01.
Aunque recuerdo nunca haber salido sin permiso de mis padres, aquí me encontraba; saliendo a hurtadillas para complacer a Vanesa ante su tan característica invitación. No bastó si quiera cuando tuvo que poner sus ojos de cachorro abandonado, ella ya sabía que diría sí.
-Entonces, ¿si irás?- quiso saber, intentando escuchar las palabras que afirmarían mi asistencia a su noche alocada.
- Si- no sé, si lo había dicho lo más bajo posible, pero por la mueca que hizo ella, supuse que no había escuchado absolutamente nada de mi susurro.
- Sabes que si bajas algunas octavas de tu voz, igual ten por seguro que asimilare que has dicho que: por supuesto, amiga. Sabes que te amo, y todo lo que digas yo lo haré- fingió, imitando mi voz.
- Sabes que yo no-
-Cállate- habló- sé más que nadie que no has salido durante un largo tiempo. Y hoy, Halsey, saldrás, y te emborracharas hasta que pierdas la noción de como si quiera te llamas.
- No- le había dicho,- Tú, sabes que no tomo, o ingiero alguna mierda a mi sistema. Sabes que puedo escaparme, armar cualquier rebeldía solo por complacerte, pero absolutamente no accederé a emborracharme por ti.
- Acabas de admitir que haces lo que yo digo, entonces, solo te pediré, que no seas aguafiestas, y que te diviertas solo por una jodida noche.
No le había respondido, sabía que si afirmaba tenía que hacerlo, y si lo negaba, igual tenía que hacerlo. Por eso, había optado callar, intentando ojear algunas páginas de la clase de biología.
(...)
-Ya sabes, nada de estar saliendo corriendo como una desquiciada en busca de la salida- Vanesa había parado bruscamente su andar, mucho antes de entrar si quiera al bar que estaba no tan lejos de las calles de donde vivíamos. Su rostro estaba salpicado con un maquillaje muy suave, haciendo resaltar sus grandes orbes azules. Los labios los tenia llenos de gloss, haciendo que su boca se viera húmeda, y brillosa. - No quiero por milésima vez tenerme que ir detrás de ti, para ver que no estas complacida con mis amigos.
Sí, había escapado de ella unas tres veces de su campo de visión cuando trato de querer engancharme con uno de sus amigos llenos de tatuajes para entablar una conversación. Pero lo que ella no sabía era que su amigo estaba completamente aburrido de escucharme hablar de los problemas que lidiaba día a día. Su rostro lleno de pircings, se vio mucho más aburrida desde que lo había saludado, y para ayuda de él y mía, me había escusado con que tenía que ir al baño, sus ojos no podían decirme lo tan feliz que se sentía al ver que ya sería soltado de la sumisión que Vanesa le había plantado.
-Bien, no me iré- acepté, sin decirle que podía simplemente meterme en los sanitarios y quedarme ahí con el celular, leyendo o haciendo cualquier cosa menos interactuar con sus amigos; los tatuados.
- Eso suena mucho mejor- coincidió. - Ves que es tan sencillo con estar de acuerdo conmigo- su rostro y sus ojos ya no estaban en mí, pero si directamente a la puerta que se encontraba a menos de diez pasos.
Ella abrió la puerta, dejando su mano en ella, hasta que estuve dentro haciéndole compañía. El lugar no había cambiado mucho, todo seguía casi igual que la última vez que había entrado. Las luces neones en el mismo sitio que hace meses lo había visto, solo que la diferencia era la gente que rodeaba todo el bar. La mayoría de ellos universitarios, riendo y tomando un sorbo de sus bebidas. No recordaba nada de eso. El lugar había sido sin duda cambiado a un giro de 180grados desde que había entrado. Recordaba que la gente solo se sentaba, y pensaba en nada en absoluto. El lugar tenía un ambiente diferente, o solo yo había venido después de décadas.
Vanesa cogió mi mano cuando se dio cuenta que yo aún seguía mirando el lugar, sorprendiéndome del resplandecer de los que servían las bebidas detrás de los mostradores. Su pelo se meneaba mientras andaba delante de mí, guiándome. Mis ojos fueron a la mesa donde ella se dirigía, provocando inmediatamente que parase mi andar.
Había olvidado por completo que uno de sus amigos los tatuados, era el más simpático. Tenía ese peculiar rostro que había captado cada uno de mis sentidos, y verlo ahí; charlando con sus amigos más cercanos, no me daba el coraje ni para mirarlo.
-No puedo,- el rostro de Vanesa se arrugó cuando escucho mis palabras- simplemente no puedo acercarme ahí.
-Ellos son muy buena gente, Halsey. No solo puedes criticarlos a ellos por su apariencia- cogió una vez más mi mano- solo sé esa chica tan increíble como lo eres conmigo. No actúes, sé tú, y verás que te aceptarán inmediatamente.
Bien. Eso no sonaba mal del todo, solo tenía que ser yo. Pero ser yo, era como hablar con un estúpido niño que tenía miedo a decir alguna palabra incorrecta. Era yo la que le sudaban las manos cuando se ponía nerviosa, o hasta cuando no también.
Ser yo, era complicado.
-Claro, siempre he sido yo- mentí falsamente. Siempre optaba por estar de acuerdo con todo lo que decía la gente. Si a ellos les gustaba la música rock, yo también decía que me gustaba. Si a ellos les gustaba joder a los profesores, yo también mentía con que ellos hacían mi vida más miserable desde que pensé que tenía que ir a la universidad, siendo obligados por mis padres. Eso sin duda era una blasfemia, pero tenía que satisfacerlos con mi respuesta.
Definitivamente no tenía una personalidad específica.
Vanesa sonrió, y me presentó delante de sus amigos de la universidad. Aunque ella realmente no sabía que Zack era sin duda el chico con quien he estado soñando desde que ella me lo había presentado. Todos me sonrieron, incomodos por mi presencia. Sabían que yo no tenía nada que ver con su círculo social. Yo era tachada en su mundo.
-Hey, a ti te conozco- sus ojos no dejaron mi rostro al querer recordar de donde me había visto. Mi corazón me advertía con querer salirse de la caja torácica cuando Zack seguía mirándome. Mis mejillas optaron por querer ruborizarse mientras seguía escaneada por él.
Se pasó una mano por el cabello, y tras unos segundos de silencio, sonrió más. No sabía si ya estaba borracha como quería Vanesa que estuviera, pero si solo era un sueño haría que ese sueño llegara a más.
Mucho más.
-¡Claro! Tú eres la chica que me presento Vanesa en clase de Lengua, ¿cierto?- preguntó dudoso, esperando por una respuesta inmediata.
- S-si- contesté, aun eufórica emocionalmente cuando él me miraba.
-Bien, ya que la conoces, ¿podemos pedir de una vez las bebidas?- inquirió la chica que se encontraba a su lado.
Madison. Ella estaba en mi clase de matemática avanzada uno. Y por lo que veía, ella ni siquiera sabía quién era, o si quiera que éramos compañeras de la clase del profesor Williams hace más de dos años.
-Yo iré.
La voz ronca de unos de los chicos del lado opuesto de donde estaba Zack, habló. No recordaba muy bien el nombre, pero sus ojos verdes brillosos miraron a cada uno de los que estábamos sentados. Esta era mi oportunidad para hacer algo bueno, y no decepcionar a Vanesa.
-No te preocupes...-interrumpí, intentando recordar su nombre. Al parecer todos los que estaban ahí se dieron cuenta, porque inmediatamente el que estaba a su costado me miró burlonamente.
-Harry- habló impaciente Madison.
-Bien. Harry, yo traeré la bebidas-informé, retirando mi silla hacia atrás. Los ojos de Vanesa hicieron contacto conmigo, y sus dos pulgares se alzaron en señal de que hacia lo correcto. No bebía, pero si sabía que tragos servían aquí. Tenía una memoria muy fresca cuando papá hablaba de las bebidas que servían cuando tenía que ir a uno de sus reuniones con los japoneses, y era que estos no hablaban o discutían sus asuntos en una oficina, sino que, en un club donde la gente gozaba y vivía una noche bailando y bebiendo.
-Tú ni siquiera sabes que bebida bebemos-su voz sonó molesta, y luego se movió fuera de su asiento como yo lo estaba-. Ni siquiera bebes. -comentó, provocando que una chispa se comenzara a encender dentro de mí.
No le pregunté cómo demonios sabía que yo no bebía, pero me armé de valor. Y con los labios sin temblar, hablé:- Pruébame- reté- si no traigo lo que les gusta a ellos, yo simplemente pondré la siguiente ronda de bebidas.
Escuché como ellos tomaron el reto. Harry sonrió burlonamente, y se fue a su asiento sin decir nada en absoluto contra mí.
-Aunque aciertes, igual quiero mi segunda bebida- Benjamín, uno de los que tenía un pircing sin pasar desapercibido de su nariz, habló.
Yo asentí, y me fui hacia la barra. Tenía que demostrar que yo podía ser tan cools como ellos, le debía eso a Vanesa, y también a mi misma.
Esta vez no podía cagarla.
hi:) bueno como verán,( las que estuvieron leyendo el otro trama de ésta fic,) fue cambiada sin duda alguna a otra.
Espero que mediante se va iniciando esta historia, les guste. Ya saben, déjenme su voto y su comentario.
All the love people x.