojones. Pero no tengo el valor suficiente, y el hecho de que ely tampoco venga intentándolo de nuevo me hace pensar.

Me dieron ganas de gritar que Samuel era un imbecilo,porque seguramente estaba escuchándome desde abajo, y luego me pegué mentalmente por haber dicho tal cosa aún sabiendo yo mismo que él me estaba escuchando. Me eché hacia atrás, dispuesto a tumbarme, pero el karma si que estaba cabreado conmigo, porque lo único que conseguí fue golpearme la cabeza con la pared. Y aunque al principio si solté una queja, apenas y pasaron dos segundos cuando Rubén y yo ya estábamos casi llorando de la risa. El pequeño perro se había acercado a la cama arrastrándose y ahora gritaba por atención, así que cuando conseguí calmarme me agaché para cogerle, y le puse en la cama entre Rubén -que había terminado tumbado-, y yo.

-Creo que vais a arreglarlo - dijo Rubén acariciando con un dedo la cabecita de Tor.

-No sé - contesté inseguro. - Somos muy diferentes.

-Ahí está la gracia. Si fuerais iguales seria la cosa más aburrida del mundo. - y de nuevo reimos. - Está pequeña y fea rata será testigo de vuestro amor.

-Esa pequeña y fea rata terminará siendo la mitad de grande que tu.

-¿Como lo sabes?

-Yo uso internet para mas cosas que ver videos porno o hacer el gilipollas, Rubén.

Puso una mueca extraña, haciéndose el ofendido y se dirigió hasta la puerta con paso firme, como si estubiera enfadado.

-Que sepas que viendo esas cosas en internet, uno aprende mucho.

-Si, a menearsela con clase, ¿no?

Volví a intertar tumbarme en un arrebato de risa, golpeando nuevamente mi cabeza y riéndome aún más, mientras Rubén salía de mi habitación haciéndose todo el enfadado y ofendido.

No se en qué momento me quedé dormido, pero cuando desperté fuera ya era de noche. Me incorporé en la cama y froté mis ojos antes de que mi corazón casi dejara de latir después de observar una sombra al lado de mi cama. Estaba a punto de gritar cuando se avalanzó sobre mi y me tapó la boca. Solo entonces olí su perfume y le identifiqué. Golpeé su pecho y le di un manotazo apartando su mano de mi boca.

-Estúpido. Imbécil. ¿Que cojones crees que haces? Casi muero del susto.

-Eres un exagerado. Tu corazón apenas se ha parado dos o tres segundos. - dijo apartándose lentamente.

-¿Que haces aquí? - pregunté mientras bajaba las piernas de la cama, y me sentaba en el borde de esta.

-No sabía que mas hacer para que me dejes hablar contigo. Cuando hay gente alrededor te haces el ocupado o el apurado, y... obligarte no está entre mis planes. Así que he pensado que quizás en la soledad de tu habitación te sientas lo suficientemente a gusto como para querer hablar conmigo.

Miraba al suelo con esa típica pose que tenía. Piernas ligeramente abiertas y las manos metidas en los bolsillos. La oscuridad no me dejaba verle bien la cara, pero creo que parece tener una mueca de arrepentimiento.

-Solo... no se que me pasa. Cada vez que te acercas mi...

-Tu corazón se detiene - termina por decir él. - Lo sé. Llevo tres semanas escuchando con atención cada paso que das, cada latido que da tu corazón, cada vez que ríes y cada vez que suspiras. Se que puede sonar a acosador de película, pero de verdad necesitaba sentirte de alguna manera, y esa era la única que he encontrado.

(N/A: Hola! Perdón por el retraso, pero bueno, aquí tenéis nuevo capitulo. ¿Que os ha parecido? Algo soso, ¿a que si? Apenas faltan cien leídos para los cuatro mil, muero de amor jajajaja. Gracias a todos, no me canso de decirlo.

Bezotez♥)

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