Cubierto por una total obscuridad, cada habitación del extenso cuarto era llenado por la negra noche que había llegado hace unas pocas horas. La luna parecía haberse escondido y no tenía intenciones de salir, las estrellas estaban calladas a su forma por las espesas nubes negras...
El lugar completo permanecía en silencio, lleno de una tranquilidad que no sentía hace mucho tiempo, pero lamentablemente, la extraña melodía proveniente de su teléfono acabo con aquel momento...
El hombre, con gran pesar, tuvo que levantarse e ir a contestar la llamada; jamás podía permitirse no hacerlo...
— ¿Diga? —contestó al contacto que aparecía como "Privado".
☎ Sebastian, mi querido Sebastian... —el tono de esa voz tan característica, resonó por la bocina.
—Jefe... —una sonrisa se dibujó en sus labios —. Es un placer escucharlo de nuevo.
☎ Lamento no opinar lo mismo...
—Quizá podría alegrarse con la noticia de que la misión se realizó exitosamente, ¿Sabe que se logró ver el mensaje por todo Londres, cierto?
☎ Lo sé... —un respiro profundo se escuchó.
—Todo el Reino Unido sabe ahora de su regreso.
☎ Ese no es el punto...
— ¿A que se refiere, señor?
☎ Es hora de empezar Sebastian... Es momento de hacer arder su corazón... —al escucharlo, no pudo evitar sentir la enorme emoción de que su juego estaría por dar inicio...
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬ 𝙃𝙖𝙣𝙣𝙖𝙝┇
El aburrimiento me estaba consumiendo por completo, de hecho, creo que mucho más que eso. Durante todo el día la he pasado metida en el departamento sin hacer absolutamente nada, el día parecía que no daba para más, incluso, hasta el clima hacía un conjunto perfecto para demostrarme que hoy no sería divertido en absoluto.
El día de ayer, mientras platicaba con Mary, había prometido darme un tour completo por la ciudad, llevarme a conocer los lugares más populares de Londres y ver su belleza completa; pero al parecer olvidó aquello que dijo, ya que no se ha aparecido por aquí en toda la mañana. Aunque no tengo objeciones ya que es entendible, si yo estuviera en su mismo estado lo que menos querría sería salir a caminar ni moverme, mucho menos con una chica que ni siquiera conozco.
Por eso estoy aquí... Encerrada en el extraño departamento con la estatua del que es mi compañero de departamento, Sherlock Holmes.
Desde hace más de tres horas ha estado metido con total concentración en su microscopio, sin dejarlo un solo instante; mirando, anotando y repitiendo el mismo proceso una y otra vez.
Lo he mirado el tiempo necesario como para saber la rutina que lleva ya de memoria.
He permanecido recostada en el sillón más grande del departamento, intentando concentrarme en mi laptop, aunque también observándolo por algunos minutos, exactamente cuando me aburro de no hacer nada.
Decido levantarme e ir en busca de algo para comer al refrigerador, ya saben... A falta de entretenimiento, comida.
Al llegar, esperaba encontrarme con una gran ración de comida o incluso frutas, como cualquier otra persona normal, pero olvidaba el pequeño detalle de que este no era un lugar ordinario. Cuando abrí la puerta, una sorpresa realmente... Asquerosa, era lo que había...
—Sherlock... Puedo preguntar, ¿qué es eso de ahí? —él no dijo ni una sola palabra.
Me acerqué aún más a la nevera al no obtener respuesta, observando detalladamente la extraña bolsa viscosa.
—Oh por... Eso es... ¿Un ojo? ¡Oh por Dios! —cerré la puerta con rapidez, quedando consternada por lo que había visto. Me giré al hombre, que tenía una pequeña sonrisa de lado en su rostro —. ¿Me vas a decir que hace un ojo dentro de nuestro refri?
Ignoro vilmente mi pregunta. —¿Sherlock? Esta bien, gracias por tu amable respuesta.
Camine lejos de allí y me senté resignada de nuevo en donde estaba hace unos minutos, asustada por la cosa del refrigerador, con el estómago rugiéndome de hambre y en un estado completo de aburrición.
Así que pensé en entretenerme con algo, tomando la decisión de molestar al único hombre que tenía enfrente, acertando en que el señor Holmes me sería de mucha ayuda.
—Sabes, estoy buscando sobre ti en internet —comente cuando puse su nombre en el buscador.
Alcé mi rostro para ver si hacía algo, pero nada.
—Veamos... —baje con mi dedo en el mouse, buscando algo que fuera entretenido —. ¡Oh! Aquí hay algo interesante: "La ciencia de la deducción". ¡Woah, sorprendente! —dije sarcástica —. Así que tienes un blog... Sumamente interesante.
Explore un poco el sitio de internet del hombre, revisando cada publicación que había hecho.
—"Análisis de ceniza del Tabaco ash". ¿Que rayos es eso? —reí —. "Análisis de perfumes", "223 tipos de cenizas"...
—Silencio —respondió al fin.
—"Yo no voy a entrar en detalles sobre la forma en que hago lo que hago, porque es probable que no lo entenderías." —leí la descripción del blog —. No cabe duda que eres un amor de persona. "Sólo casos interesantes, por favor"... ¿Te digo algo?, tienes que aprender a ser más amable —se removió en su asiento —. ¿Bluebell?
Lo mire detenidamente esperando un insulto o algo, pero únicamente enarcó las cejas continuando aún pegado a los lentes del microscopio.
Seguí revisando cada página sin parecerme nada divertido lo que contenía, hasta que me encontré con la sorpresa de que John también tenía un sitio web. Di click en el link que me llevaría a el, abandonando por fin el de Sherlock.
—Así que... El blog del Dr. Watson —levante la voz.
Entré a la famosa página que todos recomendaban y amaban, la mayoría de las personas que leían el sitio de Sherlock hablaban sobre los "increíbles" casos que tenía el Dr. escritos ahí.
Y si soy sincera, debo aceptar que esto era magnífico. John tenía muchos títulos y era obvio que todo esto lo había pasado junto a su ex "compañero de piso".
—Es increíble —exprese con sinceridad —. ¿Estos son todos tus casos?: "Estudio en rosa", "El banquero ciego", "Los diamantes son Eternos". ¡Todo sobre ti lo puedes ver en este blog! —. Aunque no lo creyera, esto verdaderamente era bueno —. Oye... Resuelve mi duda por favor, ¿Eres tú ese del sombrero ridículo?
—Estoy trabajando —expresó serio.
—Oh, vamos. No vas a negarme que...
Mi comentario fue interrumpido al momento que el sonido de un celular comenzó a timbrar por todo el departamento.
—Creo que tu teléfono está sonando...
—Siempre hace eso....
—¿No vas a contestar? —nuestras miradas se cruzaron por un milisegundo, estirando él su mano para tomar la llamada.
📞 Holmes... Oh, Molly —el hombre escuchaba atentamente —. ¿Ahora? —al parecer le había alegrado bastante lo que le dijeron del otro lado de la bocina —. Estaré ahí en 30 minutos.
Quito el aparato de su oreja y lo metió de nuevo a sus pantalones.
Pensé que la llamada haría que se moviera e hiciera algo, pero regresó a lo mismo que estaba haciendo antes.
—Así que... ¿Saldrás?
—No es de buena educación escuchar platicas ajenas, señorita Morgan.
—Solo quiero saber... Supongo que irás con tu novia... —no sé de dónde salió eso, pero ya no tenía como retractarme.
Dejo mi pregunta en el aire, y siguió concentrado en su trabajo sin contestar nada, la verdad pienso que sólo estaba haciéndolo para ignorarme.
No hizo ningún movimiento, así que decidí continuar revisando el blog, cuando de pronto llegó un mensaje a mi celular:
Mire desconcertada la pantalla, ¿Por qué me había mandado ese mensaje? ¿Fue acaso una indirecta?
No estaba entendiendo que trataba de decirme, aunque si lo pienso, él acaso pensaba que yo... Oh por Dios, ¡Yo no estoy interesada en él!
Es solo un loco con el que estoy compartiendo departamento, y que en realidad no soportó mucho; o tal vez un poco, pero jamás estaré interesada en alguien como él. Sería una completa locura.
Pero, esperen... ¡¿Cómo consiguió mi número?!
Después de estar haciendo preguntas mentalmente, opté mejor por calmarme y estar como si no hubiera mandado nada que me alertara, debía parecer tranquila.
—Entonces, si "las chicas no son tu área"... ¿Qué es lo que te gusta? ¿Los chicos? —dije con tono intrigador.
Pero sólo volteo a mirarme con los ojos entrecerrados.
—Me voy.
Se levantó de la silla, yendo hasta el perchero donde descansaba su abrigo.
—Espera, ¿A dónde vas?
—A trabajar.
Cerró la puerta tras de él una vez que estuvo cerca, justo frente a mis narices, y saliendo sin mirar atrás.
El silencio gobernó el lugar en cuanto se fue, dejándome con un vacío al no saber qué hacer; lo único que paso por mi mente fue tomar mi chamarra, mi cámara y salir corriendo tras él. No tengo idea de si estaba molesto ahora conmigo o que había pasado.
Baje las escaleras en silencio y esperé hasta que se escuchara el sonido de la puerta y saber que se había marchado. Abrí después en silencio, notando que estaba de espaldas hacia mi en espera de un taxi.
La grisácea luz del cielo daba un efecto perfecto para la figura del hombre, su abrigo negro contrastaba tan correcto en lo que era su paisaje.
Moví rápidamente las manos, decidida a no perder una imagen tan valiosa de Sherlock que el alumbre de la tarde me regalaba.
Segundos más tarde, el auto negro hizo caso a su llamado, subiendo al taxi que lo llevaría a su destino.
Deje que se adelantara un poco para evitar que se diera cuenta de lo que hacía, así que pasados unos instantes, corrí a tomar uno también.
Le di las instrucciones al taxista para que siguiera al auto en el que iba, con la mayor precaución de que no se percatara de lo que hacía; unos 15 minutos más tarde de recorrido, el hombre se bajo en una casa enorme de color blanco donde parecía ser una especie de oficina. Le dije al taxista que parará un poco antes del lugar donde estaba él.
Estaba a una cuadra de distancia escondida entre una pared, tomando cuidadosamente algunas fotos de Sherlock a lo lejos antes de que entrara al lugar.
Una vez que estuvo dentro, fui rápidamente hasta la puerta con disimulo, mirando de reojo un letrero dorado que decía "Club Diógenes" pegado ahí. Era un lugar muy elegante. Aunque no tengo ni la menor idea de que se trate este sitio.
Un hombre de la tercera edad que vestía un traje como de mayordomo, me lanzo una mirada algo extraña que me hizo sentir incómoda, así que mejor seguí caminado a una zona donde no pudieran lograr verme.
Esperé casi 10 minutos en la esquina vigilando que saliera Sherlock, pero todo se mantenía igual.
Entre la soledad y el nada que hacer, mi mente comenzó a reprocharme internamente qué estaba haciendo.
¿En que cabeza podría caber la idea de seguir a un hombre?, O más bien, de acosarlo. El que estuviera aburrida no indicaba que debía hacer una tontería como esta, me sentía una stalker total.
Después de un tiempo de luchar con mis pensamientos entre si irme o no, me convencí de que era lo correcto y de que fue una total estupidez haberlo hecho. Me sacudí la parte trasera de mi pantalón una vez que me pare de la banqueta, necesitaba encontrar un taxi que me llevara de vuelta, sin embargo, tal parecía que el universo no quería que me fuera aún...
Sherlock se encontraba saliendo del edificio con sus manos en los bolsillos, luciendo tan serio como el primer día que lo conocí.
Camino de lado contrario en que vino, llamando más mi atención por seguirlo.
—No... ¿Que estás haciendo Hannah? —dije para mi —. Pareces una loca...
Gire al hombre otra vez, mirando desde el mismo lugar como sus rápidos pasos hacían que se alejara y lo perdiera de vista poco a poco.
El taxi que pedí hizo su parada a un lado mío, era el momento de decidir que hacer justo ahora.
Respiré profundo, intentando elegir. «La vida es de los que se arriesgan...»
Le pedí una disculpa al taxista y me dispuse a caminar tras él. Colgué en mi cuello el lazo de la cámara para estar lista y llegar hasta Sherlock lo más rápido posible, pero en cuanto estuve cerca, algo extraño estaba sucediendo...
Dos hombres que vestían totalmente de negro se pararon a una distancia no muy larga del señor Holmes, empezaron a caminar detrás de él una vez que avanzó y de una forma muy sospechosa. Al parecer no era la única que lo esperaba.
Salí corriendo tras ellos, tratando de que no me vieran. Le seguían perfectamente el paso, de hecho, mucho mejor que yo, así que comencé a tomar fotos de cada uno de ellos. El más alto, tenía unas gafas color negro, chaqueta de cuero y gorro. Pero el segundo, tenía algo... Había algo de él que me parecía conocido, sentía qué lo había visto en algún lugar antes.
Trate de ir un poco más rápido ya que Sherlock estaba atravesando una enorme avenida, al igual que los hombres y me estaba atrasando por distraerme en la cámara.
Corrí detrás de ellos, quedando a pocos metros. Tenía la vista tan fijada en mi objetivo que atravesé la avenida completamente distraída, sin mirar a los lados para ver si algún auto venia, me fue tan indiferente mirar el semáforo, o tal vez solo lo olvidé; debía cuidar que no pasará nada con Sherlock.
Pero no contaba con que la luz roja cambiara a verde. Estaba tan concentrada en la situación, que lo único que escuche fueron las llantas de un coche derrapando detrás mío.
Todo fue en un instante, uno donde todo parece ir cámara lenta, como si tú vida pasará tan lento frente a tus propios ojos.
Quedé inmóvil, tratando de asimilar lo que acababa de suceder, o lo que pasaría en unos segundos. Tras no comprender que podía hacer, decidí cerrar los ojos y esperar lo que viniera.
Hasta que un molesto sonido me hizo despertar del extraño suceso; el conductor del coche tocó la bocina de nuevo, y comprendí que pasaba.
Gire hacia él, que lucía molesto por no moverme aún del camino. Así que no tuve mas qué seguir caminando y recuperarme del susto en otro lado.
Lo curioso, fue que todo quedó olvidado cuando recordé al hombre que intentaba salvar, logré encontrarlo a lo lejos y me importó menos lo sucedido, en mi mente sólo pasaba la idea de que Sherlock estaba en peligro. Traté de ir mas rápido, alcanzandolos por fin.
Me escondí detrás de una cabina telefónica frente a ellos, ya que el detective se detuvo en un cajero para sacar lo que parecía ser dinero. Aquellos tipos pararon en una tienda de revistas discimulando que no pasaba nada.
Cogí la cámara para tomar una foto que ayudaría a verlos de cerca, capturar su rostro y así obtener su identidad, pero no pensé que ocurriría lo peor...
Al apretar el botón para tomar la fotografía, sin querer salió disparado el flash, haciendo que los hombres se dieran cuenta de que alguien estaba espiandolos.
Uno de los hombres me miró directamente a los ojos, dejándome helada. No dude ni por un segundo en escapar de allí, así que empecé a correr hacia el lado contrario de donde estaba Sherlock, no quería que viera lo que estaba sucediendo por mi intromisión.
Lo hice tan rápido como pude, ellos corrían a gran velocidad que no tardarían mucho en alcanzarme. Giré a la izquierda de la avenida, atravesando por un callejón que se encontraba desierto, lo cual me hizo pensar que me llevaba a mi propia muerte.
Hice cuanto más pude para evitar que llegarán a mi, cambie de dirección en varias ocasiones hasta que ví luces muy cerca. Logrando salir a una calle repleta de gente y locales de todos los tipos, parecía ser el centro de Londres.
No me importó nada, continúe corriendo a pesar de que iba del lado contrario a la demás gente, cuidaba de no estrellarme pero estaba siendo inútil, sólo me estaba retrasando más. Aunque era la única manera de poder perderlos.
Era tanta la adrenalina que pasaba por mis venas al ir huyendo de esos hombres, que provocó lo mismo que hace unas horas, deje de fijarme en lo que había alrededor. Aumentando la mala suerte que cargaba, al dar un paso descuidado mi pie se atoró en un pequeño hoyo en el concreto de la calle, ocasionando que cayera de rodillas al suelo, debajo de toda la gente. Mi pierna derecha dolía demasiado, mis intentos por levantarme fueron nulos y mi tobillo no ayudaba en nada. De hecho era el del peor estado.
Voltee a cada lado para ver donde estaban los hombres, el que me parecía conocido estaba muy lejos de mi, mirando hacia todos lados. No obstante, el más grande de lentes estaba más cerca de lo que pensé.
Me acerque a la banqueta para sentarme y descansar un poco mi pie, tome el celular de mi bolso sin saber a quien pedir ayuda. Estaba asustada. Pero a pesar de eso, no quería por nada del mundo que Sherlock se enterara de lo que había pasado, todo esto era mi culpa.
Aunque creo que fracase... Parecía ser que había invocado el nombre de Holmes, ya que recibí un mensaje suyo.
No supe que hacer, así que le contesté algo realmente absurdo al no saber si decirle o no lo que pasaba, él me respondió enseguida.
Marqué rápido el número que estaba ahí, creo que ya no me importaba que lo supiera, necesitaba salir de esto. Sonó el primer tono y así sucesivamente, pero fue cuando lo vi... El hombre de lentes estaba viniendo a mi, tan cerca que no podía esperar nada bueno.
Trate de levantarme con rapidez y caminar de igual forma a pesar de que dolía mucho, la gente me veía con caras extrañas, pero no me importó. Debía huir. Di vuelta hacia la derecha y me dirigí hacia una de las cafeterías más cercanas.
Aquel hombre caminaba lento a propósito, se que lo hacia para no llamar la atención de nadie.
Camine hasta la entrada del café con el intenso dolor del tobillo, intentando ser lo más invisible posible. Cuando de pronto, un enorme escalofrío me recorrió al momento de sentir unas manos posarse en mi espalda, comprendiendo que era mi posible final...
No se olviden de dejar su voto. Se los agradecería mucho.
—Bett.