El elevador se detuvo. Cuando se abrieron las puertas dieron a una única habitación vacía, salvo por el letrero "Personal autorizado" en otra puerta hasta el fondo.
El horror se apoderó de ella cuando vio lo que había ahí o más bien, quiénes estaban ahí. A su mente vino lo que había encontrado en Internet.
Al cabo de unos años mejoraron.
Había celdas.
Y lograron crear sus propios experimentos.
Pero éstas eran diferentes, no había barrotes, si no cristales, cómo los de las salas de Laboratorio.
Los tienen debajo del edificio.
Dentro de ellas se encontraban personas, la mayoría jóvenes de su edad más o menos.
En un lugar muy escondido.
Sintió repulsión hacia Angelina y todo su grupo de Agentes.
-... ¿Qué es lo que les hacen? -preguntó horrorizada, al segundo se arrepintió de haber preguntado.
El hombre la miró de reojo antes de responder.
-Digamos, que son sus conejillos de indias -respondió cómo si fuera lo más normal del mundo.
Y luego vio a esa mujer, cuyo rostro se había mostrado en el juego de la feria. Era ella, de eso estaba segura.
Intercambiaron miradas y la joven detrás del vidrio abrió los ojos asombrada, se volteó a la otra persona que estaba a su lado, que era un chico alrededor de los quince años, le dijo algo que Sara logró entender.
Es ella.
Su reacción fue la misma.
Poco a poco las demás personas, al verla hacían lo mismo. La miraban, la veían como si hubiesen visto un milagro.
-¿Por qué me miran así? -susurró para sí misma.
-Saben quién eres -le respondió el Agente.
Ella alzó la ceja izquierda, pero no dijo nada más.
Entonces ellos lo sabían. Sabían que ella era los Cuatro Elementos.
Recordó aquel párrafo que leyó en Internet, días atrás, referente a lo que veía y lo que pensaban las personas tras las paredes.
Todos los Alterados de ahí, confían en el momento en que llegue los Cuatro Elementos, confían en que los salvará.
Lo que buscaban era venganza contra el G.L. Después de verlos a ellos, de saber lo que le hacía, lo que sufrían sin que nadie lo notara, ella decidió ayudarlos.
Tal vez estaba siendo muy positiva creyendo que todo lo que pensara podría salir bien, pero sentía la necesidad de ayudarlos, a pesar de que no conocía a ninguno. Pensaba que era lo correcto.
Sin darse cuenta ya habían llegado.
El agente ingresó un código en un pequeño teclado que había por un lado de la puerta y ésta se abrió.
La directora se encontraba frente a una larga ventana que dejaba ver el piso que se encontraba unos metros abajo. Desde ahí podía verlo todo.
Del otro lado, había una persona, a la cual le tenían insertadas dos mangueritas una en cada brazo.
Su rostro estaba contraído en una mueca de dolor. Se retorcía en la silla, pero no lograba mucho ya que estaba atado a la misma de muñecas y pies. Junto a él había un aparato que marcaba su pulso.
-Señora, aquí está la persona que necesitaba.
Angelina se volteó para ver a Sara.
-Ven, ven a ver esto -le decía mientras la atraía con la mano, lucía emocionada.
Ella, todavía dudando se acercó. Miró a través del vidrio, y lo único que vio fue a un joven sufriendo.
-¿Que le está haciendo? -preguntó, apenas miró al joven giró su rostro a otro lado.
-Tratamos de crear nuestros propios sujetos.
-¿Sujetos?
-Personas cómo tú, querida.
Sara miró una vez más al joven, notó cómo un líquido color malva avanzaba por la delgada manguerita hasta llegar a sus venas, él gritó.
-Suéltelo -dijo con voz firme.
La morena se volteo a verla, incrédula.
-¿Como dices?
-Que lo libere -miró a Angelina con superioridad--¿No ve que está sufriendo? Quiero que lo deje ir -había sonado mas como una orden.
La directora no le respondió ya que se escuchó un sonido de alarma. En la parte donde ambas se ubicaban, se encendió una luz roja se encendió unos segundos y se apagó. Sara volteó a ver al joven, pero éste ya no se movía. El monitor cardíaco no mostraba su pulso.
Había muerto.
Sara suprimió un grito de horror.
-Otra prueba fallida, llegaste muy tarde para querer salvarlo.
Observó como un par de agentes entraban, liberaban al joven y se lo llevaban.
Recordó los rostros de las demás personas ahí encerradas, recordó haber visto a personas jóvenes incluso menores de edad detrás de esos vidrios. Quería preguntar qué era lo que hacían con las personas que morían, pero prefirió quedarse con la duda, quizás la respuesta no sería lo que ella quería escuchar.
-¿Estoy aquí para ver a la personas morir? -preguntó Sara sin mirar detrás del vidrio.
-No, estás aquí para que veas y quizás, trabajes conmigo, es eso -presionó un botón en el teclado a su lado -Traigan al siguiente -habló por el micrófono.
Un par de agentes no tardaron en llevar a otra persona, ésta vez era una chica.
-Es triste que todos esos cuerpos queden desperdigados en la ciudad -negó con la cabeza -La última vez se nos salió de las manos y hasta salieron en las noticias, fue un simple descuido -dijo ella, eso le hizo recordar a Sara, lo que vio en televisión, sobre los cuerpos hallados cerca del río.
Fueron ellos, pensó con horror, ellos son los culpables.
En ese momento la sustancia color malva fue inyectado en el cuerpo de la chica del otro lado de la ventana.
-¿Trabajar con usted? ¿Es eso? Pues lo lamento, no quiero ser la culpable de la muerte de personas inocentes.
La morena sonrió.
-Entonces te lo pondré de esta manera -la Directora se voleó a verla, unió las yemas de sus dedos de ambas manos -Firma un trato conmigo y a cambio, tu padre y tu hermana podrán irse ¡Ah! lo olvidaba -chasqueó la lengua -También dejaré tranquilas a las personas aquí encerradas.
¿Qué?
-... ¿Como dice?
-Quiero que firmes un trato y dejaré de utilizarlos a ellos -señaló a la chica que ahora también sufría, dio unos pasos hacia Sara y con sus dedos rozó su mentón, alzándolo un poco -Tú eres la única persona que necesito -luego retrocedió un poco.
¿Firmar un trato con ella? A pesar de que la oferta sonaba tentadora, no tenía planeado hacerlo.
-¿Aceptas?
-No -respondió firme.
Desde luego que no aceptaría trabajar con ella si se trataba de ése tipo de trabajo.
Angelina suspiró cansada.
-Bien, entonces por las malas. Tienes que aceptar si o si -se acercó a una computadora y encendió el micrófono -Apliquen tres dosis a la joven. Una por una.
¿Tres dosis? Inmediatamente los Científicos entraron con la joven y le aplicaron la primera inyección de la misma sustancia que la anterior persona.
El rostro de la chica se volvió una mueca de dolor.
-¡Basta! -exclamó Sara con miedo al ver lo que intentaba la Científica.
Ella notó la reacción de la castaña, siguió con su plan.
-Segunda dosis.
La segunda inyección fue aplicada, la chica comenzó a gritar y a pedir que se detuvieran. El corazón de la joven sentada comenzó a latir demasiado rápido, lo mostraba el monitor cardíaco.
La chica abrió los ojos por un segundo y miró a Sara a los ojos, una lágrima se escapó de sus orbes azules y se deslizó por su mejilla.
-¡La está matando! ¡Deténgase!
-Me detendré si aceptas firmar el trato -le dijo de manera tranquila la directora -Estando tú aquí, ya no los necesito a ellos. Di que sí y ella vivirá.
Sara se volteó a verla con coraje por sus acciones. Sentía que le hervía la sangre, no podía creer lo que era capaz de hacer esa mujer por conseguir lo que quería.
La joven podría morir y sería su culpa. No quería que eso sucediera, no quería cargar con algo tan pesado. Vio cómo a la chica le comenzaban a salir lágrimas del dolor.
-Lo haré -dijo entre dientes, molesta -Pero déjela vivir...
-Es la primera gran elección que has hecho desde que llegaste -presionó de nuevo el botón -Detén la inyección -ordenó al científico.
Ellos obedecieron y poco a poco la joven se relajó, Sara de manera discreta, suspiró aliviada. Le pareció imperdonable que jugara con la vida de las personas para que ella pudiera aceptar.
-¿Los dejarás ir? ¿A todos? -preguntó Sara una vez más.
-A todos -le confirmó la directora.
-Incluyendo a William -dijo.
-También a él.
Todos, los dejaría ir a todos. Serían libres, justo lo que ella quería.
-Acepto, firmaré ése estúpido trato.
Tantas cosas que podría hacer si solamente firmaba un papel, un simple papel. Tantas vidas que podría salvar si aceptaba.
La chica se calmó y Sara podía ver tranquilidad en su rostro, no pasó mucho cuando el aparato que marcaba su pulso se detuvo.
En cambio, Sara dejó de respirar por unos segundos, aterrada.
No es cierto, no es cierto. Yo... ¡Yo la había salvado!
Golpeó el vidrio con fuerza por coraje, y el cristal bajo su puño se cuarteó. Sara miraba la escena con incredulidad y miedo.
-Oh, vaya -habló la directora -Eso no lo esperaba.
-¡Hija de..!
La joven se fue contra la cirectora y la agarró del cuello de su ropa, apretando con fuerza. Los agentes de inmediato levantaron sus armas contra la joven, la morena levantó una mano, en señal de que no pasaba nada, había una sonrisa de satisfacción en su rostro.
-Está bien, no hará nada -habló la mujer -La vida de sus seres queridos está en juego.
-Y encima se atreve a hablar sobre ello... -dijo entre dientes y aplicó más fuerza.
-El error tuyo fue haber querido venir aquí, dime ¿Por qué lo hiciste? Tengo curiosidad al respecto.
-No pienso decir nada sobre ello -dijo en voz baja -Al ver lo que hace, si por mi fuera, usted estaría muerta. No dudaría en apretar el gatillo contra una persona así.
La directora notó que sus palabras eran serias, chasqueó los dedos. Sara sintió un golpe y seguido, líquido caliente correr por su pantorrilla, minutos después cayó al suelo al no sentir la pierna entera.
-Ten cuidado con quién le hablas de esa forma, niña estúpida.
Sus párpados le pesaron, no tardó en caer inconsciente.
🔥💧🌪️🌱
Cuando volvió a abrir los ojos, Renata estaba por un lado de ella. El lugar olía a desinfectante.
-Mira nada más, te dejo sola un día y al siguiente ya tienes herida de bala -la científica negó con la cabeza en forma de reproche.
Se sentó en la camilla, sentía que le habían dado un gran golpe en la cabeza, le dolía.
-¿Por qué ... por qué me desmayé? -preguntó Sara mientras aceptaba la botella de agua que su amiga le daba.
-Por dos razones, no sé cuál de las dos es más probable, la primera: No has comido nada y necesitas alimento, segunda: La bala contenía un tranquilizado algo fuerte para ti.
-¿No he comido?... ¿Cuántos días han pasado desde que llegué?
-Mmm... -Renata hizo cuentas -Éste es el segundo día
Sara se atragantó con el agua.
-¡¿Dos días?! -exclamó con incredulidad.
-Si, si mis cálculos no son erróneos -tomó una bolsa y se la dio a la castaña -Toma, es comida.
-Gracias -respondió Sara.
-Come bien, en un par de horas te verás con la directora, eso fue lo que dijo.
La joven asintió, abrió la bolsa y dentro había un par de mazanas, sandwiches y un jugo de quinientos mililitros. Tomó el sandwich y lo comió primero.
No quería hablar del tema de Angelina en ese momento, así que distrajo a la Científica con otra cosa.
-¡Oh..! Es verdad -bebió del jugo -Dijiste algo acerca de que los Alterados hacían lo que sea para conseguir lo que querían, pero sonabas triste cuando lo mencionaste ¿Pasó algo antes? No respondas si no quieres -agregó de manera apresurada al ver la reacción de su compañera.
-Está bien, puedo decirte -se enderezó en la silla -La directora no puede hacer nada contra mi, lo sabes ¿No? -Sara negó con la cabeza -Bueno, así es... hace un año y medio un Alterado mató a mis padres mientras intentaba escapar de los Agentes -le dijo en voz baja -¿-Por eso te dije eso... Ellos, son capaces de matar por salir de este lugar y lamentablemente mis padres fueron quienes sufrieron ese destino -agregó con tono triste.
-Yo... lamento haber preguntado -se disculpó Sara.
-Está bien, responder todas tus preguntas es parte de que veas que puedes confiar en mi.
-Me salvaste la vida cuando fui pequeña, tienes toda mi confianza -le sonrió.
Sara se preguntaba si en verdad había una forma de salir de ése lugar que no fuera muerta, ahora sólo deseaba que William estuviera bien.
Su objetivo era arreglar el problema con Alba y su repentino despertar, luego saldrían de inmediato del Laboratorio.
-karimodelarosa.
¡Wo! Estuve leyendo los comentarios y muchos dijeron #TeamAlterados, ahora que lo pienso era lo más lógico ay, karina estás bruta con ganas hahah (esto es reviejo)