Twins. {Chunjoe, +18}

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Eins.

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« ChanHee »

Primer día de la Universidad, me encontraba genuinamente feliz ya que estudiaría la carrera que más anhelaba y mantendría mis perfectas calificaciones, sí, era un tipo de nerd, sólo que atractivo, pero para encajar con mi "personaje" utilizaba lentes sin alguna fórmula en el vidrio, después de todo, mantenía alejada a toda chica que viese, no estaba tan mal.

Me levanté de la cama y lo primero que hice fue observar "disimuladamente" desde la ventana de mi habitación a mis nuevos vecinos, los gemelos Lee, Byung Hun y Kyung Hun.

La única diferencia física entre éstos era el color de cabello, Byung Hun lo tenía de color negro y Kyung Hun azul, pero no un azul chillón, y por alguna razón se me hacía sexy. Perdí unos cinco minutos babeando por aquellos seres, aunque lo llevaba haciendo desde hace una semana, cuando accidentalmente descubrí que sólo dormían con un pantalón holgado, sentía vergüenza de mi torso delgado, pero sin ejercitar, al mirarlos y al mismo tiempo disfrutaba de la vista.

Verifiqué la hora en mi teléfono y enseguida salté a cepillar mis dientes, bañarme y alistarme. En poco tiempo estaba totalmente listo y para complementar mi imagen, coloqué aquellos lentes sobre mis ojos; guardé libros para leer en el receso en mi pequeña mochila y así salí en camino a la puerta principal, no tenía hambre por lo que ignoré el regaño de mi mamá por no comer adecuadamente, retirándome de la casa para tomar mi fiel bicicleta y comenzar a pedalear hacia la universidad, no quedaba tan lejos así que no era un problema.

En el trayecto divisé un auto deportivo de color negro y fácilmente reconocí quiénes lo ocupaban, siquiera se preocupaban por ocultarlo al ir con las ventanas abajo.

Al llegar a un semáforo en rojo me encontraba al lado de dicho coche, y justo antes de cambiar el color a verde uno de ellos se volteó hacia mí y me guiñó.

Demonios, perdí el equilibrio en el vehículo que empleaba y por poco caigo de boca contra el asfalto, ¿por qué tenían que ser tan calientes? Maldije para mis adentros y en contra de mis hormonas. Parecía una adolescente virgen, bueno, era virgen, pero no una mujer.

Después de ese vergonzoso suceso finalmente llegué a mi destino, saludando a quienes me esperaban en la entrada, mis dos mejores amigos, Daniel y Chang Hyun. Por supuesto que nos habíamos puesto de acuerdo para ingresar a la misma universidad, aunque estudiáramos cosas distintas, quizás nos viésemos en alguna clase y en el receso.

¡ChanHeeeee! Gritó Chang Hyun, casi reventándome un tímpano y me abrazó con intenciones de estrujarme, así ya lo hubiese saludado.

No puedo respirar, sifaka, quítate. Éste hizo un puchero por el apodo, y finalmente me liberó de sus brazos, pero ahora le siguió el Pez Napoleón, es decir, Daniel. Los labios de aquel pez eran idénticos a los de él por más que lo negase.

¿A mí sí me quieres, verdad? Otra vez me quedaba sin aire, y no sabía cómo eso podía ser una muestra de cariño.

No, si siguen abrazándome así no. Ante eso Daniel me soltó.

Malhumorado, acepta nuestro amor. Rodé los ojos sin mucho interés por hacerlo, aunque en el fondo sabía que los amaba por estar siempre conmigo y soportarme.

¿Vieron a los gemelos extranjeros que llegaron a la ciudad y estudiarán aquí? ¡Son idénticos! A veces la inteligencia de Chang Hyun superaba los límites, pero me hacía reír. Eso sí, había robado mi atención el tema.

¿Byung Hun y Kyung Hun? Habló Daniel, y salté en mi interior, por fin sabría algo más de ellos que su nombre.

¿Acaso son famosos? Sí, yo sólo conocía el nombre debido a mi mamá, ellos me miraron como si tuviese un insecto en el rostro y por si acaso me lo toqué.

ChanHee, ellos son los hijos de los empresarios más famosos del país, ¿y no los conoces? No comprendía cómo se suponía que eran extranjeros, pero ignoré aquel hecho.

¿Qué? ¿Y a qué vinieron a esta ciudad o mejor dicho, pueblo? Se encogieron de hombros y yo sólo me quedé con la duda. Hablamos un poco más y nos tocó ir a nuestras respectivas clases, como de costumbre, me senté al frente para prestar más atención.

Sólo que esta vez murmullos se escucharon en el salón. « ¿Viste lo guapos que son? » « Escuché que hacen las mejores fiestas » Y mi atención se desviaba hacia ellos, gracias a Dios la profesora no comenzaba con la clase. Al final de la clase me había enterado de varias cosas.

Uno. Realmente no eran extranjeros como había dicho Chang Hyun, sólo vivieron en Estados Unidos por un tiempo.

Dos. Tenían mi misma edad.

Tres. Son bisexuales. Más oportunidad para mí Quisiera

Cuatro. Todas las prostitutas de aquí los deseaban y no las culpaba esta vez.

Y nada más, con eso salí a la cafetería, pero en la entrada de ésta me encontré con el par de esta mañana a cada lado del borde de la puerta, protegí contra mi pecho el libro que había tomado de mi bolso para leer mientras comía, ya que suponía que lo tirarían como cualquier bravucón de segunda.

Al estar a un paso para entrar a la cafetería, con una extraordinaria coordinación de gemelos, ambos azotaron mi trasero con sus manos y chillé, ruborizándome un poco.

Por sobre mi hombro logré observar cómo chocaron los cinco, pero sólo pasé de largo y los ignoré, no les daría el gusto de verme molesto por algo así; busqué con la mirada a mis amigos y sentándome con ellos, abrí el libro sobre la mesa, robándole un poco de comida a Sifaka.

Compra tu propia comida... Dientón. Enarqué una ceja ante el insultante sobrenombre de Chang Hyun y éste alzó sus manos, rindiéndose. Sí, era un nerd, pero sabía cómo defenderme cuando quería.

¿Qué fue eso de allí, picarón? Esta vez habló Daniel, supongo que refiriéndose al "agradable" encuentro con los gemelos.

No lo sé, supongo que seré la víctima por ser el nerd, ya sabes, como sucede todos los años. Me encogí de hombros, concentrándome en mi libro aunque después de un pequeño rato de silencio alcé la mirada, estos dos acostumbraban a hablar como cotorras.

Ambos miraban detrás de mí, y por consecuente también miré hacia atrás, volteándome y encontrándome con dos torsos hasta subir la mirada y descubrir que eran los benditos gemelos, ya sabía yo que terminaría siendo la víctima, debía cambiar de aspecto de una buena vez y no ser un imán de bravucones. Pero joder que eran calientes.

¿Qué buscan aquí? Cuestioné con brusquedad, no necesitaba de problemas ahora.

Un lugar donde sentarnos, lindo. Habló Byung Hun, pero arrugué la nariz y el otro haló de ella.

Entonces pierden el tiempo, ¿no que son famosos o lo que sea? Sentí las miradas de todos clavadas en mi nuca, el nerd retando a los gemelos, qué espectáculo ha de ser. Ellos rieron, y sin decir más se fueron a otra mesa, la misma en la que se encontraban los supuestos populares o es lo que parecía con sus cosas de marca y actitudes inmaduras.

Dientón, ¿te has vuelto loco? Cuestionaron al unísono mis dos amigos, y me encogí de hombros, odiaba que me molestaran mientras leía, claro, estas dos cotorras tenían su excepción, a ellos sí se los permitía.

Parecía desinteresado al momento de regresar a leer mi preciado libro, sin embargo por dentro había presenciado múltiples ataques cardíacos, y saltos de felicidad... ¡Me habían hablado y hasta llamado "lindo"! Señor, nunca más dudaré de tu santo poder.

El resto del día transcurrió con normalidad a excepción de que en la última clase del día un avión de papel aterrizó en mi cabeza y al deshacerlo, me encontré con una extraña nota.

« Nos vengaremos, lindo. »

No me molesté siquiera en buscar al culpable, o más bien a los culpables, sólo que no sabía de qué se vengarían si no había hecho más que un favor al dirigirlos al lugar donde debían sentarse desde el principio.

Llegué a casa con mi bicicleta, saludando a mi mamá con un efusivo abrazo y un sonoro beso en su mejilla, era extraño verla tan temprano en casa, pero la necesitaba en ese instante para complementar la felicidad que sentía.

No obstante, por primera vez fue al revés, me había entregado un pequeño pastel para regalárselo a los nuevos vecinos con la excusa de que había que ser amable en el vecindario para ser bien visto y respetado, claro que protesté, pero siquiera atención me prestó; sólo podía pensar en la nota y en lo que me pasaría.

Sin más, dejé mi bolso de libros en la cocina y después de un merecido baño para liberarme del estrés al menos unos minutos, cambié mi vestimenta a una más casual y rocié colonia en mi cuello, quizás me importaba la imagen que podría darles a mis vecinos. Antes de ir a la casa de los susodichos, me coloqué los innecesarios lentes y ya con el pastel en mano, caminé hacia la casa de aquellos atractivos seres.

Después de varios pasos llegué, tocando con los nudillos la puerta principal, en sólo unos minutos de espera los dos abrieron la puerta y me ahogué con mi propia saliva, aparte de estar mirándome de arriba abajo con una sonrisa que no transmitía buenas intenciones, sólo vestían su "pijama". El abdomen de ambos se veía mejor de cerca, y de no ser porque soy alguien decente tendría una erección.

E-esto se los manda mi madre. Extendí el postre hacia ellos, ganándome los nervios por un instante.

¿Por qué no pasas? Estábamos por mirar una película. No sé ni cuál habló, estaba mirando el suelo y vaya que parecía interesante cada línea.

No, gracias, tengo tarea que hacer. Estiré con más insistencia mis brazos, hasta que uno tomó el pastel, listo para irme me di la vuelta. Una mano haló de mi brazo y literalmente fui arrastrado hacia dentro de la casa.

¿Qué mierda? Suéltame. Discutía con el aire al parecer porque la mano no se ablandó y en un par de segundos me lanzó a un gran sofá de cuero. Parpadeé varias veces lleno de incredulidad, temía que se "vengaran".

¿Quieres algo de beber? Hay cerveza, soda y... Leche. Preguntó como si nada hubiese pasado el que suponía que era Kyung Hun. Me hundí entre aquel mueble, cruzándome de brazos mientras me negaba a responder.

Es obvio que la nena quiere leche. Esta vez habló Byung Hun, y por alguna razón creo que no hablaban de leche de vaca. Continuaba sin pronunciar algo, respondía a sus preguntas mentalmente con sutiles insultos, y también me desmayaba por dentro.

De la nada ambos se lanzaron al sofá, cada uno a mi lado, Byung Hun a la derecha y Kyung Hun a la izquierda.

¿Te gustan las películas de terror, lindo? Preguntaron al unísono y por un momento reí, supongo que debía pasarles seguido. La diversión duró hasta que ambos comenzaron a acariciar mis muslos al mismo tiempo.

Me dan igual, no les hallo sentido alguno. Me digné a hablar, después de todo no estaba nada mal pasar un rato entre estos dos.

Qué aburrido, entonces esa táctica no funciona contigo. Mientras hablaba observé la casa, y debo reconocer que era un tanto, muy, lujosa.

¿Viven solos? Creo que estaba de más preguntar, pero quería cambiar de tema antes de avergonzarme.

Sí. Otra vez hablaron al mismo tiempo y en realidad asustaba un poco, no sabía si era normal entre gemelos ya que nunca había tenido la oportunidad de convivir así con un par.

Ya, la película. Esta vez mencionó Kyung Hun y Byung Hun puso a reproducir la película, la cual suponía que era de terror y pasado los diez minutos bostecé, el miedo que daba era perturbador.

Qué mierda de película, quítala, Byung Hun. Reí por el tono asqueado del otro gemelo, y el susodicho obedeció.

¿Y ahora qué se supone que hagamos? Se hablaban entre ellos a medida que me hundía en el sofá para darles espacio por donde verse los rostros.

¿Karaoke? Salí de mi escondite con rapidez, adoraba cantar y por supuesto el karaoke. Las baladas eran mis favoritas.

¡Sí! Ambos me miraron con sorpresa, supongo que no esperaban mi efusividad.

Karaoke será. Sentenció Kyung Hun, levantándose para extender una mano hacia mí y dudando la tomé, apartándome del sofá y comenzando a caminar, siendo guiado por el gemelo que apretaba su mano contra la mía, causándome leves escalofríos por el contacto, detrás de mí nos seguía Byung Hun y para mi sorpresa también tomó mi mano, esto definitivamente debía ser un sueño.

Después de recorrer la planta baja de la gran casa me adentraron a una habitación amplia que contenía todo lo necesario para un karaoke y hasta más.

Bien, ¿quién comenzará? Cuestionó uno de ellos, y con timidez alcé mi mano.

Estamos en confianza, lindo.

Toma el micrófono y elige la canción de tu agrado, ya sabes cómo funciona, ¿no? Asentí y mientras ellos tomaban asiento en el sofá al frente de mí, elegía la canción que cantaría ya con el micrófono en mano, decidiéndome por "Piano Man" de Billy Joel.

Empezó la música y sin más canté al pie de la letra, así mi inglés no fuese tan bueno, disfrutaba de cantar.

"It's nine o'clock on a Saturday
The regular crowd shuffles in
There's an old man sitting next to me
Making love to his tonic and gin..."

Después que terminase la canción, ambos se levantaron y comenzaron a aplaudir junto a unos silbidos, me ruboricé ligeramente, no acostumbraba a recibir atención y menos de personas "bonitas".

Eso estuvo fantástico. Ignoré el comentario para aliviar los nervios, entregándoles el micrófono para tomar el lugar de ambos, bastante curioso por escuchar lo que elegirían. Para mi sorpresa, en realidad no, su elección fue una canción llamada "Wild boy".

Mientras éstos rapeaban me carcajeaba por la gran cantidad de "Yeah, bitch" que contenía la letra, sin embargo debía admitir que tenían talento, y no era desagradable al oído. Luego de unos cuantos más "Yeah, bitch" la canción terminó, siendo mi turno de levantarme y aplaudir. Ellos sonrieron. Hermosas sonrisas.

¿Cómo es tener un gemelo? Suelo hacer preguntas al azar debido a mi curiosidad repentina, y esta ocasión no sería la excepción.

Molesto. Ni siquiera lo pensaron y contestaron al mismo tiempo.

¿Siempre hacen eso de hablar al mismo tiempo?

No siempre, pero sucede con frecuencia, cosas de gemelos. Respondió Byung Hun, encogiéndose de hombros.

Corrí hacia el escenario, quitándoles un micrófono para colocar una canción que había encontrado antes que Piano man. Ésta era "Hula hoop" de Omi, no me identificaba mucho con la letra, pero el ritmo pegadizo hacía que quisiese bailar. Los dos se unieron a mí, y ellos comenzaron la canción, me dediqué a cantar parte del coro.

"Like a hula, hula hoop~"

En medio de la canción todo se veía animado, bailábamos como idiotas y reíamos sin razón, hasta que la canción terminó con un par más de carcajadas. Por un momento había olvidado su supuesta venganza.

¿Hacen esto seguido? Otra vez me atacaba la curiosidad.

Casi siempre, ¿quieres venir a hacernos compañía más seguido? Me sorprendí ante aquello, cada vez resultaban ser más agradables de lo que pensé.

¿Podría hacerlo? No quiero ser una molestia.

No lo serás. Aclaró el pelinegro, acercándose peligrosamente a mí. En un abrir y cerrar de ojos, su aliento chocaba contra mi oído, causando que un escalofrío sacudiese mi cuerpo, el chico rió mientras tomaba mi cintura con delicadeza.

No creas que se nos ha olvidado la venganza que te debemos por humillarnos en público, lindo. Abrí los ojos con exageración, y en el mismo instante cualquier pizca de emoción que sus acciones hubiesen ocasionado en mí desapareció, convirtiéndose en miedo.

Si van a golpearme, háganlo ya. El par se carcajeó y ahora tenía detrás al peliazul, con sus manos sobre mis caderas y mi pulso a millón, las hebras de mi nuca se erizaron ante su respiración sobre ella.

Haremos algo mejor. Estaba paralizado, no sabía a lo que se refería y eso aumentaba mis nervios. Byung Hun comenzó a morder el lóbulo de mi oreja, arrebatándome un suspiro al tiempo que recibía suaves besos en mi nuca.

¿Por qué utilizas lentes si tienes buena vista? Claramente me sorprendí, no esperaba tal pregunta. Antes de responder Byung Hun tomó mis lentes.

¿Cómo lo sabes?

Así como tú nos espías, nosotros también lo hacemos y nunca te habíamos visto con lentes hasta hoy. Sin ellos te ves mejor, tienes unos lindos ojos y ni hablar de esa cintura y piernas femeninas. Bajé la mirada, la lujuria que arrastraba las últimas palabras no pasaron desapercibidas por mis oídos. Comencé a balbucear sin tener idea sobre qué decir o hacer hasta que escuché el sonido de algo rompiéndose y encontré mis gafas hechos trizas entre la mano de Byung Hun.

¡Oye! Eran mis lentes. Intenté apartarme de ellos, pero Kyung Hun me tomaba con tal fuerza que me era imposible escapar.

¿Sí? ¿Qué triste, no? En eso el pelinegro estampó sus labios contra los míos, obligándome a responder, y suspirando ante el buen besador que éste era. Apenas me separé para tomar aire, el otro me volteó y me besó con aún más agresividad, incluso su lengua se buscó lugar entre mi cavidad bucal y le cedí el paso, erizando cada vello de mi cuerpo.

Joder, tus labios son deliciosos. Habló el último en besarme, y reí nerviosamente.

Si así son los labios imagina el resto, hermano. Se dedicaron miradas cómplices y en un dos por tres mi camiseta había volado lejos de mi figura. Pretendí ocultar mi torso gracias a la incomodidad, pero ambos atraparon mis brazos con rapidez y de la misma forma fui acorralado contra la pared con los brazos encima de mi cabeza.

Mi cuello se vio atacado por los besos de ambos hasta convertirse en sutiles mordidas y luego succionaron la piel, originando más de un chupetón en mi cuello, comenzaba a jadear un poco.

Después de marcarme con ellos repetidas veces, hicieron un camino de besos hacia mi pecho, donde se concentraron en los pezones; paseaban su lengua sin vergüenza alguna sobre ellos mientras yo maldecía por lo bajo y un bulto se formaba entre mi pantalón.

Gemí cuando aquellos botones se encontraban apresados alrededor de sus dentaduras, y halaban de ellos, mis piernas empezaron a flaquear por el contacto, era mucho para mí al nunca haber experimentando algo así antes. Sus besos continuaron hacia mi abdomen, marcándome un tanto más.

« Narrador omnisciente. »

Al paso de unos minutos ChanHee se encontraba sin un pantalón que presionase su notoria erección, los gemelos se encargaban de plantar visibles y rojizas marcas de propiedad a lo largo de aquel cuerpo, el cual estaba a la merced de los dos. ChanHee se retorcía ante los toques, y suaves jadeos brotaron de sus labios gracias a la mano que acarició por un segundo su bulto. Necesitaba de atención en la zona.

Byung Hun deslizó la única prenda que no permitía la total desnudez del castaño, dejándola lejos para admirar el erecto miembro del "nerd". Con la vista que recibían los gemelos, hasta aquellos pantalones holgados torturaban sus erecciones; el peliazul tomó la iniciativa esta vez y regaló diversos masajes en el falo del chico, provocando gemidos en el mismo.

Aquél apartó a su hermano del camino, abrazando la cintura de ChanHee para agacharse despacio y recostarlo en el suelo, ubicándose encima del mismo. Byung Hun empujó al gemelo y tuvieron una breve discusión entre miradas.

¿Quién lo probará primero? Se preguntaron ambos, y no tuvieron mejor idea que jugar piedra, papel o tijera ante la incrédula mirada de ChanHee, ¿cómo podían jugar a eso en un momento así? A la final ganó Byung Hun con un sonido de triunfo y una mueca de molestia del otro.

En el preciso instante en el que a ChanHee se le ocurrió abrir la boca para hablar, el otro chico empuñó su miembro y sin vacilar lo engulló, arrancando un sonoro gemido de aquellos labios.

La experta lengua del pelinegro recorría cada vena con gusto y succionaba el glande como si su vida dependiese de ello, mientras que la persona que recibía la magnífica atención se retorcía, clavando las uñas en el suelo de madera para rasguñarlo. El menor de los gemelos liberó su propio pene, tocándose un poco para disminuir el dolor al tiempo que disfrutaba de cada gesto y sonido de placer de aquel castaño.

¿Eres virgen, ChanHee? Con un "pop" despegó sus labios del falo, y al recibir una respuesta afirmativa como suponía, una sonrisa maliciosa adornó el rostro de aquel gemelo, después de todo sería la primera vez del nerd. Tomó del líquido preseminal del susodicho, humectando sus dedos para acariciar la rosada entrada con uno de ellos y llenar de sonoros besos el rostro adverso para tranquilizarlo, el chico se veía tan frágil que no controlaba sus impulsos sobreproctores.

Tan pronto notó más relajado al chico, Byung Hun insertó con cuidado su dedo corazón en la cálida cavidad, ganándose un chillido por parte del adverso y después un segundo dígito se adentró mientras besaba los dulces labios, creando un ligero vaivén. Al otro chico no le quedaba más que masturbarse con la excitante imagen.

Luego de tres dedos y el permiso de ChanHee, Byung Hun reemplazó sus dedos por su glande, adentrándose de a poco mientras gruñía por el calor que lo envolvía. ChanHee liberó gruesas lágrimas provocadas por el dolor y el pelinegro se encargó de borrarlas de su rostro, besando las mismas con la delicadeza del mundo; juntó sus labios en un húmedo beso y aprovechando la distracción, hundió lo que faltaba de su hombría en la ajustada cavidad.

Las paredes de ésta lo recibían apretándose a su alrededor, sintiendo el más grande de los placeres, pero obligándose a retenerse no se movió ni un centímetro más hasta escuchar cómo el castaño le ordenaba el moverse.

Comenzó a embestirlo lentamente, con temor a romperlo, así hasta que perdió su autocontrol y cada estocada era más rápida como profunda, encontrándose con el punto mágico del nerd unas cuantas veces. ChanHee arqueaba su espalda, haciendo resonar sus gemidos por todo el lugar, ahora encajando las uñas sobre la piel de los hombros de Byung Hun para deslizarlas sobre ellos.

De la nada, éste cambió la posición, colocando a su contrario en cuatro para continuar penetrándolo y llamar a su hermano gemelo. El mismo que comprendió enseguida y no pensó, aproximándose hacia ChanHee, colocándole su miembro en frente de la boca.

El castaño cegado del placer, se las ingenió para tomar el trozo de carne y utilizar la punta de su lengua para recorrer la extensión, sin dejar lugar por donde no haya pasado; juntó todo el valor posible e introdujo el glande en su boca, teniendo cuidado ya que podría ahogarse con tanto movimiento.

Byung Hun besaba cuando podía la espalda del chico y marcaba sus dedos en la pequeña cintura de ChanHee, transformándose en alguien más brusco cada vez, el cuerpo de aquel chico era la gloria y no poseía el control sobre sí mismo.

ChanHee, en un grito de placer, fue el primero en correrse de los tres ya que tanta estimulación en su próstata como las caricias en su miembro no lo dejaban soportar más, al contraer sus paredes Byung Hun gruñó audiblemente y liberó su semen dentro de él y seguido Kyung Hun se corrió dentro de la boca de aquel castaño, obligándolo a tragarse hasta la última gota aunque se hubiese atragantado.

Mi turno. Dijo Kyung Hun, sólo esperando a que su hermano saliese del chico. Se llevó al cansado nerd consigo, cargándolo para irse a sentar en el sofá y dejar al otro encima de sí. ChanHee se introdujo al sexo del gemelo dentro de sí, y después de un minuto sin moverse, comenzó a saltar sobre las piernas del peliazul, impulsándose por los hombros del mismo, haciéndole los mismos rasguños que a su par.

Gemía sin control, el miembro de aquél llegaba muy profundo en esa posición y claro que lo disfrutaba, causando que saltase cada vez más rápido; el gemelo menor se deleitaba con la vista y de vez en cuando repartía besos por su sudoroso torso.

Después de más saltos, gemidos y jadeos Kyung Hun recostó al dientón en el mueble, apoyando los talones del mismo en sus hombros y así moverse sin compasión alguna, lo penetraba con tal fuerza que el sofá se movía de su lugar. Ahora era el turno de Byung Hun de masturbarse, y así lo hacía, acariciándose con violencia.

Otra vez el castaño llegó primero que todos, esta vez manchando su abdomen con su semilla, Kyung Hun llenó de su esencia la estrecha cavidad, y Byung Hun se terminó por masturbar frente al rostro de ChanHee, manchando parte del mismo con semen. Una imagen que excitaría a cualquiera según el punto de vista de los gemelos. ChanHee sólo pensaba que si eso era una venganza, a partir de ahora amaría las venganzas.

Ése fue el inicio de innumerables encuentros cariñosos.

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