Más dulce que la tentación

By angelicavelasquez980

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Elizabeth o Eli como solían llamarla, era dulce, franca y condenadamente terca acostumbrada a vivir bajo su p... More

Prólogo

Capítulo 1

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By angelicavelasquez980

    Elizabeth Dunne miraba distraída a través de la ventana mientras sus queridas pero atolondradas primas no paraban de hablar sobre el siguiente baile y la boda que en tan solo dos semanas se celebraría. Mientras veía como resbalan las gotas de lluvia por el cristal no podía dejar de pensar en aquellos ojos grises fríos, que la aturdieron mientras dormía.

Dios del cielo, se dijo así misma, no han pasado veinticuatro horas desde ese encuentro y ella ya estaba como una completa idiota pensando en ese ridículo topetazo.

No podía olvidar a Lord Townshend y sus irritantes ojos fríos con los que la vio la noche anterior, mientras se disponía a salir a la terraza harta del tedioso baile que sus primas habían insistido en acudir, le gustaban sus primas Emma y Lisa pero podían ser realmente insistentes cuando traían algo entre manos, tratando de tomar un poco de aire fresco salió y la terraza y fue allí donde tan estúpidamente interrumpió a todas luces un encuentro amoroso entre el mujeriego marqués de Townshend y la nada difícil Lady Butler quien se rumoraba haber cazado un amante tan solo a dos semanas de su ventajoso matrimonio con el ya pasado de años Lord Butler. Él marques besaba con desenfreno y pasión a la deseosa mujer que arqueaba la espalda cada vez más, profundizando el beso que al parecer ambos disfrutaban, sintiendo como una idiota presenciando aquella escena tan íntima dio media vuelta tratando de huir sin ser vista, su ya aceptada mala suerte dijo presente haciéndola tropezar y caer sin una gota de elegancia. Quiso en ese momento que la tierra se partiera en dos y se los tragara a ellos, ella definitivamente necesitaba de un respiro del salón, lo menos que pretendía era interrumpir tan caluroso encuentro, pero como la dama de buena cuna que era se levantó con la dignidad de una reina, irguió la espalda cuadro los hombros y saludo a la pareja.

- Lady Butler, Lord Townshend. Saludo con dulzura - siento interrumpiros, pretendía tomar un poco de aire fresco. Dijo con una sonrisa llena de intensión

Lady Butler lazo una sonrisita maliciosa mientras Lord Townshend inclino la cabeza y la miro con todo el desdén del que fue capaz. Haciendo acopio al mal genio que traía no se dejó amedrentar y lo miro directo a sus ojos con un claro desafío en su mirada que por un momento pareció desconcertarlo logro recomponerse y continuo mirándola como menos que un gusano, Eli sabía lo que había logrado se irguió en su poco favorable, uno cincuenta metros de altura y dibujo una sonrisa de triunfo y salió con paso majestuoso del lugar.

*********************

Es una chiquilla malcriada, eso es lo que es una malcriada, sirviéndose una copa de coñac que ya sumaban cuatro no paraba de maldecir recordando la noche anterior, hacía dos años que conocía a esa mocosa y cada vez que cruzaba su camino lograba arruinarle la noche con esa lengua viperina que cargaba o esa mirada que lo hacía sentir desnudo, desde que Lady Elizabeth lo había descubierto con la deliciosa Anna o como la sociedad la llama Lady Butler, su humor estaba empeorando lo que más lo irritaba, no era el hecho de ser interrumpido, de una nada aburrida cita amorosa, era ese claro desafío que miro en los ojos de ella, y que había visto más de una vez, esa sonrisa de triunfo que lo sulfuro hasta lo imaginable y que logro excitarlo como un colegial.

Hace dos años que conoció a Lady Elizabeth era indiscutiblemente hermosa con su cabello de fuego y profundos ojos chocolates que lograban derretir a la mayoría de la nobleza pero a él no. No le interesaban las virginales y tímidas señoritas que reían tontamente de los comentarios más insulsos que podían escuchar. No, él prefería mujeres hechas y derechas que conocían y disfrutaban los placeres que un lecho les podían ofrecer. Ese pensamiento hizo que su mal humor regresara no entendía como esa mocosa logro afectarlo en un microsegundo y peor aún que ella con esos perspicaces ojos lo notara.

Tenía suficientes problemas consigo como para permitir que aquellos ojos chocolates nublaran su mente, esta noche en el baile le daría a la chica una razón para pensarlo dos veces antes de desafiar a un hombre como él. Una sonrisa comenzó a extenderse en sus labios.

Unos leves golpes lo sacaron de sus cavilaciones mientras veía como su mayordomo le tendía una tarjeta de presentación, diablos se dijo, era Griffin su abogado había olvidado la cita con él

- Hazlo pasar Hughes. dijo

Acomodo su camisa y espero a su abogado ansiando leer la información que durante meses esperaba recibir.

Su abogado, era hombre de mediana estatura ojos pequeños y una terrible habilidad para juzgar el carácter de las personas como muy pocos podían. Lo observo entrar a su estudio, contestando su saludo, lo invito a sentarse ofreciéndole una copa que este recibió con grato placer.

- ¿Y bien Griffin? Has encontrado algo, preguntó sin rodeos como le gustaba hacerlo.

- Si Milord, me temo que no son buenas noticias; dijo este frunciendo levemente su seño.

- Me lo temía. reconoció Oliver con una profunda decepción en su interior

- Lo lamento, milord pero todas las pruebas apuntan hacia él.

Eso Oliver ya lo sabía, dentro de si nunca lo dudo.

******************************

Podrías hacerlo con amor Mary y si no puedes con amor por lo menos hazlo sin odio - se quejó Eli por quinta vez con Mary su doncella que trataba inútilmente domar sus rebeldes rizos.

- Estese quieta señorita, ya casi termino quedara hermosa.

Pensó replicar diciéndole que la calvicie femenina no estaba de moda en ninguno de los salones que frecuentaba.

- Listo, está realmente hermosa mi señorita, dijo Mary con un brillo de orgullo en sus ojos.

Al mirarse al espejo Eli comprobó el excelente trabajo de su deslenguada doncella, su vestido era precioso, un profundo verde esmeralda, estratégicamente confeccionado para no disimular sus curvas y con un escote bajo hacían que pareciera esbelta. Con una sonrisa en sus labios bajo las escaleras, de la residencia de tíos Lord y Lady Patterson donde pasaba la temporada, tras la muerte de su madre a los pocos años de su nacimiento su perspicaz tía Lu, como le gustaba que la llamara, se convirtió en casi una madre para ella, cuando llego el momento de su puesta de largo su tía la presento en sociedad junto con sus hijas Emma y Lisa. Esta segunda se casaría en tan solo dos semanas con el dulce Señor Williams, él era perfecto para Lisa con la paciencia de un santo, ella estaba loca por él, ambos formaban una pajera poco común.

Mientras esperaba a sus primas Eli se preguntó si miraría al arrogante marques esta noche, suponía que no lo haría, el no solía frecuentar a la crema y nata de Londres como era costumbre entre los caballeros elegibles para el matrimonio, estos solían pasarse en su club lejos de las interesadas madres en busca de buenos partidos para sus hijas.

Tras ser presentada en sociedad ella supo que su absurda y elevada dote fue miel para todos los nobles empobrecidos que necesitaban de su dinero para mantener sus vidas como caballeros respetables, y otros quienes con miradas lascivas y libertinas solo querían seducirla. Algunos de ellos pidieron a su padre su mano en matrimonio, ella se negó rotundamente a cada una de esas peticiones, gracias a su ímpetu y la bienvenida ayuda de su tía Lu, su padre acepto sus negativas respuestas, no sin antes lanzarle sus darnos venenosos que hace mucho dejaron de dolerle tanto. Antes de partir de casa, paso a despedirse de su padre, cuando este comenzó hablar comprendió que su idea fue absolutamente tonta. Ahora tendría que escuchar al aun apuesto y poderoso y bastante mayor conde de Campbell su despreciable padre.

- Ni creas que aceptare tus caprichos por más tiempo Elizabeth, le había dicho su padre antes de partir a casa de sus tíos – Estoy harto de soportar tu presencia en esta casa rondando como una maldita alma en pena, me enferman los rumores de ti siendo una solterona, ya tengo suficiente con el estúpido de tu hermano en ese continente dejado de la mano de Dios sin dignarse a escribir ni una tan sola vez desde que partió. Sal de mi vista de una maldita vez y espero esta vez consigas un marido o tomare cartas en este asunto.

Con esa última amenaza Eli salió del estudio al que fue a despedirse como una idiota pensado en que era buena idea decir adiós, su padre estaba cada vez más insoportable trato de no culparlo, sabía que su amargura cada día se intensificaba desde que su hermano y heredero Jeremy se fue con rumbo al continente tras mantener una calurosa discusión con su padre, Jem partió eso hace un año, lo que su padre no sabe, ni sabría nunca, es que ella mantenía correspondencia con su hermano él estaba bien, pero mientras su padre viviera él no volvería, a él tampoco podía culparlo, también huiría si pudiera. Sacándola de sus recuerdos Emma bajo las escaleras a toda prisa, estaba preciosa con un vestido lavanda ceñido a su cintura sus alegres ojos azules y su cabello como el bronce habían hecho revuelo entre la alta sociedad, Emma era una belleza pero su franqueza y carácter, no era bien recibido por muchas damas, a pesar de ello Emma era muy solicitada entre la elite, juntas rieron y esperaron al resto.

El salón estaba iluminado y abarrotado sus primas y ella caminaron con paso majestuoso rápidamente sus pretendientes, incluido el Señor Williams, se congregaron a su alrededor mientras sonreía, charlando con uno de sus más fieles admiradores, sintió un llamado en el cuerpo se envaro al instante, con la sensación de ser observada alzo su mirada encontrándose así con aquellos ojos grises.

Con una sonrisa burlona Lord Townshend hizo una majestuosa reverencia frente a ella

- Lady Elizabeth que placer veros esta noche. Dijo mientras la miraba directamente a sus ojos

- Lord Townshend, respondió en tono seco. Este sonrió con un brillo malicioso, un frio recorrió su espalda la hizo ponerse en alerta.

- Me preguntaba si me condescendería el próximo baile, le pregunto sin dar lugar a decir que no le tendió la mano.

Con una sonrisa forzada tomo su mano, aceptando el hecho que esa noche seria condenadamente larga, con un extraño anhelo en su interior que no pudo explicar.

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