No puedo dejar de pensar en ti, Sarah.
Día y noche, siempre estás en mi cabeza. Entre suspiro y suspiro recuerdo tus ojos azules como el océano, llenos de tristeza.
Hoy te seguí hasta tu casa después de clases. ¿Demasiado, quizás? Puede, pero necesito respuestas.
Ví como entraste a tu casa.
Estuve escondido entre arbustos durante más de media hora pero no logré descubrir nada.
Hasta que estaba apunto de irme, se oyeron gritos y cristales rotos. ¡No sabía que hacer, Sarah! Llamé a la policía y me fui antes de que llegaran.
¿Qué es lo que está pasando?
¿Quién te está haciendo tanto daño?
Quiero abrazarte y besarte durante días, quiero curar todas tus heridas.