Factura al corazón © DISPONIB...

By sophiatramos

5.1M 337K 121K

DISPONIBLE EN ESPAÑA Y LATINOAMÉRICA POR NOVA CASA EDITORIAL 💕 --- ALGUNAS DEUDAS SON PARA TODA LA VIDA. Em... More

¡DISPONIBLE EN FÍSICO!
Anuncio importante
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31 - Especial: Responsabilidades
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35 [Final]
Epílogo
POR SIEMPRE EMMA

Capítulo 32

69.9K 5.6K 2K
By sophiatramos

Con las sencillas palabras "voy a salir", le paso de largo a Isabella, que está muy cómoda en mi escritorio, usando mi portátil y soñando con su futura maternidad.

Empujo hacia atrás la puerta de mi baño, adentrándome rápidamente en él y quitándome todas las prendas de ropa que traigo puestas.

Mientras busco un vestido en mi armario, me doy cuenta que todas mis prioridades han cambiado. Lo que empezó con: "no voy a salir con Oliver porque estoy segura de mis sentimientos por Matt"; se ha convertido en: "voy a salir con Oliver porque me quiero vengar de él y punto".

He silenciado todo dentro de mí. No escucho ni a mi subconsciente que me suplicaba hace cinco minutos que no hiciera esto, ni tampoco a mi raciocinio que no dudaría en reclamarme por lo irracional que estoy siendo. Mucho menos a mi corazón que gritaría el nombre completo de Matt para detenerme.

No. Nada es tan relevante en este instante, como las ganas que tengo de hacer sufrir a Oliver por todo lo que me hizo.

Mis ojos, invadidos por la sed de venganza, encuentran un vestido negro que no uso desde la secundaria, pero como estoy más delgada que en aquel entonces, me quedará espectacular.

Bajo la cremallera, introduzco mis pies a través de la tela y subo el vestido para ajustarlo a mi cuerpo.

Arma número uno para la venganza: Lista.

"Eres la chica de mis sueños, Emm".

Con una expresión neutral, me pongo frente al espejo cubierto por una niebla más espesa que la sangre de represalia que recorre por mis venas.

"Verás que nada cambiará".

Paso mis manos por el espejo deshaciéndome de la niebla.

Con la ayuda de un peine, desenredo mi cabello permitiendo que unas ondas muy bien definidas en mis puntas caigan sobre mis hombros.

Arma número dos para la venganza: Lista.

"Te llamaré todos los días, preciosa".

Rescato mi bolso de maquillaje que estaba en la esquina más remota de mi armario —porque no tenía planificado usarlo en los próximos veinte años de mi vida—, y lo pongo sobre un estante debajo del espejo.

Uso todas las herramientas para maquillarme velozmente haciendo que mis ojos café resalten más que nunca y mis labios se vean más carnosos de lo que en realidad son.

Arma número tres para la venganza: Lista.

"Estaremos juntos, Emm, sin importar la distancia".

Aprieto los labios observando mi reflejo.

Está por suceder. Estoy por dejar a un lado todo lo que he logrado conmigo misma en el último mes de mi vida y arriesgar todo por culpa de un sentimiento sombrío.

¿Estoy lista para esto? ¿Tengo las agallas para hacerlo?

"Jamás te abandonaré, Emm. ¿Me escuchas? Jamás".

Agallas es poco.

Arma número cuatro para la venganza: Lista.

Unos pasos me sacan de mis pensamientos justicieros.

—¿A dónde vas?—el reflejo de Isabella se dibuja repentinamente en el espejo al lado de mi rostro sombrío.

—A un lugar—replico cortante, quitándome del espejo.

Lo último que saco del armario es una cartera pequeña y unos zapatos altos.

—¿A un lugar?—cuestiona Isabella adentrándose al baño.

Asiento y como sé que seguirá preguntando, me apresuro en salir para recoger el resto de mis cosas que están en el dormitorio. Debo huir antes de que sospeche algo.

—Emma, ¿a qué lugar vas?

La ignoro. Me dirijo hasta un perchero que está al lado de mi escritorio y agarro un abrigo, en caso que lo necesite.

Así, más determinada que nunca, camino hasta la puerta para abrirla, sin embargo, Isabella me detiene agarrándome del brazo y tirando mi cuerpo hacia atrás.

—Emma Bennett—demanda autoridad—. ¿A dónde demonios vas?

Evito el contacto visual.

—Voy a reunirme con un cliente—miento—. En el restaurante que queda en la entrada de Beverly Hills.

Una risa mordaz emana de la boca de Isabella.

—¿Con ese vestido tan corto y el maquillaje sensual?—aprieta mi brazo—. Piensa en una mejor excusa.

Exhalo con fuerza.

—¿Podrías por favor mantenerte fuera de esto?—me zafo, retrocediendo dos pasos—. Está bien que me quieras, pero no es necesario que me protejas todo el tiempo. Sé lo que estoy haciendo.

Los ojos de Isabella se abren, ante el impacto de mis irracionales palabras.

—Cielo Santo, vas a salir con él—se horroriza—. Dime que estoy equivocada.

No respondo con palabras, pero con mi lenguaje corporal, que se torna tenso.

—¡Emma!—Isabella me agarra de la mano e intenta hacerme entrar en razón, pero la rechazo, liberándome.

—¡Tú no lo entiendes!—reclamo, como si fuese una adolescente maleducada—. Voy a hacer que ese idiota pague por todo lo que me hizo, ¡juro que se va a arrepentir!

Abro la puerta y salgo.

—¿Te escuchas a ti misma?—Isabella me sigue—. ¿Quién eres y qué hiciste con mi mejor amiga? ¿Qué diría Matt si se entera de esto?

Detengo el paso seguro. Con el corazón en la boca tras escuchar ese nombre que enloquece mis sentidos, dudo de mis intenciones por unas milésimas de segundo.

—Mira, Emma, yo te amo, ¿sí?—sus palabras pinchan mi corazón atormentado—. No solo eres mi amiga, sino que también eres mi familia.

Trago.

—Pero me voy a casar con Joseph este domingo y estaré el resto de mi vida con él—prosigue Isabella—. Lo que quiere decir que Matt y Jane convertirán en mi familia también y debo velar por su bienestar.

Mis piernas tiemblan. He llegado demasiado lejos con esto.

—Así que por favor, te pido encarecidamente que dejes de darle falsas esperanzas a Matt—suena firme—. Si no quieres nada con él, es justo que se lo digas.

¿Por qué no entiende que no se trata de eso? ¡Esto es una venganza! No tiene nada que ver con Matt y nuestra futura relación perfecta.

Me volteo para enfrentar a Isabella, pero ya no está ahí. Una puerta cerrándose más adelante me indica que se ha ido a su habitación, totalmente decepcionada de mí.

Me duele, pero no puedo perder más tiempo. Entre más rápido salga de esto, más rápido podré continuar con mi vida y olvidar este miserable incidente.

-----

El auto de Oliver es parcialmente cómodo. Parcialmente porque, aunque el asiento es de una tela de lujo muy reconfortante, estoy emocionalmente incómoda sentada sobre él.

Vamos, Emma, solo tienes que aguantar una hora.

—Así que...—Oliver rompe el silencio—. Cuéntame un poco más sobre el tal Matt.

Mis músculos se tensan. No, por favor, si hablamos sobre Matt escupiré corazones y fallaré en mi venganza.

Me arreglo la garganta.

—Ya sabes...—replico cortante—. Es un buen chico.

—¿Buen chico?—cuestiona Oliver—. Ayer me decías que te habías vuelto estúpida por él, que te hizo volver a creer en el amor, ¿y hoy solo te parece un buen chico?

Frunzo el ceño.

—¿Quieres hablar sobre él o sobre nosotros?

Bien Emma, buena ésa.

Oliver alza una ceja. Claramente no se esperaba mi respuesta, pero tras dibujar una sonrisa en su rostro, confirmo que no le ha molestado en lo absoluto, sino todo lo contrario.

—Me confundes—confiesa, sin abandonar la atención en la carretera.

Finjo una sonrisa.

—¿Qué puedo decir? La gente cambia de opinión.

Giramos a una calle a la izquierda.

—Y eh...—balbucea nervioso—. También debo confesar que me siento un tanto desconcertado por el vestido.

¡Oh! Carnada situada en el agua y lista para pescar.

—¿No te gusta?—pretendo sonar triste.

—Me encanta—remueve una mano del volante para ponerla sobre mi mano—. Hasta creería que es uno de los que me gustaba verte puesto en secundaria, pero eso sería muy retorcido.

Retorcido y el arma ideal para la venganza.

No titubeo.

—Es uno de mis vestidos de secundaria.

Los iris avellana de Oliver resplandecen. Debo estar matándolo por dentro. Estoy segura que está usando la técnica: "te quiero de vuelta, pero no quiero que pienses que te quiero de vuelta".

¡Já! Pez gordo nadando alrededor de la carnada.

—Eh...—balbucea por segunda vez—. Recuerdo que a tu madre no le gustaba que lo usaras—cambia el tema—. Me decía que era una mala influencia para ti.

Ah... así que el pez gordo quiere alejarse de la carnada. No lo permitiré.

Sonrío con picardía.

—Qué bueno que ya no vivo con mi madre, entonces.

Un silencio nos invade. El pez gordo copia mi sonrisa por un instante, aprieta levemente mi mano y finalmente la suelta para devolverla a su posición inicial en el volante.

Río en mi interior hasta que siento un giro bestial. La gravedad tira mi cuerpo contra el respaldar del asiento sin piedad alguna.

Echo un vistazo a Oliver, quien está rotando bruscamente el timón del auto ocasionando que nos desplacemos hacia la izquierda de la calle.

Cuando la impresión se desvanece, me doy cuenta que estamos estacionados de lateral contra una acera, pero todavía no hemos llegado al restaurante.

—¡¿Estás loco?! ¡¿Qué te...?!

Mi interrogatorio se ve interrumpido. Oliver se quita el cinturón de seguridad que lo mantiene adherido al puesto de conductor y se abalanza hacia donde estoy sin previo aviso.

Mi aliento se va en el momento en que siento su cuerpo encima del mío, encarcelando nuestros rostros en un espacio más pequeño del que me gustaría.

—¿Qué intentas, preciosa?—sus labios, al moverse mientras habla, casi rozan los míos.

Intenta intimidarme. No hay duda de ello.

Un sendero oscuro lleno de alternativas se refleja ante mis ojos:

1. Podría morir asqueada en este instante,

2. Podría golpearlo por respirar sobre mí o,

3. Podría aprovechar su astucia para usarla en mi favor.

Opción 3, por favor.

Sonrío inocentemente.

—¿A qué te refieres?—me hago la idiota.

—El vestido increíblemente corto, el cabello salvaje, los labios sensuales...—replica, serio.

Son las armas ideales para la venganza, idiota.

—Tú, no queriendo hablar de tu novio, que ayer tenías sobre un maldito altar de oro—hace una breve pausa y se muestra más seguro—. Estás coqueteando conmigo. Me tiro de un puente si estoy equivocado.

Vaya, vaya, mi ex-patán es más inteligente de lo que recordaba. En fin, por mí que igual se tire del puente si no está equivocado.

—¿Y eso te molesta a ti?—clavo mis ojos en los suyos con la intención de hipnotizarlo.

Él traga. Lo estoy haciendo sentir nervioso.

—Me persuadiste de salir contigo porque querías mostrarme "el buen partido que eres"—cito sus palabras—. ¿Buen partido para qué? ¿Para ser mi mejor amigo?

Dirijo mi vista a sus labios y luego a sus ojos. Quiero que se dé cuenta que no es el único que puede manipular a otro a su antojo.

—¿Qué pasó con "extraño aquellas ocasiones en las que nos escapábamos y nos olvidábamos de todo"?—persisto—. ¿Eso es de amigos? Y si quisieras ser mi amigo, ¿por qué estás encima mío?

Inspira del poco aire que queda entre nosotros.

—Ansiabas tener este momento a solas conmigo—refuerzo—. Y negarlo, solo te hace parecer un cobarde.

Seductivamente, rozo mis labios con los suyos ocasionando un temblor en su cuerpo, que percibo a causa de la cercanía.

—Dijiste que me extrañas—siento cómo su aliento se esfuma—. Y siendo honesta... yo te extraño también.

Gracias madre por pagarme esas clases de actuación mientras todavía vivía en Seattle.

Oliver se mantiene inseguro durante unas milésimas de segundo, hasta que sus labios se empiezan a arquear lentamente hacia arriba convirtiéndose en una amplia sonrisa.

—Estás en lo cierto, Emm—suaviza su rostro—. Te quiero de vuelta conmigo.

Señoras y señores, me complace anunciar que el pez gordo ha picado la carnada.

—Y yo quiero estar de vuelta contigo, Ollie—recurro al ridículo apodo con el que lo llamaba—. ¿Olvidemos todo por esta noche, de acuerdo?

Ríe efusivamente. Asintiendo, apoya su frente sobre la mía para finalmente cerrar sus párpados.

—¿Incluso a tu estúpido novio?—musita—. ¿Tienes idea de cuán celoso me sentí el día que te vi con él en la 'Aguja Espacial'?

El recuerdo de la arriesgada, pero hermosa noche en la 'Aguja Espacial' despierta despiadadamente todas las silenciadas personas que hay dentro de mí. Y con ellas, resuena la melodiosa voz que las domina a todas:

"Te quiero, Emma Bennett".

Abro la boca para aspirar, sin embargo, ya no queda más aire entre nosotros. Oliver tiene sus labios sobre los míos, pero antes que empiece la traición hacia el amor de mi vida, giro el rostro hacia la derecha, evitándolo.

Los labios de Oliver se aprietan sobre mi mejilla, demostrando cuán fastidiado se encuentra.

—Sabía que no te podías olvidar de él—declara, renunciando al encarcelamiento corporal en el que me tenía y volviendo a su posición inicial en el asiento de conductor.

Demonios, esta venganza no está yendo como lo esperaba.

—Puede que me haya vestido sensual para ti porque quiero que regresemos a lo que teníamos—vuelvo a mi expresión de picardía actuada—, pero tú todavía debes demostrarme que en verdad vales la pena para traicionar a otro por ti.

Mientras ríe, Oliver se pone el cinturón de seguridad.

—Suena justo para mí—retorna sus manos al volante.

Suspiro en mi interior. La oscuridad se está desvaneciendo. Con Matt de regreso en mi mente reinándola, esto se pondrá más complicado.

-----

Contemplando el menú, me doy cuenta que "The Polo Lounge" resulta ser un restaurante más costoso de lo que esperaba.

Hay tantos platillos con nombres poco convencionales e ingredientes que en mi vida había escuchado, que no puedo evitar pensar que quiero que Matt esté aquí conmigo traduciéndome todo.

Sacudo la cabeza ante los disparates que estoy pensando. No, él y Oliver no podrían estar juntos en un mismo lugar, no quiero ni imaginar lo qué pasaría.

—¿Emma?

Es que yo ni siquiera debería estar con Oliver en un mismo lugar. De hecho, Oliver no debería estar en Los Ángeles. Y Matt no debería estar en Berlín. Sí, eso es, todo es culpa de Matt que se fue a Alemania y me abandonó.

—Emma...

"Ni se te ocurra echarle la culpa de esto a Matt, soqueta", mi subconsciente se cruza de brazos, sentada a mi lado. Logré silenciar a mis otros álter ego por segunda vez, pero ella es la más persistente.

Tiene razón, él no me abandonó realmente. Pero lo hará cuando se entere de la locura que en la que estoy metida desde hace días y ni siquiera fui capaz de decirle.

No, no se va a enterar. ¡Demonios, no se puede enterar! ¡Renuncio a esta venganza! ¡Voy a huir de este maldito restaurante antes que algo más suceda!

¡Que no! No puedo renunciar, ya he llegado demasiado lejos. ¡Este idiota debe sufrir!

—¡Emma!—la voz de Oliver me hace reaccionar.

—¿Qué?—quito la vista del menú.

—El joven aquí presente espera nuestro pedido—señala al mesero, que está saludándome con una mano y sonríe.

Rápido, Emma, busca lo más costoso que haya en este papel pairo que tienes en tus manos. Un momento, ¿por qué ponen el menú en papel papiro? ¿No que eran refinados? ¿No tienen suficiente dinero para ponerlo en un papel normal o qué?

—Emma—repite Oliver.

Finjo una sonrisa.

—Quiero...—mis ojos descubren un platillo que cuesta más de cien dólares—. Éste—lo señalo con mi dedo índice.

No sé ni qué es. Solo sé que dice "Caviar" al final. ¿Qué demonios es el "Caviar"?

—¿Estás segura de eso?—Oliver contempla lo que estoy señalando. El mesero lo hace también para apuntarlo en su libreta—. Es solo una entrada.

¡¿Una entrada de ciento ochenta dólares?!

—Eh...—busco rápidamente algo más en el papiro.

¡Santo Cielo! ¡Estos platillos están en más de doscientos dólares cada uno!

¡Já! Pediré tres de ellos.

—Quiero éste—señalo uno—. Éste también—señalo otro—. Y éste otro.

"Pídeme uno a mí también", exige mi subconsciente. "Si te voy a torturar, al menos lo haré con el estómago lleno".

—Y éste otro también—señalo un último.

Mil dólares yo sola. Trágate ésa, Ollie.

Ambos, el mesero y Oliver, denotan petrificación.

—¿Qué?—pregunto, relajada. Aquí nada ha pasado.

El joven mesero apunta mi pedido en su libreta, que también es de papel papiro. Oliver pide algo del menú y una botella de vino.

—Vaya, vaya, ese Matt te tiene muy consentida—hace un chiste, carcajeando y recogiendo los menús para entregarlos al mesero.

No tienes idea, amigo, no tienes idea.

El vino llega primero. Viene en una botella transparente, que resalta el líquido amarillento dentro de él y es adornado por una etiqueta turquesa.

Vino blanco.

—¿Todavía te gusta?—Oliver recibe dos copas del mesero y las pone sobre la mesa—. Si mal no recuerdo, es el favorito de tu familia.

"Si mal no recuerdo". Estoy segura que lo recuerda bien porque la única vez que intentó hacer un gesto bonito por mi familia llevó un vino rojo a la casa y mis padres casi lo echan a patadas.

—Me encanta—me encojo de hombros.

—Qué bueno—creyéndose un caballero, Oliver sirve el vino en las dos copas y me entrega una.

Me bebo la copa entera de un tirón, como la borracha que soy.

Pongo la copa vacía sobre la mesa percatándome que Oliver tiene un rostro de tormento y mantiene su copa levantada en el aire, como esperando hacer un brindis conmigo.

—Entonces...—incómodo, baja su copa para ubicarla en un lugar de la mesa—. Cuéntame todo lo que has hecho después que te fuiste de Seattle.

Lloré todas las noches por ti, Isabella me golpeó cada vez que te recordaba, pinté un par de cuadros, conocí al amor de mi vida, lo estoy engañando estando aquí contigo. ¿Qué más necesitas saber?

—Ya sabes...—bufo—. Hice esto, aquello... salí, fui por ahí. Luego hice esto otro y un poco más de aquello. Lo normal.

"Te felicito, más soqueta que nunca", mi subconsciente explota en una carcajada.

El pez gordo parpadea dos veces.

—Hiciste muchas cosas—me sigue el juego.

—¡Lo sé!—río, nerviosa.

Oliver, desconcertado, toma su copa para beber de ella.

—¿Estás bien?—cuestiona.

Lleno mi copa con más vino blanco, asintiendo con la cabeza, bebo de ella.

"Matt. Matt. Matt. Matt. Matt", dispara el nombre majestuoso mi subconsciente. ¡Maldita desgraciada!

—Estoy Matt—replico y me doy cuenta de la locura que acabo de decir—. ¡Estoy bien!—corrijo.

Emma R. Bennett, fallando en sus venganzas desde hace más de dos décadas. Y todo gracias a Matthew Sinclair, el demente que se robó su corazón.

Un silencio muy incómodo invade nuestro espacio. Solo escucho las risas imaginarias de mi subconsciente, quien disfruta genuinamente cómo fallo en mi venganza personal. La descarada es otro integrante del equipo de Matt.

Matt...

—Emma—Oliver me saca otra vez de mis pensamientos.

Aparta su copa a una esquina vacía de la mesa y, sin pedir permiso, sostiene mis dos manos para llevarlas a sus labios, besarlas y fijar su mirada en la mía.

—Sé que todo esto de los multimillonarios y demás ha sido nuevo para ti y que debes estar fascinada con este nuevo mundo...—posa una mano sobre mi mejilla para acariciarla—. Pero nada de esto es real. Conmigo puedes volver a ser tú misma.

Frunzo el ceño. ¿Piensa que estoy enamorada del dinero de Matt? ¿Y qué es eso de "puedes volver a ser tú misma"? ¡Matt me enseñó cómo ser yo misma! ¡Hizo que encontrara el sentido de por qué vivo!

Ahora sí estoy por renunciar a esta venganza para darle su merecido a ese idiota. Si no puedo destruirlo emocionalmente, al menos lo haré físicamente.

—¿Piensas que estoy con él por su dinero?—me libero de su asquerosa mano—. ¿Parezco así de interesada?

—¿Sino por qué saldrías con él?—pregunta despacio, insistiendo en sujetar mi inocente mano.

El futuro se vislumbra ante mis ojos.

Oliver aproxima su rostro al mío ágilmente en un intento macabro por alcanzar mis labios, pero tiro mi cuerpo hacia atrás antes que lo logre.

El idiota queda prácticamente encima mío, respirando a mi par, rozando su piel con la mía y confirmando que no se merece nada de mi parte, ni siquiera una venganza.

Es todo. Lo voy a matar. Aquí y ahora.

"Matt", susurra mi subconsciente en mi oído.

¡Que te calles ya! ¡Contigo o sin ti lo voy a matar!

"No, inepta, Matt te está viendo desde la entrada", dice fastidiada.

Petrificada, dirijo mi vista hacia la entrada del salón.

Matt está ahí, de pie, cruzado de brazos.

Y no se ve feliz.

----

La, la, la... todos los capítulos deberían ser así de cortos para que Sophia actualice más seguido :)

Confieso que este capítulo fue muy difícil de escribir, estaba tan emocionada pensando en el siguiente, que no podía concentrarme (además que odio a Oliver, me toca hacerlo por Emma).

¿Qué crees que ocurra?

Si te gusta la historia, recuerda votar, comentar, compartirla... Aunque sea en capítulos anteriores. Así más personas pueden descubrirla (y me haces muy feliz). 

PD: Les doy la primicia que en septiembre tendré un poco más de tiempo libre e iniciaré un proyecto educativo enfocado a nuevos escritores. 

Todos los días, o al menos eso espero, compartiré tips con contenido exclusivo sobre cómo escribir mejor y más si estás iniciando en este mundo. ¡Será aquí mismo en Wattpad! Ojalá mi aporte les sirva de algo. Va con todo mi amor.

Ahora sí...

Les ama de sobremanera,

S.

Continue Reading

You'll Also Like

4.7M 221K 27
Zoe Kizer siempre ha pensado que su vida era perfecta: una familia maravillosa, y un novio deportista. Pero cuando sus padres toman la decisión de ac...
711K 88K 37
¿Guerra declarada? Definitivamente. ¿Saliendo con un guardián del tiempo porcentualmente loco? Por supuesto. ¿Obligada a hacer lo necesario por Rike...
365 63 12
Emma-Pensaba que sería lo mejor huir ,pero claro que lo hubiera sido si no hubieran aparecido de nuevo mis fantasmas , pero la culpa la tuvo él ,more...
19.3K 1.4K 10
Hubo un tiempo en el que los reinos estuvieron separados. Con una reina buena que quería la unión y con otra mala que deseaba todo el poder sin impor...