-Oiga, me han mandado desde Boston para buscar a esa niña, podría...-
Regina le sopló unos polvos amarillentos.
-¿Qué...qué estoy haciendo aquí?-
-Ha venido a presentarse, ¿no se acuerda? Estaba buscando a una persona, Emma de Boston.- Respondió la alcaldesa.
-Cierto...no se que me pasa...- Creyó Emma. -Bueno pues eso...queria saber dónde puedo pasar la noche.-
-El hostal de la abuelita es perfecto, está a la vuelta de la esquina... ¿Y a quién está buscando exactamente?-
-No, no lo recuerdo... Vaya que extraño... Llamaré a mi contacto para que me de la descripcion.-
-Perfecto...- Cerró la puerta y resopló.
-¿Quién era?- Bajó Emily arreglada para salir.
-Nadie, se habían equivocado... ¿A dónde vas?-
-Voy donde la abuelita.- Respondió la niña con el libro en una mano.
Regina suspiró. -Aquí a la hora de comer.-
Emily se acercó a la puerta y abrazó a su madre.
-Voy a preparar lasaña.-
-Aquí estaré.- Se fue.
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-¿No pueden darmela ahora?- Pedía Emma a la abuelita. -Necesito instalarme.-
-No hasta las cuatro.- Respondió la abuela.
-Ruby, tengo el libro.- Dijo Emily.
-Ahora voy, cielo. En seguida acabo mi turno.- Dijo la chica con la cafetera en la mano.
-Es un libro muy bonito.- Comentó Emma. -¿De dónde lo has sacado?-
-Es un regalo. ¿Quieres verlo?- Abrió el libro por una página del medio.
-Oh...son cuentos de hadas.-
-Me llamo Emily.- Sonrió.
-Yo soy Emma, de Boston.-
-Hay una Emma en el libro.- Dijo buscando la página. -Es la hija de Blancanieves y el príncipe, pero tuvieron que abandonarla en un armario para salvarla del hechizo de la Reina Malvada.-
-Vaya, es un bebé...-
-Ella acabó en nuestro mundo, sus padres no recuerdan quiénes son ni que tienen una hija, pero cuando la salvadora rompa la maldición podrán estar juntos.-
-Pues yo me dedico a buscar personas, tal vez la encuentre.- Aseguró la mujer.
-¿De verdad? ¿Harías eso?- Preguntó la niña. -Yo sé dónde está Blancanieves, y el príncipe está en coma en el hospital.-
-¿Qué?- Se extrañó.
-Creo que en esta ciudad todos son personajes del cuento.- Explicó. -De momento solo sé que ellos son los príncipes.-
-Vaya, ya has hecho una nueva amiga.- Dijo Ruby.
El libro estaba abierto por una pagina en la que aparecía Caperucita Roja, y la imagen se iluminó un instante.
-¿Que ha sido eso?- Preguntó Emma.
-Es Caperucita Roja, es por Ruby. Es ella.- Dijo la niña.
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-Si, ¿podemos hablar un momento?- Pidió Emma a Ruby.
-Si.-
-¿Tiene mucha imaginación, verdad?-
-Oh...yo no me preocuparía...ha tenido una vida muy dura, es la hija de Regina...-
Emma no la entendió.
-La alcaldesa.- Aclaró Ruby. -Es una mujer extremadamente fría e hiriente. Si ella fuera un personaje, seguro que sería la Malvada Reina, Regina.- Ruby miró a la puerta. -Hablando de la reina...-
Regina entró.
-¿Mamá? ¿Qué haces aquí?- Preguntó la niña.
-He pensado que podrías pasar a ver a Archie antes de comer.- Dijo la mujer.
-Pero...está bien... Te espero en el coche.- Salió la niña.
-Así que Emily es su hija.- Dijo Emma. -Tiene un libro interesante, le gusta adjudicar personajes a las personas, ¿cual es usted, Regina?-
Regina la miró de arriba abajo. -Alcaldesa Mills, y metase en sus asuntos.- Se fue.
-Vaya.- Dijo Emma.
Ruby asintió.
-Tenías razón. Pobre niña.-
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-¿Qué es eso de que vas adjudicando personajes a las personas?- Preguntó Regina.
-Solo les ayudo a saber quiénes son. Ellos no pueden recordarlo por la maldición de la Reina Malvada.-
-¿La Reina Malvada?-
-La que lanzó el maleficio, la madrastra de Blancanieves.- Aclaró la chica.
-No tiene sentido, ¿para qué iba a hacer algo así?-
-Cuando la encuentre lo averiguaremos.-
-¿Cuando la encuentres? Cariño, son cuentos, no son reales.- Paró el coche. -Venga, te recogeré en una hora.-
Emily se despidió de ella desde la puerta.
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Regina se fue a su panteón familiar y bajó las escaleras hasta la guarida donde guardaba las pociones.
Habian de todos los colores, pero ella solo buscaba la verde, la de memoria.
Una vez con la pócima en sus manos, Regina fue a la tienda de Gold.
-Gold, necesito tu ayuda.- Dijo caminando al mostrador.
-¿En qué puedo ayudarla, Regina?- Preguntó sarcástico.
La mujer sacó el frasco y le tiró el líquido a la cara.
-¿Pero qué...?- De pronto se le abrieron los ojos. -¿Qué has hecho? ¿De veras crees que voy a ayudarte?-
-No te queda otra, en este mundo no posees magia.- Explicó. -Necesito que me hables acerca de ese libro.-
-¿Que libro?-
-¡Ya sabes que libro!-
-Oh, si...el libro. Pues mucho me temo, Regina, que nadie posee la magia suficiente para cambiar lo que ya está escrito.- Dijo él.
-No quiero que lo cambies. Quiero que desaparezca, mi hija lo está descifrando, y no puedo permitir que todo salga a la luz. Ya sabe quienes son Blanca, el príncipe y Ruby.-
-Vaya...la pequeña Emily está investigando a fondo... Me pregunto cuanto tardará en descubrir que su madre es la Reina Malvada. Ohh...se le partirá el corazón al saber que le mentiste...todas esas vidas que destrozaste...te verá como todos lo hacen, como a un monstruo.-
Regina guardó silencio.
-¿Y qué hay de tu Bella...?
-Ella está muerta.-
-¿Estás seguro?- Preguntó ella. -Puede que esté escondida a plena vista y no hayas sido capaz de encontrarla.-
-Como le hagas un rasguño...- Amenazó el hombre.
-No es mí intención hacerle eso, no. Jamás se me habría ocurrido, pero si quieres volver a verla tendrás que ayudarme, después te diré dónde está.-
-Te he dicho todo lo que sé, no puedes evitar que la verdad salga a la luz.-
Regina se fue al ver la hora en el reloj.
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-Mamá...-
-Lo siento...- Dijo Regina abriendo la puerta del coche. -Solo han sido veinte minutos...-
-No importa, es un placer hablar con Emily.- Dijo Archie. -Tampoco tenía planes que cancelar ni nada parecido.-
-No sé porqué no me sorprende...-
-¡Mamá!- Se quejó la niña.
-Sube al coche, Emily.- Pidió.
La chica subió, cerró la puerta y se fueron.
-¿Por qué tienes que ser tan borde con todo el mundo?- Se molestó.
-Yo no soy borde.- Dijo la mujer mirando a la carretera. -Solo digo lo que todo el mundo piensa.-
-Ya. Esa es la respuesta que esperaba...- Respondió mirando a través de la ventana.
-Eh...vamos.- Trató de animarla. -¿Qué es lo que te pasa?-
-Esque conmigo no eres así, ellos jamás conocerán a la Regina que yo conozco. Eres mucho más de lo que ellos podrán ver...- Explicó la niña. -Eso me duele, que no vean lo que veo yo. Te ven como a una malvada.-
-Cielo, no me ven como a una malvada, que tonteria. Ese libro no te ha hecho ningún bien.- Se notaba que se estaba poniendo nerviosa, sus manos apretaban el volante y sus brazos se tensaron.
-Puedo ver como te miran y como actuan en tu presencia.-
-¿Y tu que piensas? ¿Me ves como una malvada?- Preguntó inquieta.
-No. Pero actuas como tal cuando hay otras personas...- Dijo la chica.
La bombilla de una farola explotó, y después la de otra.
-¿Qué ha sido eso?- Se extrañó.
-Nada.- Paró el coche.
-Estás muy rara últimamente...-
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Después de comer, Emily fue a dar un paseo por la ciudad.
Al ver la tienda de Gold, pensó que debía entrar.
-Hola.- Dijo ella.
-Estamos a punto de... Emily, pasa.- Pensó que tenía una gran oportunidad de vengarse de Regina. -¿En qué puedo ayudarte?-
-Verá, el otro día encontré un libro, y me gustaría saber si usted puede decirme de donde es o quien lo escribió.- La niña puso el libro sobre la mesa.
Gold pasó su mano por la tapa. -¿Y por qué tanto interés?-
-Esque creo que todas las personas de esta ciudad son personajes del libro. ¿Estoy loca?-
-Claro que no...La mente humana es capaz de muchas cosas.- Abrió el libro por una página al azar.
-¡Pues claro! ¡Usted es Rumpelstiltskin!- Dijo la niña.
-Yo podría contarte algunas cosas sobre este libro...pero todo tiene un precio, claro.- Cerró el libro y se lo devolvió.
-Espere, pero si usted es, Rumpelstiltskin, ¿dónde está Bella?-
-¿Bella? ¿Sabes dónde está?- Preguntó él exaltado.
-¿Y cómo es que usted no ha perdido la memoria?-
-Soy el ser oscuro, querida. La perdí durante un tiempo, pero ahora soy más fuerte que nunca.- Realmente pensó en hacer daño a la niña.
-Pero no tiene magia...-
-Este es un mundo sin magia, hasta que se rompa el hechizo solo la reina podrá utilizarla.- Explicó él.
-¿Y quién es la reina?-
-¿Dónde está Bella?-
Emily pensó unos momentos, pues aun no sabía quien podría ser.
Abrió el libro por una página en la que aparecía la mujer y observó su rostro.
-Me resulta familiar...- Comentó.
-Como le haya hecho daño...- Se enfadó.
La niña miró al hombre y sintió que el retrato del libro se encendía.
-¡Pues claro! ¡Bella!- Se impresionó. -Es Daisy.-
-¿Quién es Daisy?-
-Era mí niñera cuando yo era pequeña. Siempre me leía libros y me hablaba de todos los viajes que le gustaría emprender.-
-Es ella.- Se alegró. -¿Puedes llevarme hasta ella? Haré lo que sea.-
-¿Lo que sea?- Se extrañó. -¿Incluso matarias por un favor?-
-Si, lo que sea.-
-Pues esos tratos no son buenos, te llevarán de problema en problema. Si no haces daño a nadie, nadie te hará daño a ti.-
-Querida, soy el ser oscuro, nadie me hará daño a mi.-
-Como quieras, traeré a Bella. Pero yo no voy a pedirte ningún favor, yo voy a ayudarte porqué quiero que todos recuperen sus finales felices.- Aseguró saliendo por la puerta.
-Yo soy un villano, Emily. Y los villanos no tienen finales felices.-
-Pues cambia.- Aconsejó la niña con una sonrisa. -Por Bella.-